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Medio Ambiente

LA BIOMASA, ¿ES TAN «BIO» COMO DECLARAN LOS «RECUPERADORES ENERGÉTICOS»?

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BIOMASA-14
En Suecia hasta importan basura para alimentar sus plantas de valorizacion energética de los residuos… porque los desechos propios no permiten optimizar el rendimiento de tales plantas. ¡Viva la exacerbación del consumo!

 

 

Cada vez surgen más voces, a izquierda y derecha, todas inscriptas en el llamado progresismo, para obtener energía de la combustión de los desechos domiciliarios (y probablemente otros).

Los que han encarado tal “solución” al problema de la basura están radiantes porque resuelven dos asuntos a la vez, quemantes asuntos de las sociedades modernas: la escasez de energía y el exceso de desechos.

En rigor, esta “solución” con que hoy en día se nos apabulla no es sino una variación sobre la “modesta proposición” que hiciera Jonathan Swift a la sociedad irlandesa para solucionar problemas que entonces, pleno siglo XVII, la aquejaban. Como es sabido, mediante el carneo de bebes, Swift proponía simplificar las perentorias necesidades de los indigentes que, explicaba, eran legión en la empobrecida Irlanda y a la vez satisfacer el paladar de los escasos ricos: con carne tierna, “nutritiva y sana”, “tanto cocida como dorada, asada, hervida, en fricasé o en guisado.”

En el caso de nuestros rescatistas energéticos, lo que se le ofrece al mercado son desechos casi indiferenciados (con una quita previa −en el caso de los proyectos más prolijos− de cartón, papel, vidrio, algunos metales), para que “nuestro paladar” acepte alimentos en putrefacción, restos de roturas domésticas, plásticos indiferenciados, ramajes, agendas viejas, tijeras, cubiertos o herramientas rotas, restos de todos los tubos y envases de pegamento, dentífricos, comestibles vencidos o resecos, juguetes rotos, burletes gastados, prendas de vestir fuera de uso, cajitas ya inservibles, artefactos eléctricos o electrónicos rotos u obsoletos, pilas, accesorios del auto, del hogar o del jardín, llaves, ceniceros, biromes y toda la sarta de adminículos que uno deposita en “la bolsa de basura”…

Ese revoltijo recibe una denominación santificante: lo bio, vida, tiene una carga semántica enorme, y muy positiva. “Bio-masa” es el bautismo más adecuado para “vender” o colocar algo en el mercado de ideas y representaciones.

¿Biomasa o necromasa?

Para descifrar mejor el asunto, vale la pena rastrear. Biomasa se refiere a sólidos de origen biológico.

Y es el nombre que tradicionalmente ha tenido el aserrín, por ejemplo, y los descartes de la industria maderera, y el bagazo de la caña de azúcar y el orujo de la uva para mencionar apenas algunos ejemplos de biomasa. Es el nombre que también ha tenido el estiércol y el follaje de descarte de la actividad agrícola propiamente dicha; las plantas o las hojas que no van al consumo, por ejemplo o las raíces en el caso de plantas de las que se consume sólo lo que está por encima de la tierra.

Tales restos orgánicos tienen un alto valor energético. Por ejemplo, en Suecia, muchos poblados pequeños que tienen en su seno actividad maderera, suelen proveerse de toda la energía que emplean mediante la combustión de biomasa (y Suecia es un país que tiene un alto consumo energético porque el clima no la ayuda a vivir del sol).

Los agricultores orgánicos a menudo alcanzan su total autonomía energética (luz, electricidad y agua caliente) mediante un biodigestor que le provee el metano suficiente, desprendido de los restos orgánicos provenientes de su actividad. No sólo energía. El compost que queda de esa combustión anaeróbica constituye un excelente abono sin pesticidas. Si además lo pueden enriquecer proteicamente con estiércol, aun mejor.

Pero lo que tenemos ahora “en la agenda ambiental” es otra cosa. Es aquel revoltijo apenas insinuado poco antes. Poner en combustión ese “revoltijo” nos asegura una contaminación aérea ingobernable por más que nos aseguren que los filtros de todas las chimeneas imaginables habrán de bloquear tales escapes. Pero no solo al aire. Al agua también.

Juan Luis Berterreche, en su excelente “Incinerando el futuro” [1], nos recuerda que la combustión propiamente dicha tiene un rasgo preocupante: en su proceso se forman sustancias nuevas, diferentes a las de los elementos combustionados, y generalmente aun más tóxicas: dioxinas y furanos, por ejemplo. Y nos advierte: “Todas estas sustancias no son detectables y controlables con facilidad ya que varias de ellas se mueven en el campo de las nanopartículas. Sus dimensiones son menores a un micrón (milésima de milímetro).”

Como la incineración es un método de “eliminación” de los desechos que se usa desde tiempo inmemorial −recordemos que EE.UU. ha dispuesto con total impunidad y durante décadas la quema en alta mar de desechos de la industria química y otros considerados sumamente tóxicos, tirando “al mar” las cenizas consiguientes− en tiempos en que ni siquiera se podían medir sustancias en micrones, podemos ahora comprobar que esas quemas de productos industriales han estado contaminando la atmósfera y por consiguiente envenenándonos a todos (aunque en diferente medida, contando los ambientes diferentes).

Tengo en mi retina el paisaje alrededor de una usina de recuperación energética en el norte alemán, cerca de Bremerhaven, en 1984: por su atmósfera, de subidos tonos rojizos,[2] el aire totalmente impregnado de partículas rodeando la planta como si fuera una campana de aire oscuro, es lo más semejante que recuerdo a la implosión de los edificios del Warnes en Buenos Aires.

Tales plantas estaban y seguramente están, con perspicacia, en zonas absolutamente despobladas, Tanto “la política” de quemar en altamar los productos contaminantes que ha practicado (¿sigue practicando?) “la administración” de EE.UU. como la combustión con recuperación energética que conocimos en Alemania revelan que jamás se ha tenido en consideración la contaminación resultante. La externalización de costos ha sido la real política del capitalismo tecnocrático.

La desaparición de los RSU (residuos sólidos urbanos) ha sido la política del sistema realmente existente, condenada al fracaso, necesariamente, sólo que el fracaso genera víctimas entre las que sus gestores tratan de evitar estar.

