Medio Ambiente
LA BIOMASA, ¿ES TAN «BIO» COMO DECLARAN LOS «RECUPERADORES ENERGÉTICOS»?
En Suecia hasta importan basura para alimentar sus plantas de valorizacion energética de los residuos… porque los desechos propios no permiten optimizar el rendimiento de tales plantas. ¡Viva la exacerbación del consumo!
Cada vez surgen más voces, a izquierda y derecha, todas inscriptas en el llamado progresismo, para obtener energía de la combustión de los desechos domiciliarios (y probablemente otros).
Los que han encarado tal “solución” al problema de la basura están radiantes porque resuelven dos asuntos a la vez, quemantes asuntos de las sociedades modernas: la escasez de energía y el exceso de desechos.
En rigor, esta “solución” con que hoy en día se nos apabulla no es sino una variación sobre la “modesta proposición” que hiciera Jonathan Swift a la sociedad irlandesa para solucionar problemas que entonces, pleno siglo XVII, la aquejaban. Como es sabido, mediante el carneo de bebes, Swift proponía simplificar las perentorias necesidades de los indigentes que, explicaba, eran legión en la empobrecida Irlanda y a la vez satisfacer el paladar de los escasos ricos: con carne tierna, “nutritiva y sana”, “tanto cocida como dorada, asada, hervida, en fricasé o en guisado.”
En el caso de nuestros rescatistas energéticos, lo que se le ofrece al mercado son desechos casi indiferenciados (con una quita previa −en el caso de los proyectos más prolijos− de cartón, papel, vidrio, algunos metales), para que “nuestro paladar” acepte alimentos en putrefacción, restos de roturas domésticas, plásticos indiferenciados, ramajes, agendas viejas, tijeras, cubiertos o herramientas rotas, restos de todos los tubos y envases de pegamento, dentífricos, comestibles vencidos o resecos, juguetes rotos, burletes gastados, prendas de vestir fuera de uso, cajitas ya inservibles, artefactos eléctricos o electrónicos rotos u obsoletos, pilas, accesorios del auto, del hogar o del jardín, llaves, ceniceros, biromes y toda la sarta de adminículos que uno deposita en “la bolsa de basura”…
Ese revoltijo recibe una denominación santificante: lo bio, vida, tiene una carga semántica enorme, y muy positiva. “Bio-masa” es el bautismo más adecuado para “vender” o colocar algo en el mercado de ideas y representaciones.
¿Biomasa o necromasa?
Para descifrar mejor el asunto, vale la pena rastrear. Biomasa se refiere a sólidos de origen biológico.
Y es el nombre que tradicionalmente ha tenido el aserrín, por ejemplo, y los descartes de la industria maderera, y el bagazo de la caña de azúcar y el orujo de la uva para mencionar apenas algunos ejemplos de biomasa. Es el nombre que también ha tenido el estiércol y el follaje de descarte de la actividad agrícola propiamente dicha; las plantas o las hojas que no van al consumo, por ejemplo o las raíces en el caso de plantas de las que se consume sólo lo que está por encima de la tierra.
Tales restos orgánicos tienen un alto valor energético. Por ejemplo, en Suecia, muchos poblados pequeños que tienen en su seno actividad maderera, suelen proveerse de toda la energía que emplean mediante la combustión de biomasa (y Suecia es un país que tiene un alto consumo energético porque el clima no la ayuda a vivir del sol).
Los agricultores orgánicos a menudo alcanzan su total autonomía energética (luz, electricidad y agua caliente) mediante un biodigestor que le provee el metano suficiente, desprendido de los restos orgánicos provenientes de su actividad. No sólo energía. El compost que queda de esa combustión anaeróbica constituye un excelente abono sin pesticidas. Si además lo pueden enriquecer proteicamente con estiércol, aun mejor.
Pero lo que tenemos ahora “en la agenda ambiental” es otra cosa. Es aquel revoltijo apenas insinuado poco antes. Poner en combustión ese “revoltijo” nos asegura una contaminación aérea ingobernable por más que nos aseguren que los filtros de todas las chimeneas imaginables habrán de bloquear tales escapes. Pero no solo al aire. Al agua también.
Juan Luis Berterreche, en su excelente “Incinerando el futuro” [1], nos recuerda que la combustión propiamente dicha tiene un rasgo preocupante: en su proceso se forman sustancias nuevas, diferentes a las de los elementos combustionados, y generalmente aun más tóxicas: dioxinas y furanos, por ejemplo. Y nos advierte: “Todas estas sustancias no son detectables y controlables con facilidad ya que varias de ellas se mueven en el campo de las nanopartículas. Sus dimensiones son menores a un micrón (milésima de milímetro).”
Como la incineración es un método de “eliminación” de los desechos que se usa desde tiempo inmemorial −recordemos que EE.UU. ha dispuesto con total impunidad y durante décadas la quema en alta mar de desechos de la industria química y otros considerados sumamente tóxicos, tirando “al mar” las cenizas consiguientes− en tiempos en que ni siquiera se podían medir sustancias en micrones, podemos ahora comprobar que esas quemas de productos industriales han estado contaminando la atmósfera y por consiguiente envenenándonos a todos (aunque en diferente medida, contando los ambientes diferentes).
Tengo en mi retina el paisaje alrededor de una usina de recuperación energética en el norte alemán, cerca de Bremerhaven, en 1984: por su atmósfera, de subidos tonos rojizos,[2] el aire totalmente impregnado de partículas rodeando la planta como si fuera una campana de aire oscuro, es lo más semejante que recuerdo a la implosión de los edificios del Warnes en Buenos Aires.
Tales plantas estaban y seguramente están, con perspicacia, en zonas absolutamente despobladas, Tanto “la política” de quemar en altamar los productos contaminantes que ha practicado (¿sigue practicando?) “la administración” de EE.UU. como la combustión con recuperación energética que conocimos en Alemania revelan que jamás se ha tenido en consideración la contaminación resultante. La externalización de costos ha sido la real política del capitalismo tecnocrático.
