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Medio Ambiente

Te Falta Verde

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Los niños pasan cada vez menos tiempo en la naturaleza y las consecuencias, tanto físicas como mentales, se están notando. Desde obesidad a depresión, el trastorno por déficit de naturaleza es un llamado urgente para que salgamos al aire libre. No sólo los más chicos, sino todos.

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“Mira, esta es bien grande”, dice una niña de cuatro años sosteniendo una lombriz con las manos embarradas. Son las once de la mañana y en el jardín Centenario, de la comuna de San Miguel, los niños revisan el compost y cuentan las lombrices que después les ayudarán a cultivar verduras en su huerto. Hace dos años atrás, cuando por primera vez las tías sacaron una planta del macetero y les mostraron las raíces, los niños se asustaron. Ahora, cosechan sus propias betarragas y acelgas y se las comen felices.

Jessica Santelices, tía del jardín, cuenta con orgullo que de las ocho horas diarias que pasan con ellos, sus niños están alrededor de cinco afuera. Son parte del programa “Naturalizar educativamente”, que la Fundación Ilumina realiza en jardines de la JUNJI, y saben que son un caso atípico. En Chile, sólo el 40 por ciento de las personas de entre 5 y 17 años practican deporte o actividad física al aire libre, según la Encuesta Nacional de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA), de 2012.

Los efectos de la falta de aire libre no son pocos ni menores. “Se ve un serio déficit de vitamina D, por la poca exposición al sol, lo que desencadena problemas óseos y un aumento en el riesgo de osteoporosis. Además, como pasan sentados, tienen alteraciones posturales, los músculos del tronco y las piernas se atrofian, lo que genera dolores de espalda y rodillas”, explica el pediatra y médico deportivo de Clínica Las Condes, Francisco Verdugo, quien además participa del movimiento Mover, contra el sedentarismo. Todo esto, sin considerar los efectos sicológicos, como ansiedad, depresión y habilidades sociales disminuidas.

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Ante este escenario preocupante, desde hace algunos años han comenzado a emerger líderes que abogan por un “regreso” a la naturaleza. Uno de los primeros fue el periodista Richard Louv, quien en 2005 acuñó el término “trastorno por déficit de naturaleza” en su libro El último niño en los bosques, bestseller que tendrá versión en español en 2016. “El derecho de los niños a conectarse con la naturaleza y un medioambiente saludable está comenzando a ser reconocido lentamente en todo el mundo”, comenta desde China, donde se encuentra realizando conferencias sobre el tema. Allí, los colegios están comenzando a botar las paredes y construir grandes ventanales en las salas para combatir los problemas a la vista que sufren los niños por tanta luz artificial.

Louve y muchos otros más, como el escritor Robert Pye –quien habla de “la extinción de la experiencia”– e investigadores como Robin Moore y Nilda Cosco, del Natural Learning Iniciative de la Universidad Estatal de North Carolina, recorren el mundo divulgando la necesidad de que los niños jueguen y exploren libremente el medioambiente.

La tendencia, lentamente, comienza a instalarse en Chile. De hecho Moore y Cosco vinieron en agosto al seminario “Reconectando niños y niñas con la naturaleza”, que se realizó en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica. Asistieron además representantes de la JUNJI, el Consejo de la Infancia, el MINVU y fundaciones y empresas que trabajan en el desarrollo de iniciativas naturales en jardines, colegios, espacios públicos y privados. “Hay un diagnóstico claro de lo que hoy se necesita, pero se requiere una política bien planeada y, sobre todo, un gran cambio cultural”, dice Romina Kurth, sicóloga y asesora del Consejo de la Infancia.

Entre algodones y pantallas

Son varios los términos que se han acuñado para referirse a esta generación de niños que, acusan los expertos, viven demasiado sobreprotegidos y encerrados. “La cultura de los niños entre algodones” o “la generación del asiento trasero”, porque entre el colegio, las actividades extracurriculares y la casa es allí donde pasan su tiempo. “Los niños necesitan explorar su entorno en libertad. Ensuciarse, mojarse. Pero a los papás les cuesta, se asustan, quieren estar sobre ellos todo el tiempo”, dice Daniela Casanello, dueña de la empresa Ecoplan, que realiza intervenciones naturales enfocadas en los escolares.