Lo que ha fallado entonces ha sido “apenas” el concepto de externalización. Puesto que el fondo del mar océano, la atmósfera terrestre, nos resultan íntimamente necesarios, forman parte de nuestro hábitat casi tanto como nuestros dormitorios y cocinas de hogar…

Como bien dice Josep Marti Valls, “la incineración transforma los residuos en gases, partículas en suspensión, aguas contaminadas, cenizas y escorias; estos productos resultantes son más tóxicos que los residuos originales, es decir, la incineración no “elimina” los residuos sino que los concentra.” [3]

Incineradores, ¿inocuos o contaminantes?

Los partidarios de la “valorización energética de los residuos” insisten en que los desarrollos tecnológicos permiten hoy en día librar a la atmósfera aire poco menos que puro, puesto que los filtros y una combustión a muy alta temperatura garantizarían la retención de todas las sustancias tóxicas imaginables. Pero entre la afirmación de los partidarios de la incineración con todos “los adelantos tecnológicos” (retención de partículas, precipitación controlada de gases tóxicos antes de su salida al exterior, vitrificación de los restos para anular su capacidad contaminante, etcétera) y la de quienes critican la incineración por su capacidad contaminante, está la realidad. Y la realidad es que los incineradores en acción “crean” un ambiente muy, pero muy poco saludable. Aquí, en Argentina, entre tantos otros, hemos tenido la experiencia del incinerador de Marcos Paz. Que no es de RSU sino de algo todavía peor, restos de pinturas. Pero aun así, fue aprobado con todos los recaudos tecnológicos (claro que durante el menemato, que es como decir, desde el punto de vista de la salud ambiental, que no se tomó medida alguna; recordemos que un personaje como M. J. Alsogaray importaba desechos del Primer Mundo y basaba su inocuidad en las “declaraciones juradas” de los “exportadores”…). Por el celoso cuidado que suelen poner las “autoridades” en evitar todo estudio epidemiológico, no se tienen datos sanitarios de Marcos Paz luego de la puesta en funcionamiento del incinerador. Pero los vecinos tienen una “sensación”: “estamos convencidos que la muertes por cáncer en Marcos Paz exceden por lejos las normales y que algún tipo de relevamiento epidemiológico podría dar resultados impresionantes” [4]

Basta ver un detalle de emisiones de plantas de este tipo para advertir que las sustancias “liberadas” al aire por las chimeneas son todo menos tranquilizadoras. El informe reciente presentado por Greenpeace sobre las diez plantas de este tipo funcionando en España (Sogama, Meruelo, Zabalgasti, Tirmadrid, Remesa, Tirme y las cuatro catalanas cercanas entre sí; Sirusa, Tersa, TRM y Trargisa) revela que emiten durante el período 1975-2007 (en 1975 se cuenta la primera de estas plantas en funcionamiento), amén de los inevitables dióxido de carbono y vapor de agua, una serie de gases o partículas metálicas que constituyen toda una “sinfonía” de diversas contaminaciones: ácido sulfuroso, óxidos de nitrógeno, cobalto, cadmio, plomo, cromo, níquel, mercurio, dioxinas y otra cantidad de partículas contaminantes (genéricamente designadas como PM25).

Con lo cual, una vez más comprobamos que las profecías de soluciones perfectas esconden o más bien revelan penosos errores o groseras estimaciones que siempre pecan de optimistas.

El informe sobre incineración de RSU realizado por GP en España señala que si bien volumétricamente la merma es fuerte (puesto que el volumen de cenizas y escorias se estima alrededor del 10% del volumen original de “la basura” así tratada, desde el punto de vista de su peso, la merma no es tanta, puesto que se estima queda tras el proceso de combustión alrededor de un tercio del peso original. En 2012, la fuente indica que hubo que darle destino a 23 500 ton. de cenizas tóxicas y escorias varias.[5] Volvemos a lo que dijera el basurólogo Valls: la basura no desaparece, sólo se concentra. En resumen, de cada tres toneladas originales de desechos, después de todo un procesamiento problemático por su toxicidad, nos queda todavía resolver qué hacemos con la tonelada remanente. El problema no parece muy bien resuelto (salvo, claro, para los empresarios del rubro de incineración…)

Hay otro aspecto, empero, que señala nuestro ya citado Berterreche, que podríamos considerar aun más grave, y que es de carácter absolutamente político. Es decir que incumbe al área de las decisiones humanas. Toda apuesta a la incineración se da de bruces contra los planes de reducción de los desechos, los de reciclamiento, reuso y recuperación de residuos.

Porque todas esas “políticas” le quitan el agua al pez incinerante…

Así plantea ACUMAR “el nuevo enfoque” sobre los RSU: “Los parques de valorización energética son espacios donde se llevan adelante diferentes procesos de tratamiento de los Residuos Sólidos Urbanos, con el objetivo de valorizarlos por métodos tradicionales o a través de la aplicación de nuevas tecnologías para su transformación energética[…]”.[6]

Al respecto señala Berterreche en su nota ya citada algo sumamente ilustrativo: “[…] cuando se destapó que los exportadores de basura italianos eran de la mafia. Los ciudadanos indignados de Mallorca dicen: «No queremos ser el vertedero de Europa». Pero el contrato que los ata a la incineradora va hasta el 2041.” Observe el paciente lector: los incinerantes se han asegurado plazos brutales; éste seguramente de 30 años (denunciado, en principio 27 años antes del vencimiento).

Esos contratos, leoninos, llevan a los municipios así entrampados a perversiones complementarias, como en el caso mallorquín a importar durante largos períodos desechos de Irlanda para “sostener” el contrato…

Como detalle complementario a lo aportado por Berterreche, vale la pena saber que la Mafia, que controla el tráfico de desechos de Italia y de, buena parte del Mediterráneo, se encargó de depositar o esconder tales desechos en sitios inermes como el territorio somalí, devastado como consecuencia del colonialismo y su contracara el tradicionalismo cerril. El tsunami que afectara hace unos años el océano Índico (que arrojara miles de muertos) literalmente desenterró los depósitos clandestinos de desechos de origen europeo hechos sin ninguna previsión a lo largo de las costas somalíes (enterramientos bien superficiales), lo cual reveló la causa de la enorme contaminación y mortandad presente en la región.

Compostado… tóxico

Todo un capítulo sobre algo que denominan compost o compostado. Así bautizan empresas que se proclaman ambientalistas a lo que queda de los residuos luego de quitarle papel, cartón, vidrio, algunos plásticos. El revoltijo ya mencionado recibe el nombre de compostado. Y se procede a prepararlo como si lo fuera. Sin embargo, se trata de un compostado… tóxico. Perversión semántica con que tenemos que lidiar. Los ideadores de semejante tratamiento explican que el destino posible para tal conglomerado es la cubierta de vertederos más o menos ex, la parquización en zonas donde no puedan plantarse comestibles y el corto etcétera donde se pueda disponer de semejante mezcla.