La desaparición de los RSU (residuos sólidos urbanos) ha sido la política del sistema realmente existente, condenada al fracaso, necesariamente, sólo que el fracaso genera víctimas entre las que sus gestores tratan de evitar estar.
Lo que ha fallado entonces ha sido “apenas” el concepto de externalización. Puesto que el fondo del mar océano, la atmósfera terrestre, nos resultan íntimamente necesarios, forman parte de nuestro hábitat casi tanto como nuestros dormitorios y cocinas de hogar…
Como bien dice Josep Marti Valls, “la incineración transforma los residuos en gases, partículas en suspensión, aguas contaminadas, cenizas y escorias; estos productos resultantes son más tóxicos que los residuos originales, es decir, la incineración no “elimina” los residuos sino que los concentra.” [3]
Incineradores, ¿inocuos o contaminantes?
Los partidarios de la “valorización energética de los residuos” insisten en que los desarrollos tecnológicos permiten hoy en día librar a la atmósfera aire poco menos que puro, puesto que los filtros y una combustión a muy alta temperatura garantizarían la retención de todas las sustancias tóxicas imaginables. Pero entre la afirmación de los partidarios de la incineración con todos “los adelantos tecnológicos” (retención de partículas, precipitación controlada de gases tóxicos antes de su salida al exterior, vitrificación de los restos para anular su capacidad contaminante, etcétera) y la de quienes critican la incineración por su capacidad contaminante, está la realidad. Y la realidad es que los incineradores en acción “crean” un ambiente muy, pero muy poco saludable. Aquí, en Argentina, entre tantos otros, hemos tenido la experiencia del incinerador de Marcos Paz. Que no es de RSU sino de algo todavía peor, restos de pinturas. Pero aun así, fue aprobado con todos los recaudos tecnológicos (claro que durante el menemato, que es como decir, desde el punto de vista de la salud ambiental, que no se tomó medida alguna; recordemos que un personaje como M. J. Alsogaray importaba desechos del Primer Mundo y basaba su inocuidad en las “declaraciones juradas” de los “exportadores”…). Por el celoso cuidado que suelen poner las “autoridades” en evitar todo estudio epidemiológico, no se tienen datos sanitarios de Marcos Paz luego de la puesta en funcionamiento del incinerador. Pero los vecinos tienen una “sensación”: “estamos convencidos que la muertes por cáncer en Marcos Paz exceden por lejos las normales y que algún tipo de relevamiento epidemiológico podría dar resultados impresionantes” [4]
Basta ver un detalle de emisiones de plantas de este tipo para advertir que las sustancias “liberadas” al aire por las chimeneas son todo menos tranquilizadoras. El informe reciente presentado por Greenpeace sobre las diez plantas de este tipo funcionando en España (Sogama, Meruelo, Zabalgasti, Tirmadrid, Remesa, Tirme y las cuatro catalanas cercanas entre sí; Sirusa, Tersa, TRM y Trargisa) revela que emiten durante el período 1975-2007 (en 1975 se cuenta la primera de estas plantas en funcionamiento), amén de los inevitables dióxido de carbono y vapor de agua, una serie de gases o partículas metálicas que constituyen toda una “sinfonía” de diversas contaminaciones: ácido sulfuroso, óxidos de nitrógeno, cobalto, cadmio, plomo, cromo, níquel, mercurio, dioxinas y otra cantidad de partículas contaminantes (genéricamente designadas como PM25).
Con lo cual, una vez más comprobamos que las profecías de soluciones perfectas esconden o más bien revelan penosos errores o groseras estimaciones que siempre pecan de optimistas.
El informe sobre incineración de RSU realizado por GP en España señala que si bien volumétricamente la merma es fuerte (puesto que el volumen de cenizas y escorias se estima alrededor del 10% del volumen original de “la basura” así tratada, desde el punto de vista de su peso, la merma no es tanta, puesto que se estima queda tras el proceso de combustión alrededor de un tercio del peso original. En 2012, la fuente indica que hubo que darle destino a 23 500 ton. de cenizas tóxicas y escorias varias.[5] Volvemos a lo que dijera el basurólogo Valls: la basura no desaparece, sólo se concentra. En resumen, de cada tres toneladas originales de desechos, después de todo un procesamiento problemático por su toxicidad, nos queda todavía resolver qué hacemos con la tonelada remanente. El problema no parece muy bien resuelto (salvo, claro, para los empresarios del rubro de incineración…)
Hay otro aspecto, empero, que señala nuestro ya citado Berterreche, que podríamos considerar aun más grave, y que es de carácter absolutamente político. Es decir que incumbe al área de las decisiones humanas. Toda apuesta a la incineración se da de bruces contra los planes de reducción de los desechos, los de reciclamiento, reuso y recuperación de residuos.
Porque todas esas “políticas” le quitan el agua al pez incinerante…
Así plantea ACUMAR “el nuevo enfoque” sobre los RSU: “Los parques de valorización energética son espacios donde se llevan adelante diferentes procesos de tratamiento de los Residuos Sólidos Urbanos, con el objetivo de valorizarlos por métodos tradicionales o a través de la aplicación de nuevas tecnologías para su transformación energética[…]”.[6]
Al respecto señala Berterreche en su nota ya citada algo sumamente ilustrativo: “[…] cuando se destapó que los exportadores de basura italianos eran de la mafia. Los ciudadanos indignados de Mallorca dicen: «No queremos ser el vertedero de Europa». Pero el contrato que los ata a la incineradora va hasta el 2041.” Observe el paciente lector: los incinerantes se han asegurado plazos brutales; éste seguramente de 30 años (denunciado, en principio 27 años antes del vencimiento).