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Estudios realizados en Estados Unidos confirman ese diagnóstico. Casi mil madres que fueron entrevistadas reconocieron los efectos positivos que tiene que sus hijos jugaran al aire libre, pero a la vez admitieron que la televisión, los computadores y los videojuegos, además de preocupaciones como la delincuencia, la inseguridad y la posibilidad de accidentes los mantienen adentro de las casas. En Chile, hay que agregarle a esas preocupaciones, que ninguna región llega en promedio a los nueve metros cuadrados de áreas verdes por habitante que recomienda la Organización Mundial de la Salud.

El pediatra Francisco Verdugo confiesa que la parte más difícil en la consulta no es diagnosticar a los niños, sino hablar con los padres. “Creen que se critica el estilo parental. Uno da sólo consejos porque si no, se crea un rechazo. Explicarles que debe haber un cambio de estilo de vida familiar es difícil”. Dice que muchas veces a su consulta llegan papás sedentarios, con sobrepeso y que además trabajan tiempo completo, por lo que intenta ser moderado en sus propuestas: “Les digo que traten de comer juntos en las noches, que les pregunten a los niños cómo están. Y que salgan afuera, a hacer algo, una vez durante el fin de semana”. 

Una terapia

Podrían ocuparse varias páginas con todos los beneficios que diferentes artículos científicos le atribuyen al contacto con la naturaleza. Incluso hay algunos que muestran que los pacientes operados se recuperan más rápido si su ventana da a un área verde y otros que presentan evidencia de que llevar a los niños a áreas verdes ayuda a tratar el déficit atencional con hiperactividad. Se ha descubierto, además, que estar expuestos al sol evita el desarrollo de enfermedades como la miopía o retrasa su avance (mientras que pasar mucho tiempo encerrados y frente a luz artificial podría acelerar el problema). Por otra parte, en la naturaleza los niños reducen sus comportamientos agresivos, mejoran su autoestima y concentración, la fatiga y el estrés, e incluso obtienen mejores resultados en las pruebas estandarizadas.

Por supuesto, estos beneficios no son exclusivos para los niños. En algunos países ya se habla de la ecoterapia y los médicos están, literalmente, recetando salidas a los parques en reemplazo o complemento de medicamentos. “Estamos en una sociedad donde la tecnología domina todos los aspectos de nuestras vidas, pero el enemigo no es la tecnología, sino la falta de balance. Necesitamos combinar los poderes primitivos de nuestros ancestros con la velocidad digital de nuestros adolescentes. En otras palabras, necesitamos gente con mentes híbridas”, dice Richard Louv.

A la agrónoma Javiera Silva, que estudió horticultura urbana y manejo del paisaje en Berlín, le impresionó ver cómo allá los niños pasaban tiempo al aire libre. “Están menos sobreprotegidos, tienen muchas horas para jugar en la plaza porque los jardines no tienen pautas tan estructuradas, están menos escolarizados. Y el clima no es un tema, los abrigas no más. Las mujeres sacan a pasear a sus guaguas a los cuatro días de nacidas”, cuenta. Hoy, que vive en un departamento en Santiago, se asegura de sacar a su hijo de un año y medio, Lucas, al menos dos horas al día. “Ahora que está empezando a caminar, me lo pide, me indica hacia afuera con el dedo”, cuenta.

Más difícil es para los padres de hijos adolescentes, incluso en familias donde la naturaleza ha tenido un lugar preponderante. La directora de arte Valentina Ramírez lo intenta con su hija Sofía, de 15. Aunque ambas son educadas en colegios Waldorf, los que hacen un gran hincapié en la relación con la naturaleza, Valentina confiesa que “sacarla” es difícil. “Sé que no está obsesionada con la tele y el computador, que es capaz de dejarlo, pero es muy fanática del Animé y eso la absorbe. Me cuesta sacarla a hacer trekking, pero cuando va, lo pasa chancho y vuelve feliz”.

