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El impacto del cambio climático en Chile

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Chile Cambio Climatico

Hacia 2050 no sólo viviremos en un país más caluroso, menos lluvioso, más propenso a tormentas y con más días nublados. Una serie de paisajes se modificarán debido a la menor disponibilidad de agua y el avance de las zonas áridas, trasladando cultivos desde la zona central hacia el sur y disminuyendo la cobertura de nuestros bosques. Son las conclusiones de nuevos estudios que, más allá de los evidentes cambios, resultan fundamentales para diseñar estrategias que mitiguen los efectos del calentamiento global en Chile.

En los Valles de Leyda y Casablanca, en la zona central, son los trabajadores que siembran y cosechan la tierra quienes más saben de cambio climático. No necesitaron conocer los reportes de Naciones Unidas ni escarbar en complicados estudios científicos para saber que el clima está cambiando de forma acelerada en unas pocas décadas. Allí no hay escépticos, tampoco ecologistas ni defensores de causas perdidas, sólo gente que ha vivido toda una vida ligada al campo. Si una planta no crece, si llueve menos, si las temperaturas son más altas o más frías, son ellos a quienes hay que preguntar. “Antes el agua de los pozos la encontrábamos cerquita, a unos ocho metros ya encontraba agua usted. Hoy tiene que hacer pozos mucho más grandes, a veces de hasta 80 metros para poder encontrar algo”. No es raro hallar testimonios similares en los campos de Chile. Y la evidencia científica más reciente respalda estos relatos de primera mano, al punto que pocos dudan a estas alturas de que hemos comenzado a vivir los efectos del calentamiento global y que la actividad del hombre está detrás del fenómeno.

Este año, por primera vez, la presencia de Co2 en la atmósfera superó la marca de las 400 partes por millón, duplicando en un lapso de poco más de cien años los niveles que existían antes de la era industrial. Ningún ciclo natural es capaz de causar este efecto en tan corto período, como demuestra el hecho de que durante toda la civilización humana los niveles de dióxido de carbono se mantuvieron entre las 180 y 280 partes por millón. Lo que, según estudios de la Nasa y los paneles de expertos de la ONU, ha causado que en las últimas tres décadas la temperatura del planeta haya subido en un grado Celsius como promedio.

En Chile, el océano Pacífico tiene un efecto moderador del impacto que a nivel global causa el alza de temperatura, pero nuevos estudios revelan que aun así el país registrará cambios significativos en el clima.

Una investigación encargada por el Ministerio del Medio Ambiente al Centro de Agricultura y Medio Ambiente de la Universidad de Chile analizó los escenarios climáticos hacia 2030 y 2050. ¿Sus conclusiones? De no aplicarse medidas de mitigación, no sólo viviremos en un país más cálido, menos lluvioso, más propenso a tormentas y con días más nublados, sino que muchos paisajes se modificarán debido a la menor disponibilidad de agua y el avance de las zonas áridas. Los posibles efectos incluyen el traslado de los cultivos tradicionales de la zona central hacia el sur y la disminución de la cobertura del bosque nativo.

Claro, el informe de la U. de Chile no plantea un destino ineludible. Pero si todo se mantiene tal cual es muy posible que, así como hoy en el campo los más viejos se admiran por “lo mucho que ha cambiado el clima”, nosotros tendremos que contar a nuestros nietos cómo era el paisaje chileno cuando el milenio recién comenzaba.

CLIMA MAS CALIDO

El aumento de temperatura afectará a todo el territorio. Pero si usted vive en las ciudades del interior, su percepción del cambio será mucho mayor. La cercanía del océano mitiga el impacto, porque la nubosidad y brisa marina que ingresan al continente mantienen los niveles de humedad, a lo que se suma el efecto de fenómenos como La Niña, que enfrían la superficie del mar disminuyendo las temperaturas. Por eso se estima un aumento promedio de 1,5 grados para la costa, cifra que irá creciendo a medida que se avanza hacia el interior: sobre los dos mil metros de altura, el alza podría llegar a superar los tres grados centígrados.

Si es un santiaguino acostumbrado a noches de verano más frescas, que lo alivian del calor del día, hacia 2030 lo más probable es que deba considerar sí o sí un sistema de aire acondicionado si quiere dormir bien. Porque en verano la capital registrará un aumento en sus temperaturas mínimas y máximas. Se proyecta, por ejemplo, un alza de 1,6 grados en la máxima promedio, pasando de 30,5° de ahora a 32,1° durante los eneros de los próximos 17 años. Y olvídese del frío intenso en julio: la temperatura mínima promedio se elevará 2,1 grados (de los 4,2 grados actuales a 6,3 grados).

Hacia mediados de siglo, una de las ciudades más cálidas del país será Los Andes, con máximas promedio en verano de 33,3 grados, es decir, 2,4 grados más que ahora.

Las regiones que hoy son más frías experimentarán el mismo fenómeno. Concepción, por ejemplo. Si la temperatura mínima en pleno invierno alcanza un promedio de 3,5 grados, hacia 2030 llegará a 4,4 grados, prácticamente un grado más en tan sólo 17 años. Para 2050, las temperaturas mínimas serán todavía más elevadas, llegando a los 4,9 grados en esa ciudad. Igual situación para el norte. Calama, enclavada en pleno desierto, con temperaturas máximas que subirán 1,9 grados en el verano respecto de las actuales. Sin embargo, habrá otro cambio aún más notorio en esta zona: las temperaturas mínimas extremas que suelen caracterizar el clima del desierto también aumentarán. Para mediados de siglo, el alza será de 2,5 grados, pasando de 1,3 grados a 3,8 grados la mínima promedio en invierno.

Para el doctor Fernando Santibáñez, responsable científico del estudio, los alcances de este aumento de temperatura son significativos, afectando las precipitaciones, la nubosidad y, en especial, al paisaje. No sólo tendremos que acostumbrarnos a más días nublados debido al contraste con el océano: el clima cálido aumenta la diferencia de temperatura entre el mar y la tierra firme, contraste que moviliza más aire desde la costa hacia el continente. También habrá que sumar que, mientras disminuyen las lluvias, aumentarán eventos extremos, como tormentas eléctricas y granizadas, algo similar a lo que ocurre en el trópico, pero con episodios súbitos que podrían desencadenarse en verano o invierno.

MENOS LLUVIAS

Es en este contexto que uno de los principales desafíos será enfrentar las consecuencias de la disminución de precipitaciones. Datos de la Dirección Meteorológica de Chile señalan que, en promedio, actualmente se registran 10 días menos de lluvia que hace 100 años. Y esta tendencia se acentuará. Dentro de 17 años, la capital registrará 46 mm menos de agua caída y para 2050 serán 64 mm menos. Más al norte, el escenario es peor: en Ovalle, por ejemplo, la disminución de las precipitaciones significará casi 20 mm menos de agua caída en 2030 y casi 30 mm menos en 2050. Otra zona igualmente agrícola es la de Curicó. Y ahí el tema es más marcado. En 2030 se registrarán 131 mm menos de lluvia y a mediados de siglo, la baja será de casi 180 mm.