Esos contratos, leoninos, llevan a los municipios así entrampados a perversiones complementarias, como en el caso mallorquín a importar durante largos períodos desechos de Irlanda para “sostener” el contrato…
Como detalle complementario a lo aportado por Berterreche, vale la pena saber que la Mafia, que controla el tráfico de desechos de Italia y de, buena parte del Mediterráneo, se encargó de depositar o esconder tales desechos en sitios inermes como el territorio somalí, devastado como consecuencia del colonialismo y su contracara el tradicionalismo cerril. El tsunami que afectara hace unos años el océano Índico (que arrojara miles de muertos) literalmente desenterró los depósitos clandestinos de desechos de origen europeo hechos sin ninguna previsión a lo largo de las costas somalíes (enterramientos bien superficiales), lo cual reveló la causa de la enorme contaminación y mortandad presente en la región.
Compostado… tóxico
Todo un capítulo sobre algo que denominan compost o compostado. Así bautizan empresas que se proclaman ambientalistas a lo que queda de los residuos luego de quitarle papel, cartón, vidrio, algunos plásticos. El revoltijo ya mencionado recibe el nombre de compostado. Y se procede a prepararlo como si lo fuera. Sin embargo, se trata de un compostado… tóxico. Perversión semántica con que tenemos que lidiar. Los ideadores de semejante tratamiento explican que el destino posible para tal conglomerado es la cubierta de vertederos más o menos ex, la parquización en zonas donde no puedan plantarse comestibles y el corto etcétera donde se pueda disponer de semejante mezcla.
Ligeros de equipaje, nos proponen tener dos paisajes, dos realidades, dos tierras, dos cultivos; uno, el plantar para alimentarnos (o no) y otro donde de ninguna manera sería sensato cultivar alimentos puesto que ese compost tiene entremezclado los restos más inimaginables, tóxicos, de la “bolsa de basura” que cada vecino se saca de encima cada día…
La agroindustria ha introducido un principio de esquizofrenia al usar el campo, la tierra, para cultivos basados en el uso de tóxicos y venenos, que nos aseguran alimentos problemáticos, coexistiendo con cultivos alimentarios (orgánicos, sin uso de venenos). La fabricación de compostado tóxico eleva el nivel de esquizofrenia a nuevas marcas…
ATANDO MOSCAS POR EL RABO
Quieras que no, el avance de la conciencia ecológica y de los peligros resultantes del abuso sobre la naturaleza, avanza.
Veamos como plantea la Agenda 21 de la Cumbre de Río 92 el abordaje a la problemática de los RSU, una instancia que alcanzó tal vez la más alta resonancia internacional, cuyos postulados “fueran retomados y enfatizados” por la Cumbre de Johannesburgo en 2002:
· minimización de la generación;
· maximización de la reutilización y el reciclado;
· tecnologías de eliminación, tratamiento y disposición final ambientalmente adecuadas, que incluyan recuperación de energía;
· tecnologías de producción limpia y consumo sustentable;
· investigación, experimentación, desarrollo e innovación tecnológica sobre el reciclado, abono orgánico y recuperación de energía;
· educación pública, participación y apoyo de la comunidad en la gestión de los residuos.[7]
A primera vista, media docena de plausibles medidas. Sin embargo, en el quinto punto, al final, aparece algo que desbarata las intenciones previas: la noción misma de “recuperación de energía” conspira contra la “minimización de la generación”, es decir el achique de residuos, va igualmente en contra de la maximización de la reutilización y el reciclado y así por el estilo.
La recuperación de energía tiene una dinámica propia, que surge por el capital inmovilizado para su desarrollo: una vez que se hace una planta de este tipo, es insensato retirarle su “materia prima”; al contrario, se produce un movi-miento de atracción de RSU; cuantos más se consigan, mejor será “la gestión”. Es lo que vemos con el desarrollo de las plantas “recuperadoras” suecas; ya no les alcanza la basura propia y lejos de achicar el giro, buscan más de otros países…
En rigor, la recuperación energética no hace sino reafirmar el sistema de dilapidación material del que algunos nos proponemos salir. La quema de residuos como fuente de energía no contradice ninguno de los puntales del sistema; al contrario los refuerza.
Por eso, los planteos del IGÉ, aun cuando procuran atender la cuestión ambiental, es decir atender la problemática de los desechos con un prisma ecológico, vuelven a la “omnisolución” de la ONU en su Agenda 21 postulando “el reciclaje, la recuperación, la valoración energética, la ley de envases, el compostaje, la producción de biogás pero nunca el enterramiento de residuos.” (Instituto IGÉ).vii
Este mismo informe hace hincapié en la separación de los residuos. Éste es un aspecto crucial. Pero en general, las campañas, las escuelas, los sitios-e dedicados al reciclaje, arrancan con lo que nos llega. Con lo que sería el consumo.
Separar no es como soplar y hacer botellas
La primera medida de orden ecológico que una sociedad debería tomar sería conformar, mejor dicho reconfigurar la producción, ese momento de las cosas que muy pronto pasan a ser consumidas.
Es la producción, fabril, empresaria, la que crea dificultades a menudo insuperables para tareas de reuso, reciclado y recuperación. Tendríamos que aprender a producir ecológicamente, con arreglo a dispositivos que permitan luego una recuperación aceptable. Es decir, que no sea de “valorización energética” porque por esa vía, quemamos todo y nos importa poco cómo se confeccionan nuestros objetos de uso cotidiano.
