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COP25 Chile

La cumbre del clima finaliza fracturada por las desigualdades entre países

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La ciencia lo ha repetido alto y claro: solo nos quedan 10 años para reducir la concentración de COen la atmósfera y evitar la hecatombe climática. Pero a las puertas de esta década crucial, los países no han logrado unir fuerzas para frenar de manera urgente la crisis climática. La COP25 termina con una débil llamada a la ambición y deja para 2020 la parte más conflictiva de sus deberes: la regulación de los mercados de carbono.

La COP25 no empezó con buen pie –pasando de mano en mano hasta llegar a España– y no ha terminado mejor. Desde el viernes por la tarde, día que tendría que haber culminado la cumbre, la decisión final no ha dejado de posponerse para intentar alcanzar un acuerdo que refuerce la ambición y que termine de regular los mecanismos de mercado en el Acuerdo de París –el primer tratado universal por el clima–, entre otros aspectos relativos a la financiación.

La mayoría de los países prefería un no-acuerdo antes que un mal-acuerdo. Y así ha sido

Tras una prórroga de casi dos días, que convierte a esta cumbre en la más larga en sus 25 años de historia, el consenso total entre los 196 países reunidos estas dos semanas en Madrid para terminar de poner en marcha el Acuerdo de París finalmente no ha sido posible del todo.

La mayoría de los países prefería un no-acuerdo antes que un mal-acuerdo. Y así ha sido. Ya lo había advertido Andrés Landerretche, coordinador de la presidencia de la COP25, en una rueda de prensa el sábado por la tarde: “Si no hay consenso, no hay consenso”. 

Sin embargo, de Madrid sale un documento llamado Chile-Madrid Tiempo de Actuar que, tras largas e ininterrumpidas horas de negociaciones, ha quedado en un tímido equilibrio para intentar satisfacer a todos en términos de ambición. En este acuerdo, que no incluye el artículo 6 sobre los mercados de carbono, se sientan las bases para que en 2020 los países presenten compromisos de reducción de emisiones (NDCs, por sus siglas en inglés) más ambiciosos para responder a la emergencia climática.

Marcada por las diferencias entre naciones e intereses dispares entre países pobres, más vulnerables al cambio climático, y los industrializados, mayores emisores de CO2 , la COP25, presidida por Chile y que ha contado con la ayuda de España para minimizar los conflictos de las últimas horas de negociación esta madrugada, se ha quedado sobre todo a medio camino de conseguir lo que quería: el desarrollo del artículo 6 del Acuerdo de París que pretende regular los intercambios de unidades de carbono.

El artículo 6, a diciembre de 2020

La próxima COP26, que se celebrará en Glasgow (Reino Unido), tendrá que asumir el reto de cerrar lo que Madrid no ha conseguido, en un año clave para la puesta en marcha del Acuerdo de París. Los países de la Unión Europea y Japón, entre otros, se han mostrado “profundamente decepcionados” en el plenario final de esta COP25 por la incapacidad colectiva de llegar a una solución en esta cuestión tan importante y que es clave para la reducción eficaz de las emisiones de gases de efecto invernadero.

La ausencia de normas en este artículo no impide que el Acuerdo de París funcione y que las partes tengan mercados de carbono internacionales
Brasil, que pretende utilizar sus antiguos créditos de carbono en este nuevo periodo, ha declarado que el país ha invertido muchas energías en estos últimos años y “es muy frustrante no estar en condiciones de llegar a un acuerdo final”. Pero considera que “el vaso está medio lleno” y se compromete a seguir debatiendo esta cuestión.

“Llevamos 25 años hablando de cambio climático con certezas cada vez más contundentes de responsabilidad humana, pero todavía no hemos logrado superar de alguna forma esta división que impone la economía y los intereses”, declara a Sinc Inés Camilloni, científica en el Centro de Investigación del Mar y la Atmósfera de la Universidad de Buenos Aires y autora de informes del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC).

A esto se suman las responsabilidades históricas que siempre están presentes y que no han dejado de aparecer durante esta COP25. En este sentido, ha sorprendido la aparición de países del Este, como la República Checa y Polonia con unas reivindicaciones un poco antiguas, desfasadas.

