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Medio Ambiente

Revelador descubrimiento: Los árboles se comunican entre sí, se ayudan y alertan de peligros

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La ecóloga canadiense Suzanne Simard, de visita en Chile, comprobó que los árboles de los bosques están conectados a través de una red subterránea de hongos, por donde se envían recursos vitales y comparten información.

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Puede parecer una hermosa fábula llena de simbolismos, pero una investigación científica, realizada por la ecóloga de la U. de British Columbia, Suzanne Simard, lo comprobó: Los árboles de un bosque se comunican entre ellos, se ayudan cuando alguno está en condiciones menos favorables y se alertan ante posibles peligros.

La experta –quien esta semana dio una conferencia en el Centro de Innovación de la U. Católica– ha realizado una vasta investigación en los bosques templados de Canadá, que la llevó a plantear este revolucionario descubrimiento.

Éste indica que todos los árboles de un bosque, sean de la misma o de distinta especie, están conectados entre sí a través de una red subterránea de micorrizas –hongos que se conectan entre ellos y con las raíces de los árboles–, por la que se traspasan recursos vitales, como carbono, agua, nitrógeno y fósforo, pero también comparten información más compleja y establecen distintos tipos de relaciones, configurando un verdadero sistema.

Para comprobar esta hipótesis, la experta realizó una serie de experimentos, utilizando secuencias de ADN de esas especies, y logró establecer que existen conexiones entre los distintos árboles. Con esos datos, realizó un modelo para poder visualizar la red. «Encontramos que todos los árboles estaban vinculados uno con otro bajo el suelo en este bosque, no había ningún árbol que no fuese parte de esta red», detalla Simard, en la conferencia en la UC.

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También encontraron que los árboles juegan distintos roles dentro de esta red. Así, los más grandes y viejos –»árboles madre»– son los que están más conectados con el resto y, cuando germinan los árboles más jóvenes (plántulas), les transfieren elementos vitales.

De hecho, en los experimentos –donde manipularon las redes de hongos– constataron que las plántulas germinaron cuatro veces más cuando se habían conectado con los árboles madre que cuando estaban aisladas. «Pudimos concluir que los árboles más viejos estaban, de alguna forma, subsidiando a estas plántulas, transfiriéndoles una gran cantidad de recursos (…) Y eso se vio asociado con un aumento de su sobrevivencia y crecimiento», explica.

Agrega que «ahora sabemos que el bosque es una red interconectada de individuos, un sistema interconectado, y que hay recursos que se desplazan de manera regular en esta red. Es como Internet, la internet de las micorrizas».

Ayudan a un árbol cuando está afectado y se alertan de peligros

Pero la transferencia de recursos no sólo va en un sentido –del árbol madre a la plántula–, sino que es bidireccional, incluso entre distintas especies de árboles. «Hay un intercambio constante, es una suerte de conversación, en que una planta le da a una y la otra le da de vuelta», señala.

Así, explica que «cuando una de las plantas está afectada (atacada por una plaga, por ejemplo), la vecina le manda más agua o carbono, es decir, comparte sus recursos a través de la red con aquélla que tiene esta necesidad. Hay un movimiento de la planta más rica a la más pobre (…) Los que están en los niveles más altos retroalimentan a los que están en los niveles más bajos».

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La dirección en que se transfieren los recursos también cambia en las distintas estaciones del año, dependiendo si una planta tiene o no hojas o si recibe sombra o luz solar para la fotosíntesis.

Pero la experta comprobó que los árboles no sólo se traspasan recursos vitales, sino que también transmiten otro tipo de señales más complejas, alertándose en situaciones de peligro.

Para esto realizó un experimento que consistió en «estresar» a algunos árboles y comprobó que los árboles vecinos, incluso de otras especies, activaron respuestas defensivas. «Estaba dañado el abeto y había una respuesta de defensa en un pino, que es de un género distinto, que regulaba sus genes de defensa, aumentaba la producción enzimática y se producía esta molécula de defensa», explica. Esto no sucedía cuando no había conexión entre los árboles a través de las micorrizas.

También constató que los árboles son capaces de reconocer a sus familiares. Así, por ejemplo, si bien el intercambio es entre todas las especies, los árboles madre les envían más recursos a las plántulas que descienden de éstos que a los extraños. «Se pueden reconocer entre ellos, así como nosotros reconocemos a nuestros bebés», explica Simard.

