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El cambio cultural que se necesita para eliminar las bolsas plásticas del comercio

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Si bien hay sectores que aún cuestionan si necesariamente la prohibición de las bolsas plásticas es clave en el cuidado medioambiental, parte del sector privado y varias decenas de municipalidades están creando ordenanzas, reglamentos y generando campañas para desincentivar su uso. Incluso, este producto podría incluirse dentro de una subcategoría en la nueva ley de reciclaje.

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El 13% de las 346 comunas de Chile cuentan con ordenanzas o reglamentos municipales que incentivan la eliminación de bolsas plásticas en el comercio, según datos entregados por el Ministerio del Medio Ambiente. Pero no pueden prohibirlo.

Por eso, hasta el momento, los municipios y el sector privado se han enfocado en generar campañas de concientización y convenios para disminuir el uso de esas bolsas en supermercados, farmacias, multitiendas e incluso -aunque es más difícil- en las ferias libres y almacenes de barrio. En definitiva, el tema pasa por un cambio cultural o bien, por buscar alternativas que no necesariamente signifique borrar del mapa a las bolsas plásticas.

Se estima que en promedio, cada chileno utiliza 1,5 unidades de bolsas plásticas al día, principalmente en el trayecto del comercio a su casa y luego, para botar la basura. Además, más del 90% de estos productos termina en un vertedero o espacio público.
El problema es global. Por ejemplo, en Bangladesh se prohibieron porque atascaban el alcantarillado provocando graves inundaciones, mientras que en Sudáfrica se bautizaron como la nueva “flor nacional”. “La eliminación de estas bolsas es una buena medida, pero debe ir acompañada por un proyecto educativo. Culturalmente no estamos preparados. Es como si de un día para otro nos dijeran que no podemos utilizar automóviles de combustión interna”, comenta Marcela Godoy, profesional experta de la consultora medioambiental AGEA.

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Según Pablo Badenier, ministro del Medio Ambiente, en el Gobierno están convencidos que el elemento central es un cambio de conducta y hábitos de consumo. “En este sentido, la voluntariedad que los municipios están adquiriendo, augura una implementación exitosa. Además, hemos dictado seis normas INN que permiten distinguir diferentes tipos de bolsas, para que las ordenanzas municipales se puedan elaborar de forma más precisa y la industria los use como referencia en la fabricación de sus productos”, aclara Badenier.

La primera comuna en jugársela por una prohibición fue Pucón, con la motivación del turismo como insignia. Luego de una consulta ciudadana, en julio de 2013 realizaron una marcha blanca para eliminar la entrega de bolsas plásticas en el comercio, lo que llevó a la generación de una ordenanza. Según Carlos Barra, alcalde de Pucón, “establecimos que estas bolsas eran uno de los grandes flagelos de nuestra zona. No fue sencillo, considerando la gran población flotante producto del turismo que no estaba acostumbrada a esta práctica. Definitivamente es un tema de educación”, dice Barra.

Un poco más al norte, Hualpén es otra comuna simbólica en incorporar esta práctica, al ser la primera de la Región del Biobío. En mayo de 2014 publicaron la ordenanza y un año más tarde lograron sacar las bolsas plásticas de ocho supermercados y otro tipo de tiendas.

Según Katherine Torres, alcaldesa de Hualpén, la medida ha logrado sacar de circulación 31 millones de bolsas. “De a poco, los habitantes lograron interiorizar el cambio. Creo que podríamos haberlo hecho más rápido si hubiese habido una campaña más fuerte de sensibilización al principio”, comenta Torres.

En la capital de Chile, la comuna de Santiago implementó una ordenanza al respecto en mayo de 2015 y a la fecha, han logrado que 50 locales la adhieran. Según José Tomás Rodríguez, encargado de la Subdirección del Medioambiente de la Municipalidad de Santiago, “ha habido una buena acogida, pero aun necesitamos trabajar más en la difusión. Para ello, estamos elaborando un seguimiento de la medida que nos lleve a un diagnóstico. La idea es que este año lancemos una fuerte campaña”, señala Rodríguez.

