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Un 19% del bosque nativo más diverso del país se ha perdido en los últimos 40 años

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Estudio revisó la evolución de lugares de alta biodiversidad en Chile desde 1970 hasta 2010.

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Ahora, de acuerdo a un análisis de nueve estudios sobre el hotspot, liderado por Alejandro Miranda, investigador de la U. de La Frontera (Ufro) y publicado en la revista Regional Environmental Change, se constató que desde 1970 se ha perdido el 19% de ese bosque nativo: 782.120 hectáreas que se han convertido principalmente en matorrales, plantaciones de árboles exóticos y terreno para agricultura y ganadería. El periodo entre 1970 y 1990 fue donde más se perdió.

“Si bien entre 1973 y 1990 se produce la mayor pérdida neta, la tasa de deforestación se mantiene y la cantidad de bosque que se deforesta está en una matriz que tiene menos bosque que antes”, indica Miranda. Eso explica que la tasa de pérdida neta disminuya, aunque desde el año 2000 volvió a crecer.

“En todas las regiones, la causa principal de pérdida es el cambio de uso de suelo”, dice Antonio Lara, investigador del Instituto de Conservación Biodiversidad y Territorio de la U. Austral y del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), coautor del estudio. Todo es de origen antrópico, áreas afectadas por erupciones volcánicas, por ejemplo, son mínimas.

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Entre las regiones de Valparaíso y Los Lagos el principal paso de bosque nativo es a matorrales. Entre la del Maule y Los Ríos, las plantaciones forestales son la principal causa de pérdida y en La Araucanía la expansión de terrenos agrícolas, aunque es superada también por las plantaciones forestales.

Controversia 

Los resultados del estudio contrastan, sin embargo, con los catastros de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) que han arrojado un aumento de 582.137 hectáreas en la cobertura vegetal (2012-2014), lo que se asocia a un cambio en la definición de “bosque” y a la mejora en la tecnología para detectarlo, aunque también lo han atribuido al mejor control de la deforestación, lo que investigadores, no obstante, critican.

“Una de las motivaciones por las que surgió el estudio es porque, cuando se empezó a mostrar el catastro de bosques, las autoridades mostraban que éstos estaban aumentando, cuando en realidad la evidencia científica mostraba lo contrario. La deforestación sigue siendo un problema, no es que lo tengamos superado”, dice Adison Altamirano, investigador de la Ufro y coautor del estudio.

El cambio sistemático en la metodología de Conaf  ha producido que existan diferencias entre sus conclusiones y las de investigadores independientes y del Instituto Forestal. Sus cifras no deberían ser comparables, pero hasta ahora son consideradas como tal.

“Es grave que cada quien tenga una estimación de cuál es la tasa de destrucción del bosque nativo. Que el Estado no lo esté viendo y como consecuencia no se hayan dictado políticas acordes para frenar esta tasa de destrucción y promover la restauración de bosque nativo”, dice Lara. Por cada 10% de bosque que se destruye, explica, baja en 14% la provisión de agua en verano, lo que ese agrave en condiciones de sequía.

“Creemos que el sistema de monitoreo es clave para saber qué está ocurriendo y debe ser transparente, mostrar el nivel de incertidumbre, independiente de las personas y comparable. Conaf debería tener mayores recursos para fiscalización, porque hoy es muy precario”, dice Altamirano.

Miranda recomienda no prorrogar el decreto 701, que incentiva a los privados a reforestar, pero no se enfoca en que sea con especies nativas.

 

Fuente:La Tercera 
www.chiledesarrollosustentable.cl

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