En efecto, el estudio de la Universidad de Chile proyecta que el fenómeno se está acelerando. Uno de los ejemplos más claros en este sentido es Valdivia. Un estudio dado a conocer en 2007 por la Universidad Austral, que analizó información de estaciones meteorológicas entre Concepción y Aysén, documentó una disminución de 540 milímetros durante los últimos 71 años en la Región de Los Ríos. Pero el análisis de la U. de Chile muestra que bastarán 17 años para que esta zona registre casi 250 mm menos.

No es todo. En la zona centro sur también se presentará otro fenómeno: lloverá más intensamente en cortos períodos de tiempo, lo que impide la infiltración de agua hacia las napas subterráneas, al escurrir más rápido en la superficie. En términos simples, el agua no se alcanza a absorber (ni a acumular en el subsuelo), por lo que degrada los suelos y eleva el riesgo de desastres naturales, como avalanchas y deslizamientos de tierra. Todo esto no sólo afecta la disponibilidad de agua para la agricultura, también influye en la disminución de ecosistemas sensibles como el bosque nativo, desplazando hacia el sur climas que hoy caracterizan al Norte Chico y la zona centro sur.

Sólo en Arica y Calama se registrará un leve aumento de precipitaciones. En la capital de la XV Región, el agua caída pasará de 2 mm a 2,1 mm, mientras que en la ciudad minera subirá de 20,5 a 24,1. Un fenómeno que ya fue advertido en el estudio “Variabilidad climática en el territorio chileno en el siglo XXI”, realizado por el Departamento de Geofísica y Matemáticas de la U. de Chile, donde se explica que en el Norte Grande y especialmente en el altiplano, habrá un aumento de lluvias en primavera y verano, reforzadas por el invierno boliviano.

EL DESIERTO AVANZA

En este nuevo escenario climático los bordes del desierto se extenderán un promedio de 50 kilómetros, lo que prácticamente “empujará” hacia el sur climas que hoy son propios de la zona central. “Estos cambios se manifestarán principalmente hasta el sur de la Araucanía”, explica Santibáñez.

La Cuarta Región, por ejemplo, con su clima árido, de vegetación arbustiva, pero de excelencia para cultivos como las viñas, comenzará a mostrar un paisaje cada vez más parecido al desierto, donde será imposible sostener la agricultura tradicional. Santiago, en tanto, transitará de un clima semiárido a uno árido, exhibiendo un paisaje mucho más cercano al que conocemos hoy en la IV Región. En la precordillera usted encontrará menos bosques y más matorral de tipo espinoso, como el que aprecia hoy cuando viaja por carretera al Norte Chico.

“Los abuelos de mediados de este siglo van a poder reconocer este cambio en el paisaje”, dice Leonel Sierralta, jefe de la División de Recursos Naturales del Ministerio del Medio Ambiente, quien explica que los límites agrícolas en el Chile más cálido se modificarán, de manera que habrá cultivos de la zona central que sólo se podrán hacer más al sur. Y los cambios ya se están apreciando. Un ejemplo es lo que sucede con frutos como el kiwi y que complica los procesos de exportación: están madurando antes de llegar a otros países. “Es muy probable que todo lo que se produce hoy hasta Talca llegue a tener mejores condiciones para ser cultivado en regiones como el Biobío y la Araucanía”, explica Fernando Santibáñez.

EL NUEVO MAPA DEL VINO

Uno de los cultivos más importantes que se desplazarán es el vitivinícola. ¿Se imagina comprando un vino que fue producido en Valdivia? Esto podría ser realidad hacia 2050. Un estudio dado a conocer a fines de marzo por la Universidad Austral y el Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) explica que se perderá gran parte de la actual zona apta para viñas, pero que se abrirán nuevas áreas en lugares hasta ahora inusuales, como Talca y Valdivia.

En Chile, el área de producción de vino actualmente se extiende entre la IV Región y el Biobío, pero el aumento de temperatura y la menor disponibilidad de agua ya empiezan a notarse: el 95% de las viñas tiene problemas de suministro de agua, según el estudio. De hecho, se estima que en las actuales regiones de clima mediterráneo, como Maipo, Cachapoal y Colchagua, donde se cultivan variedades premium, la zona apta para vinicultura disminuirá en 25%.

Claro que no todo está perdido para la zona central. Una de las conclusiones del estudio es que se podrá recurrir a nuevas cepas que ofrezcan sabores similares, pero que se adapten mejor al nuevo clima. Y, según los autores del estudio del Ministerio del Medio Ambiente, la zona podría renovar su agricultura, optando por cultivos tropicales (cereales, cítricos, paltas y chirimoyas) beneficiados con la disminución de heladas y el aumento de temperatura.

BOSQUES QUE SE DESPLAZAN

Especies como el quillay, el boldo y el litre, el peumo y el maitén, que para todos son familiares en la zona central, podrían prácticamente desaparecer de los ecosistemas. Una posibilidad es que persistan sólo en áreas mucho más reducidas, como aquellas que mantendrán humedad en quebradas y en zonas costeras. Estos árboles forman parte del llamado bosque esclerófilo, que regula las cuencas de los ríos, absorbe agua alimentando napas subterráneas, evita riesgos naturales como deslizamientos de tierras y alberga una biodiversidad que incluye mamíferos como el zorro, el puma, así como numerosas especies de aves. Pero lo más común en la zona central de mediados de siglo será el matorral espinoso, un paisaje más seco, árido, parecido al que presenta actualmente la IV Región.

Más hacia el sur también habrá cambios en los bosques. A mediados de la década pasada, un estudio realizado sobre la base de los anillos de crecimiento de árboles por científicos del Núcleo Científico Milenio Forecos, de la Universidad Austral, había ya sugerido que la distribución de la vegetación austral estaba sufriendo transformaciones importantes. Ahora, Patricio Pliscoff, académico del Departamento de Geografía de la Universidad de Chile y que participó en el estudio que encargó el Ministerio del Medio Ambiente, explica que según el nuevo análisis, especies nativas como el alerce, la araucaria y el ciprés de las Guaitecas (especies de coníferas que conforman el llamado bosque resinoso característico del sur de Chile) tendrán más dificultades para adaptarse al nuevo clima debido a sus largos períodos de vida.