Aunque el trastorno por déficit de naturaleza no es entendido como una condición médica, las autoridades y médicos saben que es imperativo tomar medidas al respecto. “Aunque falta más investigación para entender la relación entre experiencias naturales y salud, la actual evidencia ya es suficiente para actuar”, dice el director del Centro de Salud Medioambiental del Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos. Por eso, en su país se han creado iniciativas como el movimiento “Ningún niño adentro” que lleva ya varios años no sólo promoviendo programas para sacar a los niños afuera, sino que también políticas públicas que lo favorezcan. En Canadá existe una iniciativa llamada “Evergreen”  que apunta a la existencia de más áreas verdes. Y la red global EcoSchools vincula a colegios interesados en fomentar el contacto con la naturaleza.

Los intentos verdes

“No necesitamos grandes parques. Necesitamos espacios intermedios, bien intervenidos, que estén cerca de la gente. No puedes pedirles a los papás que lleven a los niños al Cajón del Maipo en medio de la semana”, afirma la sicóloga Romina Kurth. Por esto, la nueva política de infancia en que trabaja el gobierno tiene como meta crear y mejorar los espacios urbanos dedicados a niños y adolescentes. En esto se incluye la creación de 34 nuevos parques urbanos para 2018 y 15 centros de creación para niños, uno en cada región, donde los espacios exteriores serán protagonistas.

Hay además iniciativas, aún en etapas incipientes. La Fundación Ilumina ya ha intervenido 28 jardines de la JUNJI en la Región Metropolitana con su programa “Naturalizar Educativamente”, y la Fundación Patio Vivo está haciendo lo mismo en otros 10 jardines y colegios. “Un patio intervenido puede transformarse en un profesor más, catalizando buenas prácticas, mejorando los índices de convivencia, y por supuesto, haciendo niños más sanos”, dice Ángela Ibáñez, directora de la Fundación Patio Vivo.

Josefina Prieto, jefa del programa “Naturalizar Educativamente”, hace hincapié en que modificar estos lugares ayuda a nivelar la “clara inequidad que hay en el acceso a la naturaleza”. Por ejemplo, en la intervención del jardín Centenario no se gastó más de un millón de pesos. La clave está en el acompañamiento y reeducación de profesores y apoderados que dura hasta tres años. “No se necesitan grandes inversiones, ni estructuras ni juegos superespecializados”, agrega Ibáñez. Daniela Casanello, que con su empresa Ecoplan también realiza este tipo de intervenciones, explica que de hecho es mejor prescindir de los más comunes como el resbalín o el columpio, y que se deben privilegiar elementos naturales. “Nada rebuscado”.

En ese proceso, los expertos explican que es necesario cambiar la mentalidad “tradicional” que existe respecto a la plaza y el patio, que hay que dedicarles más atención a estos espacios para que realmente sean un aporte en la vida de los niños. “La plaza con maicillo y juegos de plástico no sirve. Los niños quieren sombra, lugares donde esconderse, necesitan juegos no resueltos, que les exijan ocupar su fuerza, su elasticidad, su imaginación. Los adultos pensamos los juegos desde la supervisión, pero necesitamos ponernos en sus zapatos”, dice Ibáñez. En resumen, hay que dejar que metan las manos a la tierra, que se suban a los árboles (incluso a riesgo de que se caigan), que se muevan libremente y “conquisten” los lugares… aunque cueste. “Menos Ritalín y más espacios naturales donde los niños puedan liberar sus emociones”, dice Casanello.

En el jardín infantil Casanido de Providencia, basado en la pedagogía Waldorf, los niños de tres y cuatro años van una vez a la semana el cerro San Cristóbal. Es parte de un trabajo que se hace cada día para contactarlos con los cambios que se viven en el medioambiente, con las estaciones y los ciclos. Cada uno con su mochila y una muda de ropa por si se mojan, suben hasta cerca de la mitad del cerro por su cuenta, sin ser cargados en brazos y felices. A muchos, es el día que más les gusta. Su directora, Marcela Castillo, explica que cuando los niños tienen la experiencia de haber ocupado todo su cuerpo en los primeros años, y haber conquistado espacios por sí mismos, los ayuda a desarrollar muchas áreas, incluida la imaginación, y eso es algo que les da herramientas para el resto de su vida. Aun así confiesa que incluso estos papás “más abiertos de mente” a veces tienen sus aprensiones: “Algunos, si está nublado, no quieren que los llevemos al cerro. Es un aprendizaje largo”.