Los árboles madre también pueden regular si quieren que las plántulas crezcan cerca de éstos o a mayor distancia, en caso de haber algún peligro o enfermedad, por ejemplo. «Hay mucha inteligencia en la determinación del éxito de un entorno», asegura la experta.

Si se pierden los árboles madre toda la red puede colapsar

Simard remarca que estas redes de árboles «son robustas y muy resilientes al daño», ya que cuentan con múltiples conexiones, pero advierte que, a la vez, pueden ser altamente vulnerables si se eliminan los árboles madre. «Si perdemos estos árboles más viejos –por una sequía, lo ataca un escarabajo o los cortamos para hacer casas–, toda la red puede colapsar, porque son los nodos centrales (del sistema)», señala. Por eso, enfatiza en la importancia de protegerlos.

Un aspecto llamativo que detectaron es que cuando un árbol madre va a morir acelera la transferencia de carbono a sus árboles más pequeños y a otros árboles vecinos, dirigiendo esa energía a ciertos individuos dentro de su comunidad. «Yo interpreto que hay una inteligencia, una sabiduría, una protección que se trasmite de una generación a la otra. Estas plantas están conectadas en el tiempo y en el espacio, y a través de las generaciones», plantea Simard.

Afirma que «el bosque es un ejemplo de cómo funciona el equilibrio» en la naturaleza. «Hay una conexión física entre las especies, en una relación respetuosa, es un compartir, hay una familiaridad en los bosques, donde los más antiguos son los más importantes (…) Hay reciprocidad en la naturaleza, la naturaleza da y devuelve, hay un ir y venir constante», sostiene la ecóloga, quien participa en un proyecto con la Facultad de Agronomía UC y el Campus Villarrica por el manejo sostenible del bosque templado de Chile y Canadá.

Agrega que «nosotros, como personas, tenemos tanto que aprender (…) Esto nos enseña a construir alianzas, fortaleza comunitaria, donde cada uno de los miembros tiene un rol y que juntos somos más fuertes». «Hay que reinsertarnos como actores de este entorno y tratar a estas criaturas como si fuesen iguales a nosotros, porque las necesitamos», concluye.

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Fuente: Emol
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Business

En Cesco Week 2024: EXPERTOS ABORDARÁN LOS DESAFÍOS DEL TRABAJO COLABORATIVO PARA AGREGAR VALOR SOCIAL A LA MINERÍA.

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En la actividad, dividida en dos paneles, se discutirá sobre el rol de las compañías mineras para promover la productividad y el desarrollo económico de la industria, al mismo tiempo que genera valor social, medioambiental y comunitario. Y también sobre la importancia de la colaboración para el éxito de una industria robusta y sustentable.


El próximo jueves 18 de abril, CESCO (Centro de Estudios del Cobre y la Minería), junto a Consejo Minero y Fundación Chile realizarán el VI Seminario de Sustentabilidad: “Valor social en minería”, en el marco de las actividades de la 27ª versión de Semana CESCO que ha reunirá a las principales autoridades y líderes de la industria.

La actividad contará con destacados invitados, entre ellos la ministra de Minería, Aurora Williams; el director ejecutivo de CESCO, Jorge Cantallops; el presidente ejecutivo de Consejo Minero, Joaquín Villarino; y el gerente general de Fundación Chile, Hernán Araneda.

Abrirá el encuentro, como key speaker, Rohitesh Dhawan, presidente y CEO del International Council of Mining and Metals (ICMM), con la presentación “¿Cómo agregar valor en los territorios?”. En el segundo bloque, Jussi Manninen, vicepresidente Ejecutivo de VTT Finlandia presentará “Co-innovación y co-creación para desafíos sistémicos en la minería”.

Con el fin de fortalecer el desarrollo de una minería cada vez más responsable, a lo largo de la jornada, se abordarán preguntas como ¿Qué iniciativas nacionales e internacionales están generando cambios positivos?, ¿Qué retos y brechas debemos superar?, ¿Cómo la innovación y la tecnología nos permiten mejorar el vínculo con nuestro entorno?

Minería productiva, responsable y sustentable

Uno de los paneles del encuentro se titulará “Minería y desarrollo territorial”, y contará con la presentación de Juan Pablo Schaeffer, vicepresidente de Asuntos Corporativos de Anglo American; María José Ochagavía, directora ESG, Community Engagement y Social Performance Sudamérica de Hatch; Natalia Morales, gerenta del Consejo de Competencias Mineras; y Ricardo Díaz, gobernador de Antofagasta; y moderará Nicole Porcile, socia de Anagea.