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En el sector privado, Walmart Chile comenzó en 2014 con la campaña “Acuérdate De Mí”, que consiste en educar a los consumidores para que prefieran alternativas para transportar las compras desde el supermercado hasta el hogar. Además, la compañía ha dispuesto en sus locales bolsas reutilizables con capacidad de resistencia de hasta 40 kilos, así como carritos que aseguran una gran durabilidad. “Además, constantemente patrocinamos diversas iniciativas tales como fondos concursables públicos u otras metodologías para conocer cuáles podrían ser las alternativas más amigables con el medioambiente”, comenta Gonzalo Valenzuela, gerente de Asuntos Corporativos de Walmart Chile.

Estas acciones las están llevando a cabo en 18 comunas donde cuentan con 51 locales de los formatos Lider, Express de LIDER y SuperBodega aCuenta. “Según nuestros estudios los clientes están dispuestos a sumarse a este cambio de conducta, aunque suelen olvidar la bolsa reutilizable en su casa o en su auto. Por esto, nuestro foco es ayudarles a recordar para que se genere un cambio cultural”, agrega Valenzuela.

Alternativas

Especialistas estiman que si bien las bolsas de género, las reutilizables o los “carritos” son una buena alternativa, no siempre el plástico es más contaminante. De hecho, en muchos casos, las bolsas de papel impactan más al medioambiente, en su proceso de fabricación y extracción de materias primas (ver gráfico). Incluso, en Chile parte de estos productos se importan de China, con todo lo que eso significa en términos del impacto en la huella de carbono.

La clave, según Godoy, es estudiar el ciclo de vida de los productos, ya sean estos plásticos o no y según eso, tomar decisiones. “Por ejemplo, existen bolsas de plástico con mayor grosor que pueden reutilizarse muchas veces. Pero claramente las más delgadas, que entregan muchos supermercados son las más perjudiciales”, dice la experta de AGEA.

El 2014, luego de que la Contraloría no respaldara la cruzada de los municipios por la eliminación de las bolsas plásticas como algo obligatorio, se comenzaron a incorporar las biodegradables, compostables y reutilizables. “El problema está en que gran parte de la población no está informada respecto de lo que tiene que hacer con una bolsa biodegradable. Por eso, se necesita una campaña de educación eficaz y permanente”, comenta Marcela Godoy.

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La Ley REP podría traer nuevos aires a las iniciativas público-privadas por reducir las bolsas plásticas, especialmente si éstas se incorporan dentro de la categoría “Envases y Embalajes” en los reglamentos que están a punto de dar a luz.

Santiago Muzzo, presidente de la Asociación de Industriales del Plástico (Asipla), estima que más que la discusión de si debieran incluirse o no en la normativa, hay que trabajar en una propuesta orientada a que las bolsas plásticas sean la herramienta del cambio cultural que la REP necesita para su correcta aplicación. “Son el eslabón clave para la masificación del reciclaje, ya que facilitan la separación en origen. La comunidad ya tiene interiorizado el uso de bolsas plásticas para botar la basura. Una idea que surge de los mismos consumidores para facilitarles su esfuerzo de reciclaje en los hogares, es que el comercio entregue bolsas de dos colores: blanco para los desechos orgánicos y de otro color para los residuos inorgánicos”, propone Muzzo.

El dirigente de Asipla comenta además: “Así, por una parte, estaremos facilitando la separación en origen y por otra, educando a la ciudadanía en los hábitos del reciclaje. En términos simples, buscamos que las bolsas de basura pasen a ser ‘medios de reciclaje’, apunta Santiago Muzzo.

Con respecto a la posible incorporación de las bolsas plásticas en los reglamentos de la Ley REP, el ministro del Medio Ambiente no lo confirma ni lo descarta. “La ley nos faculta para crear subcategorías, por lo tanto podría integrarse en el grupo de Envases y Embalajes. Si bien nuestra prioridad está en otro tipos de residuos de mayor volumen y peligrosidad, no descarto que se incluyan las bolsas plásticas”, apunta Pablo Badenier.

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Fuente:Hub Sustenibilidad / Pulso 
www.chiledesarrollosustentable.cl

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