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Fernanda Vicente: “Una habilidad fundamental que debe tener cualquier empresa es la empatía”

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La presidenta de Mujeres del Pacífico y directora de Scotiabank,, explica cuáles son las bases y valores de la “nueva economía” que estamos comenzando a vivir.

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Fernanda Vicente es un verdadero abanico de las principales tendencias que están apareciendo en el mundo de los negocios sostenibles. Es difícil definir sus credenciales. Pero básicamente, abraza el emprendimiento como filosofía de vida. Actualmente es directora de Diverge (Centro de Innovación Empresarial de la U. Finis Terrae), de la Asociación de Emprendedores de América Latina (ASELA) y de la ONG Kodea. Además, es presidenta y cofundadora de Mujeres del Pacífico -B Corp que impulsa a emprendedoras en América Latina-  y la única mujer en el directorio de Scotiabank.

Además, da charlas sobre cómo la nueva economía está cambiando a las empresas y la importancia del factor femenino al respecto. “Sin embargo, siempre prefiero comenzar hablando de la nueva economía. Cuando lo hago con la temática de mujer, muchos hombres dejan de prestar atención. Algunos se van y otros se distraen con el celular”, reconoce sonriendo Vicente, quien prefiere hacer la entrevista en un co-work.

Vicente cree que estamos en un cambio histórico. “Algunos le llaman la Cuarta Revolución Industrial, otros, la Economía Colaborativa. Tiene diferentes nombres, pero es un mismo fenómeno: una Nueva Economía”, señala.

¿De qué se trata?

-Estamos dando vuelta completamente la manera de hacer las cosas. Desde lo económico, lo social y lo político. Además de tener recursos más escasos, hay un problema de distribución, y la creatividad es el camino para que esos recursos se puedan reconvertir. Estamos comprendiendo que en  nuestro país, no podemos seguir sentándonos sobre los recursos naturales.  Es ahí donde creo que en Chile hay mucho talento, conocimientos y gente muy capacitada para hacer los cambios.

¿Y cuáles son las características de esta nueva economía?

-Va muy de la mano con lo que son las cadenas de valor. O sea, entender que no soy el único eslabón en una economía colaborativa. Y cuando los recursos son escasos, puedo colaborar con otros, para abordar los problemas en conjunto y generar un valor compartido. Esa es la base.

Pero históricamente los seres humanos han entendido que trabajando juntos crecen las civilizaciones. ¿Qué es lo diferente ahora?

-Una de las claves es que la tecnología permite hacer que se unan personas que de otra forma era imposible que se conocieran. Ahora puedo contactar a otros a través de redes más amplias y contar con información que antes era imposible. Además, la tecnología da la transparencia, por lo tanto, esa desconfianza hacia el otro, hoy baja. También nos hemos dado cuenta que entre muchos chicos podemos hacer lo que un grande; y estos, ya están entendiendo que para crecer en los parámetros de la nueva economía, necesitan a los más chicos.

¿Por  qué?

-Porque le dan una agilidad que no tienen. La posibilidad de ser arriesgado y equivocarse, que como gran empresa, muchas veces es difícil, debido a las estructuras pesadas. Ese mix entre grande y chico es una alianza muy positiva. Estamos viviendo una transformación productiva y humanitaria mundial y en Chile, se dan condiciones especiales.

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¿Cuáles?

-Las tecnologías han permitido que ya no estemos tan aislados. Hoy somos ciudadanos del mundo y tenemos cada vez más acceso de viajar o estudiar afuera.

¿Cómo esto conversa con una visión más sustentable?

-La era industrial estaba muy enfocada en el “yo” y en la escasez, además de una visión centralizada. La forma en que funciona Chile es un claro ejemplo. Hoy, está creciendo cada vez más el concepto de cadenas de valor. En la antigua economía, al final del día, el resultado más importante era el Ebitda. Por eso, las empresas cada vez más tienden no sólo a hacer un balance económico financiero, sino también del impacto generan. Hoy es más importante el camino, que el resultado.

Ese es un valor muy femenino…

-Exacto. La era industrial tiene características más masculinas y la nueva economía, más femeninas.

¿En qué se ve eso?

-Primero, porque para poder crear lo que viene, una habilidad fundamental que tiene que tener cualquier empresa es la empatía. Ya no sirven los estudios de mercado o los focus group como los entendemos hoy, porque ambos son muy ciegos (además de ser caros). Incluso, tampoco son tan buenos los brainstorming dentro de las empresas, porque son opiniones principalmente internas. Es más, no siempre son tan útiles los consultores en innovación, porque -a pesar de haber muy buen talento en Chile- están más preparados para la era industrial.

¿Entonces…?

-Para poder crear lo que viene, necesitamos entender perfectamente lo que padece el otro. A ese que queremos servir con nuestro producto o servicio. Entonces, la empatía es clave. Y las mujeres la tenemos en nuestro chip desde que nacemos. A nosotros nos cuesta menos entender ciertos códigos, si alguien no se siente bien, si tiene los niños enfermos, etc. Por otro lado, la era de la hiperinformación tiene la característica de la gran generación de redes. Las mujeres también estamos mucho más acostumbradas a generarlas. Otra clave es la creación de fuertes lazos, algo con lo que nosotras venimos “seteadas”. Si conocemos a un grupo de personas, hacemos rápidamente un grupo en WhatsApp (ríe).  Por último, cuando la mujer se activa, no va sola. Siempre incluye a un entorno. Entonces, incorporar más a la mujer al desarrollo económico, genera un tremendo impacto social.

¿Y cómo entran las áreas o gerencias de sostenibilidad de las empresas a este cambio?

-Son clave. Pero creo que más que de “sostenibilidad”, deberían comenzar a llamarse como “Áreas de Impacto”, tomando en cuenta que el reporte de impacto es igual de clave que el financiero.

¿Cómo convencer de esto a los directorios de las compañías?  De hecho, tú eres parte de uno.

-Son procesos. Estamos hablando de un cambio histórico que no va a ser de la noche a la mañana. Pero ya estamos viendo cosas bien interesantes como  3xi, que es una instancia entre el sector privado, los emprendedores, organizaciones, sectores sociales, la academia, etc. De a poco, los grandes empresarios empiezan a ver las cosas diferentes. Saben que les cambiaron la cancha, pero no saben bien aún cómo moverse en ella.

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Fuente/Hubsustentabilidad
www.chiledesarrollosustentable.cl
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#CDSustentable #MedioAmbiente #DesarrolloSostenible, #Sostenibilidad

 

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