¿Por qué? En 1993, el científico y líder del grupo Milenio Forecos, Antonio Lara, publicó una investigación que analizando los anillos de crecimiento del alerce descubrió especímenes que tenían 3.600 años de edad en el sur de Chile, lo que convierte a estos árboles en una de las especies más longevas del planeta. Debido a que las huellas del clima también quedan marcadas en el crecimiento de los árboles (si llueve menos, el anillo es más delgado y viceversa), estas investigaciones han permitido también comprobar que el calentamiento global es un fenómeno que se ha acelerado en los últimos cien años. Pero esta misma longevidad juega en contra de estas especies de bosque nativo chileno: no alcanzan a modificar su ADN con la rapidez suficiente que necesitan para adaptarse a un clima con mayor temperatura.

Ahora bien. El estudio de la U. Austral y el IEB también revela que todos estos fenómenos se pueden mitigar, en parte, conservando las pequeños concentraciones de bosques que perdurarán, para crear microclimas que aprovechen sus características, en especial los de tipo esclerófilo. Por ejemplo: una zona de cultivo presenta menos temperatura si en su entorno existen estos bosques, ya que evaporan gran parte del agua que consumen, un proceso en el cual consumen energía del Sol y enfrían el ambiente. Desde hace cinco años que la académica de la U. Austral Olga Barbosa y su equipo del Programa Vino Cambio Climático y Biodiversidad, están trabajando en viñas para mantener “corredores” de vegetación alrededor de los parronales. “Ya se han sumado 14 viñas, con un total de 600 hectáreas como promedio, las que en su conjunto representan el 78% de las exportaciones”, explica Barbosa.

Hay que agregar que, en contraste con otras especies como el pino y el eucalipto, que consumen mucha agua y saturan los suelos, los árboles nativos actúan como una suerte de “esponja”: absorben el agua alimentando las capas subterráneas que alimentan vertientes y pozos.

DISMINUCION DE GLACIARES

Medidas como la mantención de los bosques nativos pueden resultar vitales, considerando que otra de las consecuencias de la disminución de precipitaciones y el aumento de temperatura es la pérdida de importantes reservas de agua, debido al sostenido retroceso que presentan los glaciares en todo el país. Un fenómeno que los estudios muestran se ha ido acentuando: se estima que el 90% de los glaciares en todo Chile ha disminuido en mayor o menor medida su volumen. Andrés Rivera, glaciólogo del Centro de Estudios Científicos (Cecs), es uno de los expertos que más ha estudiado estos glaciares. Utilizando sofisticados instrumentos científicos, las investigaciones en que ha participado han aportado evidencia para probar que el calentamiento global afecta con mayor fuerza a las zonas de altura, lo que contrasta con lo que ocurre en la zona costera. ¿Qué significa esto? El aumento de temperatura en las montañas implica que la línea de nieve sube y que, como resultado, hay menos precipitación sólida, haciendo que el volumen y masa del glaciar disminuya.

De esto hay ejemplos dramáticos en la Patagonia, como el glaciar Jorge Montt, que durante el siglo XX retrocedió 20 kilómetros. En tanto, estudios realizados en glaciares en la zona del Cajón del Maipo muestran que éstos han perdido entre el 15% y 20% de su área en los últimos 60 años. El descenso proyectado en las precipitaciones que muestra el nuevo estudio de la U. de Chile tenderá a incrementar este fenómeno, pero Andrés Rivera advierte que todos estos análisis se basan en modelos de predicción, que pueden ser en parte mitigados por fluctuaciones interanuales del clima, como fenómenos La Niña y El Niño. “Son tendencias que se superponen con la variabilidad climática, por lo que no es que estemos ante un escenario de extinción, sino de disminución de áreas”, dice.

LA MITIGACION

Lo que nadie discute es que con la disminución de lluvias y de glaciares se presentará un déficit en la disponibilidad de agua. Leonel Sierralta explica que uno de los sistemas que se proponen para contrarrestar este fenómeno es la construcción de grandes embalses a partir del agua proveniente del deshielo, una suerte de “reemplazo” de la función que hasta ahora cumplen los glaciares que desaparecen. La idea es que estos embalses puedan ir liberando agua de forma paulatina en los meses secos, ayudando a conservar saludables cuencas de los ríos y manteniendo las reservas de aguas. Todo esto también ayuda a atenuar la desaparición de los bosques y a conservar los ecosistemas que los sostienen.

En el Ministerio del Medio Ambiente dicen que este estudio busca precisamente contar con información científica que permita adoptar políticas públicas que ayuden a contrarrestar estos fenómenos en el largo plazo: embalses, obras hidráulicas, sistemas de regulación hidrológica y mejoramiento de la red de canales de riego son algunas de las opciones a las que se puede acceder. “Las políticas cortoplacistas son insuficientes para tomar decisiones adecuadas para proteger nuestra riqueza natural”, dice la ministra de Medio Ambiente, María Ignacia Benítez.

La ministra agrega que se contempla una estrategia de Estado para combatir el nuevo escenario climático, un plan que se llevará a cabo en conjunto con otros ministerios. Esta estrategia considera nueve planes sectoriales de adaptación y un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. “El plan del sector silvoagropecuario está terminado, el de biodiversidad está entrando en consulta pública. Los otros siete planes son: Turismo, Energía, Pesca y Acuicultura, Salud, Infraestructura, Recursos Hídricos y Ciudades”, concluye la ministra Benítez.

Fuente:www.latercera.com

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Sistema frontal aliviará los menores niveles de los embalses para generación eléctrica acumulados a mayo

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El último estudio realizado por el Coordinador Eléctrico Nacional sobre la seguridad del abastecimiento para los próximos 12 meses, descartó riesgos para el suministro de energía en el país. Sin embargo, sólo tres de los nueve embalses destinados a generación se encuentran en niveles sobre el 50% de sus cotas mínimas.


El sistema frontal que está afectando a la zona central permitirá elevar no sólo la disponibilidad de agua, sino que también mejorar la capacidad de generación hidroeléctrica en el país. Y es que si bien los embalses destinados a la producción de energía hidráulica no enfrentan una situación crítica, ni tampoco existen riesgos para el suministro de energía de acuerdo a los modelos del Coordinador Eléctrico Nacional (CEN), lo cierto es que la cantidad de energía embalsada exhibe un descenso en comparación al registro de hace un año.

De esta forma, el nivel de la energía gestionable que consideran los embalses destinados a la generación eléctrica acumulaba un total de 1.130,1 GWh hasta este martes. A la misma fecha de 2024 ese valor alcanzaba los 1.372,8 GWh, lo que constituye un 18% menos entre un año y otro. Sin embargo, ello no implica que existan riesgos para el suministro de energía eléctrica, ya que según el último Estudio de Seguridad de Abastecimiento -un informe mensual que elabora el mismo Coordinador-, para el período entre mayo 2025 y abril 2026 no existen déficits de energía en el horizonte de proyección.