Finalmente, ¿cuál es la razón más importante para que los niños vuelvan a la naturaleza? El futuro. “El contacto con la naturaleza en la niñez temprana es esencial para la creación de una conciencia de conservación ambiental”, dice la investigadora del Natural Learning Initiative, Nilda Cosco. En la actualidad muchos niños saben identificar mejor los nombres de los Pokemones que de los árboles cercanos a su casa. Conocer a los animales y las plantas a través de libros o videos no es suficiente, explica Cosco, sino que los niños necesitan tocar, oler y experimentar con todos sus sentidos para vincularse en forma real.

“En la naturaleza los niños no sólo aprenden sobre el medioambiente, sino también acerca de sí mismos y su lugar en el mundo”, agrega Cosco. O, como dice Ángeles Ibáñez: “Los espacios naturales son la plaza pública desde donde los niños se transformarán en mejores ciudadanos y, esperemos, salvarán a este planeta”.

Una vacación natural

En el lodge La Baita, ubicado dentro del Parque Nacional Conguillío, en la Región de La Araucanía, todos los veranos se realiza un campamento para niños. Isabel Correa, su dueña, cuenta la experiencia de “desconexión” que viven ahí los menores de entre ocho a 14 años. “Al principio les cuesta. Acá no hay señal de teléfono, no tienen una pantallita en la que esconderse en esos momentos iniciales de tensión. La luz se corta en la noche. Algunos se angustian, tienen pena”. Lo más divertido: confiesan que no extrañan tanto a los papás, sino la televisión, el computador y los videojuegos. Pero a medida que los días pasan se adaptan. Aprenden a hacer pan y preparan el desayuno para sus compañeros, practican yoga, caminan entre cuatro horas diarias por los senderos del parque, se bañan en el lago, visitan comunidades pehuenches y juegan al palín, hacen shows de talentos. “Los que ya están grandes, en la universidad, me preguntan cuándo una versión para ellos. ¡Y lo mismo me piden los papás!”, dice Isabel riendo.

 

Fuente:La Tercera 
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MINISTRA ROJAS Y DIRECTORA DE PNUMA EN HUMEDAL URBANO DE MANTAGUA

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La visita de Inger Andersen a Chile destaca la importancia de la cooperación internacional en el avance de los objetivos de desarrollo sostenible. La delegación recorrió los núcleos de restauración ecológica de vegetación nativa y fauna silvestre que se están desarrollando en este ecosistema, uno de los cinco pilotos del Proyecto GEF Humedales Costeros .


La directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, junto a la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, lideraron una delegación de autoridades y profesionales que visitaron el humedal urbano de Mantagua en la región de Valparaíso. Este ecosistema es uno de los cinco pilotos del Proyecto GEF Humedales Costeros, iniciativa que desde 2020 trabaja por la conservación y gestión sustentable de los humedales de la zona centro-sur de Chile.

El Proyecto GEF Humedales Costeros es liderado por el Ministerio del Medio Ambiente (MMA), cuenta con financiamiento del Global Environment Facility (GEF) y el apoyo implementador de PNUMA; actualmente, esta iniciativa se encuentra en su etapa de salida.

“Hace poco más de un año estuvimos reunidos en esta zona para conmemorar un hito muy importante: la declaración del humedal urbano número 100, en el marco de la Ley 21.201. En ese momento, con varios de los presentes, reflexionamos sobre los impactos de la triple crisis de cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación, que afectan a nuestro país y al mundo, y sobre la necesidad de actuar con urgencia para proteger nuestros ecosistemas esenciales para la preservación de múltiples especies, y con ello, de la vida en nuestro planeta”, expresó la ministra Maisa Rojas.