Los mercados son una importante herramienta para acelerar las reducciones de emisiones, pero se necesitan normas multilaterales robustas 

“A la hora de actuar hoy creo que ya no deberían tener peso”, lamenta Camilloni. La ciencia ha hablado: con los objetivos iniciales del Acuerdo de París la temperatura media del planeta alcanzará los 3,2 ºC, muy por encima del límite de 1,5 ºC establecido por la comunidad científica.

“No lo hemos conseguido esta vez, pero hemos avanzado. Destacar que hay flexibilidad más que nunca por parte de los grupos y esperamos que este clima se acompañe hasta Glasgow para garantizar la adaptación y mitigación”, ha manifestado la delegación de Costa Rica en el plenario celebrado esta mañana.

La mayoría de los Estados miembro han señalado que, a pesar de no haber llegado al consenso, sí se ha logrado un mayor conocimiento técnico de lo que implica este artículo 6. Además, “la ausencia de normas en este artículo no impide que el Acuerdo de París funcione y que las partes tengan mercados de carbono internacionales y que se relacionen”, han señalado esta mañana desde la UE.

En 2020, los mercados deberán quedar regulados ya que son una importante herramienta para acelerar las reducciones de emisiones de dióxido de carbono, pero se necesitan normas multilaterales robustas para evitar la doble contabilidad, asegurar la integridad ambiental y proteger los derechos humanos.

“Hay habido muchos vacíos en Madrid y va a tocar en la COP26 trabajarlo en Glasgow”, apunta a Sinc Óscar Rodas, responsable de cambio climático de WWF en Paraguay. Las últimas horas de la COP25 han permitido que el artículo 6 quede lo más cerrado posible para volver a trabajar en ello en Glasgow.

Sin embargo, la falta de consenso en al artículo 6 no impide que la COP25 haya tenido éxito en otros aspectos. “El dejar el éxito de esta COP solamente en el que se lleguen a adoptar decisiones en el artículo 6 es una visión muy pobre de lo que es un proceso multilateral”, recoge a Sinc María José Sanz, directora del Basque Centre for Climate Change (BC3).

Así se escucha a la ciencia

La adopción del acuerdo Chile-Madrid Tiempo de Actuar manifiesta la “urgente necesidad” de que las nuevas contribuciones determinadas a nivel nacional (NDCs) que deberán presentarse a lo largo de 2020 salven la brecha existente en las actuales con respecto al objetivo de París y así evitar un aumento de temperatura superior a 1,5 ºC. 

Los países deberán presentar compromisos climáticos antes de la próxima cumbre del clima de Glasgow para que Naciones Unidas pueda elaborar un Informe de Síntesis previo a la COP26 que indique dónde estamos respecto al objetivo del Acuerdo de París de mantener la temperatura del planeta por debajo de 1,5 ºC. Más de 80 países ya se han comprometido a presentar el próximo año NDCs más ambiciosos.

“El mandato es claro: los países tenemos que presentar contribuciones nacionales más ambiciosas que las actuales en 2020, es importante responder a las demandas de la gente y de la ciencia, y comprometernos a hacer más y más rápido”, ha indicado la ministra para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera.

El documento aprobado este domingo reconoce justamente que las medidas adoptadas para abordar el cambio climático son más eficaces si se basan en la mejor ciencia disponible y si se reevalúan continuamente a la luz de nuevos hallazgos.

La voz de la ciencia es cada vez más escuchada, pero no necesariamente termina siendo tenida en cuenta en el momento de las decisiones

Los países también han querido reconocer el papel del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) en el suministro de aportes de evidencia científica para reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, “en el contexto del desarrollo sostenible y los esfuerzos para erradicar la pobreza”, consta el acuerdo.

“Hay que acelerar la reducción de emisiones lo más posible porque cuanto más alejemos las evaluaciones en el tiempo, nuestra oportunidad de corregir nuestras acciones en base a lo que la ciencia dice va a ser menor. Y la ciencia ha hablado y ha sido categórica y se ha reafirmado en sus conclusiones”, manifiesta Rodas.

Para la científica del IPCC Inés Camilloni, que trabaja en la generación de escenarios futuros en Sudamérica y en la evaluación de sus impactos, ha habido un fuerte protagonismo del IPCC y de la ciencia en general con los mensajes generados desde el sector científico sobre la efectiva emergencia de tomar medidas ambiciosas para reducir las emisiones.