El informe, que modela ocho escenarios distintos -entre ellos condiciones hidrológicas desfavorables, indisponibilidades en unidades generadoras de mayor tamaño en ubicaciones relevantes y la indisponibilidad de un tramo del sistema de transmisión importante para el Sistema Eléctrico Nacional-, sostiene que “para las condiciones y escenarios considerados en el presente estudio, no se obtiene déficit de energía durante el horizonte analizado”.

Eso sí, el nivel de energía embalsada que se consideró para la confección de dicho informe era mayor al existente previo al sistema frontal. El documento detalla que sus supuestos se realizaron considerando los 1.616,6 GWh de energía acumulada en embalses al 22 de mayo. Ello reflejaba una diferencia negativa de sólo 2% frente a los 1.650,2 GWh registrados en 2024 a igual fecha.

Con todo, según las últimas estadísticas del Coordinador sobre las cotas de los embalses, sólo tres de los nueve destinados a generación se encuentran en niveles sobre el 50% de sus cotas mínimas.

En concreto, hasta las 08:OO horas de este miércoles, la situación de los embalses y sus centrales hidroeléctricas era la siguiente: Lago Chapo (Canutillar), se encuentra con un nivel del 48% respecto a su cota mínima; Embalse Rapel (Rapel), con el 1%; Laguna La Invernada (Cipreses), con 57%; Embalse Melado (Pehuenche), con 9%, Embalse Colbún (Colbún), con 41%; Laguna Laja (El Toro), con 41%; Embalse Ralco (Ralco), con 0%; Embalse Pangue (Pangue), con 62%, y Laguna del Maule, con 53%.

Todo lo anterior arroja que, previo a la llegada del sistema frontal, los embalses registraban un nivel de excedencia del 82%. Ello quiere decir que, del total de la estadística desde el año 1960 a la fecha, el 82% fue igual o más húmedo -o lluvioso- que lo registrado al presente año.

Gabriel Olmedo, coordinador de Riesgo de Evol Services, refrenda esto señalando que “durante el año hidrológico 2023-2024 tuvimos un repunte importante en los niveles de embalse por una mayor presencia del fenómeno del niño. Hoy esa situación ha cambiado”.

“Pese a que la energía embalsada este año no tiene muchas diferencias respecto al 2024, nos encontramos en un punto de inflexión de cara al segundo semestre de este año”, enfatiza.

En el análisis de Olmedo, el promedio de las precipitaciones anotó una disminución de un 32,16% en lo que va del año. Ello, detalla, repercute en los costos del SEN.

“La disponibilidad del recurso hídrico repercute principalmente en el costo del agua en los embalses que asigna el Coordinador Eléctrico Nacional en sus programas de operación del sistema eléctrico. Si es que la expectativa de un año seco aumenta, entonces el precio del agua también lo hará, y viceversa”, afirma.

No obstante, Olmedo remarca que si bien los costos marginales de la energía se encuentran más altos en comparación al año anterior, ello se debe “principalmente por razones operacionales relativas a los sistemas de transmisión”.

“Si bien febrero y marzo estuvieron marcados por una mayor generación térmica, el apagón del 25 de febrero llevó al Coordinador a imponer restricciones operacionales por motivos de seguridad que redujeron las inyecciones de fuentes renovables, lo que encareció la operación del sistema. Con todo, el costo marginal de la energía ha aumentado cerca de un 34% si uno mira los meses que han marcado mayores diferencias, como febrero, marzo y abril”, agrega.

Otro factor que incide, según el experto, es la evolución de precios de los combustibles, marcada por la volatilidad asociada a la guerra arancelaria entre China y Estados Unidos, especialmente en el gas natural.


Fuente/Pulso
Chile Desarrollo Sustentable 
www.chiledesarrollosustentable.cl 
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twitter.com/CDSustentable 
#CDSustentable , #Sostenible #DesarrolloSostenible #MedioAmbiente #ChileDesarrolloSustentable, #ECOXXI
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130 países se reúnen en Chile para impulsar la financiación de la naturaleza y apoyar las metas globales de biodiversidad

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En la mayor conferencia sobre financiación de la biodiversidad convocada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), los países avanzaron en soluciones innovadoras y presentaron 91 planes nacionales para transformar la forma en que se valora y protege la naturaleza.


La mayor reunión sobre financiación de la naturaleza jamás celebrada se realizó en Chile, con más de 130 países respaldando las metas globales de biodiversidad y explorando innovaciones audaces —desde bonos de naturaleza hasta la reasignación de subsidios, desde la tecnología financiera hasta los créditos por naturaleza— para movilizar fondos sostenibles para la conservación en una era de disminución de la ayuda internacional.

Con 92 nuevos países avanzando en la elaboración de sus “Planes Nacionales de Financiación de la Biodiversidad”, la conferencia marcó una creciente ola de apoyo global al Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal, en seguimiento a la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad (COP16) celebrada a principios de este año.

El mensaje fue claro: la innovación en las finanzas públicas, la reasignación de subsidios, la participación del sector privado y el acceso al financiamiento para los pueblos indígenas y las comunidades locales son elementos esenciales para lograr una financiación sostenible de la naturaleza.

La sexta edición de la Conferencia Global sobre Financiación de la Biodiversidad (6 al 8 de mayo) es organizada por la Iniciativa de Financiamiento para la Biodiversidad (BIOFIN) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

La mayor reunión hasta la fecha de la comunidad dedicada a la financiación de la naturaleza convocó a altas autoridades gubernamentales, incluyendo representantes de ministerios de medio ambiente y finanzas, así como a miembros clave de gabinetes ministeriales.

En la sesión de apertura la Ministra de Ambiente del país anfitrión Maisa Rojas destacó que hoy “estamos muy orgullosos como país de recibir a los 133 países que son parte de BIOFIN.  Hoy, el principal desafío es visibilizar la biodiversidad y reconocer su papel crítico en el desarrollo económico, la organización social e identidad de nuestros países, llevando su comprensión a una dimensión clara, medible e integrada dentro de las cuentas nacionales y del desarrollo económico sostenible”.

Agregó que “como país entendemos que las soluciones no pueden estar aisladas, sino que deben tener siempre a la cooperación en sus múltiples dimensiones. Por eso, estamos trabajando en la integración entre políticas climáticas y de biodiversidad. Un ejemplo es nuestra Ley Marco de Cambio Climático, que establece la meta de carbono neutralidad y la resiliencia al 2050, promoviendo el uso de soluciones basadas en la naturaleza como herramientas de mitigación y adaptación. Allí hay una gran oportunidad para vincular las acciones y métricas de biodiversidad con los instrumentos de adaptación y financiamiento climático”.

Aproximadamente un millón de especies de animales y plantas están actualmente amenazadas de extinción, muchas de ellas dentro de las próximas décadas. Este deterioro es causado principalmente por actividades humanas, incluyendo los cambios en el uso de la tierra y el mar, la explotación directa de organismos, el cambio climático, la contaminación y la introducción de especies invasoras.