“Hoy, en esta instancia, podremos ver en terreno cuánto hemos avanzado en la protección de este valioso humedal. Y, por sobre todo, podremos reflexionar sobre la importancia del trabajo colaborativo: Ministerio del Medio Ambiente, GEF Humedales Costeros, sociedad civil y también de la academia”, agregó la autoridad.

«La protección de los humedales representa una inversión para asegurar los beneficios que estos hábitats únicos nos ofrecen. Por lo tanto, es fundamental que el enfoque integrado en su gestión involucre a las comunidades locales, los sectores productivos, las entidades institucionales y la academia, trabajando juntos por la conservación y el uso sostenible de los humedales. Esto garantiza una gestión efectiva de la fauna nativa y las especies migratorias», señaló Inger Andersen, directora ejecutiva de PNUMA.

El encuentro, realizado en la Ciudad Abierta de la Corporación Cultural Amereida, en la localidad de Quintero, también contó con la presencia de autoridades locales de la región de Valparaíso, como el seremi del Medio Ambiente, Hernán Ramírez; el senador Juan Ignacio Latorre; el director regional de CONAF, Leonardo Möder; y la coordinadora regional de la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático, Verónica Baquedano.

Durante la reunión se presentaron los principales avances y logros del Proyecto GEF Humedales Costeros, los que incluyen acciones pensadas para que perduren en el tiempo, se puedan replicar en otras regiones del país y escalar a niveles más amplios de implementación nacional o internacional.

Adicionalmente, la visita contempló un recorrido en terreno por los núcleos de restauración ecológica de vegetación nativa y de fauna silvestre que se está llevando a cabo en el humedal de Mantagua, específicamente en una de las quebradas de la subcuenca aportante dentro de la propiedad de la Corporación Cultural Amereida. En el lugar, pudieron observar directamente las intervenciones en curso, que incluyen la reintroducción de especies vegetales nativas, implementación de estructuras para el enriquecimiento de la fauna silbestre, la implementación de buenas prácticas para la conservación de la biodiversidad permanente, y prácticas de gestión sustentable que incorporan a la comunidad local y a diversos actores sectoriales.

“Estas acciones de restauración ecológica, son parte de las estrategias propuestas en el Plan de Gestión Integral del Humedal de Mantagua, elaborado por el Proyecto GEF Humedales de modo participativo junto al Comité Técnico Local, instancia de gobernanza de múltiples actores, y fue recibido por el Municipio de Quintero para su implementación. Esta experiencia servirá como piloto para la buena gestión y gobernanza de otros humedales, como ejemplo para otras acciones de restauración de bosque nativo y conservación de la biodiversidad que se quieran llevar a cabo en las cuencas costeras de la región de Valparaíso”, explicó Cyntia Mizobe, coordinadora local del Proyecto GEF Humedales Costeros en la región de Valparaíso.

Por su parte, Juan Anjari, coordinador nacional del Proyecto GEF Humedales Costeros, destacó la colaboración entre PNUMA y el Ministerio del Medio Ambiente, la que “ha sido fundamental para avanzar en los esfuerzos por conservar y proteger los humedales, esenciales tanto para la biodiversidad, la adaptación al cambio climático y los múltiples servicios ecosistémicos que aportan. Este proyecto es un claro ejemplo de cómo la acción coordinada público-privada y la comunidad puede generar resultados significativos y duraderos”, puntualizó.

La visita de Inger Andersen a Chile destaca la importancia de la cooperación internacional en el avance de los objetivos de desarrollo sostenible. “Este encuentro es una muestra del trabajo de conservación ambiental en Chile y ejemplifica cómo la cooperación internacional y local pueden alinearse para enfrentar los desafíos ambientales actuales y futuros”, finalizó Juan Anjari.


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Desarrollo Sostenible

ENERGÍA FOTOVOLTAICA Y RIEGO PRESURIZADO TRANSFORMAN EL AGRO

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Programa de energía solar para riego presurizado está transformando la agricultura en Petorca y Cabildo. El programa contempla la construcción de 79 proyectos para agricultores y agricultoras cuya superficie varía entre 1 y 5 hectáreas de cultivo, dedicados principalmente a la producción hortícola, paltos, cítricos y crianza de caprinos.

