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El impacto productivo de la contaminación en la ciudad

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Los altos índices de elementos contaminantes afectan directamente en la productividad, los tiempos de desplazamiento y el desarrollo económico. Según expertos, pasados ciertos niveles de contaminación, baja la producción media de los obreros.

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Siete preemergencias consecutivas parecen suficientes para entender que el problema de la contaminación en Santiago no da para más. Pero esta no sólo afecta la calidad del aire y la salud de las personas, sino que es un complejo desafío para la ciudad, que debe adaptarse y generar las respuestas para combatirla.

Manuel Cortés, doctor en Ciencias de la Universidad Católica de Chile, sostiene que los altos niveles de contaminación provocan que “niños pequeños, estudiantes, deportistas, trabajadores y ancianos puedan padecer problemas respiratorios, desde leves hasta graves, además de mareos y dolores de cabeza, aumentando los cuadros alérgicos y problemas de sueño, entre otras patologías”.

Según cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sólo los gastos en salud equivaldrán al 1% del PIB mundial en 2060. En el informe, titulado “Las consecuencias económicas de la contaminación atmosférica”, la organización consignó que la contaminación del aire podría causar entre 6 y 9 millones de muertes en el mismo periodo, lo que tendría un costo de unos US$2.600 millones a nivel global.

Las consecuencias de la alta contaminación en una ciudad como Santiago, tienen una repercusión directa en la productividad de los trabajadores, destaca Pablo Allard, decano de la Facultad de Arquitectura y Arte de la Universidad del Desarrollo (UDD), quien afirma que “un ambiente contaminado también afecta la calidad de vida, impide practicar deportes y aumenta las situaciones de estrés de los ciudadanos, lo que también redunda en mermas a su productividad”.

El académico de la UDD agrega que “las medidas de restricción necesarias para reducir las emisiones también tienen un efecto negativo en la productividad, por lo que se hace necesario reconvertir nuestra industria, movilidad y funciones urbanas hacia sistemas que reduzcan o neutralicen sus emisiones”.

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En tanto, Eugenio Figueroa, director del Departamento de Economía de la Universidad de Chile y experto en materia medioambiental, sostiene que “se ha comprobado que pasados ciertos niveles de contaminación, baja la producción media de los obreros manufactureros y agrícolas”.

A juicio del experto, esto puede afectar a “empresas que trabajan con calor, procesos de fundición, vulcanizaciones, tratamiento de metales o industrias que producen polvo naturalmente, tales como; cemento, pintura o elementos de aislación”.

A su vez, Pablo Allard asegura que “es clave contar con una industria, transporte y servicios funcionando a plena capacidad y creciendo, por lo que cualquier medida de restricción que limite esa actividad tendrá un costo mucho mayor de que lo que significaría hacer las inversiones hacia modos más sustentables y energéticamente eficientes”.

En tanto, el académico de la Universidad de Chile sostiene que otra consecuencia de los altos índices de contaminación atmosférica es “la pérdida patrimonial, puesto que las personas que viven cerca de lugares que tienen más tráfico o donde se concentra una mayor cantidad de contaminación, por la tomografía y el clima, sufren un mayor deterioro de sus casas”.

Cómo abordarlo

En cuanto a la mejor forma de construir ciudad ante este escenario, el decano de la UDD sostiene que “hoy existen normas y certificaciones que permiten medir y calificar qué tan eficiente es un edificio. Esto permite, por ejemplo, que el Estado se comprometa a que todo edificio o repartición pública debiera ser carbono neutral, a ello podemos agregar incentivos para que los proyectos y desarrollos privados también adhieran”.

En ese sentido, el Gerente de Desarrollo de la inmobiliaria Indesa, Enrique Joglar, sostiene que las inmobiliarias deben “generar proyectos que, además de cumplir con las necesidades de los clientes, cumplan estándares de calidad, eficiencia y respeto por el medioambiente. Por ejemplo, utilizar la luz natural para disminuir el consumo eléctrico durante el día, o la implementación de cubiertas verdes en los techos de los edificios, para ayudar a su regulación térmica”.

Por su parte, Andrea Veiga, gerente de marketing corporativo de BMW, asegura que esto también pasa por la concientización. “La población debe saber que hay un desafío pendiente para enfrentar el tema: expandir el uso de la bicicleta, hábitos como el llamado carpooling (auto compartido), y el uso de vehículos libres de emisiones, son algunas de las alternativas que debiesen considerarse, y las autoridades, potenciarlo”, sostiene.

Desde la Intendencia aseguran que están trabajando en conjunto con algunos ministerios en la elaboración de un Plan de Descontaminación de la Región Metropolitana, que entraría en vigencia en 2017.

 

Fuente:Pulso 
www.chiledesarrollosustentable.cl/

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