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Congreso del futuro: cuatro miradas sobre lo que viene

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Desde los periódicos impresos a la economía automatizada, desde el proceso de paz colombiano a los avances científicos o una posible extinción masiva, cuatro de los más destacados invitados a la versión 2017 del Congreso del Futuro, que comienza el lunes, conversan sobre sus respectivas áreas de interés y competencia.

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John Mulholland, nuevas formas de contar historias

“Los diarios han transformado totalmente la forma como se aproximan a contar historias, de manera que creo que ya no es útil hablar de ‘periódicos’ y otras ‘plataformas digitales’, pues muchas viejas organizaciones de noticias se han adaptado, o están tratando de hacerlo, a una nueva forma digital. Están entregando noticias, aplicaciones, comentarios, investigaciones y mucho más por esa vía y con una completamente nueva gama de herramientas. Ya no es sólo texto, puede ser video, audio, datos, realidad virtual o un blog en vivo que abarca lo escrito, audio, fotos, tuits”,dice John Mulholland, editor del británico The Observer, que si de viejas organizaciones de noticias se trata, es el periódico dominical más antiguo del mundo, y junto a su fraternal compañero The Guardian (forman parte del mismo grupo de medios), está entre los más influyentes. Mulholland ha estado vinculado a ambos casi toda su carrera, desde 1990 (con alguna interrupción), de manera que le ha tocado ver de cerca asuntos tan complejos como los casos de Wikileaks y Snowden, sobre los límites de vigilancia de las agencias de seguridad. Mulholland es editor de The Observer desde 2008.

¿Y qué pasa con el periódico impreso?

Por supuesto, todavía contamos estas historias en papel impreso, y ese formato ha sido mucho más resistente de lo que nadie creía posible, pero dado que las tendencias de circulación y publicidad disminuyen, es poco probable que sea sostenible en el largo plazo. Lo que “largo plazo” signifique en años, es algo que está por verse. Además, sólo porque las viejas organizaciones de noticias se estén transformando en plataformas digitales no significa que sea una transformación fácil. Es tremendamente difícil.

¿Por qué?

El modelo que todos pensamos que era posible hace unos años —construir un sitio web con mucho tráfico de lectores y luego los dólares de publicidad que lo seguirían— ahora está completamente quebrado. Los dólares de anuncios simplemente no están allí —están siendo captados desproporcionadamente por Google y Facebook-. Esto nos ha golpeado a todos. Un periódico con un tráfico enorme no puede competir con esas dos plataformas ya que ellas poseen mucha información sobre sus usuarios (quiénes son, dónde viven, dónde compran, qué les gusta, etc.) y los sitios de periódicos tienen pocos datos preciosos que ofrecer a los anunciantes. Es decir, ya no podemos depender de un modelo basado en la publicidad.

¿Y afecta el contenido? Noticias “de última hora” parecen imposibles en papel…

Lo que The Guardian publica impreso es una pequeña muestra de lo que publica digitalmente. Los periódicos en línea por supuesto que tienen noticias de última hora y las seguirán teniendo. En el impreso tiene que haber una tendencia a ofrecer más contexto, análisis, comentario, ayudándonos a dar sentido al mundo. En The Observer durante los últimos ocho meses —con el Brexit, Trump y Siria— hemos encontrado que hay un enorme apetito por cosas que tratan de explicar, analizar o comentar estos grandes cambios globales. Sí, los periódicos (en su expresión impresa) tienen que mantener su importancia y sólo pueden hacerlo reconociendo que mucha gente ya sabe “qué” sucedió, ahora quieren saber “por qué” ocurrió y qué viene a continuación.

¿Está a favor de que todo el contenido del periódico esté disponible gratis en línea?