“Creo que la voz de la ciencia es cada vez más escuchada pero no necesariamente termina siendo tenida en cuenta en el momento de las decisiones. Está cada vez más presente en los distintos ámbitos de las COP”, subraya la argentina. En este sentido, muchos científicos se muestran pesimistas ante la inacción política dados los resultados científicos.

“Tenemos que dejar de quejarnos y empezar a colaborar entre nosotros, para hacer una ciencia que sirva también para poner encima de la mesa las soluciones, que no son fáciles. Tenemos que trabajar con los economistas, con los antropólogos, con sociólogos, con psicólogos… No solamente es cuestión de decir que el clima va a cambiar”, indica Sanz.  

El valor de la naturaleza en la cumbre

El documento Chile-Madrid Tiempo de Actuar subraya además la contribución esencial de la naturaleza para abordar la crisis climática y sus impactos, así como la necesidad de abordar la pérdida de biodiversidad y el cambio climático de manera integrada para ayudar a cumplir el objetivo de 1,5 ºC.

La Tierra necesita que la recuperemos y la conservemos para que siga prestándonos los servicios ambientales que nos ha prestado siempre

“Las soluciones basadas en la naturaleza son hacia las que tenemos que apuntar porque son las más económicas, las que más se vinculan con las poblaciones vulnerables y son las que el planeta necesita”, declara a Sinc Manuel Marcelo Jaramillo, director general de la Fundación Vida Silvestre de Argentina.

Estas soluciones cada vez más presentes confirman que la Tierra necesita que la recuperemos y la conservemos “para que siga prestándonos los servicios ambientales que nos ha prestado siempre y de esa forma evitar los efectos negativos del cambio climático”, recuerda Marcelo Jaramillo.

“Lo que muestra la ciencia es que si en los próximos 10 años no reducimos drásticamente las emisiones y generamos sumideros (no alcanza solo con reducir, también hay que remover dióxido de carbono de la atmósfera) no es posible alcanzar el objetivo planteado en París. Mientras estemos a tiempo de reducir y actuar, todavía hay algo de optimismo”, añade Camilloni.

En el acuerdo alcanzado hoy en Madrid también se da un especial protagonismo al vínculo entre los océanos y los usos del suelo con el cambio climático, como respuesta a los informes especiales del IPCC publicados durante 2019. En junio 2020 se celebrará un diálogo de océanos y otro sobre usos del suelo.

Aunque durante el plenario estos dos puntos han sido cuestión de debate por la oposición de Brasil de aprobarlos, finalmente han salido adelante gracias al apoyo de Costa Rica, Belice, Australia, Noruega, Tuvalu, la UE, Islas Marshall, España, entre otros.

“Son recursos fundamentales y el IPCC ha enviado un mensaje muy firme sobre la relación de los océanos y uso de la tierra con el cambio climático”, ha destacado la ministra española durante la celebración del plenario.

Avances mitigados de la COP25

En la COP25 los negociadores han acordado también un nuevo Plan de Acción de Género –que las organizaciones sociales valoran positivamente– que permitirá desarrollar medidas para dar respuesta al efecto desigual del cambio climático en mujeres y niñas, y a promover su papel como agentes del cambio en este proceso hacia un mundo libre de emisiones.

En la cumbre no se ha establecido un nuevo mecanismo de financiación para daños y perjuicios del cambio climático

Este nuevo plan, que estará vigente hasta el año 2025 –cuando se tendrá que revisar–, pretende lograr más participación de las mujeres en la negociación internacional, y asegurarles un papel activo en la toma de decisión a escala nacional.

Aunque en la cumbre no se ha establecido un nuevo mecanismo de financiación para daños y perjuicios, sí se ha acordado dar directrices al Fondo Verde para que amplíe su ámbito de financiación, y que, aparte de dirigirse a mitigación y adaptación, por primera vez destine recursos para las pérdidas y daños que sufren los países más vulnerables y afectados por los impactos de los fenómenos climáticos extremos.

Sin embargo, sin fondos nuevos y adicionales, los más indefensos no contarán con suficientes recursos para recuperarse y reconstruir sus vidas después de efectos climáticos cada vez más intensos. La organización Oxfam Intermón ha demostraba en un informe que los desastres relacionados con el clima ya son la principal causa de los desplazamientos internos y cada dos segundos una persona se ve obligada a abandonar su hogar.