Ligeros de equipaje, nos proponen tener dos paisajes, dos realidades, dos tierras, dos cultivos; uno, el plantar para alimentarnos (o no) y otro donde de ninguna manera sería sensato cultivar alimentos puesto que ese compost tiene entremezclado los restos más inimaginables, tóxicos, de la “bolsa de basura” que cada vecino se saca de encima cada día…

La agroindustria ha introducido un principio de esquizofrenia al usar el campo, la tierra, para cultivos basados en el uso de tóxicos y venenos, que nos aseguran alimentos problemáticos, coexistiendo con cultivos alimentarios (orgánicos, sin uso de venenos). La fabricación de compostado tóxico eleva el nivel de esquizofrenia a nuevas marcas…

ATANDO MOSCAS POR EL RABO

Quieras que no, el avance de la conciencia ecológica y de los peligros resultantes del abuso sobre la naturaleza, avanza.

Veamos como plantea la Agenda 21 de la Cumbre de Río 92 el abordaje a la problemática de los RSU, una instancia que alcanzó tal vez la más alta resonancia internacional, cuyos postulados “fueran retomados y enfatizados” por la Cumbre de Johannesburgo en 2002:

· minimización de la generación;
· maximización de la reutilización y el reciclado;
· tecnologías de eliminación, tratamiento y disposición final ambientalmente adecuadas, que incluyan recuperación de energía;
· tecnologías de producción limpia y consumo sustentable;
· investigación, experimentación, desarrollo e innovación tecnológica sobre el reciclado, abono orgánico y recuperación de energía;
· educación pública, participación y apoyo de la comunidad en la gestión de los residuos.[7]

A primera vista, media docena de plausibles medidas. Sin embargo, en el quinto punto, al final, aparece algo que desbarata las intenciones previas: la noción misma de “recuperación de energía” conspira contra la “minimización de la generación”, es decir el achique de residuos, va igualmente en contra de la maximización de la reutilización y el reciclado y así por el estilo.

La recuperación de energía tiene una dinámica propia, que surge por el capital inmovilizado para su desarrollo: una vez que se hace una planta de este tipo, es insensato retirarle su “materia prima”; al contrario, se produce un movi-miento de atracción de RSU; cuantos más se consigan, mejor será “la gestión”. Es lo que vemos con el desarrollo de las plantas “recuperadoras” suecas; ya no les alcanza la basura propia y lejos de achicar el giro, buscan más de otros países…

En rigor, la recuperación energética no hace sino reafirmar el sistema de dilapidación material del que algunos nos proponemos salir. La quema de residuos como fuente de energía no contradice ninguno de los puntales del sistema; al contrario los refuerza.

Por eso, los planteos del IGÉ, aun cuando procuran atender la cuestión ambiental, es decir atender la problemática de los desechos con un prisma ecológico, vuelven a la “omnisolución” de la ONU en su Agenda 21 postulando “el reciclaje, la recuperación, la valoración energética, la ley de envases, el compostaje, la producción de biogás pero nunca el enterramiento de residuos.” (Instituto IGÉ).vii

Este mismo informe hace hincapié en la separación de los residuos. Éste es un aspecto crucial. Pero en general, las campañas, las escuelas, los sitios-e dedicados al reciclaje, arrancan con lo que nos llega. Con lo que sería el consumo.

Separar no es como soplar y hacer botellas

La primera medida de orden ecológico que una sociedad debería tomar sería conformar, mejor dicho reconfigurar la producción, ese momento de las cosas que muy pronto pasan a ser consumidas.

Es la producción, fabril, empresaria, la que crea dificultades a menudo insuperables para tareas de reuso, reciclado y recuperación. Tendríamos que aprender a producir ecológicamente, con arreglo a dispositivos que permitan luego una recuperación aceptable. Es decir, que no sea de “valorización energética” porque por esa vía, quemamos todo y nos importa poco cómo se confeccionan nuestros objetos de uso cotidiano.

Pero cambiar las pautas de producción nos lleva a cuestionar la producción tal cual existe, el capitalismo en acto, la mismísima noción de ganancia…

Una de las principales dificultades para una recuperación saludable de materiales pasa por la mezcla deliberada y planificada de tales que lleva adelante el mundo empresario optimizando sus rindes en detrimento de la salud planetaria: envases de vidrio con tapas de plástico bien adheridas que impiden o dificultan a veces mucho la separación por parte de los consumidores o los recuperadores; blixters, que se crean con metal y plástico, igualmente difíciles o imposibles de separar; presencia de etiquetas, a menudo impresas con tintas sumamente tóxicas y que van adheridas a envases plásticos o de vidrio…

Sobres de papel del mundo empresario con ventanas transparentes de plástico, papeles plastificados, que no sirven para recuperar como plástico y aún menos como papel. La intromisión de partículas plásticas en la elaboración de papel es tan gravosa, que papeleras en países como Suecia o Finlandia no permiten a su personal andar con biromes, pues en las ocasiones en que una birome se ha desprendido de algún bolsillo y caído en las mezcladoras de pulpa de papel, la rotura de la trama del papel puede llegar a estropear toneladas de material…

Sabemos los motivos de muchas de estas “amalgamas”: la mejora de algún factor; por ejemplo, en el caso de los papeles plastificados, para envolver, su mayor y mejor resistencia a la humedad. Una producción que atienda a la disminución e incluso a la supresión de desechos intratables obliga a buscar otros métodos para impedir el daño que pueda provocar la humedad; por ejemplo, mejores locales, más cuidadosos estacionamientos en estantería a mejor altura, etcétera.

Separar desechos no es tarea menor ni fácil. Tal es la impresión que recibimos oyendo a los encargados y a las autoridades perorar sobre esto. Demasiado a menudo, que no saben de qué hablan. Si realmente queremos cuidar y preservar, tendríamos que separar el papel impreso del no impreso; el vidrio incoloro del coloreado, además de las separaciones que ya señalamos; no hay buena solución al mezclar polipropileno con poliestireno… esas mezclas dan única-mente un conglomerado plástico apenas apto para hacer postes o bancos de plaza. Allí hay cierta recuperación insensatamente baja, apenas mejor que producir contaminación a corto plazo mediante quema o a largo plazo mediante enterramiento.