«Proteger la naturaleza no es solamente una prioridad entre muchas: es la base que sostiene nuestras economías, nuestras sociedades y la promesa de un futuro digno. El desarrollo humano no puede desvincularse de la salud de nuestro mundo natural. En América Latina y el Caribe, una superpotencia en biodiversidad, el PNUD trabaja con los países para transformar la forma en que se valora y financia la conservación de la naturaleza», dijo Michelle Muschett, Secretaria General Adjunta de las Naciones Unidas y Directora Regional del PNUD para América Latina y el Caribe.

«Al conmemorar 60 años impulsando el desarrollo sostenible, el PNUD reafirma su compromiso con soluciones que protejan, restauren y sostengan los ecosistemas que sustentan la resiliencia, la prosperidad y el bienestar del planeta y de las generaciones presentes y futuras», añadió.

El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), en asociación con BIOFIN del PNUD —una iniciativa global dedicada a diseñar e implementar soluciones de financiación para la biodiversidad a gran escala— está apoyando a más de 90 países en la elaboración de Planes de Financiación de la Biodiversidad.

Estos planes fueron reconocidos en la COP16 de Biodiversidad de la ONU, celebrada en Colombia, como una “acción habilitadora” clave para cerrar la brecha global de financiamiento para la biodiversidad, que supera los 700 mil millones de dólares anuales.

“El GEF se complace en trabajar junto a BIOFIN para acelerar las acciones que cerrarán la brecha de financiamiento para la biodiversidad y ayudarán al mundo a alcanzar los objetivos del Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal”, afirmó Carlos Manuel Rodríguez, Director Ejecutivo y Presidente del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF).

“Juntos estamos ayudando a los gobiernos a reorientar los flujos financieros y movilizar recursos internos para la biodiversidad, además de garantizar que la biodiversidad esté plenamente integrada en las prioridades económicas y de desarrollo, y no sea tratada como una cuestión secundaria”, añadió.

A medida que la ayuda oficial al desarrollo continúa disminuyendo, la necesidad de modelos de financiamiento más catalíticos nunca ha sido tan urgente. El concepto de «financiar el financiamiento» —el uso estratégico de recursos limitados de donantes para movilizar volúmenes mucho mayores de financiamiento público y privado— representa un camino clave hacia adelante.

BIOFIN del PNUD ha implementado este enfoque de «financiar el financiamiento» en 41 países, catalizando más de 1.600 millones de dólares para la naturaleza desde 2018.

Pequeñas inversiones catalíticas en políticas, estructuras financieras e incentivos han permitido desbloquear flujos de financiamiento sostenible mucho mayores, convirtiendo el modelo de «financiar el financiamiento» en un acelerador comprobado para los países que buscan alcanzar sus objetivos de biodiversidad y desarrollo.

Algunos ejemplos del impacto del enfoque de BIOFIN de “Financiar el Financiamiento” (cifras de 2024):

  • Argentina diseñó un plan de financiación para la biodiversidad de 420 millones de dólares en la provincia de Misiones, integrando un seguro para la conservación del Yaguarete (Jaguar) con el fin de proteger ecosistemas críticos.
  • Botsuana revisó las tarifas de sus áreas protegidas según las recomendaciones de su Plan de Financiación de la Biodiversidad, lo que permitió aumentar los ingresos de los parques nacionales en 7 millones de dólares en un solo año.
  • Ecuador distribuyó más de 800 millones de dólares en microcréditos utilizando salvaguardas ambientales para incentivar el crecimiento de pequeñas empresas con impacto positivo en la naturaleza.
  • Tailandia introdujo una tasa para visitantes de menos de 1 dólar en la isla sureña de Koh Tao, destinada a financiar la protección del coral y la biodiversidad marina, generando un total acumulado de 314.000 dólares al cierre de 2024.
  • Kazajistán, una reforma legislativa permitió triplicar el presupuesto destinado a áreas protegidas desde 2018, alcanzando un total de 70,3 millones de dólares

Los subsidios perjudiciales para el medio ambiente fueron otro de los temas centrales debatidos durante la conferencia.

Cada vez más países reconocen que la reasignación de estos subsidios nocivos representa una doble ganancia: no solo permite ahorrar dinero público al reducir gastos ineficientes, sino que también genera importantes beneficios para la biodiversidad al eliminar incentivos que impulsan la destrucción ambiental. El PNUD apoya a los países en el desarrollo de múltiples escenarios para rediseñar estos subsidios.

Un tema recurrente en la conferencia fue el papel cada vez más importante del sector privado en la toma de decisiones de inversión positivas para la naturaleza, mediante instrumentos de financiación combinada como los bonos verdes, y enfoques como el acceso y la participación en los beneficios, así como las contribuciones por el uso de recursos genéticos en los que se basan sus modelos de negocio.

Un cambio global hacia economías positivas para la naturaleza podría generar hasta 10 billones de dólares en nuevas oportunidades de negocio, según la Promesa por la Naturaleza del PNUD —un compromiso emblemático para apoyar a 140 países en el logro de las metas globales de biodiversidad.

“Esta conferencia ejemplifica el impulso que estamos construyendo a través de la Promesa por la Naturaleza del PNUD para transformar la forma en que valoramos la naturaleza en nuestros sistemas económicos y financieros a nivel mundial”, afirmó Midori Paxton, Directora Global del Nature Hub del PNUD.

“Al reunir a más de 130 países, no solo estamos reafirmando nuestro compromiso colectivo con el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal, sino también transformando ese compromiso en estrategias concretas mediante iniciativas sólidas como BIOFIN”, añadió.

Los avances logrados en la 6ª Conferencia Global llegan en un momento clave, con importantes hitos internacionales en el horizonte para 2025 —incluyendo la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo en España y la COP30 sobre Cambio Climático de la ONU en Brasil. Se trata de una oportunidad crucial para avanzar en la integración de la financiación para la biodiversidad en los planes nacionales de desarrollo y en la agenda más amplia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Las crisis de biodiversidad y climática están profundamente interconectadas, se refuerzan mutuamente y se aceleran entre sí. El cambio climático es ya uno de los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad, al alterar hábitats, interrumpir ecosistemas y empujar a las especies hacia la extinción.

Al mismo tiempo, la destrucción de bosques, humedales, océanos y otros sistemas naturales debilita la capacidad del planeta para absorber carbono y regular el clima.

El PNUD es la principal organización de las Naciones Unidas que trabaja para poner fin a la injusticia de la pobreza, la desigualdad y el cambio climático. Con una amplia red de expertos y socios en 170 países, ayudamos a las naciones a construir soluciones integradas y duraderas para las personas y el planeta.

Más información en undp.org/es/latin-america o a través de @PNUDLAC.

