Biodiversidad

Ecosistemas y Áreas Protegidas en Chile

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La Estrategia Nacional de Biodiversidad plantea proteger los ecosistemas más relevantes del país y define una meta al año 2010: proteger a lo menos el 10% de la superficie de cada uno de esos ecosistemas. Una meta similar fue acordada por el Convenio sobre Diversidad Biológica, al cual pertenece Chile. ¿Cuáles son los ecosistemas presentes en nuestro país?; y de ellos, ¿cuáles son los más relevantes?

Ecosistemas terrestres

La Estrategia Nacional de Biodiversidad plantea proteger los ecosistemas más relevantes del país y define una meta al año 2010: proteger a lo menos el 10% de la superficie de cada uno de esos ecosistemas. Una meta similar fue acordada por el Convenio sobre Diversidad Biológica, al cual pertenece Chile. ¿Cuáles son los ecosistemas presentes en nuestro país?; y de ellos, ¿cuáles son los más relevantes?
La respuesta a esas preguntas no es sólo importante para el cumplimiento de la meta. Es necesario distinguir nuestros ecosistemas para poder reconocer la relación entre las actividades humanas y la naturaleza, establecer indicadores de estado y de gestión, determinar los espacios sobre los cuales se desarrolle la gestión en medio ambiente, y lo más importante, conocer el valor real de nuestra naturaleza.
La diferenciación de la naturaleza en ecosistemas es una abstracción humana. La naturaleza no reconoce subconjuntos estancos y relaciona todas sus partes de manera muy compleja. Para fines de estudio se distinguen distintas formas de clasificar los diversos subconjuntos del patrimonio natural: biomas, ecorregiones, paisajes, ecosistemas, hábitat. Son utilizados para distinguir partes de la naturaleza a través de escalas de trabajo diferentes. En Chile existen distintas clasificaciones del patrimonio natural terrestre, en que se utilizan conceptos como ecorregiones, ecosistemas o habitat. Estas emplean información sobre vegetación, variación altitudinal y clima, entre otras, para distinguir diferentes tipos de ambientes.
A continuación se presentan dos de los métodos de clasificación más utilizados en Chile:
Gajardo (1994), ordena agrupaciones vegetales en un sistema jerárquico de tres niveles principales: regional, sub-regional y de formación vegetacional. En esta clasificación la región desértica cubre la mayor superficie del país (22%), seguida por las regiones de bosque siempre verde y turberas (18%), estepa alto andina (17%), matorral y bosque esclerófilo (10%), bosque caducifolio (8%), bosque andino patagónico (7%), estepa patagónica (4%), y bosque laurifolio (3%).
Luebert y Pliscoff (2004), nos proponen una clasificación más detallada que las anteriormente conocidas, empleando los mismos parámetros, pero con información reciente y valiéndose de los sistemas de información geográfica. Se trata de una clasificación que permite distinguir ecosistemas a una escala 1:250.000, lo que facilita la gestión pública en medio ambiente. Es una escala que resulta cómoda en la planificación y gestión ambiental en las regiones administrativas del país. Los «pisos de vegetación» de Luebert y Pliscoff distinguen 127 unidades (pisos de vegetación), caracterizadas por particulares condiciones climáticas, altitudinales y de vegetación.