Pienso que la mayoría de los grupos de noticias se están dando cuenta de que algún tipo de pago es vital, sobre todo porque el antiguo modelo de ingresos publicitarios ha sido quebrado, como dije, por Google y Facebook. The Guardian y The Observer, técnicamente, tienen todo su contenido disponible gratuitamente, pero también está animando activamente a sus seguidores a ayudar a financiar el periodismo convirtiéndose en un “sustentador” por cinco libras al mes. No es un muro de pago formal como el de The New York Times, pero sigue siendo un método para obtener dinero de los lectores. Creo que veremos muchos modelos diferentes tratando de lograr que los lectores ayuden a pagar por su periodismo en línea.

Usted ha escrito extensamente sobre lo que está ocurriendo en Colombia. ¿Cómo ve el futuro político de ese país?

Este año he pasado tiempo en Colombia y Cuba haciendo un documental sobre el proceso de paz y eso ha implicado entrevistar a muchos de los principales negociadores de todas las partes: el Presidente, sus generales, grupos de víctimas y las jefaturas de las FARC. Colombia es un país complicado —geográfica, social y políticamente— y están enfrentando lo difícil que es desenredar 52 años de guerra. El acuerdo de paz ha sido ratificado en el Congreso, pero sigue siendo muy frágil: todavía hay grandes depósitos de desconfianza, odio, ira por todos lados. Lo que es más alentador, sin embargo, es cuando se habla con las víctimas y uno se da cuenta de que el país tiene la oportunidad de cerrar este capítulo.

¿Por qué?

Las víctimas con las que hablamos son muy conscientes de que están haciendo un sacrificio —perdonar, no olvidar nada— para que su país pueda seguir adelante. Son los verdaderos héroes de Colombia. La reconciliación y el perdón son absolutamente un punto crítico: si la gente sigue insistiendo en venganza y castigo, el acuerdo de paz se desmorona. Pero no será fácil: firmar un acuerdo de paz no garantiza la paz.

¿Cuál es el principal desafío ahora para Colombia?

El mayor desafío postconflicto para el Estado es entrar en aquellas áreas que las FARC y los cárteles controlaban. ¿Puede hacerlo? ¿Está listo, finalmente, para ser un Estado para todos los colombianos? Bueno, la paz al menos le da una oportunidad que nunca antes había tenido.

Ryan Avent y un mundo sin trabajo

Temprana maldición: ganarse el pan con el sudor de la frente. ¿Pero qué pasaría si no fuera necesario, si robots trabajaran por nosotros? Ryan Avent es uno de los editores y columnista en el semanario The Economist. En su último libro, The Wealth of Humans (La riqueza de los humanos), aborda los cambios provocados por el progreso tecnológico.

Si la automatización y la globalización generan un mundo con abundante mano de obra y poco trabajo, algunos tendrán mucho tiempo libre, pero muchos trabajadores tendrán empleos más precarios…

Irónicamente, tenderán a ser los trabajadores menos importantes, con menos poder de negociación, quienes tendrán mucho tiempo libre. Durante la última década o dos, las horas trabajadas por las personas menos calificadas y con salarios relativamente bajos han tendido a la baja, mientras que los que ganan ingresos muy altos trabajan más horas. El problema es que nuestras sociedades no están construidas para ese mundo.

Muchas de las personas que se encuentran con más tiempo libre preferirían tener buenos empleos; cuando no pueden encontrar uno con un buen sueldo se frustran e indignan. La salud mental y física de algunos se deteriora, mientras que otros expresan su frustración apoyando a los partidos políticos marginales. Y las redes de seguridad social se construyen generalmente sobre el supuesto de que la mayoría de los adultos sanos se emplean tiempo completo. Cuando no es el caso, los presupuestos del gobierno se vuelven insostenibles y los diferentes grupos luchan en torno a quienes merecen recibir los beneficios estatales financiados por un reducido segmento de contribuyentes que trabajan.