La CABA tiene un circuito de biomasa energéticamente aprovechable a partir de los árboles de parques, plazas y calles arboladas (casi todas) y jardines particulares. Que debidamente recogidos puede dar lugar a una energía limpia. Para ello, tienen que implementarse los hornos correspondientes y los mecanismos de aprovechamiento calórico o energéticos correspondientes. Y lo mismo con la recolección: evitar la contaminante costumbre de atar con bolsas plásticas el ramaje, por ejemplo. Y recuperar la recolección diferenciada.

Los contenedorcitos callejeros han hecho estragos con el trabajoso proceso de separación de residuos.

Hay material de sobra para hacer también compost. Pensemos que prácticamente la mitad del peso de los RSU son restos orgánicos. Pero su elaboración es mucho más exigente. Por lo mismo, un plan de recuperación de orgánicos, aparte de la biomasa directamente usable como combustible, tendría que establecer pautas para la recolección, también diferenciada, de material orgánico compostable. Y dada su complejidad y delicadeza, habría que empezar por plantear su formación en la población que dispone de un trozo de tierra, situación que se expande y acrecienta alejándose del centro de la megalópolis porteña. En zonas densas, como en la capital federal, tal vez sea más sensato empezar un plan de recuperación con grandes usuarios, como restaurantes, escuelas, para elaborar compost. Buen curso de capacitación mediante. Que lo orgánico no tenga vasitos o bandejitas de plástico ni colillas, ni servilletas impresas…

La tarea es dura. Pero es la que tenemos por delante si queremos ir achicando el envenenamiento planetario. ¿Podemos?

[1] En posta portenia nro. 1174, 27/5/2014.
[2] Nada que ver con propaganda de vinos.
[3] “Incineración de residuos, medio ambiente y salud”, en Diagonal, Madrid, 11/5/2014, https://www.diagonalperiodico.net/cuerpo/22853-incineracion-residuos-medio-ambiente-y-salud.html
[4] Jorge Rulli, Informe sobre la situación de contaminación por incineración de residuos tóxicos en Marcos Paz, 31 diciembre 2001.
[5] http://www.madrid.org/cs/Satellite?blobcol=urldata&blobheader=application%252
Fpdf&blobheadername1=Content-Disposition&blobheadervalue1=filename%3D
Capitulo07.pdf&blobkey=id&blobtable=MungoBlobs&blobwhere=1119149982605&ssbinary=true
[6]Complejo Ambiental de Recomposición Energética (C.A.R.E) en el Partido de La Matanza
[7] Citado por Instituto IGÉ, “Capacidad autárquica de la Comuna 5”, Bs. As., 2011-2012.

Por Luis E. Sabini Fernández es docente del área de Ecología y DD.HH. de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, periodista y editor de Futuros.
Fuente/alainet.org
https://www.facebook.com/ChiledesarrollosustentableCDS

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Desarrollo Sostenible

Histórico: Miles de donaciones desde Chile y el mundo logran proteger 133 mil hectáreas en Cochamó

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* La campaña Conserva Puchegüín, impulsada desde Chile, superó su meta de recaudación gracias a donaciones de personas y organizaciones en todo el mundo. Con esto, empieza un trabajo de siete años para implementar un plan de conservación y manejo participativo.

*  La tierra adquirida se protegerá a través de un modelo mixto que combina apoyo a los medios de vida locales y conservación estricta para resguardar los ecosistemas.

* Esto permitirá conectar un corredor biológico de 1,6 millones de hectáreas de áreas protegidas entre Chile y Argentina.


Marcando un hito para la conservación en Chile y en el mundo, Conserva Puchegüín —una coalición internacional impulsada localmente por la ONG Puelo Patagonia— logró recaudar más de 78 millones de dólares para comprar, proteger y gestionar a largo plazo 133 mil hectáreas de naturaleza salvaje en la comuna de Cochamó, Región de Los Lagos.

Con donaciones provenientes de miles de personas en 21 países, se logró concretar la compra del predio conocido como Fundo Puchegüín, la mayor propiedad privada en la comuna y la pieza que faltaba para dar forma a uno de los corredores biológicos más importantes de Latinoamérica, conectando 1,6 millones de hectáreas de áreas protegidas entre Chile y Argentina. Este refugio climático único, alberga 58 mil hectáreas de bosques primarios, casi el 11% de los alerces del planeta, y especies únicas como el huemul, el monito del monte, el pudú y la ranita de Darwin.

Creditos/ Valentina Thenoux

Pero el esfuerzo de la campaña Conserva Puchegüín no solo beneficiará a los ecosistemas. La compra de estas tierras también asegurará la continuidad de las prácticas culturales y oficios tradicionales de quienes viven en un sector que representa un tercio de la comuna de Cochamó. Por décadas, estas comunidades han enfrentado la incertidumbre ante amenazas de subdivisión de la tierra y desarrollo inmobiliario, proyectos industriales de alto impacto y turismo no regulado.

Desde su lanzamiento en abril de 2024, la campaña movilizó a personas y organizaciones alrededor del mundo hasta alcanzar la cifra millonaria. Con esto, Conserva Puchegüín es una clara muestra de que la protección del medioambiente puede nacer desde la sociedad civil, combinando conservación basada en ciencia y conocimientos locales.

“Este es un hito histórico no solo por la magnitud del territorio protegido, sino por la forma en que se ha hecho: con participación ciudadana y con un profundo respeto por las comunidades que habitan en la comuna de Cochamó. Y esa es la base sobre la que se construirá la etapa que comienza ahora”, comentó Andrés Diez, director ejecutivo de Puelo Patagonia.

Además de Puelo Patagonia, Conserva Puchegüín está conformada por The Nature Conservancy, Freyja Foundation, The Wyss Foundation y la marca outdoor Patagonia. La alianza se ha destacado por unir la recaudación de fondos con un trabajo técnico y territorial continuo. En paralelo a la movilización de recursos, el equipo desarrolló monitoreos de fauna y bosques, aportó medidas de regulación del turismo y procesos de consulta temprana con las comunidades locales, que serán parte fundamental del futuro modelo de manejo del área.