Para Jorge Cantallopts, director Ejecutivo de CESCO, este encuentro es fundamental, “en un contexto en que las compañías mineras tienen la responsabilidad de identificar y expandir las conexiones entre productividad y desarrollo socioeconómico de los territorios donde operan, generando valor a la sociedad, al medioambiente, a sus colaboradores y a las comunidades”.

En el segundo panel llamado “Brechas y oportunidades para fortalecer el trabajo colaborativo”, donde participarán Andrea Vaccari, directora de Estándares de Producción Responsable y Sustentabilidad de Freeport- McMoran; Andreé Henríquez, director ejecutivo del Centro

Tecnológico de Economía Circular; Iván Arriagada, presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals; Margarita Ducci, directora ejecutiva de la Red Pacto Global; y Joaquín Villarino, presidente ejecutivo del Consejo Minero, se abordarán las principales instancias colaborativas de la industria en ámbitos tan diversos como certificaciones, economía circular, pasivos ambientales y biodiversidad.

Joaquín Villarino, presidente ejecutivo del Consejo Minero, señala que “la minería, al igual que otras industrias, tiene desafíos multidimensionales. Esto implica que hay que fortalecer la sinergia entre los distintos actores, públicos y privados para impulsar un desarrollo sostenible, la innovación y el cuidado del medioambiente. El éxito del sector minero depende, en gran medida, de la colaboración y la coordinación de todos los actores, y de la mano de las comunidades”.

Por su parte, el gerente general de Fundación Chile, Hernán Araneda, anfitrión del encuentro, comenta que “la gran minería chilena juega un rol relevante en los territorios, que dinamiza las economías a través de la creación de empleo directo e indirecto, y que estimula las compras de bienes y servicios producidos localmente. A estas dimensiones se añaden estrategias de las empresas para potenciar la creación de valor social y construir vínculos colaborativos en los territorios donde operan, como cuando estimulan la innovación tecnológica y el desarrollo de ecosistemas de emprendimiento, a partir de los desafíos de productividad y sostenibilidad de la industria. Chile es una potencia mundial en minería y tanto por volumen como por sofisticación tecnológica puede traccionar dinámicas de desarrollo de capacidades locales para diseñar soluciones exportables basadas en conocimiento”.


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Desarrollo Sostenible

La Minería:  AMENAZA A LOS GRANDES SIMIOS AFRICANOS MÁS DE LO QUE SE CREÍA

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Las materias primas producidas por esta actividad, como el litio, el níquel o el cobalto, son utilizadas actualmente para la fabricación de multitud de productos tecnológicos. Según una nueva investigación, más de un tercio de la población de gorilas, bonobos y chimpancés de este continente se enfrenta a riesgos relacionados con la extracción de los recursos mineros.


La minería en África se está extendiendo para crear recursos y fabricar desde aparatos electrónicos, a motores de aviones o incluso para la transición a gran escala hacia una energía más limpia. Esta práctica produce deforestación y acaba con el hábitat natural de los grandes simios y otras especies, lo que impacta en sus poblaciones.

Un estudio publicado en la revista Science Advances asegura que las consecuencias para estos seres vivos son más graves de lo que se había estimado hasta ahora.

“El mayor solapamiento espacial entre zonas mineras y áreas importantes para los grandes simios lo hemos documentado en África Occidental. Concretamente, en los países de Liberia, Sierra Leona, Mali y Guinea, donde coinciden regiones de alta densidad de chimpancés y minería, incluidas zonas que aíslan las poblaciones de 10 y 50 kilómetros”, explica a SINC Jessica Junker, del Centro Alemán para la Investigación Integrativa de la Biodiversidad (iDiv), la Universidad Martin Luther Halle-Wittenberg (MLU), en Alemania ,y la organización conservacionista sin ánimo de lucro Re:wild, instituciones que lideran al trabajo.

 Por ejemplo, Guinea es el país con el mayor solapamiento entre proyectos mineros y hábitats de chimpancés, que estaría afectando directa o indirectamente a más de 23.000 ejemplares, con un impacto potencial de hasta el 83 % de la población de chimpancés de Guinea.

En toda África, se estima que más de un tercio de toda la población de grandes simios está en riesgo —cerca de 180.000 gorilas, bonobos y chimpancés—.