Predice que cuando la nueva revolución informatizada reorganice la economía, seguirán disturbios sociales a menos que los gobiernos y otras instituciones realicen reformas…

Yo diría que históricamente el cambio económico ha llevado en última instancia al malestar social, y que es generalmente en respuesta a éste que vemos la reforma a los sistemas políticos y otras instituciones.

¿Cómo ve el futuro de un mundo postrabajo?

Eventualmente, un mundo post-trabajo debería ser algo maravilloso. Un mundo en el que la gente no necesite trabajar debe ser uno en el que no haya escasez material, y en el que todo el mundo sea mucho más rico que lo que somos hoy. También debe ser un mundo en el que las personas sean libres de usar sus vidas como quieran, en las cosas que son más importantes para ellos: como la familia, el saber, el arte o ayudar a los demás. La dificultad viene cuando intentamos hacer la transición a ese mundo. Nuestras instituciones están totalmente inequipadas para manejar un mundo sin trabajo.

Necesitaremos desarrollar nuevas instituciones y normas. Pero el proceso de desarrollo de éstas es inevitablemente contencioso; la gente no está de acuerdo sobre cómo las cosas deberían funcionar y lo que es justo o injusto. Los desacuerdos a veces se producen al interior de los sistemas políticos existentes, que a veces no pueden manejarlos y entonces hay formas más destructivas o violentas de malestar social. La humanidad pasó por esto mientras se ocupaba de adaptarse a las tecnologías de la revolución industrial. Tendrá que pasar por eso de nuevo, en cuanto se adapta a la revolución digital. Esperemos que podamos manejarlo.

Philip Campbell, el avance de la ciencia

El descubrimiento de la estructura en doble hélice del ADN, por Watson y Crick, en 1953, por ejemplo, apareció allí. Más recientemente los artículos sobre el agujero de la capa de ozono o la transmisión del virus de la gripe aviar. Nature es quizá la revista científica con mayor prestigio mundial. Sir Philip Campbell, ingeniero aeronáutico y astrofísico, llegó a la publicación en 1979, fue editor de ciencias físicas desde 1982 a 1988, cuando se marchó para fundar la revista Physics World; volvió a Nature en 1995, como editor en jefe. Lleva, por tanto, más de tres décadas siendo testigo de la mejor ciencia.

¿Es la publicación científica un universo en expansión?

Sí, la cantidad de trabajos que se están publicando está aumentando porque el financiamiento científico está creciendo en muchos países. Además, la gama de revistas está creciendo a medida que los temas menos tradicionales en la investigación —como muchos aspectos de la sustentabilidad— ganan impulso.

¿Por qué es tan difícil publicar en Nature y cómo son los criterios para elegir los artículos?

Nature recibe cerca de 11 mil trabajos cada año de todas las ciencias naturales. Nuestros editores eligen los artículos que creen que son los más importantes, y publicamos alrededor de 800 anuales. Los editores fijan altos estándares de importancia científica.

¿Cuáles son los eventos científicos que más le han llamado su atención como editor de la revista?

Nature publicó el primer descubrimiento de planetas (“exoplanetas”) orbitando una estrella distinta de nuestro Sol, y el crecimiento subsiguiente de ese campo ha sido muy emocionante e inspirador en su realización técnica. Publicamos el caso de la oveja Dolly —el primer mamífero clonado— y la reacción pública global fue un llamado de atención para mejorar el diálogo entre científicos y los demás en la sociedad. Publicamos la primera secuencia financiada públicamente del genoma humano (y muchas otras secuencias pioneras del genoma) que no sólo fue pionera en su ciencia, sino también en su enfoque de datos abiertos. La mayoría de los científicos todavía almacenan sus datos y los hacen disponibles solamente al momento de la publicación. Pero este proyecto publicaba sus datos en bruto todos los días, para que todos los usasen. Y mencionaré, finalmente, el reciente descubrimiento de que los microorganismos en nuestros cuerpos tienen una influencia mucho mayor en nuestro desarrollo individual y la salud de lo que se ha entendido anteriormente.