Con la COP25 nace la Red de Santiago que permitirá catalizar asistencia técnica de organizaciones y expertos a estos países vulnerables, mejorando de este modo su capacidad de respuesta a los efectos del calentamiento. Esta era una de las cuestiones más demandadas por los pequeños estados insulares que sufren de manera más directa los impactos más severos del cambio climático. De hecho, la delegación de Tuvalu, en la Polinesia, ha declarado en el plenario final que no atender a estas cuestiones es “un crimen hacia la humanidad”.

Una vez finaliza la COP25, los países seguirán, hasta la próxima cita, con sus planes para luchar contra el cambio climático, con la presión cada vez mayor de la ciencia y la sociedad. Como recordó esta semana el astronauta Luca Parmitano desde la Estación Espacial Internacional, la mayor fragilidad de la Tierra es el ser humano. “Nosotros somos los elementos más frágiles porque la vida en la Tierra seguirá sin nosotros. Tenemos que ser buenos comandantes”.


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A 10 AÑOS PARA SALVAR EL OCÉANO

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Organizaciones ambientales europeas lanzan un nuevo plan de rescate para lograr un océano sano para 2030.
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102 organizaciones ambientales europeas, lideradas por Seas At Risk, BirdLife Europe, ClientEarth, Oceana, Surfrider Foundation Europe y WWF, han lanzado el “Manifiesto Azul” («Blue Manifesto») al que se ha adherido Ecologistas en Acción.

Este plan de rescate establece acciones concretas en fechas determinadas que deberán haber sido realizadas, para resolver la situación del océano y del litoral, cada vez más degradados y contaminados.

Para tener éxito, los cambios deben producirse tanto en la tierra como en el mar. Las organizaciones hacen un llamamiento para que:

  • Al menos el 30 % del océano tenga una protección elevada o total en 2030
  • Se haga una completa transición hacia una pesca de bajo impacto
  • Se garantice un océano libre de contaminación
  • Se planifiquen actividades humanas que permitan la recuperación de la riqueza de los ecosistemas marinos

La situación de los ecosistemas marinos en todo el mundo es terrible, tal y como han señalado informes recientes publicados por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas y la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos de Naciones Unidas.

Se requiere una actuación urgente, y Europa puede desempeñar un papel de liderazgo en la respuesta a este desafío. Seguir las recomendaciones del Manifiesto Azul colocará a Europa en el camino correcto para proteger y recuperar el océano, que se encuentra sometido a una creciente amenaza y del cual depende la vida en la Tierra.

Con el Pacto Verde Europeo, la Comisión Europea se ha comprometido a poner en marcha estrategias reales centradas en el clima y la biodiversidad, que dirigirán la inversión y la legislación hacia un futuro resiliente frente al clima y con diversidad ecológica.

Las organizaciones hacen un llamamiento a la Comisión Europea para que se asegure de que el océano forme parte integrante de esas estrategias siguiendo las directrices que se proponen en el Manifiesto Azul.

Monica Verbeek, Directora Ejecutiva de Seas At Risk, afirma: “El océano cubre el 70 % de la superficie de la Tierra, mitiga el cambio climático y proporciona oxígeno; es el sistema de apoyo del planeta».

«Para poder realizar sus funciones vitales, el océano necesita estar sano y lleno de vida. Hacemos un llamamiento a los líderes políticos de la UE para que lo sitúen en el centro del debate político y hagan realidad la salud del océano. El Manifiesto Azul que se lanza hoy es la respuesta Azul al Pacto Verde Europeo”.

Bruna Campos, responsable de Política Marina de BirdLife para Europa y Asia Central, afirma: «Salvar los océanos significa salvar tanto las especies marinas como sus hábitats».

«Se trata de restablecer de forma activa nuestros fondos marinos y detener la pesca destructiva. Es incomprensible que aún se permita que los barcos pesqueros sigan capturando de forma accidental delfines, aves y tortugas marinas. Necesitamos un cambio transformador para salvar nuestros océanos en los diez próximos años. La naturaleza marina se encuentra en crisis porque no tenemos el compromiso de cambiar el statu quo, y no podemos permitirnos seguir así”.

