Noticia País

CALETA DE ENERGÍA

Published

on

En Caleta San Marcos, al sur de Iquique, un grupo de empresarios –entre ellos Wenceslao Casares, Andrés Vicuña, Arturo Claro y Juan Andrés Camus– pretende levantar Espejo de Tarapacá, una central que combina hidroelectricidad y radiación solar para generar 300 MW. El proyecto, ya sortea las aprensiones de los pescadores, mientras se prepara para ingresar al SEIA en los próximos días.

.

.

.

La idea brotó dentro de las aulas de Stanford, en California. Corría enero del 2011 cuando Juan Andrés Camus (31) y Francisco Torrealba (32), entonces estudiantes del MBA de esa universidad de Estados Unidos, comenzaron a imaginar un proyecto de energía para Chile. “Contaminados” por el aire de innovación que se respira en esa casa de estudios, emplazada en el corazón de Silicon Valley, se propusieron hacer algo grande. Algo que, aseguran, podría transformar a Chile en un líder mundial en innovación energética.

Las posibilidades eran miles. Pero como Torrealba conocía el norte de cerca –vivió en el desierto e Iquique por años– entre clase y clase, le comentó a su amigo que soñaba con transformar el desierto en la fuente energética de Chile. Camus, por su parte, estaba convencido de que invertir en Energías Renovables No Convencionales era un acierto. Pero había una piedra de tope: la energía solar es intermitente, es decir, sólo se produce cuando hay sol y deja de estar disponible justo cuando se inicia la hora de punta de consumo: de las 10 de la noche en adelante.

Comenzaron a investigar soluciones eficientes para transformar esa energía, en una permanente. Después de seis meses de estudio, y tras “pimponear” el tema con los profesores norteamericanos y expertos que vivían en Silicon Valley, dieron con el concepto clave: idearon un sistema que combina dos métodos para generar energía, la hidráulica de bombeo y la solar.

 

El lugar ideal

Como la inversión del proyecto era alta (podría alcanzar los 1.000 millones de dólares), en conjunto con el Departamento de Meteorología de Stanford buscaron un lugar con características geográficas idóneas para desarrollarlo y así abaratar costos. Lo que necesitaban era un farellón de gran altura, muy próximo al océano y con concavidades naturales en su parte superior que permitieran almacenar agua de mar sin la necesidad de construir represas. Analizaron 7 mil kilómetros de la costa del Pacífico, hicieron los cálculos y concluyeron que Chile tenía 10 veces más potencial que Perú y 100 veces más que México.

Como sus estudios también apuntaban al desierto de Atacama como el spot con mayor radiación solar del mundo, buscaron un terreno en esa zona y se pusieron en contacto con Bienes Nacionales para crear una fórmula de arriendo de 380 hectáreas de tierras fiscales.

Tantearon la idea con posibles inversionistas y, en junio del 2011, viajaron a Chile a consolidar su idea. Así nació Valhalla Energía, empresa que está desarrollando Espejo de Tarapacá, en la Caleta San Marcos, a 100 kilómetros al sur de Iquique.

La inversión total es de 380 millones de dólares, cuenta con el apoyo de la Fundación Chile, con el de Start Up Chile de Corfo y con el respaldo económico de un grupo de 30 capitalistas, todos reconocidos en sus áreas y, varios, cercanos a Camus y Torrealba. Entre ellos está, por ejemplo el presidente de Coca-Cola Embonor, Andrés Vicuña; el director de Viña Lapostolle, Patricio Eguiguren; el socio de BTG Pactual y fundador de Celfin Capital, Juan Andrés Camus; el ex dueño de Patagon, Wencesalo Casares; el director de la CSAV, Arturo Claro; el presidente de Cocha, Mario Fuenzalida; el de Iansa, Joaquín Noguera y el cofundador de Tiaxa, Felipe Valdés.

El proyecto se prepara para ingresar su Estudio de Impacto Ambiental en los próximos días y, si todo sale bien, en cuatro años más, podrían estar produciendo 300 MW de energía conectados al SING. “Una vez finalizado, en 2018, será el primer sistema a gran escala en el mundo capaz de producir energía solar 24 horas al día, los 7 días de la semana”, prometen los socios.

Pero el proyecto no sólo atrajo a capitalistas. El mismo ministro de Energía, Máximo Pacheco, tiene sus ojos puestos en esta iniciativa. De hecho, el 1 de agosto visitó la caleta donde se instalará la central para conversar con los pescadores y conocer sus inquietudes.

Llega el experto

En enero del 2013, Camus y Torrealba recibieron la noticia: Carlos Mathiesen, “cerebro” de Alto Maipo acababa de renunciar a AESGener. Los socios de Valhalla lo contactaron de inmediato. En la industria es reconocida su experiencia en hidroelectricidad y en construcción de túneles, por lo que calzaba perfecto con el perfil de ejecutivo que buscaban para su proyecto.