La Iniciativa de Financiamiento para la Biodiversidad (BIOFIN) es una alianza global liderada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que trabaja con más de 133 países para desarrollar e implementar soluciones financieras para la naturaleza. BIOFIN ayuda a los gobiernos a identificar, movilizar y alinear flujos financieros públicos y privados para cerrar la brecha de financiamiento para la biodiversidad e integrar la biodiversidad en la planificación nacional, los presupuestos y la política económica.

El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés) agrupa varios fondos multilaterales que trabajan juntos para abordar los desafíos más urgentes del planeta de manera integrada. Su financiamiento ayuda a los países en desarrollo a enfrentar retos complejos y avanzar hacia el cumplimiento de metas ambientales internacionales. En las últimas tres décadas, el GEF ha otorgado más de 26.000 millones de dólares en financiamiento, principalmente en forma de donaciones, y ha movilizado otros 148.000 millones de dólares para proyectos prioritarios impulsados por los países. Más información en www.thegef.org.


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El Día de la Tierra: UN COMPROMISO GLOBAL CON LA SOSTENIBILIDAD

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El Día de la Tierra, celebrado anualmente el 22 de abril, es una fecha clave en el calendario de la conciencia medioambiental global. Este día tiene como objetivo reflexionar sobre la relación entre los seres humanos y el planeta, destacando la importancia de proteger los recursos naturales y fomentar un desarrollo sostenible.


La iniciativa comenzó en 1970 en los Estados Unidos, impulsada por el senador Gaylord Nelson, quien, preocupado por la creciente degradación ambiental y la falta de acción política ante las crisis ecológicas, propuso una jornada de sensibilización para crear un movimiento a favor del medio ambiente. Desde entonces, el Día de la Tierra se ha expandido internacionalmente, siendo conmemorado en más de 190 países.

El Origen y la Evolución del Día de la Tierra

El Día de la Tierra nació en un contexto de creciente conciencia pública sobre los problemas ambientales. En la década de 1960, la contaminación, la deforestación, la pérdida de biodiversidad y el uso desmedido de recursos naturales ya estaban generando impactos negativos en el planeta. La publicación del libro Primavera Silenciosa (Silent Spring) de Rachel Carson, en 1962, alertó al mundo sobre los peligros de los pesticidas y cómo estos estaban afectando la fauna y flora, especialmente los ecosistemas acuáticos. Fue una de las primeras obras que hizo visible la necesidad urgente de proteger el medio ambiente.

El 22 de abril de 1970, millones de personas en los Estados Unidos participaron en una jornada de movilización que marcó el nacimiento oficial del Día de la Tierra. En esa primera edición, más de 20 millones de personas se unieron en protestas y actividades educativas, exigiendo un cambio en las políticas públicas y una mayor conciencia sobre la importancia de la conservación ambiental. El evento fue un éxito rotundo, logrando influir en la creación de leyes ambientales en los Estados Unidos, como la Ley de Aire Limpio y la Ley de Agua Limpia, que establecieron estándares para reducir la contaminación.

Importancia del Día de la Tierra

El Día de la Tierra tiene una relevancia trascendental en un mundo cada vez más afectado por el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la contaminación y la escasez de recursos naturales. La celebración de este día es un recordatorio de que nuestro planeta es finito, y que nuestras acciones tienen consecuencias directas sobre el medio ambiente. Además, el Día de la Tierra resalta la importancia de tomar medidas colectivas para preservar los recursos naturales y proteger el entorno para las generaciones futuras.

Este día ofrece una plataforma global para que individuos, comunidades, organizaciones y gobiernos reflexionen sobre los impactos que sus actividades tienen sobre la Tierra. En un contexto donde el calentamiento global es una de las principales amenazas, la concienciación sobre cómo nuestras acciones afectan al medio ambiente se vuelve crucial. Además, fomenta la participación activa en actividades de limpieza, reforestación, educación ambiental y promoción de políticas públicas en favor del desarrollo sostenible.

Hitos Más Importantes

Desde su creación, el Día de la Tierra ha sido testigo de importantes logros ambientales. Algunos de los más destacados incluyen:

  1. El establecimiento de políticas medioambientales: El Día de la Tierra de 1970 fue crucial para la creación de leyes ambientales en Estados Unidos y para la creación de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), que comenzó a regular la contaminación y a promover políticas de conservación.

  2. El Acuerdo de París (2015): El Día de la Tierra también es una fecha simbólica para la firma de compromisos globales como el Acuerdo de París, en el que los países se comprometieron a limitar el aumento de la temperatura global a menos de 2°C para evitar los peores efectos del cambio climático.

  3. Iniciativas de reciclaje y reducción de residuos: En muchos países, el Día de la Tierra ha servido como impulso para el desarrollo de campañas de reciclaje y reducción de residuos, así como para la promoción de la economía circular.

Sostenibilidad y el Futuro del Planeta

La sostenibilidad es el eje central de la celebración del Día de la Tierra. Este concepto hace referencia al uso responsable de los recursos naturales, de modo que se puedan satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para cubrir las suyas. El planeta está enfrentando una crisis ambiental en la que el cambio climático, la deforestación, la contaminación del aire y el agua, y la pérdida de biodiversidad son algunas de las principales amenazas.

Proyecciones futuras del Día de la Tierra apuntan a una mayor integración de la sostenibilidad en las políticas globales, tanto a nivel gubernamental como empresarial. Las energías renovables, la reforestación, la agricultura sostenible y el transporte limpio son áreas clave en las que se espera avanzar de manera significativa. Según las proyecciones, la implementación de prácticas sostenibles podría contribuir a mitigar el cambio climático, mejorar la calidad del aire y del agua, y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, el Día de la Tierra también tiene el potencial de estimular la economía verde, que aboga por el empleo en sectores relacionados con la protección del medio ambiente, la transición energética y la conservación de la biodiversidad.

Beneficios para el Medio Ambiente y el Desarrollo Sostenible

El Día de la Tierra ofrece varios beneficios tanto para el medio ambiente como para el desarrollo sostenible. En primer lugar, promueve la reflexión colectiva sobre las necesidades de proteger nuestros ecosistemas y cómo nuestras actividades económicas deben alinearse con las capacidades regenerativas del planeta. Este día no solo invita a reflexionar sobre los desafíos, sino que también alienta la acción inmediata, como la plantación de árboles, la limpieza de playas, ríos y parques, y la promoción de hábitos de consumo responsables.

En términos de desarrollo sostenible, el Día de la Tierra es fundamental para conectar la protección ambiental con el crecimiento económico. La creación de empleos verdes, la promoción de energías limpias y la inversión en tecnología sostenible son aspectos claves que se han visto impulsados por el enfoque centrado en la sostenibilidad. Este día refuerza la importancia de un desarrollo que no solo favorezca la economía, sino que también respete los límites ecológicos del planeta.