Impactos directos e indirectos

El equipo de investigación utilizó datos sobre zonas mineras operativas y preoperativas en 17 naciones africanas y trazaron espacios de 10 km para tener en cuenta los impactos directos, como la destrucción del hábitat y la contaminación lumínica y acústica.

En toda África, se estima que cerca de 180.000 gorilas, bonobos y chimpancés están en riesgo por la actividad minera

Además, definieron otras áreas de 50 km para los impactos indirectos que tienen en cuenta el aumento de la actividad humana cerca de estas explotaciones: se construyen nuevas carreteras e infraestructura para acceder a estas zonas que alguna vez fueron remotas, y muchas personas migran también en busca de empleo.

Todas estas prácticas aumentan la presión sobre los grandes simios y su hábitat a través del aumento de la caza, la pérdida de hábitat y un mayor riesgo de transmisión de enfermedades.

Al integrar todos los datos de distribución de la densidad de los grandes simios, los científicos estudiaron cuántos podrían verse afectados negativamente por la minería y mapearon estas áreas. En general, las zonas más sensibles, las que tienen densidades relativamente altas de simios y minería, no están protegidas.

 “Uno de los grandes problemas que tenemos es que no siempre sabemos qué especies se ven afectadas por estos proyectos, porque su impacto no siempre está debidamente documentado. Por eso instamos a las empresas mineras a que lleven un registro de las plantas y animales de la zona afectada antes de empezar a explotar, y a que los controlen periódicamente durante su actividad. De este modo, podrán reducir más eficazmente su impacto sobre el medio ambiente”, reclama la investigadora.

Impactos directos e indirectos de la minería sobre los grandes simios en África. / Gabriele Rada / iDiv

Impactos directos e indirectos de la minería sobre los grandes simios en África. / Gabriele Rada / iDiv

Mayor trasparencia en las empresas mineras

El equipo señala en el trabajo que, debido a que las empresas mineras no están obligadas a poner a disposición del público los datos sobre biodiversidad, el verdadero impacto de la minería en la biodiversidad y en los grandes simios, en particular, puede ser aún mayor.

“Existen varios mecanismos para incentivar a las empresas a reducir su impacto medioambiental y social. Sin embargo, un problema recurrente es que las compañías mineras suelen ocuparse solo de los impactos directos, descuidando los indirectos o los que no se producen durante la exploración”, apunta Junker.

La científica enfatiza que la información que se tiene actualmente es una imagen incompleta: “Abogamos por una mayor transparencia en el sector minero e instamos a los bancos prestamistas, incluido el Banco Mundial, a que garanticen la accesibilidad de los datos medioambientales. En concreto, proponemos que los proyectos apoyados por el Banco Mundial compartan los datos de los estudios sobre simios en una plataforma centralizada como la base de datos A.P.E.S.”.

Según la experta, las empresas pueden estar limitando las consecuencias de su actividad a los topes de los arrendamientos mineros, pasando por alto el entorno. Además, subestiman a menudo el plazo de aplicación de las estrategias de mitigación, lo que puede obstaculizar la recuperación de la población.

“Instamos a empresas, prestamistas y naciones a reconsiderar las inversiones en actividades de exploración dentro de regiones biodiversas, haciendo hincapié en la importancia de conservar las zonas vírgenes. Además, es imperativo un cambio social, para reevaluar nuestros hábitos. Es crucial que todo el mundo adopte una mentalidad de reducción del consumo y responsables políticos deben promulgar políticas de reciclaje más eficaces para facilitar la reutilización sostenible de los metales”, subraya.

Los planes de compensación no son a largo plazo

La compensación de estos proyectos mineros con lo que destruyen es inexacta y subestimada para los investigadores: actualmente se desarrollan mientras haya explotación (por lo general, 20 años), cuando en el caso de los hábitats de los grandes simios las consecuencias son permanentes.

«Las empresas mineras deben centrarse en evitar sus impactos en los grandes simios tanto como sea posible y utilizar la compensación como último recurso, ya que hoy por hoy no hay ningún ejemplo en el caso de los grandes simios que haya tenido éxito», explica Genevieve Campbell investigadora principal de Re: wild.

 Estar problemática se une a la ya existente con de las explotaciones agrícolas como el aceite de palma y el aguacate, que tiene su propia normativa y certificación de la Rainforest Alliance. “Sin embargo, al igual que ocurre con las normas mineras, deficiencias como la falta de transparencia, el alcance limitado y el cumplimiento de las normas dificultan su eficacia”, denuncia Juker.  