Flaminia Tacconi, abogada para asuntos de pesca de la UE de ClientEarth, afirma: “Para poder tener unos océanos saludables en 2030, tendrá que implementarse legislación para la pesca sostenible con objetivos medioambientales ambiciosos. También debemos promover una sólida cultura del cumplimiento a través de decisiones transparentes, fiables y responsables en la UE”.

Pascale Moehrle, Directora Ejecutiva de Oceana Europa, afirma: “La UE tiene más agua que superficie terrestre y, como potencia económica mundial, debería dar ejemplo. Los mares de la UE son objeto de un uso intensivo y es necesario restablecer su riqueza original en un breve plazo. La UE debe actuar con urgencia para garantizar que toda la pesca sea sostenible».

«Los responsables de tomar las decisiones en la UE tienen que actuar. Un océano lleno de vida significa ecosistemas mundiales más saludables”.

Samantha Burgesss, responsable de política marina de la oficina europea de WWF, afirma: “Hay que adoptar acciones urgentes para asegurar la resiliencia del océano ante la emergencia climática, comenzando por restaurar la biodiversidad marina».

«Una red de áreas marinas protegidas que cubra al menos el 30% del océano y que cuente con presupuestos y planes de gestión a largo plazo, así como gestión planificada y sostenible para el restante 70%, contribuirá a la prosperidad de los ecosistemas marinos. Para que esto se haga realidad, la UE debe asegurar la aplicación efectiva de sus políticas”.

Blanca Bassas, Responsable del área mediterránea, Surfrider Foundation Europe delegación España: «Escuchamos a políticos y gobernantes hablar de contaminación marina o declarar la emergencia climática pero, ¿tienen el coraje suficiente para enfrentar los cambios que exige el momento? Animamos al estado a ser un ejemplo a seguir definiendo normativas firmes, valientes y eficaces».

Lydia Chaparro, ecóloga marina de la Fundación ENT, indica que “recuperar la salud del océano debe ser parte integral en la transición ecológica que pretenden llevar a cabo tanto la Comisión Europea como el Gobierno español».

«Por ello, es necesario que la Unión Europea ponga fin de una vez por todas a décadas de sobrepesca y prácticas pesqueras destructivas, y establezca una serie de medidas que garanticen la protección de los hábitats marinos vulnerables, incluyendo los ecosistemas costeros. Sólo así se ayudará a reforzar la resistencia del océano frente al cambio climático y a frenar la alarmante pérdida de biodiversidad”.

Eneko Aierbe portavoz del Área Marina de Ecologistas en Acción remarca que «eventos extremos como la borrasca Gloria, que recientemente hemos sufrido en el Mediterráneo, ponen de manifiesto que es necesario tomar las medidas propuestas en este manifiesto lo antes posible y deben implicar un cambio profundo del sistema y en nuestra relación con los océanos».

Las principales organizaciones ambientales invitan a los ciudadanos, las instituciones y las partes interesadas a participar en las actividades gratuitas organizadas durante la “Ocean Week” del 3 al 9 de febrero de 2020, para intercambiar experiencias y soluciones relativas a los desafíos a los que se enfrenta la vida en nuestros océanos y nuestras comunidades costeras.