Ecosistemas Marinos

Dadas las características de la costa de Chile, es necesario considerar al menos cuatro elementos principales para describir los ecosistemas marinos de nuestro país: la topografía, el clima, la oceanografía y la flora y fauna. Actualmente existen descripciones de estos elementos, hechos por Santelices (1991), Castilla et al. (1993) y Figueroa (2002), los que entregan un resumen de las características topográficas, geológicas y climáticas. Ahumada y otros (Bernal y Ahumada, Ahumada et al. 2000) así como Montecino y otros (2005) han hecho un gran esfuerzo de síntesis para describir las características oceanográficas, mientras que una serie de otros autores (entre otros, Castilla, 1979; Brattström y Johanssen, 1983; Fernández y otros, 2000; Camus, 2001) se han abocado a la descripción y discusión de los patrones de distribución y las características principales de la flora y fauna marina de nuestras costas.
Desde el punto de vista oceanográfico (Bernal y Ahumada, 1985; Ahumada y otros, 2000) se han descrito 4 ecosistemas: 1) Ecosistema del Giro Central del Pacífico Sur, 2) Ecosistema de Margen Oriental del Pacífico Sudeste, 3) Ecosistema Subantártico, 4) Ecosistema Antártico.
En la actualidad se ha validado como ecosistemas marino costero, una clasificación en 9 zonas zoogeográficas como aproximación gruesa a ecosistemas marinos, basada en una clasificación biogeográfica, que en escalas mayores, define 2 grandes provincias (templada cálida del pacífico sur, y templada fría de Sudamérica), y a nivel de ecorregiones considera 5 clasificaciones (de norte a sur: Humboldtiana, Chile central, Araucana, Chiloense, y canales y fiordos de Chile).

Ecosistemas Dulceacuícolas

Los ecosistemas dulceacuícolas, aunque funcionan de la misma manera que los ecosistemas terrestres, son muy diferentes en cuanto a los organismos participantes y a las características del mismo. El estudio estructural y funcional de los ecosistemas dulceacuícolas se ve facilitado por la relativa claridad de los límites y su diferenciación de los ecosistemas terrestres. Además, ellos presentan diferentes tamaños, lo que permite variar la escala de los experimentos naturales.

La clasificación validada de ecosistemas de aguas continentales, es una clasificación por ecotipos, los que a su vez se han basado fundamentalmente en factores hídricos (balance hídrico). Los grandes ecosistemas (ecotipos) existentes en Chile son: humedales, marinos, humedales costero y humedales continentales, y sus clases específicas se pueden ver el la siguiente tabla.

Sistema de clasificación de ecotipos y sus respectivos nombres comunes:

ECOTIPOS CLASE Nombre común Ejemplos chilenos
Humedal marino Intermareal, submareal Litoral costero
Humedal costero Intrusión salina lago costero, laguna costera, marisma, estuario. Lago Budi, Laguna Conchalí, Humedal Tubul-Raqui
Humedal continental Evaporación salar, bofedal, Puquios Salar de Atacama, Salar de Huasco
Infiltración

(A)

Hualve, ñadi, poza, charco, pitranto, pantano, Humedales depresión central de las regiones VII-IX
Infiltración saturado

(B)

Mallìn, turberas, turba magallánica, campañas, pomponal Parque Nacional Torres del Paine. Parque nacional Chiloé, sector Cucao
Escorrentía Río, arroyo, esteros, lagos Río Clarillo, Río Bío Bío, Lago Villarrica
Afloramientos subterráneos Vega, bofedal, humedal Parinacota, Jachucoposa,

Ciénagas de Name

Fuente: CEA. 2006. Link estudio CEA

Áreas Protegidas de Chile

En Chile existen áreas destinadas a proteger el patrimonio natural, desde principios del siglo XX. Si consideramos todas las formas existentes para poner un espacio de valor natural y cultural bajo protección, podemos concluir que hay muchos instrumentos legales competentes en la materia, en situaciones disímiles y con distinta intensidad de protección, desde la más estricta hasta aquellas áreas donde se compatibiliza protección y uso sustentable. Esta misma situación (variedad de formas de protección y variadas competencias institucionales) genera insuficiencias e imperfecciones, que requieren ser resueltas para resguardar adecuadamente un patrimonio de todos los chilenos. Justamente es el tema central de la Política Nacional de Áreas Protegidas, que aprobada por el Consejo Directivo de CONAMA en el año 2005, reconoce la posibilidad de desarrollo de tres subsistemas de Áreas Protegidas en Chile: i) el subsistema público en el ámbito terrestre (administrado por la Corporación Nacional Forestal, CONAF) y marino (administrado por el Servicio Nacional de Pesca), ii) el subsistema público-privado en el ámbito terrestre (el Ministerio de Bienes Nacionales delega y supervisa administración de terceros) y marino (Subsecretaría de Marina y CONAMA delegan y supervisan administración a terceros) y iii) el subsistema privado, tanto en propiedad como en gestión.

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