Pero cambiar las pautas de producción nos lleva a cuestionar la producción tal cual existe, el capitalismo en acto, la mismísima noción de ganancia…
Una de las principales dificultades para una recuperación saludable de materiales pasa por la mezcla deliberada y planificada de tales que lleva adelante el mundo empresario optimizando sus rindes en detrimento de la salud planetaria: envases de vidrio con tapas de plástico bien adheridas que impiden o dificultan a veces mucho la separación por parte de los consumidores o los recuperadores; blixters, que se crean con metal y plástico, igualmente difíciles o imposibles de separar; presencia de etiquetas, a menudo impresas con tintas sumamente tóxicas y que van adheridas a envases plásticos o de vidrio…
Sobres de papel del mundo empresario con ventanas transparentes de plástico, papeles plastificados, que no sirven para recuperar como plástico y aún menos como papel. La intromisión de partículas plásticas en la elaboración de papel es tan gravosa, que papeleras en países como Suecia o Finlandia no permiten a su personal andar con biromes, pues en las ocasiones en que una birome se ha desprendido de algún bolsillo y caído en las mezcladoras de pulpa de papel, la rotura de la trama del papel puede llegar a estropear toneladas de material…
Sabemos los motivos de muchas de estas “amalgamas”: la mejora de algún factor; por ejemplo, en el caso de los papeles plastificados, para envolver, su mayor y mejor resistencia a la humedad. Una producción que atienda a la disminución e incluso a la supresión de desechos intratables obliga a buscar otros métodos para impedir el daño que pueda provocar la humedad; por ejemplo, mejores locales, más cuidadosos estacionamientos en estantería a mejor altura, etcétera.
Separar desechos no es tarea menor ni fácil. Tal es la impresión que recibimos oyendo a los encargados y a las autoridades perorar sobre esto. Demasiado a menudo, que no saben de qué hablan. Si realmente queremos cuidar y preservar, tendríamos que separar el papel impreso del no impreso; el vidrio incoloro del coloreado, además de las separaciones que ya señalamos; no hay buena solución al mezclar polipropileno con poliestireno… esas mezclas dan única-mente un conglomerado plástico apenas apto para hacer postes o bancos de plaza. Allí hay cierta recuperación insensatamente baja, apenas mejor que producir contaminación a corto plazo mediante quema o a largo plazo mediante enterramiento.
La CABA tiene un circuito de biomasa energéticamente aprovechable a partir de los árboles de parques, plazas y calles arboladas (casi todas) y jardines particulares. Que debidamente recogidos puede dar lugar a una energía limpia. Para ello, tienen que implementarse los hornos correspondientes y los mecanismos de aprovechamiento calórico o energéticos correspondientes. Y lo mismo con la recolección: evitar la contaminante costumbre de atar con bolsas plásticas el ramaje, por ejemplo. Y recuperar la recolección diferenciada.
Los contenedorcitos callejeros han hecho estragos con el trabajoso proceso de separación de residuos.
Hay material de sobra para hacer también compost. Pensemos que prácticamente la mitad del peso de los RSU son restos orgánicos. Pero su elaboración es mucho más exigente. Por lo mismo, un plan de recuperación de orgánicos, aparte de la biomasa directamente usable como combustible, tendría que establecer pautas para la recolección, también diferenciada, de material orgánico compostable. Y dada su complejidad y delicadeza, habría que empezar por plantear su formación en la población que dispone de un trozo de tierra, situación que se expande y acrecienta alejándose del centro de la megalópolis porteña. En zonas densas, como en la capital federal, tal vez sea más sensato empezar un plan de recuperación con grandes usuarios, como restaurantes, escuelas, para elaborar compost. Buen curso de capacitación mediante. Que lo orgánico no tenga vasitos o bandejitas de plástico ni colillas, ni servilletas impresas…
La tarea es dura. Pero es la que tenemos por delante si queremos ir achicando el envenenamiento planetario. ¿Podemos?
[1] En posta portenia nro. 1174, 27/5/2014.
[2] Nada que ver con propaganda de vinos.
[3] “Incineración de residuos, medio ambiente y salud”, en Diagonal, Madrid, 11/5/2014, https://www.diagonalperiodico.net/cuerpo/22853-incineracion-residuos-medio-ambiente-y-salud.html
[4] Jorge Rulli, Informe sobre la situación de contaminación por incineración de residuos tóxicos en Marcos Paz, 31 diciembre 2001.
[5] http://www.madrid.org/cs/Satellite?blobcol=urldata&blobheader=application%252
Fpdf&blobheadername1=Content-Disposition&blobheadervalue1=filename%3D
Capitulo07.pdf&blobkey=id&blobtable=MungoBlobs&blobwhere=1119149982605&ssbinary=true
[6]Complejo Ambiental de Recomposición Energética (C.A.R.E) en el Partido de La Matanza
[7] Citado por Instituto IGÉ, “Capacidad autárquica de la Comuna 5”, Bs. As., 2011-2012.
Por Luis E. Sabini Fernández es docente del área de Ecología y DD.HH. de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, periodista y editor de Futuros.
Fuente/alainet.org
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Empresa & Sociedad
Cenco Malls destacó la importancia de la movilidad sostenible en FestiBike 2025
El 19 de octubre Cenco Costanera realizó una jornada sobre ruedas que reunió a familias, deportistas y amantes de la vida al aire libre. Además, recordó sobre el beneficio que otorga a los ciclistas a través de su estacionamiento Bike Costanera.
La segunda versión de FestiBike 2025, realizada el domingo 19 de octubre, convirtió la avenida Andrés Bello, frente a Cenco Costanera, en un punto de encuentro donde la movilidad sostenible, la música y la vida en comunidad fueron protagonistas. Desde las 09:00 hasta las 14:00 horas, más de 15.000 personas disfrutaron de esta jornada organizada por Cenco Costanera, en colaboración con la Municipalidad de Providencia y CicloRecreoVía.
El evento, se consolidó como una verdadera fiesta sobre ruedas, buscó promover hábitos saludables, la reconexión con la ciudad y la convivencia familiar, ofreciendo un entorno seguro para pedalear, caminar, patinar o simplemente disfrutar de un domingo diferente. Además, hubo concurso de disfraces, show de BMX y freestyle, música en vivo y la presentación de Hermanos Ilabaca que hicieron el cierre de la jornada.
“Estamos tremendamente orgullosos de ser parte de esta segunda versión de FestiBike. Es una fiesta para todos: familias, grandes y chicos. Poder generar estos espacios y abrirlos a la comunidad es lo que nos impulsa como compañía: liderar la creación de experiencias que aporten a un mundo mejor”, comentó Macarena Bassaletti, gerente Regional de Marketing, Experiencia y Sostenibilidad de Cenco Malls.