Lista de organizaciones que han firmado el Manifiesto Azul

A Rocha (International Marine and Coastal Conservation Programme); Animal latitude; APECE – Portuguese Association for the Study and Conservation of Elasmobranchs; Archipelagos Institute of Marine Conservation; ASOC – Antarctic and Southern Ocean Coalition; Asociacion plataforma»El Chorlitejo»; BIOM association; BirdLfie Sverige; BirdLife Cyprus; Birdlife Europe and Central Asia; BirdLife Malta; BirdLife Suomi; Birdwatch Ireland; Bloom; Brot für die Welt; BUND – Bund für Umwelt und Naturschutz Deutschland; By the Ocean We Unite; Climate Action Network Europe; CCB – Coalition Clean Baltic; CFFA-CAPE; ClientEarth; Compassion in World Farming; Cork Env Forum; Cork nature network; Deep Sea Conservation Coalition; Deep wave; Depana; DN – Danmarks Naturfredningsforening; DSM – Deutsche Stiftung Meeresschutz; ; DUH – Deutsche Umwelthilfe; Ecologistas en Acción; Ecos; EEB – European Environmental Bureau; ENT Foundation; Environmental Justice Foundation; FANC – Finnish Association for Nature Conservation; France Nature Environnement; Friends of the Black Sea; Friends of the Earth Europe; Fundajia Aquarium; Geota; Good fish foundation; Greenpeace; HOS – Hellenic Ornithological Society; IFAW – International Fund for Animal Welfare Europe; INCA – Iceland Nature Conservation Association; International Programme on the State of the Ocean; Irish Sea Sanctuary; Irish Wildlife Trust; Legambiante; Living Sea; LOB – Latvian Ornithological Society; LOD – Lithuanian Ornithological Society; LPN – Liga para a Protecção da Natureza; LPO – Ligue pour la Protection des Oiseaux; MARE Foundation; Mare Nostrum; Marevivo; MCS – Marine Conservation Society; MedReact; MedSOS; MEER; MIO-ECSDE – Mediterranean Information Office for Environment, Culture and Sustainable Development; Mundus Maris; NABU – Nature and Biodiversity Conservation Union; Natuurpunt; New Economics Foundation; Ocean and Climate Platform; Oceana; OceanCare; Oceanografica; OMA – Observatório do Mar dos Açores; Otop – Ogólnopolskie Towarzystwo Ochrony Ptaków; Our Fish; PongPesca; Posidonia green project; Project Aware; Prowildlife; Quercus; ReefCheck; Rethink Plastic Alliance; Retorna; RSPB – Royal Society for the Protection of Birds; SAR – Seas At Risk; Sciaena; SDN – Stichting de Nordzee; Sea First; SEO – Sociedad Española de Ornitología; Slowfood Germany; SMILO – Small Islands Organisation; SPEA – Sociedade Portuguesa para o Estudo das Aves; SSNC – Swedish Society for Nature Conservation; Sunce; Surfrider Foundation Europe; SWAN – Sustainable Water Network; T&E – Transport and Environment; TNC – The Nature Conservancy; Tour des deux Amériques solidaire en voilier; Under the pole; WDC – Whale and Dolphin Conservation; WWF; Zero Waste Europe.


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¿Cuánto más se van a derretir los glaciares y mantos de hielo?

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Las estimaciones realizadas para predecir la velocidad con la que los glaciares y los mantos de hielo de la Antártida y Groenlandia perderán masa son todavía inciertas, pese a los avances en tecnología. Así lo revela un estudio internacional en el que ha participado un investigador de la Universidad Politécnica de Madrid.

Las estimaciones de fusión de los glaciares y los mantos de hielo se usan como datos de entrada en las proyecciones de aumento del nivel del mar resultantes del cambio climático. Estas estimaciones se realizan midiendo el denominado balance de masa, que indica cuánto material ganan o pierden los glaciares a lo largo de un cierto periodo de tiempo. Las nevadas aumentan la masa de los glaciares, mientras que la fusión y la liberación de icebergs hacen que el glaciar pierda masa, y el balance entre ganancias y pérdidas de masa es crucial para el “estado de salud” de los glaciares.

Ahora, según un artículo recientemente publicado en Earth Science Reviews, en el que ha participado el catedrático Francisco Navarro de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), son necesarios estudios adicionales para mejorar estas estimaciones, lo que es clave para conocer la escala de respuesta necesaria para mitigar los impactos potenciales del cambio climático.

Las estimaciones que predicen la velocidad con la que el hielo de la Antártida y Groenlandia perderán masa son todavía inciertas

Aunque los científicos disponen ahora de mejores estimaciones del balance de masa de los glaciares y mantos de hielo que en décadas anteriores, todavía quedan incertidumbres significativas sobre las tasas de fusión futuras.

Según revela este estudio, a pesar de los avances recientes en las simulaciones por ordenador de la respuesta de los glaciares al cambio climático, todavía persisten deficiencias importantes en los modelos usados para estimar la salud a largo plazo de las grandes masas de hielo y las predicciones de aumento del nivel del mar asociadas. Mejorar estas estimaciones es vital para conocer la escala de respuesta necesaria para mitigar los impactos potenciales del cambio climático.

Edward Hanna, profesor de Ciencias del Clima y Meteorología de la Universidad de Lincoln, en Reino Unido, ha coordinado esta investigación realizada por un grupo de expertos internacionales en glaciología.