Créditos_ Matthew Scott

Una nueva etapa

En agosto de este año la alianza constituyó la Fundación Conserva Puchegüín, una entidad chilena sin fines de lucro que se ha convertido en la propietaria del Fundo Puchegüín y ha asumido la tarea de garantizar su protección a largo plazo. La fundación cuenta con un directorio independiente cuya misión es velar por el cumplimiento de sus principios fundacionales: custodiar el objetivo de conservación y asegurar la participación de la comunidad local en el modelo de gestión.

El proyecto de conservación propuesto contempla un área protegida mixta, con hasta un 20% destinado a usos sostenibles como actividades agrícolas, turismo de bajo impacto, entre otras; y desde un 80% para conservación estricta. Gracias a la nueva ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas (SBAP), se podrá establecer, por ejemplo, un Área de Conservación de Múltiples Usos en las zonas que actualmente utilizan las comunidades locales y los miles de visitantes que recibe anualmente el Valle Cochamó; mientras que las zonas de alto valor ecológico, además de aquellas que son altas e inaccesibles, se proyectan como parque nacional. Con esto se asegura la protección integral y la continuidad de las actividades tradicionales del lugar.

Juan José Donoso, director ejecutivo de TNC Chile, agregó que: “la recaudación marca el cierre de una etapa, pero también el comienzo de otra. Ahora viene el trabajo más desafiante y apasionante: implementar un modelo de conservación de largo plazo que, bajo una gobernanza compartida y con financiamiento sostenible en el tiempo, proteja la naturaleza mientras impulsa los medios de vida locales”.

Mapa Comuna de Cochamó y Puchegüín

Por su parte, Macarena Sánchez, directora de Marketing y Activismo Ambiental de Patagonia Chile, sostuvo que: “en un planeta que se sobrecalienta rápido, proteger un territorio como Puchegüín es un acto de valentía colectiva y demuestra que, cuando las comunidades se organizan, pueden cambiar el destino de un territorio entero. Para Patagonia, como compañía, este proyecto refleja el tipo de futuro que vale la pena defender y que nos motiva a trabajar cada día”.

La filántropa Anne Deane, presidente de Freyja Foundation, señaló: “desde nuestra primera visita a Cochamó en 2017, supimos que queríamos contribuir a su protección a largo plazo. Puelo Patagonia ha defendido el Valle Cochamó durante décadas y, cuando surgió la oportunidad de asegurar la protección permanente de la zona, vimos que era una instancia decisiva en la que los queríamos apoyar. La compra de Puchegüín es un hito de conservación para Chile y el mundo, y será un honor para nosotros ser parte de su cuidado a largo plazo”.

Molly McUsic, presidente de The Wyss Foundation, agregó: «El Valle Cochamó es uno de los lugares más impresionantes del planeta, y su protección es una victoria para el pueblo chileno, la vida silvestre y el planeta. Para Wyss Foundation es un orgullo apoyar a la coalición Conserva Puchegüín y a las organizaciones que se unieron para proteger para siempre una zona de belleza y biodiversidad incomparable. Este esfuerzo colaborativo ayudará a garantizar que las generaciones futuras puedan conocer y sentirse inspiradas por este territorio extraordinario».

El siguiente paso para resguardar el territorio será finalizar un plan de conservación y concretar el proceso de zonificación participativa para permitir usos sostenibles alineados con la conservación. Este trabajo incorporará criterios ecológicos, culturales y de uso, y aportará al diseño de un Derecho Real de Conservación (DRC) sobre la propiedad. “Sabemos que la protección legal y definitiva de este lugar tomará varios años, y que este proyecto recién comienza. Lo importante es que hoy existe un compromiso claro y un camino compartido para asegurar su conservación a largo plazo”, finalizó Andrés Diez.

Este gran paso hacia la protección a largo plazo de Puchegüín es resultado de un esfuerzo colectivo en Chile y el mundo. Los fondos recaudados al momento han sido aportados por miles de donantes de distintos países. Conserva Puchegüín quiere agradecer especialmente a James M. Cox Foundation, The Wyss Foundation, Fundación Viento Sur, Horizon Foundation, Holdfast Collective, Bobolink Foundation, Alerce Fund, The Nature Conservancy, familia Del Río Álamos, Bernardo Matte Izquierdo, Freyja Foundation, Juan Claro González, Paola Luksic e hijos, Arístides Benavente, familia Justiniano Briones y Madeline Hurtado Berger.

Créditos/ Valentina Thenoux

Las organizaciones integrantes de la alianza son Puelo Patagonia, The Nature Conservancy (TNC), Freyja Foundation, Patagonia Inc. y Wyss Foundation. Puelo Patagonia aporta un profundo conocimiento y sólida experiencia en Cochamó, la que se conjuga con la perspectiva global, la exitosa trayectoria de proyectos de conservación a gran escala y la experiencia en recaudación de fondos de las organizaciones internacionales.

Sobre Puelo Patagonia

Es una organización sin fines de lucro de carácter territorial que lleva 12 años trabajando para resguardar el patrimonio natural y cultural de la comuna de Cochamó.

Entre sus proyectos más importantes están el haber apoyado técnicamente a las organizaciones locales para conseguir que 11.400 hectáreas del Valle Cochamó fuesen declaradas Santuario de la Naturaleza; la regularización del turismo masivo para resguardar el territorio; monitoreos permanentes de fauna nativa e importantes hallazgos de subpoblaciones de huemules; la implementación de un programa de voluntariados rurales que pone en valor la riqueza cultural de la vida de campo, y también lograr que el río Puelo fuese protegido como Reserva de Caudal con fines de preservación ecosistémica. Para más información sobre Puelo Patagonia ingrese a www.puelopatagonia.cl o en su Instagram @puelopatagonia

Sobre Freyja Foundation

Freyja Foundation es una fundación internacional privada sin fines de lucro que desarrolla y apoya proyectos de conservación innovadores, escalables y sostenibles con el objetivo de preservar y restaurar áreas naturales y combatir la crisis climática. Su trabajo comprende la protección de sumideros de carbono degradados o amenazados, la restauración de la biodiversidad y la promoción del desarrollo de las comunidades locales. Freyja ha estado involucrada en la protección del Valle Cochamó desde 2022, mediante la adquisición y protección de una propiedad clave, y apoyando a Puelo Patagonia en la creación de Conserva Puchegüín. Para más información sobre Freyja Foundation visite freyjafoundation.org o @freyja_foundation.