Durante la jornada, los asistentes también pudieron conocer Bike Costanera, un innovador espacio que promueve la movilidad sustentable, ofreciendo estacionamientos seguros para bicicletas, duchas, lockers y tecnología inteligente para facilitar su uso. “Bike Costanera se encuentra en el nodo de las ciclovías de Santiago, y queremos que más personas se sumen a moverse de manera sostenible. El espacio está abierto todos los días y cuenta con todo lo necesario para hacerlo de forma cómoda y segura”, añadió Bassaletti.
Por su parte, Gonzalo Stierling, co-fundador de la Fundación CicloRecreoVía, destacó la importancia de estas alianzas público-privadas: “Para nosotros es fundamental el apoyo de empresas que creen en la vida al aire libre y la movilidad sustentable. Cada domingo recuperamos las calles para que las personas vuelvan a apropiarse del espacio público y compartan en comunidad.”
El evento reforzó el espíritu de comunidad que caracteriza a Cenco Malls y permitió que todos disfrutaran de una jornada que invita a moverse de manera sostenible. “Nos encanta generar espacios y experiencias para un mundo mejor. Qué mejor que fomentar un espacio al aire libre para disfrutar en familia”, comentó Sebastián Bellochio, Gerente General de Cenco Malls.
Cabe destacar que Bike Costanera opera de lunes a viernes de 06:30 a 23:30 horas, y los fines de semana de 09:00 a 23:30 horas. El acceso se encuentra en por Av. Andrés Bello. y está diseñado para estacionar bicicletas y scooters de manera segura y cómoda. Además, conecta directamente con las principales ciclovías urbanas, invitando a vivir la ciudad de una manera más consciente y sustentable.
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Desarrollo Sostenible
Los microplásticos que no llegan al océano se acumulan en el suelo
Todavía recuerdo cuando iba a la playa, la arena era blanquecina y solo las partículas que procedían de rocas más calcáreas brillaban con la luz. Hoy, las playas se han convertido en un mosaico cromático, donde las partículas de plástico de distintos tonos resaltan sobre el color de la arena.
Pero el plástico que acaba en las playas procede de algún lado. Se ha estimado que aproximadamente el 80 % del que se encuentra en los océanos proviene de fuentes terrestres, y los ríos son su principal vía de transporte. Al final, la mayoría de los plásticos se producen, consumen y desechan en tierra firme.
De hecho, algunos modelos han determinado que, además de las emisiones anuales de plástico al océano, la mayor parte de los residuos plásticos (98,5 %) permanecen atrapados en entornos terrestres, donde se acumulan y contaminan progresivamente los ecosistemas continentales acuáticos.
Por tanto, las soluciones para abordar la contaminación global por plásticos residen en comprender mejor las fuentes y los procesos que conducen a la liberación y al transporte de plásticos en el medio ambiente terrestre.
¿De dónde viene el plástico que acaba en el océano?
Los plásticos alcanzan los ríos a través de múltiples vías. Algunas fuentes, como las actividades agrícolas y domésticas, aportan residuos al terreno que se mueven con el agua que circula procedente de las precipitaciones.
En entornos urbanos, los plásticos llegan a los sistemas fluviales principalmente por descargas de plantas de tratamiento de aguas residuales, por desbordamientos del sistema de drenaje durante episodios de lluvia intensa y el transporte por el viento.
Únase y apueste por información basada en la evidencia.
Entre las fuentes puntuales, las aguas residuales se han identificado como una de las principales, a pesar de la acción de las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR).
Las EDAR que disponen de un tratamiento primario –eliminación física de sólidos grandes y sedimentables– y secundario –eliminación de materia orgánica– son capaces de limpiar del agua el 75-95 % de los microplásticos identificados a la entrada. La mayor parte queda retenida en los lodos de depuradora, formados por una mezcla de agua y materia orgánica, principalmente.
Del agua al suelo
Los lodos de depuradora se reutilizan comúnmente como fertilizante en el suelo agrícola. Teniendo en cuenta que las aguas residuales contienen gran cantidad de microplásticos y que la mayor parte queda retenida en ese lodo que posteriormente se aplica al terreno, es probable que se introduzca un mayor volumen de microplásticos en el suelo que en el agua.
Concretamente, se estima que esta práctica conlleva un aporte anual total de entre 63 000 y 430 000 toneladas de microplásticos a los suelos agrícolas europeos.
Pero no solo los lodos de depuradora introducen estos contaminantes en el suelo. El compost, un abono procedente de la descomposición de materia orgánica, también es una fuente importante durante la fertilización del suelo.
Los plásticos empleados en agricultura
Además, el plástico es un material muy útil en el entorno agrícola, por lo que también hay una entrada directa a través de su fragmentación. Un ejemplo claro son los acolchados, que cubren el suelo con el fin de protegerlo de las condiciones atmosféricas, conservar la humedad, etc. Su utilización ha conllevado una mejora en la producción (minimizando la pérdida por evaporación del agua) y una reducción del uso de herbicidas químicos (evitando la entrada de luz y el crecimiento de especies competidoras).
Sin embargo, debido a la dificultad que entraña retirarlo, entre cultivo y cultivo en el suelo se acumulan restos del material empleado. De hecho, algunos estudios demuestran que aumenta el número de microplásticos en el suelo con las sucesivas aplicaciones.
El plástico también se utiliza en los invernaderos, en el material de tuberías, en los envases de productos químicos, en los fertilizantes encapsulados y en otras piezas de uso habitual. Se estima que cada año se emplean aproximadamente 15 600 000 toneladas de plásticos agrícolas en el suelo europeo.
Por último, hay que tener en cuenta también la entrada de microplásticos por deposición atmosférica en el terreno, sobre todo en el caso de suelos desnudos. La presencia de vegetación que intercepta esas partículas puede ser la razón por la que esta fuente no se ha identificado como la más dominante.