“La recopilación de datos de referencia y de seguimiento de la biodiversidad científicamente rigurosos es crucial para cualquier proyecto de desarrollo. Alejarse de los combustibles fósiles es bueno para el clima, pero debe hacerse de una manera que no ponga en peligro la biodiversidad. En su versión actual, incluso puede ir en contra de los objetivos medioambientales a los que aspiramos», concluye la experta.  

Referencia:

Jessica Junker et al. “Threat of mining to African great apes”.  Science Advances


Fuente/SINC/Foto/Pexels
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Conversación

LOS DATOS SATELITALES PUEDEN REDUCIR HASTA EN UN 70 % EL SESGO DE LAS ESTIMACIONES DEL DESHIELO EN EL ÁRTICO

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Es la conclusión principal de un nuevo estudio del el Institut de Ciències del Mar del CSIC que prueba la eficacia de la detección remota para monitorizar las principales variables oceanográficas, entre ellas la salinidad. 


Mientras los efectos del cambio climático siguen remodelando el paisaje ártico, un nuevo estudio liderado por el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona en colaboración con Nansen Environmental and Remote Sensing Center (NERSC) de Noruega ha revelado que los datos recopilados por los satélites ayudan a reducir hasta en un 70 % el sesgo de las estimaciones del deshielo hechas a partir de modelos numéricos.

En concreto, el trabajo habla de las mediciones de salinidad tomadas por el satélite ‘SMOS’ (Soil Moisture and Ocean Salinity), que lleva desde 2009 enviando a las antenas de la Agencia Espacial Europea (ESA) datos para calcular la salinidad oceánica y la humedad terrestre, importantes para comprender mejor la circulación de los océanos y el ciclo del agua, profundizar en la prevención de huracanes o incendios y mejorar las estimaciones del deshielo.

Pudimos mejorar significativamente nuestra estimación del contenido de agua dulce y supervisar mejor los cambios en el mar de Beaufort
Marta Umbert, del ICM-CSIC
 
“Al integrar las mediciones de salinidad superficial obtenidas por satélite con datos del modelo numérico Ártico TOPAZ, pudimos mejorar significativamente nuestra estimación del contenido de agua dulce y supervisar mejor los cambios en el mar de Beaufort, una zona crítica dentro del Ártico afectada por rápidos cambios medioambientales», expone la investigadora del ICM-CSIC y autora principal del trabajo, Marta Umbert.

Esto pone de relieve la capacidad de los datos satelitales de contribuir al seguimiento de la dinámica del agua dulce en regiones frías como el Ártico, con implicaciones significativas para la comprensión de los sistemas climáticos globales.

Un fenómeno en expansión

La hidrografía del Ártico ha experimentado importantes transformaciones en las dos últimas décadas, con una notable disminución de la extensión del hielo marino y un aumento del contenido de agua dulce líquida debido principalmente al deshielo de los glaciares y el hielo marino. 

El nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Ocean Science, ha integrado las mediciones de salinidad superficial del satélite SMOS para evaluar el contenido de agua dulce en mar de Beaufort entre los años 2011 y 2019 y compararlo con estimaciones a partir de datos in situ. Los resultados muestran una subestimación del contenido de agua dulce teniendo en cuenta solo los datos del modelo numéricos, llegándose a reducir el sesgo en un 70 % al incorporar las mediciones satelitales.

 
Demostramos el papel fundamental de la detección remota de la salinidad en la mejora de nuestra capacidad para vigilar el contenido de agua dulce del Ártico 
Eva de Andrés, de la UPM
 

«Nuestra investigación demuestra el papel fundamental que desempeña la detección remota de la salinidad en la mejora de nuestra capacidad para vigilar el contenido de agua dulce del Ártico y comprender los procesos clave que influyen en los sistemas climáticos mundiales», apunta Eva de Andrés, de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

Con todo, las implicaciones del estudio se extienden más allá del Ártico, con posibles repercusiones en el sistema de circulación mundial que regula el clima de la Tierra. Y es que, el hecho de mejorar la comprensión de las variaciones de salinidad y su relación con el contenido de agua dulce permitirá predecir mejor y mitigar los efectos del cambio climático tanto a escala regional como mundial», concluye el equipo científico.

Referencia:

Marta Umbert et al. «Contribution of satellite sea surface salinity to the estimation of liquid freshwater content in the Beaufort Sea». Ocean Science


Fuente/Instituto de Ciencias del Mar del CSIC/SINC
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