Conclusión

El Día de la Tierra es mucho más que una jornada de sensibilización; es un recordatorio anual de que cada acción cuenta en la preservación del medio ambiente. La lucha contra el cambio climático y la protección de nuestros recursos naturales requieren esfuerzos globales, y este día es una plataforma crucial para movilizar a la sociedad hacia un futuro más sostenible. En su celebración, no solo conmemoramos el pasado, sino que también establecemos las bases para un futuro en el que el respeto por la naturaleza y el bienestar humano vayan de la mano.




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EL CALENTAMIENTO GLOBAL BATE TODOS LOS RÉCORDS EN 2024 Y SUS EFECTOS SERÁN IRREVERSIBLES DURANTE SIGLOS

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El pasado año fue más cálido desde que existen registros. Por primera vez, la temperatura media global superó los 1,5 °C respecto a la era preindustrial, según un informe de la Organización Meteorológica Mundial, que documenta la espiral de consecuencias de los eventos meteorológicos y climáticos.


 

Los signos inequívocos del cambio climático antropógeno batieron todos los récords en 2024, y algunas de sus consecuencias serán irreversibles durante siglos o incluso milenios, advierte un nuevo informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). En la publicación también se ponen de relieve las desmedidas perturbaciones económicas y sociales fruto de las condiciones meteorológicas extremas.

El documento confirma que 2024 fue, probablemente, el primer año natural en superar en más de 1,5 °C el valor de referencia de la era preindustrial, dado que la temperatura media mundial cerca la superficie estuvo 1,55 ± 0,13 °C por encima de la media del período 1850-1900. Se trata del año más cálido desde que empezaron a registrarse los valores de temperatura hace 175 años.

La temperatura media mundial en 2024 estuvo 1,55 °C por encima del promedio de 1850-1900. «Las señales de socorro de nuestro planeta se multiplican, pero en este informe se demuestra que aún es posible limitar el aumento de la temperatura mundial a largo plazo a 1,5 grados Celsius», advirtió el secretario general de la ONU, António Guterres.

El informe señala que la concentración atmosférica de dióxido de carbono (CO2) ha alcanzado los niveles más altos en 800.000 años y que los últimos diez años han sido los más cálidos registrados. Además, la pérdida de masa glaciar de los últimos tres años es la mayor desde que existen mediciones.

«Sobrepasar en un año concreto el umbral de calentamiento de 1,5 °C no supone que sea imposible alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, pero es una llamada de atención sobre los crecientes riesgos para nuestras vidas, economías y el planeta», indicó la secretaria general de la OMM, Celeste Saulo.

El 90 % del exceso de calor del planeta se acumula en los océanos, y 2024 marcó el nivel más alto de contenido calorífico oceánico en 65 años de mediciones. En los últimos ocho años, este indicador ha batido récords consecutivos. A su vez, la velocidad de aumento del nivel del mar se ha duplicado desde que se iniciaron las mediciones por satélite.

Fenómenos extremos y sus efectos

Los fenómenos meteorológicos extremos registrados en 2024 provocaron el mayor número anual de desplazados desde 2008. Además de la destrucción de viviendas e infraestructuras, estos eventos agravaron crisis alimentarias en 18 países, debido a la combinación de sequías, conflictos y el alza de los precios de los alimentos. Entre los desastres más graves del año se encuentran el tifón Yagi en el sudeste asiático, los huracanes Helene y Milton en EE UU, y el ciclón Chido en el océano Índico, que causaron cientos de víctimas y pérdidas económicas millonarias.

El informe pide inversiones en sistemas de alerta temprana y energías renovables para mitigar el impacto del cambio climático

 El informe de la OMM subraya la necesidad de inversiones en sistemas de alerta temprana y energías renovables para mitigar el impacto del cambio climático. La publicación, que forma parte de una serie de informes científicos de la OMM cuyo objetivo es fundamentar los procesos decisorios, se ha presentado en la semana del Día Meteorológico Mundial (23 de marzo), el Día Mundial del Agua (22 de marzo) y el Día Mundial de los Glaciares (21 de marzo).



Fuente/SINC
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¿’QUO VADIS’, ODS?

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Cuando se cumplen dos tercios del tiempo previsto para lograr los diferentes Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos en la Agenda 2030 de la ONU, se avecinan momentos de incertidumbre.


A día de hoy, aún queda un alto porcentaje de metas por alcanzar, mientras que sólo un pequeño número de objetivos están bien encaminados. Concretamente, según un reciente informe de la organización que analiza más de un centenar de objetivos, sólo un 15 % están bien encauzados, un 48 % se encuentran moderadamente retrasados y un 37 % están estancados o en serio peligro de no conseguirse.

En este contexto, es fundamental destacar que, desde una perspectiva científica, un análisis exhaustivo de la sostenibilidad de procesos, productos y servicios genera beneficios económicos, ambientales y sociales. Esto se debe a que repensar y rediseñar implica detenerse a reflexionar, evitando la aplicación automática de mecanismos sin un análisis crítico.

Visión global

La Unión Europea (UE) ha desarrollado una página web dinámica que permite conocer la situación de cada país en relación con los ODS. A tal efecto define dos indicadores:

  • Estatus de país: representa la agregación de todos los indicadores del objetivo específico en comparación con la media de la UE.
  • Puntuación de progreso: se basa en las tasas medias de crecimiento anual de todos los indicadores evaluados dentro de un objetivo específico durante los últimos cinco años.
     
Estado del cumplimiento de los ODS a nivel mundial (ONU, 2023) y en España. Comisión Europea, CC BY-SA

 

Cambio climático

Una de las principales preocupaciones de la sociedad es el calentamiento global, un desafío abordado de manera transversal en distintos ODS (ODS7, ODS9, ODS11, ODS12, ODS13).

Tres factores son clave en la emisión de gases de efecto invernadero causantes del aumento de la temperatura global: la generación y el consumo de energía, la producción y el consumo de alimentos y la movilidad de personas y bienes de consumo.

A nivel mundial, las emisiones de CO₂ equivalente (en toneladas per cápita) se han mantenido constantes en un valor de 4,7 tCO₂e (toneladas de dióxido de carbono equivalente) durante el período 2015-2023. Sin embargo, la evolución varía significativamente entre países. En España, por ejemplo, las emisiones se redujeron en un 20 %, pasando de 5,92 a 4,94 tCO₂e, aunque aún superan la media global.

 
Variación de emisión de tCO₂e per cápita para el período 2015-2023. Banco MundialCC BY-SA

El binomio energía-desarrollo económico ha sido ampliamente evaluado, pero la clave radica en lograr un desempeño energético óptimo. Esto implica actuar tanto en la generación de energía, promoviendo fuentes menos contaminantes, como en su uso eficiente, minimizando pérdidas y sobreconsumos innecesarios.