¿Cuántos microplásticos hay en el suelo?
A día de hoy, se estima que a nivel global la contaminación del suelo agrícola por plásticos oscila entre uno y 4,3 millones de toneladas para los aportes procedentes de aguas residuales y entre 5 y 2,3 millones de toneladas para los relacionados con el acolchado plástico. Esto supone la presencia de una media de 3,6 millones de toneladas.
Diversos aspectos ambientales condicionan la movilidad de los plásticos presentes en el suelo, como la cantidad e intensidad de las precipitaciones, la pendiente del terreno, el uso y propiedades del suelo y la distancia al cauce de los ríos. Esto dificulta que se haga una estimación precisa de la cantidad de microplasticos que llega al sistema fluvial y posteriormente al océano.
Sin embargo, recientemente se están llevando a cabo estudios que tratan de estimar cuál es el rol de los suelos en la movilidad de estas partículas. Los resultados parecen indicar que, una vez llegan al suelo, la mayor parte permanece. A esto se suma la baja capacidad de biodegradación de los polímeros más comunes y su entrada constante.
Lo anterior implica que los microplásticos se acumulen en el suelo año tras año aumentando su concentración, a pesar de que una pequeña parte se movilice. Esta es la principal razón por la cual se están desarrollando materiales alternativos al plástico que sean biodegradables y que reduzcan su presencia en suelos en el corto-medio plazo.
Las implicaciones
Uno de los principales problemas de que los microplásticos permanezcan en el suelo es su impacto ambiental. Se ha demostrado que la presencia de estas partículas en el suelo tiene efectos negativos en su estructura, cambia la actividad y funcionalidad de los microorganismos, tiene una influencia en los organismos del suelo y afecta al crecimiento y desarrollo de las plantas. Además, el consumo de alimentos cultivados eleva el grado de preocupación por sus efectos en la salud humana.
Y ya no es solo que los microplásticos puedan dañar nuestra salud y la de los ecosistemas. Cuanto más pequeñas son las partículas, mayor superficie tienen conjuntamente y, por tanto, mayor capacidad de atrapar contaminantes ambientales y de liberar aditivos.
Los aditivos del plástico son las moléculas que le confieren ciertas propiedades adecuadas para su uso. Cuando el plástico se convierte en desecho y está expuesto a condiciones ambientales, se fragmenta, y estos aditivos se liberan a través de su superficie.
Los aditivos del plástico engloban numerosas categorías de compuestos químicos, algunos de ellos identificados como potencialmente tóxicos, persistentes y móviles, que acentúan las consecuencias de su presencia masiva en los suelos.
A pesar de que hay avances en entender los potenciales efectos de los microplásticos, los aditivos y otros contaminantes para la salud humana, todavía existe un enorme vacío de información al respecto.
Fuente/The Conversation
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Desarrollo Sostenible
ENABUS Chile 2025: Volvo Chile lidera el diálogo por un futuro de transporte de pasajeros sustentable
Volvo Buses consolida su liderazgo en la industria del transporte de pasajeros a nivel global al convocar el segundo Encuentro Nacional de Buses (ENABUS) en Chile, reuniendo a los más importantes líderes del sector para debatir sobre el futuro de la movilidad sostenible.
El transporte de pasajeros en buses se erige como un pilar fundamental para una sociedad más eficiente, sostenible y equitativa. No solo alivia la congestión vehicular, sino que representa una de las soluciones más ecológicas y eficientes para movilizar a miles de personas, conectando incluso las distancias más remotas de nuestro país y reduciendo significativamente las emisiones de carbono per cápita.
Reconociendo esta trascendencia, Volvo Chile celebra la segunda edición de ENABUS 2025, reafirmando su compromiso de generar un espacio de diálogo y acción conjunta frente a los desafíos del transporte de personas en Chile, con el objetivo de impulsar la movilidad del futuro.
La jornada, que se realizó en la Casa Matriz de Volvo Chile en Quilicura, congregó a autoridades del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones, gremios nacionales, y empresarios. Se articula en torno a tres ejes estratégicos: seguridad, sostenibilidad e innovación tecnológica, bajo el lema: “Impulsando el transporte sustentable de personas”.
Durante su intervención, Juan Carlos Muñoz, ministro de Transportes y Telecomunicaciones, destacó la relevancia del transporte público y privado de pasajeros como un pilar para la conectividad y la equidad territorial, reafirmando el compromiso del Gobierno con la transición hacia tecnologías limpias y una movilidad más segura para todos los usuarios. “El transporte público no solo responde a la necesidad de movilizar a las personas, sino que se transforma en una fusión esencial para la eficiencia de las ciudades.
Para que nuestras ciudades sean mejores, una ciudad sin transporte público está condenada a ser una ciudad muy difícil en donde vivir. En ese contexto, este espacio es muy efectivo por que un mejor transporte público no se construye solamente desde el estado ni desde la academia o el sector privado. Se construye juntos, colaborando, conversando, así logramos construir ciudades que sean más eficientes en su movilidad”, precisó.
Sergei Iavorskii, director general de Volvo Chile, expresó su satisfacción por la convocatoria de empresarios, proveedores y líderes de opinión del sector. “Hemos visto cómo ENABUS se ha consolidado exitosamente como un foro esencial para la industria. Por ello, impulsamos esta segunda edición, buscando continuar generando un espacio de diálogo y de conocimiento sobre los avances en movilidad sostenible. Esperamos que este encuentro se establezca como una tradición, donde Volvo reafirme su liderazgo en innovación de seguridad y transporte sostenible”, afirmó.
La jornada contó además con la participación especial de la Embajadora de Suecia en Chile, Sofía Karlberg, quien compartió la experiencia escandinava en materia de transporte sostenible y cooperación público-privada. “La colaboración entre el sector público y privado es fundamental para construir sistemas de transporte eficientes y ecológicos. La experiencia sueca demuestra que la innovación y la sostenibilidad van de la mano. Suecia se comprometió a alcanzar cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para el año 2045 y en el sector de transporte nacional tenemos un objetivo de reducir las emisiones al menos un 70% para el 2030.
