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Expertos proponen crear centro de referencia capaz de predecir casos de marea roja

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Valoran la acción sanitaria que ha permitido no sobrepasar unas 30 muertes desde hace más de cuatro décadas, cuando se detectó la toxina paralizante. Pero falta recoger y centralizar más la información.

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Desde 1972, cuando se detectó el primer caso de toxina paralizante, 30 personas han perdido la vida a causa de ella. No ha habido más víctimas gracias a que la autoridad sanitaria prohíbe inmediatamente extraer y comercializar productos en las zonas donde esta se presenta.

Sin embargo, el impacto económico y social que hoy vive Los Lagos y que puede replicarse en Los Ríos, hasta donde ha avanzado la marea roja, podría haberse mitigado.

Así opinan expertos consultados por “El Mercurio”, quienes plantean que este evento —que ha desencadenado una protesta social que ya lleva 11 días con bloqueos en Chiloé— se convierta en una oportunidad para mejorar la institucionalidad.

Un centro de referencia de algas nocivas está en la mente de Daniel Varela, investigador del Centro I-Mar de la U. de Los Lagos. Un instituto que centralice los datos que derivan de los monitoreos, que aquilate la literatura existente, que analice variables que permitan predecir, y que eduque a la población. “Hay información, pero no es suficiente porque el fenómeno es mayor. Por ejemplo, tenemos información de lo que ha ocurrido con la marea roja en los canales, pero ahora es en mar afuera y ahí no hay mucha”, expone.

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La idea de un centro de referencia también la comparte Mónica Vásquez, académica de la Facultad de Ciencias Biológicas de la U. Católica. “El hecho de no tener información suficiente asociada al fenómeno hace que este se convierta en una caja negra donde hay un montón de preguntas que no se pueden contestar”, opina.Apunta a tener información en línea de procesos de floración, por ejemplo, como ocurre hoy con los temblores, datos que recoge y difunde el Centro Sismológico Nacional.

Gonzalo Álvarez, ingeniero acuicultor de la U. Católica del Norte, resalta que hoy no hay capacidad de predicción, porque no hay una política en ese sentido. “Sabíamos que esto era una bomba de tiempo, pero no somos predictivos y no lo somos porque no hay recursos para la investigación y para articular proyectos a largo plazo”, dice.

Lo que tenemos hoy

No hay críticas a la capacidad de reacción sanitaria que tiene el Estado ante la aparición de marea roja. “Salud ha tenido un buen trabajo para cautelar la vida de las personas, incluso han sido muy rigurosos y tratan de reducir la capacidad de riesgo al máximo. Por ejemplo, a veces cierran toda un área cuando no en todos los sectores tienen la misma toxina”, cuenta Vera.

Las respectivas secretarías ministeriales regionales (seremis) de Salud son las que emiten las resoluciones de cierre de áreas extractivas, considerando los resultados de los muestreos.

Si es un área de un Programa de sanidad de moluscos bivalvos (PSMB) la medición la realiza el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), pues tiene esa función delegada desde el Ministerio de Salud (Minsal) y envía la prueba a un laboratorio de la Universidad de Chile.

Si el área no es un PSMB, el muestreo lo realiza un equipo de la Seremi de Salud en los lugares de extracción. Esa muestra se envía al Instituto de Salud Pública (ISP) o a laboratorios del Minsal en Los Lagos.

El Instituto de Fomento Pesquero (IFOP) también toma pruebas de agua en las áreas que no son PSMB. “La ley de Autoridad Sanitaria le da este tipo de atribuciones no al gobierno central, sino a las seremis de Salud. Y son resoluciones sanitarias por el riesgo de salud de la población.

No es necesario que haya un decreto de alerta sanitaria, que es un instrumento que tiene la ministra de Salud. Es la seremi de Salud la que prohíbe la extracción, comercialización o consumo de un producto”, comenta el subsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows.

El caso de Magallanes En Magallanes, donde han aprendido a convivir con una marea roja permanente, la educación, prevención y control han sido las claves para mantener a la población fuera de riesgo.

A comienzos de los 90, un rebrote más intenso obligó a la U. de Magallanes, al Instituto de Fomento Pesquero y al Servicio de Salud a elaborar un plan que incluyó charlas en colegios, capacitación a funcionarios de hospitales y consultorios, así como propaganda en diarios, radios y televisión, y un monitoreo más intenso, que se mantiene hasta hoy.

Fuente: Emol.com 
www.chiledesarrollosustentable.cl/

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