Ambos territorios poseen una alta radiación solar, lo que permite que sistemas fotovoltaicos sean capaces de alimentar de energía una bomba, logrando un uso más eficiente y una distribución uniforme del recurso hídrico. La iniciativa aspira a reducir los costos asociados con el bombeo eléctrico para el riego y aumentar la superficie de cultivo.


Al Gore, Premio Nobel de la Paz y ex vicepresidente de EE. UU. hace cinco años reconoció a Chile como ejemplo mundial por su expansión en el uso de energía solar siendo nuestro país el que estaba adoptando esta energía «más rápido que cualquier otro”. Actualmente, la cifra es dos veces más grande.

El Programa Transferencia Sistema Fotovoltaico y Riego Presurizado Cabildo y Petorca es una de las iniciativas que se suma a esta proyección y que busca contribuir con la eficiencia hídrica y energética de pequeños productores agrícolas de las comunas de Petorca y Cabildo instalando sistemas de riego presurizado alimentados energéticamente mediante sistemas fotovoltaicos.

Con la presencia del Gobernador Regional, Rodrigo Mundaca se dio inicio al Lanzamiento de esta iniciativa, que ejecuta INIA La Cruz y financia el Gobierno Regional de Valparaíso. “Las provincias de Petorca y Cabildo son un ejemplo de este potencial solar y un impulso al uso de energías renovables. Es un proyecto que pone en la centralidad el cuidado del medioambiente, pero también coloca en la centralidad a los pequeños productores”, dijo el gobernador.

El Subdirector Nacional de Investigación y Desarrollo del INIA, Christian Alfaro aseguró que esta iniciativa va muy de la mano con nuestro mandato de acercar la ciencia aplicada a la solución de los problemas en un contexto de escasez hídrica. Aquí, precisó, “podemos observar cómo la ciencia está al servicio de la solución de los problemas conectando paneles fotovoltaicos que son capaces de alimentar de energía una bomba que abastece de agua a pequeños productores”. Destacó como eje central en la estrategia de investigación, “el mejor uso de los recursos hídricos, pero también la reducción de la huella del agua e indirectamente la huella química por la emisión de gases de efecto invernadero”.

El director del proyecto. Dr. Carlos Zúñiga, ante la presencia de autoridades nacionales, regionales y cientos de agricultores, hizo una presentación para informar sobre los avances del programa, dando voz a sus protagonistas y compartiendo experiencias exitosas de los beneficiarios.

Cabildo y Petorca son zonas con alta radiación solar, lo que permite que sistemas fotovoltaicos generen energía suficiente para el sistema de riego en la producción frutícola principalmente palto, cítricos y producción hortícola. “Los valles de Petorca y Cabildo son una de las zonas con mayor número de horas de sol al año, lo que además coincide mayoritariamente con las épocas de mayor necesidad de riego”, precisa el especialista en riego y agricultura de precisión.

La orientación al norte de los paneles ayuda a que estén expuestos directamente a la radiación solar durante la mayor parte del día, lo que optimiza su eficiencia en la conversión de la luz solar en electricidad. Además, al evitar sombreamientos se asegura que éstos puedan operar a su máxima capacidad y rendimiento.

La utilización de energías renovables no convencionales como la energía solar, para la extracción y distribución de agua en superficie, resulta especialmente atractiva en las zonas de rezago de Petorca y Cabildo.

El programa considera la construcción de 79 proyectos para agricultores y agricultoras beneficiados o beneficiadas cuya superficie varía entre 1 y 5 ha de cultivo. De los 79 proyectos, 39 corresponden a la construcción de un sistema de riego presurizado más la instalación de un equipo fotovoltaico para su alimentación energética. En tanto, las otras 40 unidades productivas corresponden a un equipo fotovoltaico acoplado a un sistema de riego presurizado ya existente.

En su mayoría, los productores cuentan con una fuente de agua para desarrollar un cultivo a escala pequeña. Pero, algunos no disponen de conexión eléctrica o bien no cuentan con la potencia instalada suficiente para el funcionamiento de una electrobomba para la extracción de agua.