Aún nos queda un camino por recorrer, hemos hecho algunas cosas que nos han dado resultados positivos que incluyen una gran inversión de desarrollo e integración de vehículos eléctricos, autos, buses y camiones pesados y su correspondiente infraestructura. En esto, empresas como volvo han sido un factor clave, no solo como proveedores de la tecnología, también como participe de colaboraciones con el gobierno y la academia y encuentros como ENABUS son vitales para compartir estas visiones y avanzar juntos,” afirmó la Embajadora Karlberg.
Uno de los puntos que concentró la atención fue la presentación de Klaus Schmidt-Hebbel, profesor titular de la UDD y PUC y ex economista jefe de la OECD. Su análisis económico, centrado en las perspectivas del país frente a un agitado escenario político pre-electoral, proporcionó un marco crucial para entender los desafíos y oportunidades de inversión en infraestructura y tecnologías de transporte sostenible.
Diálogo de la industria para el futuro de la movilidad
ENABUS 2025 reforzó la importancia de la articulación entre actores clave para forjar soluciones conjuntas. Empresarios, gremios y líderes estratégicos del sector coincidieron en que la industria del bus no solo es esencial para la movilidad de millones, sino un pilar insustituible en la senda hacia un transporte más sostenible en Chile y el mundo.
José Antonio Margalet, director comercial de Volvo Buses Chile, valoró la convocatoria y el rol del encuentro como catalizador de ideas y soluciones para la industria: “ENABUS se ha consolidado como un espacio donde las palabras se transforman en compromisos. En Volvo creemos que el futuro del transporte de pasajeros solo será sostenible si se construye desde la colaboración: autoridades, gremios, empresas y marcas que compartan la visión de un país con un transporte más seguro, eficiente y humano.”
Desde el ámbito gremial, tanto la Asociación de Buses Interprovinciales, Internacionales e Industriales (ABI A.G.) como la Federación Nacional de Buses (FENABUS) valoraron la instancia como una oportunidad de articulación y trabajo conjunto.
“La segunda versión de Enabus ha sido de muy buen nivel, estas reuniones conjuntas nos hacen bien como industria, porque podemos conversar en lo que estamos, lo que ha pasado y conocer las tecnologías que vienen. Así nosotros como podemos tomar esos insumos y volcar nuestro interés en buscar las mejores opciones para la industria y ponerlas en ejecución con todas las empresas asociadas”, explicó la gerente general de ABI, Carolina Navarrete.
Por su parte el presidente de Fenabus Marcos Carter agradeció la instancia de diálogo y destacó el énfasis en seguridad del evento: “Volvo ha destacado una cosa muy valiosa que es trabajar por la seguridad de la vida de las personas que nosotros trasladamos y eso es un aporte para nuestro país. Todos estos eventos que se hacen entre el mundo público y la industria nos permiten tener una visión de futuro que es lo que necesitamos como gremio y que pudimos conocer en ENABUS,” añadió el representante gremial.
Entre los temas tratados destacaron la implementación progresiva de tecnologías de bajas emisiones, la incorporación de innovación en la gestión operativa y la experiencia del pasajero y las últimas tecnologías de asistencia de conducción y prevención en temas de seguridad.
Con ENABUS 2025, Volvo Chile reafirma su liderazgo y compromiso inquebrantable con un transporte de pasajeros más seguro, sostenible y centrado en las personas, consolidando este encuentro como el referente anual para el diálogo y la construcción conjunta del futuro de la movilidad en Chile.
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Desarrollo Sostenible
¿La Sostenibilidad se está estancando?
El Foro Económico Mundial (WEF), junto a Accenture, publicaron su informe anual sobre transición energética global, y la noticia es clara: el mundo atraviesa una fase de desaceleración. Pese a esto, no significa que la sostenibilidad esté muriendo. Todo lo contrario: los fundamentos que la sostienen son más sólidos que nunca.
El estudio «Fostering Effective Energy Transition 2025» muestra que el progreso hacia sistemas energéticos sostenibles, seguros e inclusivos se ha estancado por tercer año consecutivo. Las emisiones globales siguen altas, y las brechas entre países desarrollados y emergentes se amplían. Pero también deja señales inequívocas de que la transformación no se detuvo: los marcos regulatorios se siguen endureciendo, el financiamiento climático crece, y las cadenas de valor globales demandan trazabilidad, eficiencia y resiliencia.
La sostenibilidad no retrocede, se redefine
En 2025, hablar de sostenibilidad ya no es una declaración aspiracional. Es una exigencia de mercado. “Según datos recientes, más del 80% de las empresas líderes a nivel global han aumentado sus inversiones en sostenibilidad o mantienen su compromiso, incluso en un contexto desafiante”, comenta Belén Arce, líder de Sostenibilidad de Accenture. Las regulaciones como la European Union Deforestation Regulation (EUDR) o la Ecodesign for Sustainable Products Regulation (ESPR) siguen ampliando su alcance. “La innovación tecnológica en renovables, almacenamiento y trazabilidad no se detiene. Y los consumidores, especialmente los más jóvenes, continúan demandando coherencia y acción”, agrega.
América Latina: ¿dónde quiere estar en este nuevo mapa?
Arce asegura que para América Latina, el momento actual representa una encrucijada. Aunque países como Argentina, Uruguay o Costa Rica lideran el índice de transición energética regional, otras economías enfrentan desafíos estructurales: marcos regulatorios inestables, falta de infraestructura y acceso limitado a financiamiento.
Pero hay algo que no debemos perder de vista: la región cuenta con una matriz energética altamente renovable, recursos estratégicos como litio, cobre e hidrógeno verde, y un capital humano cada vez más comprometido con la transformación. Si se apuesta por políticas públicas inteligentes, alianzas público-privadas y planificación a largo plazo, América Latina y Argentina pueden tomar más protagonismo.