“Necesitábamos urgente a un director de proyecto con experiencia. Soñábamos con alguien como Carlos, pero estaba sobredimensionado para lo que estábamos haciendo en ese momento. Hasta que nos pasaron el dato que estaba disponible”, explica Torrealba, quien, al día siguiente, organizó un viaje a Chile para reunirse con él.

En Iquique, donde se juntaron, Mathiesen fue al grano: le dijo que había escuchado de su proyecto, que conocía la experiencia de plantas similares en Estados Unidos y en Europa, que le parecía interesante, pero tenía dudas de su factibilidad económica. “No tenía claro si sería un proyecto competitivo en un mercado tan exigente como el eléctrico”, indica. En el trayecto a la Caleta San Marcos, Torrealba le explicó que el modelo de negocio se sustenta en contratos de largo plazo con distribuidoras y clientes mineros, donde el costo de la energía será inferior a 110 dólares MW/hora, más caro que las termoeléctricas a carbón, pero más barato que la generación con gas natural.

Mathiesen hizo los números y cuando llegó al terreno comprobó que el negocio tenía perspectiva. “El gran embalse que necesitas abajo, es el mar. La represa que se requiere en altura, es la cuenca, que tiene la altura perfecta, de 600 metros, y la capacidad suficiente. No hay que hacer obras significativas”, indica.

Después de ese día, aceptó ser parte del equipo. “Yo funciono bastante por intuición y sentí que me estaban presentando una oportunidad. He participado en centrales hidroeléctricas toda mi vida, pero no hay nada de este tipo en el mercado chileno. Será muy significativo en el sector energético y quise ser parte de esto”, asegura.

Mathiesen reclutó parte del equipo y Valhalla Energía se instaló en una antigua casona emplazada en Américo Vespucio con Alcántara. Al principio, la comunicación fue a larga distancia: aunque Torrealba y Camus viajaban una vez al mes a Chile, entre marzo y julio de 2013 se instalaron definitivamente en el país.

El paso siguiente era la ingeniería de detalle. Mathiesen y su equipo se pusieron de cabeza. Después de quince meses de trabajo, Espejo de Tarapacá ya era un proyecto hecho y derecho.

El proyecto contempla la construcción de una central hidráulica de bombeo de 300 MW, una gran “batería de agua” para almacenar electricidad a gran escala. Consiste en túneles y una caverna de máquinas con turbinas-bombas, que conectan el océano con dos reservorios naturales a 600 metros de altura sobre el nivel del mar. Durante el día, cuando existe abundante energía solar disponible, la central consume electricidad por medio de impulsar el agua de mar desde el océano hacia los reservorios en altura. Durante la noche, la central reversa los flujos y la columna de agua baja, produciendo electricidad al pasar por las turbinas, al igual que una central hidráulica tradicional. Los reservorios naturales son de 375 hectáreas y cuentan con una capacidad equivalente al volumen de 22.000 piscinas olímpicas y la superficie de 500 canchas de fútbol. Están aislados del suelo por medio de una membrana impermeable. La energía es consumida durante el día y generada de vuelta durante la noche por medio de una línea de transmisión de 65 km (202 torres), la que se conecta al Sistema Interconectado del Norte Grande (SING).

Los yankees

Ocurrió en julio del 2011. Durante su primera visita al terreno, Camus y Torrealba arrendaron un bote para comprobar, con ancla en mano, la profundidad de las aguas. Entonces, un grupo de pescadores se les acercó, les preguntó qué hacían y ellos les explicaron: “Queremos construir un túnel, para acarrear agua allá arriba”. Fue su primer acercamiento con la comunidad.

“En general, existe un gran vacío entre las comunidades y los proyectos. Si un proyecto va a tener vida durante unos 100 años, es importante que tenga una buena y justa relación con la comunidad. Por eso, optamos por un diálogo muy transparente desde el día cero. Primero con los dirigentes, y luego de forma más masiva”, explica Camus, quien es ingeniero comercial de la UC.
Para esto, decidieron contratar a dos empresas, Casa de la Paz y la ONG ConsensusBuilding Institute, quienes los asesoraron en este proceso.

En marzo de este año, los socios de Valhalla Energía sorprendieron a los pescadores de la caleta: arrendaron una casa y parte del equipo se instaló a vivir en el lugar, como un vecino más. Desde ahí, organizan procesos de información puerta a puerta, reuniones ampliadas con la comunidad donde aclaran sus dudas y los hacen parte de la iniciativa. La tarea, en todo caso, no ha sido fácil. “Hay una historia de malas prácticas empresariales que estaba instalada. La gente no les cree a los proyectos, no les cree a los estudios. Trabajar este punto, requiere de mucho tiempo y dedicación, pues para varios, nosotros éramos los palos blancos de una generadora grande, de una minera… o simplemente, éramos los yankees”, indica Torrealba, economista de la Universidad de Chile.

El temor de los vecinos es que el agua se devuelva en malas condiciones al mar, que suba su temperatura y que, por ende, afecte la fauna y algas de ese sector.