Créditos/Benjamin Valenzuela

Sobre The Nature Conservancy (TNC)

The Nature Conservancy es una organización global dedicada a conservar las tierras y aguas de las que depende la vida. Guiados por la ciencia, creamos soluciones innovadoras y prácticas para los desafíos más urgentes del mundo, de manera que la naturaleza y las personas puedan prosperar juntas. Estamos enfrentando el cambio climático, conservando tierras, aguas y océanos a una escala sin precedentes, garantizando alimentos y agua de manera sostenible y ayudando a que las ciudades sean más resilientes. TNC trabaja para generar un impacto duradero en 83 países y territorios, mediante un enfoque colaborativo que involucra a comunidades locales, gobiernos, el sector privado y otros aliados. Presente en Chile desde hace más de 20 años, TNC conserva la Reserva Costera Valdiviana, que posee una invaluable riqueza natural y cultural, mediante un modelo de co-gestión con las comunidades locales. Para más información, visita nature.org o sigue @nature_press en X. Sobre el trabajo de TNC en Chile, visite nature.org/chile o @tnc_chile en Instagram.

Sobre Patagonia

Nuestro negocio es salvar nuestro planeta. Fundada por Yvon Chouinard en 1973, Patagonia es una empresa de ropa para actividades al aire libre con sede en Ventura, California. Como Empresa B certificada y miembro fundador de 1% para el Planeta, la empresa es reconocida internacionalmente por la calidad de sus productos y su activismo ambiental, así como por sus contribuciones de más de 240 millones de dólares a organizaciones ambientales. Su particular estructura de propiedad refleja que la Tierra es su único accionista: los beneficios que no se reinvierten en el negocio se pagan a Holdfast Collective para proteger el planeta.

Sobre The Wyss Foundation

The Wyss Foundation es una fundación privada sin ánimo de lucro dedicada a apoyar soluciones innovadoras y duraderas que mejoran la vida, empoderan a las comunidades y fortalecen los vínculos con la tierra. Desde su creación en 1998, ha ayudado a gobiernos, comunidades indígenas y otras organizaciones benéficas a proteger más de 40 millones de hectáreas de tierra y más de 3 millones de kilómetros cuadrados de océano. Para obtener más información sobre The Wyss Foundation, visite www.wyssfoundation.org o siga a https://www.facebook.com/TheWyssFoundation/ en Facebook o @WyssFoundation en X.

Créditos/Austin Siadak

 

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Desarrollo Sostenible

Avanzando hacia un modelo circular en la construcción: CDT lanza HUB de economía circular

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Con el objetivo de consolidar el liderazgo sectorial en economía circular, se presentó este proyecto que busca integrar y potenciar las iniciativas existentes en el tema.


El 11 de diciembre se realizó el evento de Activación del HUB de Economía Circular en la Construcción, una iniciativa impulsada por la CDT, con el apoyo de Compromiso PRO y la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), que busca articular al sector en torno a la innovación, el rediseño de procesos y la colaboración para avanzar hacia un modelo verdaderamente circular. 

“La idea de este HUB es invitar a distintos actores de la industria, a socios CChC y a empresas del sector a co-construir entre todos. Esta iniciativa busca fundamentalmente poder traducir desde el diseño, desde la innovación, desde lo práctico, aquellos lineamientos estratégicos que ya tenemos hacia una serie de iniciativas en donde estamos haciendo cosas en conjunto y que se puedan traducir en herramientas, en cosas que las empresas puedan utilizar”, señaló Conrad von Igel, gerente general de CDT.

El propósito de la jornada era construir en conjunto la visión, estructura y primeras líneas de lo que va a ser este HUB a través de un espacio participativo.

Conocimiento, herramientas y activación: los componentes del HUB de economía circular

Según se explicó en el evento, el HUB surge como una plataforma estratégica para consolidar el liderazgo sectorial en economía circular, potenciar iniciativas existentes, integrar herramientas del sector y consolidar un espacio permanente para: Diseño Circular (integrado desde etapas tempranas mediante el conocimiento aplicado), Articulación (coordinación de iniciativas de economía circular y el uso de herramientas disponibles) y Activación de espacios de colaboración, innovación y vinculación entre actores. 

Así, el conocimiento aplicado implica capacitaciones, e-learning y documentos técnicos, mientras que dentro de las herramientas a abordar se encuentran el Dashboard Ambiental, Scanner y Mapa Medioambiente (MMA). Por su parte, la activación de la innovación apunta al networking, rondas de negocios, retos y pilotos. “Transversalmente a estos componentes, también están los casos de éxito, datos e indicadores y acompañamiento”, detalló Katherine Martínez, Líder de Sostenibilidad Ambiental de la CDT.

Tras la charla de contexto de la iniciativa, se realizó una dinámica de trabajo colaborativo con los asistentes, guiada por María José Cobo, coordinadora de Proyectos de la CDT, donde se conversó sobre cómo poder impulsar el diseño circular, productivo y sostenible, así como también se consultó sobre qué actores se deberían convocar y qué casos de éxito podrían tomarse en cuenta para inspirar una mayor adopción, así como saber sobre cuáles eran las expectativas que se tienen para el trabajo del HUB.

 

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Desarrollo Sostenible

Electro Ruta Reservas Nacionales Chile: Volvo Cars y Benjamín Valenzuela dan inicio a una nueva aventura

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El reconocido fotógrafo y explorador chileno Benjamín Valenzuela iniciará una nueva travesía por el territorio nacional, esta vez recorriendo las 45 Reservas Nacionales de Chile a bordo del Volvo EX30 Cross Country, el SUV compacto 100% eléctrico diseñado para enfrentar terrenos desafiantes con seguridad, autonomía y un desempeño ideal para rutas de larga distancia.


Después del histórico cierre de Electro Ruta: Parques Nacionales de Chile, que convirtió al Volvo C40 Recharge en el primer auto eléctrico en recorrer 27 mil kilómetros y llegar hasta el “fin del mundo” en Puerto Williams, Valenzuela y Volvo vuelven a unirse para una nueva expedición. Con este hito, la marca busca transformarse en la primera en decir presente en todas las zonas protegidas de Chile, acercando la electromovilidad a las personas y demostrar que los vehículos libres de emisiones pueden llegar a los lugares más remotos del territorio.

Este nuevo capítulo de la Electro Ruta tendrá como escenario las 45 Reservas Nacionales, que abarcan cerca de 6 millones de hectáreas y que, pese a su enorme valor natural y biodiversidad, muchas veces quedan fuera del radar del público general. La ruta comenzará a mediados de diciembre en la Región de Magallanes y se extenderá durante varios meses, avanzando progresivamente hacia el norte mientras se registran hitos, paisajes y experiencias que reflejan la riqueza del patrimonio natural del país.