Lo que está en juego: competitividad y resiliencia
Los criterios climáticos influencian el nuevo orden económico internacional. “Acceder a mercados europeos, recibir inversión extranjera o participar en cadenas de valor globales dependerá del cumplimiento ambiental y social”, explica la líder de Sostenibilidad de Accenture. La sostenibilidad se ha convertido en un componente estructural de las estrategias industriales y geopolíticas de las principales potencias.
Si América Latina no acelera su transición, corre el riesgo de quedar fuera de las cadenas de valor que definirán el futuro económico: desde el hidrógeno verde hasta los minerales críticos y la electromovilidad.
Además, los riesgos de no actuar se hacen más visibles. No hay resiliencia energética sin sostenibilidad. La región necesita sistemas capaces de adaptarse a un entorno volátil, climático y geopolíticamente inestable. Y eso no se logra con soluciones del pasado.
El momento de actuar es ahora
En lugar de ver los retrocesos globales como una señal para frenar, América Latina debe leerlos como un llamado a liderar. La transición no está muriendo: está evolucionando. Y quienes sepan adaptarse con agilidad e inteligencia estratégica, serán quienes capitalicen las oportunidades.
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Desarrollo Sostenible
CODESA se suma a solicitud de que Estado aborde integralmente problemas de acceso al glaciar Leones
En este caso, se ha manifestado preocupación por la situación que confronta un área privada protegida con el acceso tradicional de pobladores y operadores turísticos a bienes nacionales de uso público.
Desde la organización consideran que se requiere que autoridades convoquen a una mesa de trabajo que aborde el tema, como lo ha planteado el municipio y como se ha hecho en muchos otros casos.
En una acción que se está volviendo recurrente en Aysén, un particular cerró con una cadena el acceso vehicular que tradicionalmente vecinos y empresas de turismo local han usado para acceder al lago Leones, adyacente al Parque Nacional Laguna San Rafael.
Se trata de la ruta que ingresa desde el cruce del Camino Longitudinal Austral, a la altura del kilómetro 10 hacia el Valle Leones, que por años ha sido utilizada por pobladores, operadores turísticos y visitantes para acceder a este excepcional lugar con el fin de observar el glaciar del mismo nombre.
Desde que hace unos años varios predios del área (de unas 1.800 hectáreas) fueran adquiridos a mediados de los 2000 por John Whitelaw y Elena Sobakina, ha habido una serie de impedimentos para que se siga desarrollando turismo de pequeña escala en el sector, e incluso de visitantes regionales particulares. En el sector se constituyó el Área Privada Protegida Pichimahuida.
Ya en 2019 se generó una controversia por un taller gratuito para formar guías locales, que organizara la AG de Turismo de Puerto Guadal con recursos del Estado, que concluyó con una visita al lago, frente al glaciar. En la ocasión, Sobakina advirtió, mediante una carta, que demandaría al medio que publicó un artículo alusivo, por incluir fotografías del sector. Posteriormente, en 2022, se generó una controversia similar con Patagon Journal, en el mismo tenor, al recordarse dicho conflicto en el reportaje “Jugando al Monopoly Verde en la Patagonia”. Y en 2023 Ladera Sur publicó un artículo sobre el sector del Valle Leones que fue sujeto de similar advertencia. El resultado: bajar el artículo (hoy se mantiene un posteo en Facebook sobre la nota cuyo link no dirige a página alguna).
Para el presidente de la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén (CODESA), Erwin Sandoval Gallardo, en este caso hay dos bienes públicos enfrentados. “Está el interés de conservar un territorio por parte de un particular en su propiedad privada, pero también el de la comunidad de acceder a un espacio que históricamente se ha utilizado para el esparcimiento, el contacto con la naturaleza y el desarrollo económico local como es el turismo, que tanto promocionamos como región. Espacio que, por lo demás, corresponde a un bien nacional de uso público, estando prohibido cerrar el acceso a bienes públicos como el lago Leones” planteó.
Agregó que “esperamos que organismos como Conaf, que hasta hoy administra el Parque Nacional Laguna San Rafael, el Ministerio de Bienes Nacionales, que regula el acceso a los bienes nacionales de uso público, además del Ministerio de Obras Públicas responsable de los accesos viales públicos, junto a todas las autoridades pertinentes, aborden este tema, ya que está generando complejidades a los pobladores históricos”. En este sentido, desde la organización consideran que para ello se requiere que autoridades convoquen a una mesa de trabajo que aborde el tema con diversos actores, como lo ha planteado la Municipalidad de Chile Chico y como se ha hecho en muchos otros casos en que se ha requerido la definición de una servidumbre legal para garantizar el acceso a bienes nacionales de uso público.
Sandoval recordó que estos conflictos no son nuevos ni se relacionan sólo con la conservación o con extranjeros. Está el reciente caso de Puerto Bertrand donde un particular cerró el acceso a las riberas del lago homónimo y el río Baker; la minería que no sólo se apropia del subsuelo, con desconocimiento de los pobladores, sino que afecta su salud como el caso de El Toqui en Alto Mañihuales; o de las corporaciones salmoneras nacionales y extranjeras que imponen un modelo de desarrollo, inclusive al interior de áreas protegidas.
“Como organización siempre hemos abogado por herramientas de conservación que dialoguen con los usos del territorio que hacen las comunidades locales. Y advertimos que en el caso de este proyecto privado de conservación hay un choque profundo, que se ejemplifica con esa cadena que cierra el paso” indicó. Colisión que, señaló, “no advertimos en el caso de los sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad, porque éstos precisamente son herramientas que permiten compatibilizar la necesaria conservación con los usos que las comunidades hacen del territorio. Es más, son instrumentos para mantener agua, suelo y aire limpio, fundamentales para una producción sustentable y con denominación de origen. Y donde existe un conducto institucional, que es el de consulta pública en proceso y que acertadamente se ha extendido”.
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