¿Cómo ve el futuro del avance científico?

La investigación fundamental continuará proporcionando sorprendentes descubrimientos y percepciones cuyas implicancias aún no pueden imaginarse. Cada vez más, los gobiernos y las instituciones científicas desean también encontrar soluciones a algunos de los grandes desafíos sociales en salud y sustentabilidad, y están animando a muchas áreas de las ciencias, las ciencias sociales y las humanidades a trabajar conjuntamente para abordarlas. Es un desafío, pero los investigadores de diferentes disciplinas están aprendiendo poco a poco cómo trabajar juntos. Lo que importa, sobre todo, es que muchos conocimientos científicos seguirán teniendo un enorme valor cultural y práctico para la sociedad.

Bruno David, el porvenir de la biodiversidad

El Museo Nacional de Historia Natural de Francia está entre los más destacados del mundo en su ámbito. Su actual presidente, Bruno David, es paleontólogo y biólogo marino. Junto a Patrick De Wever ha publicada recientemente el libro La biodiversité de crise en crise (La biodiversidad de crisis en crisis).

A una gran escala histórica, no son novedad las grandes extinciones de especies y de biodiversidad…

La biosfera, en efecto, ha atravesado por muchas crisis, incluyendo las cinco mayores desde hace 500 millones de años. Pero las biodiversidades que surgieron después de ellas a menudo tenían poco que ver con las que las precedieron. Por lo tanto, es posible que, si viniera una sexta crisis, la raza humana podría no estar entre las sobrevivientes.

La última, la quinta crisis de extinción masiva, ¿es la de la extinción de los dinosaurios?
Sí, ocurrió hace 70 millones de años. No ha sido la más severa en cuanto al número de especies extintas, pero ha dado lugar a una transformación total de los ecosistemas tanto marinos como terrestres. En los primeros desaparecieron las amonitas, más o menos reemplazadas por una gran diversidad de peces. Los terrestres con los mamíferos que reemplazan a los dinosaurios (las aves son todavía descendientes de los dinosaurios).

¿Cree que entramos en la sexta gran crisis de la biodiversidad?

Estamos en el comienzo del camino que lleva a una grande (esta afirmación está respaldada por las comparaciones con diversas crisis del pasado). Dicho esto, vamos muy rápido en este camino; mucho más rápido que lo que ocurría en las antiguas crisis.

El cambio climático, ¿es una exageración?

No, no lo creo. El clima está cambiando mucho y rápidamente. La mejor prueba, además del derretimiento de los casquetes polares y los glaciares, se encuentra en las migraciones de la fauna y la flora o en los cambios en las fechas de floración, de las vendimias, etc. Los animales reaccionan al cambio climático con sus alas o sus patas, desplazándose hacia latitudes más altas.

¿Cómo ve el futuro del ecosistema global?

Si no cambiamos nuestro comportamiento, no soy muy optimista debido a que la capacidad del planeta para absorber los impactos causados por el ser humano tiene un límite. Por lo tanto, llevan la delantera los grandes cambios (los “tipping points” de los anglosajones) con las convulsiones en los equilibrios de los ecosistemas, en los principales ciclos de regulación (ciclos bio-geo-químicos). Lo que me puede volver optimista es que somos conscientes y tenemos la posibilidad de adaptar nuestro comportamiento. Esta reunión en Chile es la prueba.

Congreso del Futuro

Abrir nuevas perspectivas sobre el porvenir, un porvenir que se está construyendo, es la labor que se impuso el Congreso del Futuro, nacido en 2011. La iniciativa ha sido una instancia de reunión de importantes figuras, tanto nacionales como extranjeras, del ámbito científico como del de las humanidades. Este año el Congreso tendrá lugar entre el 9 y el 14 de enero. Programa e inscripciones en: www.congresodelfuturo.cl/

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Fuente:La Tercera 
www.chiledesarrollosustentable.cl

 

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