El protagonista de esta nueva aventura es el EX30 Cross Country, la versión más aventurera y robusta del EX30, el SUV eléctrico más vendido del país. Se trata de un modelo único, pensado para quienes buscan explorar más allá de la ciudad, que combina mayor altura al suelo, tracción total, neumáticos todo terreno y un diseño exterior más audaz. Su desempeño dentro y fuera del pavimento se sustenta en un conjunto de capacidades que incluyen tracción total (AWD), el sistema Twin Motor Performance y una potencia de 315 kW —equivalente a 427 caballos de fuerza— que permite una aceleración de 0 a 100 km/h en apenas 3,7 segundos.

A esto se suma una autonomía de hasta 427 kilómetros por carga, junto con un sistema de carga rápida capaz de pasar del 10% al 80% en solo 26 minutos, lo que facilita la continuidad del viaje en territorios remotos y demuestra que la electromovilidad es completamente viable incluso en rutas extensas y exigentes. Estas características, posicionan al EX30 Cross Country como el modelo perfecto para enfrentar a los senderos más desafiantes que ofrece la naturaleza chilena.

En este contexto, Rodrigo Espinoza, Gerente de Volvo Car Chile, destacó la participación de la marca en este nuevo desafío, señalando que “La Electro Ruta es mucho más que un viaje: es una herramienta poderosa para educar sobre electromovilidad desde la experiencia real, mostrando cómo funcionan estos vehículos fuera de la ciudad y en condiciones extremas. Queremos derribar mitos, entregar información y demostrar que la movilidad eléctrica no solo es posible, sino también práctica, segura y profundamente beneficiosa para las personas y el entorno. El EX30 Cross Country refleja esa visión y nos permite acercar la tecnología a quienes aún tienen dudas sobre dar el salto a lo eléctrico”.

Benjamín Valenzuela también se refirió a esta nueva etapa, indicando que “Recorrer los Parques Nacionales fue una experiencia transformadora. Ahora, las Reservas Nacionales representan un desafío distinto: territorios menos explorados, rutas más complejas y paisajes que sorprenden en cada kilómetro. Por eso elegí nuevamente un vehículo eléctrico de Volvo. El EX30 Cross Country me entrega la seguridad, estabilidad y autonomía necesarias para llegar a lugares donde casi nadie llega, y hacerlo de una manera sostenible y respetuosa con la naturaleza”.

Con Electro Ruta Reservas Nacionales de Chile, Volvo Car Chile, de la mano de su distribuidor Inchcape, reafirma su compromiso con el avance de la electromovilidad y la protección del medio ambiente, llevando la movilidad eléctrica a nuevos territorios y acercándola a más personas. A través de colaboraciones con socios estratégicos como Benjamín Valenzuela, la compañía continúa posicionándose a la vanguardia de un futuro más seguro, sustentable y conectado con los paisajes excepcionales del país.

 

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Desarrollo Sostenible

CAF aprueba USD 3.175 millones para impulsar el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe

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La institución aprobó operaciones estratégicas en varios países de la región, en los sectores de infraestructura, energía, movilidad urbana, inclusión social y resiliencia climática. Adicionalmente, Sergio Díaz-Granados fue reelegido como presidente ejecutivo para el periodo 2026-2031, Haití y Saint Kitts and Nevis iniciaron el proceso para unirse a CAF y Barbados se convirtió en país miembro.


CAF –banco de desarrollo de América Latina y el Caribe– aprobó un paquete financiero de USD 3.175 millones para Ecuador, Panamá, Uruguay, México y República Dominicana, que financiarán proyectos de transformación productiva, integración regional, transición energética, movilidad sostenible y resiliencia climática y social.

Estas aprobaciones se producen un día después de que el Directorio de la institución reeligiera al colombiano Sergio Díaz-Granados como presidente ejecutivo de CAF para los próximos cinco años, lo que aportará más estabilidad, liderazgo y una clara visión para seguir siendo el motor del desarrollo sostenible en la región. Entre los logros de la administración de Díaz-Granados destacados por el Directorio están la capitalización de USD 7.000 millones, la expansión geográfica, las mejores calificaciones de riesgo de su historia y el impulso al sector privado.

Además, Haití y Saint Kitts and Nevis iniciaron el proceso para incorporarse a CAF con la disposición de acciones Serie “C”, lo que les permitirá, una vez culminados los trámites, acceso a financiamiento tanto en forma de crédito, como en cooperaciones técnicas. Por su parte, Barbados se convirtió en país miembro Serie “A”, en una muestra de la creciente participación e incidencia de los países caribeños en la institución.

“Estas aprobaciones demuestran la creciente confianza de los países de la región en CAF, una institución que cada día es más sólida, relevante e influyente. Y con la incorporación de Haití y Saint Kitts and Nevis, seguimos recorriendo el camino para convertirnos en el organismo multilateral con mayor presencia geográfica en América Latina y el Caribe”, dijo Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de CAF.

Estas son las operaciones aprobadas por CAF:

  • Ecuador: CAF aprueba USD 303 millones para Metro de Quito y mejoras del sistema de transmisión eléctrica de Ecuador. Los fondos se destinarán a financiar dos proyectos estratégicos en Ecuador: la ampliación de la Primera Línea del Metro de Quito y la expansión del sistema nacional de transmisión.
  • Panamá: CAF aprueba préstamo de USD 500 millones al Banco Nacional de Panamá para apoyar agro y pymes panameñas. Se espera que la operación beneficie a más de 3.300 pequeñas y medianas empresas, al menos 1.000 de ellas lideradas por mujeres. 50% de los recursos se destinarán a zonas rurales, para promover el crecimiento sostenible e inclusivo del sector productivo panameño.
  • Uruguay: CAF aprueba USD 980 millones para cuatro proyectos en áreas de transporte, resiliencia climática, comunidades vulnerables y gobiernos subnacionales de Uruguay. El Directorio de CAF aprobó un financiamiento histórico para Uruguay, que se destinará a transformar zonas vulnerables del país, mejorar el transporte público en Montevideo, reducir las brechas territoriales y equilibrar la deuda pública ante eventos naturales extremos.
  • México: CAF aprobó USD 300 millones para fortalecer la infraestructura eléctrica de México. El financiamiento contribuirá parcialmente con el plan de inversiones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de México, en particular con la expansión y modernización de las redes de transmisión y distribución de energía eléctrica, que busca desplegar más de 1.870 kilómetros de redes y beneficiar a más de 44 millones de personas a lo largo del territorio mexicano.
  • República Dominicana: CAF aprueba USD 566 millones para tres proyectos en sectores de energía, seguridad y agua y saneamiento en República Dominicana. La institución aprobó tres nuevas operaciones que fortalecerán la seguridad hídrica del Gran Santo Domingo, modernizarán el sistema penitenciario y ampliarán la capacidad energética nacional.