Algunos se encuentran ubicados lejos de la red de distribución eléctrica, por lo que no son capaces de solventar el elevado gasto económico que implica la operación de bombas eléctricas para el riego, sumado al alto requerimiento energético. Por este motivo, los agricultores de estas zonas optan por sistemas de riego que poseen baja eficiencia hídrica. “En estas comunas el recurso hídrico es escaso y los productores realizan esfuerzos para conseguir agua desde pozos profundos, compran agua para riego o almacenan en infraestructura destinada a ese fin”, asegura el director del proyecto Dr. Carlos Zúñiga.

El proyecto se encuentra en pleno desarrollo, con 17 sistemas de riego presurizado operativos, alimentados por energía solar donde el trabajo de las empresas especialistas en paneles fotovoltaicos es instalar los paneles con el fin de optimizar el sistema de riego a través de la incorporación de tecnología para la acumulación, extracción y riego, así como el uso de energía fotovoltaica para extraer agua.

Se evaluó las necesidades hídricas de cada predio en función de la disponibilidad de agua, el estado de sus tranques acumuladores y la profundidad de sus pozos con el propósito de buscar la mejor solución. Por este motivo cada agricultor recibe un manejo diferente del sistema buscando las mejores condiciones técnico-productivas para el aprovechamiento de la infraestructura.

Una vez completada la instalación, se llevará a cabo la transferencia de competencias para el uso eficiente de estos equipos a los pequeños productores acompañados de instancias de capacitación.

La implementación de este sistema conllevará una reducción significativa en el consumo de agua de los agricultores, estimada en alrededor del 20%. Además, en el caso de los sistemas exclusivamente fotovoltaico, la reducción en el consumo de energía podría ser del 100%.

La implementación de este sistema conllevará una reducción significativa en el consumo de agua de los agricultores, estimada en alrededor del 20%. Además, en el caso de los sistemas exclusivamente fotovoltaico, la reducción en el consumo de energía podría ser del 100%.


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Business

Innovación sostenible en Ruta 68: ENEX IMPLEMENTA PLANTA FOTOVOLTAICA EN PARQUE GASTRONÓMICO

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Este ahorro energético no solo se traducirá en una reducción significativa de los costos operativos, sino que también contribuirá a mitigar la huella de carbono asociada al suministro eléctrico.


La empresa nacional de energía Enex anuncia la creación del primer proyecto de Planta Fotovoltaica ubicado en un Parque Gastronómico en carretera, conformado por los restaurantes Los Hornitos de Curacaví y 68 Ribs. Esta alianza estratégica marca un hito en la huella sustentable al combinar excelencia culinaria con un compromiso firme hacia la sostenibilidad ambiental.

El proyecto conjunto tiene como objetivo la implementación de 180 estacionamientos cubiertos con placas solares, conformando un espacio de 14 mil metros cuadrados destinado a cuatro locales de comida. Esta iniciativa pionera no solo brindará comodidad a los visitantes, sino que también reducirá significativamente el impacto ambiental del parque gastronómico.

Con una capacidad de 104 kWp de potencia instalada, se estima que el sistema de placas solares será capaz de cubrir aproximadamente el 80% de la energía consumida anualmente por el Parque Gastronómico desde la red eléctrica convencional.

“Estamos emocionados de liderar este proyecto innovador que une la excelencia culinaria con la responsabilidad ambiental. Creemos firmemente en el poder de la colaboración y la innovación para impulsar un cambio positivo en nuestra industria y en el mundo en general», señaló Pablo Caulier, subgerente de New E de Enex.

Enex demuestra su compromiso con la transición energética al tiempo que busca acompañar a sus clientes en este proceso de cambio. Esto se refleja en la instalación de plantas solares fotovoltaicas en proyectos de facturación neta, así como en la oferta de la modalidad ESCO. Esta última opción elimina la barrera de la inversión, permitiendo un acceso más fácil a las tecnologías limpias y sostenibles para los clientes de Enex.


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