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La Carreta y Los Bueyes

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Los promotores del proyecto de ley 20/25 -aunque entusiastas y bien intencionados- fallan en acertar en lo que necesitan las ERNC para avanzar. Hace unos días el Senado aprobó el proyecto de ley ERNC 20/25 que establece la meta de 20% de Energías Renovables No Convencionales (ERNC) hacia el 2025 en los sistemas interconectados nacionales. El proyecto también establece mecanismos, a través de multas y licitaciones, para lograr dicha meta.

La aprobación del proyecto fue celebrada por todos. Claro, es difícil pensar que alguien levante la voz para criticar una iniciativa que parece tan loable y positiva para el país. Sin embargo, sí es posible discutir su oportunidad y cuestionar la premura y prioridad que este proyecto tuvo por sobre otras iniciativas que podrían tener un efecto mucho más efectivo en la promoción de ERNC.

El problema del proyecto 20/25 es que se basa en la percepción que la única o más importante barrera a las ERNC es la económica-financiera. Esto no es correcto y puede llevar a una política pública deficiente. Por supuesto que hay que aceptar que la ley ayudará financieramente a las centrales ERNC, pero también hay que reconocer que el proyecto no va a la raíz de las dificultades que enfrentan las renovables en Chile. Contrario al espíritu del proyecto, las verdaderas barreras a las ERNC son otras.

Por de pronto, el desarrollo de ERNC no elimina los conflictos con las comunidades locales. Ya se ha visto una oposición organizada a proyectos eólicos, biomasa, geotermia y de pequeña hidráulica, y por lo tanto es predecible que las centrales que provengan del proyecto 20/25 sean resistidas por las comunidades donde se emplacen. La mitigación de esta barrera requiere impulsar el tema de contribuciones de los proyectos energéticos en las zonas donde se emplazan y de la modernización de los mecanismos de participación ciudadana.

Las fuentes renovables competitivas se encuentran distanciadas de los centros de consumo, requiriendo un desarrollo creciente de líneas de transmisión. Las mismas que han sido ampliamente opuestas en proyectos como HidroAysén. Sin duda, el proyecto de servidumbres y concesiones es un paso en la dirección correcta, pero aún falta mucho por avanzar.

Las centrales renovables deben conectarse a los sistemas interconectados. Sin embargo, el acceso abierto a la transmisión, aunque consagrado en la Ley 19.940, no es efectivo en Chile. El avance en esta materia requiere de la aprobación de los reglamentos de la transmisión troncal, adicional y subtransmisión. Este tema es menos glamoroso, pero está deteniendo a la energía solar en el sistema del norte de Chile.

Finalmente, hay que recordar que los proyectos ERNC están enfrentando dificultades en el acceso a los terrenos del Fisco, una falta de ordenamiento del territorio y una tarificación inadecuada de la subtransmisión, entre muchas otras dificultades reales y concretas.

Pareciera, entonces, que los promotores del proyecto de ley 20/25 -aunque entusiastas y bien intencionados- fallan en acertar en lo que necesitan las ERNC para avanzar. Nuevamente el proyecto puede ser correcto, pero su oportunidad es cuestionable. Al parecer se está ubicando la carreta delante de los bueyes; y con los bueyes en la retaguardia las carretas avanzan, pero no en la dirección correcta.
por Carlos Silva
Fuente:diariolatercera
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