Con esta serie de financiamientos, CAF reafirma su papel como principal aliado para el desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe, catalizando recursos hacia proyectos transformadores que cierran brechas estructurales y construyen un futuro más próspero para todos.

 

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Conversación

El cambio climático y la actividad humana están transformando las montañas en todo el mundo

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Las montañas cubren cerca de una cuarta parte de la superficie terrestre. Además de su valor ecológico, sostienen directa o indirectamente a más de la mitad de la población mundial proporcionando servicios fundamentales: abastecen de agua dulce a grandes ciudades y regiones agrícolas, regulan el clima local y regional, almacenan carbono en bosques y turberas, conservan una biodiversidad única y ofrecen recursos esenciales para la cultura, el ocio y el bienestar.


Sin embargo, en las últimas décadas, estos ecosistemas se han convertido en uno de los escenarios donde el cambio climático se manifiesta con mayor intensidad y rapidez. Lejos de ser territorios remotos o inmutables, están experimentando una transformación profunda con consecuencias ecológicas, económicas y sociales de gran alcance.

Territorios vulnerables al cambio climático

Estos territorios son especialmente sensibles al calentamiento global, que en las zonas de montaña supera ampliamente la media global.

Este aumento de temperatura está provocando la pérdida acelerada de nieve y el retroceso de glaciares, con efectos directos sobre la regulación hidrológica.

Muchos de los ríos más importantes del mundo dependen del equilibrio nival y glaciar para mantener sus caudales. La reducción del manto de nieve y el deshielo prematuro están alterando los flujos estacionales de agua, generando una mayor circulación de agua en invierno y menor en verano, cuando aumenta la demanda agrícola y urbana. Por tanto, este desequilibrio no solo afecta a la biodiversidad, sino también al abastecimiento humano, la producción hidroeléctrica y la seguridad alimentaria.

El calentamiento global ejerce además una fuerte presión sobre la biodiversidad de alta montaña, una de las más singulares y frágiles del planeta. Muchas especies se desplazan hacia cotas superiores en busca de temperaturas más frías, pero en los sistemas montañosos ese margen altitudinal es limitado.

En consecuencia, especies adaptadas a ambientes fríos, desde plantas alpinas hasta aves, insectos y anfibios, se encuentran cada vez más acorraladas y, en algunos casos, al borde de la extinción local.

A ello se suman desajustes en los ciclos fisiológicos –los ritmos de funciones biológicas– que generan una creciente asincronía entre especies que dependen unas de otras. Estos cambios repercuten en procesos ecológicos esenciales como la polinización, el control de plagas o el ciclado de nutrientes.

Rana de tonos marrones sobre una superficie rocosa húmeda y con musgo
La rana pineraica (Rana pyrenaica) es una especie endémica de algunas regiones montañosas españolas amenazada por el cambio climático y las actividades humanas, entre otros factores. Benny Trapp/Wikimedia Commons, CC BY-SA
 

Impacto de las actividades humanas

A estas presiones se suma una creciente influencia humana. El aumento del turismo, la urbanización de valles, la construcción de infraestructuras y la demanda creciente de agua y energía están transformando aceleradamente los ecosistemas de montaña. Este incremento de usos favorece el desplazamiento de especies nativas y altera el equilibrio ecológico, especialmente en zonas de alta sensibilidad ambiental.

Existe, además, un factor menos visible pero igualmente determinante: el depósito atmosférico de contaminantes, especialmente nitrógeno y fósforo. Aunque a menudo se perciben como espacios aislados, las montañas reciben cantidades crecientes de nutrientes procedentes de actividades humanas situadas a grandes distancias.

En muchos sistemas oligotróficos (es decir, adaptados a niveles muy bajos de nutrientes) como turberas, praderas alpinas, suelos de alta montaña y lagos glaciares, estos aportes superan la cantidad que pueden soportar, alterando la química del agua, favoreciendo proliferaciones algales y desplazando especies nativas adaptadas a ambientes pobres en nutrientes. Como consecuencia, disminuye la capacidad de estos ecosistemas para depurar agua, almacenar carbono o mantener su biodiversidad característica.

Centinelas del cambio global

El impacto del cambio global en las zonas de montaña es, por tanto, claramente multifactorial. El efecto combinado del cambio climático, la disminución de la ganadería extensiva, la contaminación atmosférica y el aumento de la presión constructiva está incrementando la frecuencia e intensidad de eventos extremos e incendios forestales y transformando elementos icónicos del paisaje. Los glaciares desaparecen, las turberas se degradan, los bosques ascienden en altitud o cambian de composición y los lagos de alta cota experimentan alteraciones químicas y biológicas sin precedentes.

Este conjunto de cambios afecta de forma directa a actividades clave para las comunidades locales, como la ganadería extensiva, el turismo, la producción de alimentos y el abastecimiento de agua. La intensificación de la presión humana amplifica estos efectos y acelera la degradación de unos ecosistemas frágiles por naturaleza. De mantenerse esta tendencia, las regiones de montaña se enfrentarán a retos profundos para lograr mantener sus pilares económicos y el modo de vida de sus comunidades.

Por su sensibilidad y su papel estratégico en el funcionamiento del planeta, las montañas se han convertido en centinelas del cambio global. Lo que ocurre en ellas anticipa escenarios climáticos y ecológicos que afectarán a otras regiones en las próximas décadas.

Proteger estos ecosistemas y reforzar su resiliencia es esencial para garantizar los servicios ecosistémicos que sostienen a millones de personas y para preservar un patrimonio natural de valor incalculable. En este contexto, en los próximos años será imprescindible consolidar y ampliar estrategias transfronterizas de mitigación y adaptación en regiones de montaña, siguiendo el ejemplo de iniciativas pioneras en Europa como la Estrategia Pirenaica del Cambio Climático (EPiCC) y el proyecto LIFE Pyrenees4Clima, que impulsa su implementación.

 

Fuente/TheConversation.com/Creative Commons
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