La Caleta San Marcos es rica en recursos marinos. De ahí se pueden extraer locos, erizos, jaibas, lapas, piures y peces como el congrio, la corvina, la cabrilla, entre otros. Y las 25 embarcaciones que conviven en la bahía pueden tener ganancias diarias entre 100 mil y 150 mil pesos, cada una. “Un día, se pueden extraer 50 mil erizos, a 50 pesos la unidad y otro día 23 mil locos a 450 pesos cada uno”, indica Genaro Collao, presidente del sindicato de pescadores del lugar.

Para calmar las aguas y dar mayor confianza a la comunidad, Valhalla Energía contrató un consorcio de consultores conformado por las empresas Poch Ambiental, Eridanus y Stepswater para estimar si habrá daños. Sus estudios aseguran que el proyecto no genera impactos significativos al medioambiente, ya que el diferencial de temperatura máximo en el punto de descarga será inferior a los 4°, el 99% del tiempo.

Pero la voz de los expertos, poco convence a algunos vecinos. “Soy técnico en acuicultura y fisicultura y sé que cuando este proyecto se ponga en nuestra bahía, la temperatura del agua, que actualmente es de 14° a 15°, va a subir al menos 3° más. Y eso, inevitablemente va a matar el plancton, el fitoplacton, las algas marinas y va a afectar la producción de nuestros mariscos y peces”, indica Juan Zambra, pescador y líder del grupo de opositores del proyecto, entre ellos buzos mariscadores y algueros que la semana pasada llegaron hasta la Intendencia de Iquique con pancartas para reclamar contra la iniciativa.

Zambra asegura que no se opone a la central. Es más, considera que es innovadora y buena para el país. Pero exige que elijan otro lugar para instalarse. “Es mi hogar y si es necesario voy a dar mi vida por el mar y para evitar las construcciones”, exclama.
Hay otros vecinos que opinan distinto. Yenny Hernández, secretaria de la Junta de Vecinos, es una de ellas. Dice que aunque hay un cierto temor legítimo en la comunidad, “por todo lo que hemos visto en la tele con otras centrales”, agradece que la empresa se reúna con ellos en forma periódica, que sean los mismos dueños los que se juntan a conversar quincenalmente en mesas de trabajo, y que les reporten el avance de sus estudios. Para acercar los tecnicismos, los vecinos pidieron que se contrate dos consultores marinos, que ellos mismos eligieron: Promar Pacífico y el biólogo marino Bernardo Toro, quienes son los encargados de ir aclarando dudas.

El precio de la caleta

Pese a todo, las cosas avanzan bien. La semana pasada, los socios de Valhalla diseñaron un plan de trabajo en conjunto con la comunidad, que fue firmado por representantes del sindicato de pescadores, la junta de vecinos, el comité de vivienda y el club deportivo de la caleta. Ahí, la empresa se compromete a evaluar las solicitudes de los pescadores. Uno de los requerimientos, que ya fue contemplado en el proyecto, fue la instalación de una membrana que aislará el agua que se recoja del mar del suelo. Todo porque durante una de las reuniones, uno de los vecinos alzó la voz y dijo que temían que el agua, después de estar en los reservorios, volviera al mar en diferentes condiciones: con otro color y sedimentos.  El cambio no es menor, admite Torrealba: 40 millones de dólares más de inversión, es decir, un 10% del total del proyecto. “La central pudo haber sido más barata, pero tomamos decisiones de este tipo para tener una buena convivencia con nuestros vecinos”, asegura.

Y los requerimientos podrían aumentar. Genaro Collao, asegura que también solicitarán a la empresa que los túneles se hagan a 32 metros de profundidad y no a 16, como está diseñado en los planos.

Yenny Hernández, por su parte, dice que la comunidad requiere de agua potable y luz. “Hace cuatro meses recién llegó la luz, pero sólo para la zona alta. La baja, prácticamente consiste en ‘tomas’ cerca de la caleta, por lo que no recibimos ayuda fiscal”, asegura. Y agrega: “Como comunidad, además, estamos negociando un aporte voluntario durante toda la vida útil de la empresa: 0,5% del Ebitda anual para la comunidad. Eso equivale a cerca de 120 millones de pesos”.

Mientras todo eso ocurre, Torrealba y Camus no pierden el entusiasmo: “La oportunidad para Chile es inédita. Con el 0,5% de la superficie del desierto de Atacama cubierto por paneles fotovoltaicos se podría reemplazar toda la generación eléctrica de Chile. Convertirse en líder de una revolución, desde la explotación de recursos no renovables y contaminantes, hacia una matriz energética 100% limpia e infinitamente abundante. Esto puede convertir a Chile en la fábrica de energía para el mundo”.

Por María José López / Fuente:capital.cl

 

1 Comment

  1. Pingback: CALETA DE ENERGÍA (chiledesarrollosustentable.cl) |

Leave a Reply

Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Trending

Salir de la versión móvil