Por otro lado, el crecimiento de la población mundial representa un desafío para la seguridad alimentaria. Si bien la descarbonización de la producción de alimentos es un objetivo en constante desarrollo, debe ir acompañada de una gestión responsable por parte de todos los actores de la cadena de valor, con el fin de reducir el desperdicio alimentario.


 
Despilfarro alimentario doméstico por zonas geográficas. UNEP, 2024CC BY-SA

No sobrepasar los umbrales de 1,5 ºC y 2 ºC de calentamiento por encima del promedio de la era preindustrial (1850-1900) son hitos definidos para minimizar los impactos del cambio climático. Que se hayan cruzado temporalmente (por ejemplo, en enero de 2025) esas marcas no significa necesariamente que se hayan incumplido los objetivos, pero sí indica que estamos peligrosamente cerca de ese punto.

Gestión del agua

El agua es un recurso esencial para la vida tal como la conocemos hoy en día. De ahí que uno de los ODS (ODS6) sea garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos. En muchos países, su acceso es una cuestión de supervivencia: 800 millones de personas carecen de acceso a agua potable en el mundo y 2 200 millones no disponen de un servicio de gestión segura de agua potable.

Entre 2015 y 2022, el porcentaje de la población con acceso a agua potable segura aumentó aproximadamente un 5 %, alcanzando el 73 % a nivel mundial, una cifra aún lejos de la cobertura universal. La desigualdad entre norte-sur es evidente, siendo el África subsahariana una de las regiones más afectadas y con mayor necesidad de apoyo.

Mapa de acceso al agua potable en 2022. ONU, CC BY-SA

Salud global

Una nutrición adecuada está estrechamente vinculada a un mejor estado de salud general. Sin embargo, el número de personas que padecen hambre e inseguridad alimentaria ha aumentado de forma constante.

En 2022, aproximadamente el 9,2 % de la población mundial, es decir, alrededor de 735 millones de personas, sufría hambre crónica. La pandemia de covid-19 tuvo un impacto claramente negativo en el cumplimiento de las metas de salud global establecidas en 2015 (ODS1, ODS2).

A pesar de ello, se han logrado avances significativos en algunos ámbitos:

  • La mayoría de los países, con excepción del África subsahariana, han alcanzado el umbral fijado para la mortalidad infantil en menores de 5 años.
  • El tratamiento eficaz del VIH ha reducido en un 52 % las muertes relacionadas con el sida a nivel mundial desde 2010.

Por el contrario, los avances en la reducción de la mortalidad materna y la ampliación de la cobertura sanitaria universal siguen estando lejos de los objetivos deseados. Estos indicadores están estrechamente relacionados con el PIB de cada país y tienen un impacto directo en la esperanza de vida.

 
Esperanza de vida versus PIB per cápita. El tamaño de la burbuja representa la población y el color el continente. The Global EconomyCC BY-SA

Igualdad

La educación y la igualdad (recogidas en los ODS4, ODS5, ODS8, ODS10) están estrechamente relacionadas y contribuyen a mejoras en todos los ámbitos de la sostenibilidad. A nivel global, sólo uno de cada seis países alcanzará la meta de finalización de la enseñanza secundaria para 2030, y aproximadamente 300 millones de estudiantes carecerán de competencias básicas en aritmética y alfabetización.

El desempleo femenino es un indicador clave de igualdad y está directamente vinculado a la tasa de pobreza entre las mujeres. Un alto nivel de desempleo femenino puede incluso aumentar el riesgo de pobreza infantil.

Según un estudio que publicamos varios investigadores en 2021, una tasa inferior al 14 % se considera un punto de partida adecuado para la sostenibilidad. Sin embargo, la situación actual dista mucho de este objetivo, ya que las mujeres jóvenes tienen más del doble de probabilidades de estar desempleadas (32,1 %) en comparación con los hombres jóvenes.

Además del acceso al empleo, la igualdad también implica alcanzar puestos de toma de decisiones, como la representación en los parlamentos nacionales. A principios de 2023, la proporción mundial de mujeres en los parlamentos nacionales alcanzó el 26,5 %, lo que representa una leve mejora de un 4,2 % desde 2015.

 
Presencia porcentual de mujeres en los parlamentos nacionales según el área geográfica a comienzos de 2023. CC BY-SA

Biodiversidad

La biodiversidad del planeta (ODS14, ODS15) se encuentra seriamente amenazada. El aumento de la eutrofización, la acidificación, el calentamiento de los océanos y la contaminación por plásticos deterioran su salud, que debe reconducirse con una gobernanza basada en la equidad.

En tierra, la creciente tendencia a la pérdida de bosques, la degradación de los suelos y la extinción de especies suponen una grave amenaza para el planeta. Por ejemplo, la cobertura forestal mundial disminuye paulatinamente; en el año 2000 el planeta poseía un 31,9 % (4 200 millones de hectáreas) y al final del 2020 se había reducido al 31,2 % (4 100 millones de hectáreas).

El riesgo de extinción de especies de mamíferos, aves, anfibios, corales y cícadas aumentó aproximadamente un 5 % para el período 2013-2023.

Democracia y digitalización

Los ODS16 y 17 aluden a promover la paz y el acceso universal a la justicia y al establecimiento de alianzas para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El índice del Estado de derecho (-2,5 débil; 2,5 fuerte) evalúa diversos factores como, por ejemplo, la ausencia de corrupción, la justicia civil y penal y los límites al poder gubernamental. Desde 2018 sigue una línea descendente, con un valor medio mundial en 2023 de -0,04 puntos (el valor más alto corresponde a Finlandia, 1,97; y el menor para Somalia, -2,21).

No cabe duda de que las tecnologías digitales permiten una mejor conectividad, lo que fomenta, en líneas generales, sin desechar los problemas derivados de las noticias falsas, los procesos democráticos. El uso de internet alcanza a dos tercios de la población mundial, pero persisten diferencias entre géneros y conectividad. Se calcula que aproximadamente 5 300 millones de personas –el 67  % de la población mundial– utilizaron internet en 2023 frente al 40 % de cobertura en 2015.

En conclusión, el avance hacia el cumplimiento de los ODS ha perdido el impulso inicial. Tras una etapa prometedora, los logros alcanzados se han estancado, con sólo un 15 % de las metas progresando de manera satisfactoria.

Aunque desde un punto de vista técnico las metas planteadas son alcanzables y factibles, el verdadero desafío radica en fomentar una mayor conciencia social sobre la importancia de proteger nuestro planeta. Su consecución implica además un componente fundamental de voluntad política. Sólo a través de un cambio profundo en la mentalidad colectiva podremos garantizar un futuro sostenible para las próximas generaciones.



Fuente/The Conversation / (La versión original de este artículo ha sido publicada en la revista Telos, de Fundación Telefónica.)
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