Según el profesor Hanna: “Los glaciares y mantos de hielo son indicadores muy sensibles de los cambios de clima, pero, a pesar de mejoras recientes en disponibilidad de datos y conocimiento, todavía no comprendemos suficientemente bien la rapidez con la que perderán hielo durante el siglo actual y los venideros. Se necesita mejorar las observaciones, especialmente desde satélite, para refinar las predicciones de aumento futuro del nivel del mar resultantes del cambio climático sostenido».

Estimaciones urgentes

«Estas estimaciones mejoradas se requieren con urgencia para conocer con mejor precisión los impactos esperados del cambio climático en todo el mundo y poder planificar adecuadamente las medidas concretas de adaptación al mismo”, añade el investigador.

Tal y como señala el profesor Navarro: “En la última década, los grandes mantos de hielo de la Antártida y Groenlandia han sobrepasado la contribución a la subida del nivel del mar producida por la fusión de los más de doscientos mil pequeños glaciares distribuidos a lo largo del planeta, que hasta hace poco eran las masas de hielo dominantes en la contribución al aumento del nivel de los océanos».

Los investigadores advierten de la necesidad acuciante de estudios adicionales que lleven consigo observaciones de satélite mejoradas

«Sin embargo –apunta–, mientras ciertas estimaciones proyectan para finales del siglo XXI una contribución de hasta un metro y medio por parte del manto de hielo Antártico, otras sugieren tan sólo unas pocas decenas de centímetros”.

Los investigadores indican que hay una necesidad acuciante de estudios adicionales que lleven consigo observaciones de satélite mejoradas, calibradas y validadas con observaciones sobre el terreno, así como modelos de ordenador más sofisticados, que combinen las masas de hielo y la atmósfera, los océanos y los sistemas terrestres en un auténtico modelo del sistema Tierra.

El estudio, de tipo revisión y síntesis, ha analizado las estimaciones recientes del balance de masa de glaciares y mantos de hielo, y ha destacado los últimos avances y las limitaciones de las simulaciones con modelos de ordenador, con objeto de conocer las mejoras necesarias, tanto para observaciones como para modelos.

Esta investigación ha sido cofinanciada por el Programa Mundial de Investigación del Clima (World Climate Research Programme, WCRP), el Comité Internacional de Investigación en la Antártida (Scientific Committee on Antarctic Research, SCAR) y el Comité Internacional de Ciencia Ártica (International Arctic Science Committee, IASC), junto con los programas de investigación de los países participantes y las universidades e instituciones de investigación de los científicos involucrados.

Referencia bibliográfica:

Edward Hanna, Frank Pattyn, Francisco Navarro, Vincent Favier, Heiko Goelzer, Michiel R. van den Broekee, Miren Vizcaino, Pippa L. Whitehouse, Catherine Ritz, Kevin Bulthuish y Ben Smith (2020). Mass balance of the ice sheets and glaciers – Progress since AR5 and challenges. Earth-Science Reviews, 201,102976, doi: 10.1016/j.earscirev.2019.102976.
Enlace del que se puede descargar (gratis durante 50 días desde el 18/12/2019): https://authors.elsevier.com/c/1aFUj2weQf0ce


Fuente/Sinc
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Emiratos Árabes quiere liderar la energía verde

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Emiratos Árabes considera que el cambio climático es una «oportunidad para diversificar la economía» e impulsar la energía verde. El país quiere ser líder en el desarrollo de energía sostenible y se compromete a demostrarlo durante la Expo Dubai 2020.

«Queremos hacer de nuestro país uno de los líderes en energía verde», ha afirmado Thani Ahmed Al-Zeyoudi, ministro de Cambio Climático y Medio Ambiente de Emiratos Árabes Unidos, durante el Foro de la Nueva Economía celebrado el pasado viernes.

Durante el encuentro, organizado por Nueva Economía Fórum en Madrid, el representante de Emiratos Árabes Unidos, ha dejado claro que para su país el cambio climático más allá de un problema al que urge encontrar soluciones supone una «oportunidad» para «diversificar los modelos de energía». Y considera que su país debe ser un referente en los cambios a seguir.

«Más allá que en los gobiernos hay que pensar en los pueblos; el cambio climático es una oportunidad para diversificar nuestra economía y abrazar la economía verde», aseguró el ministro árabe en el encuentro informativo organizado por Nueva Economía Fórum en Madrid.

Los proyectos de Emiratos Árabes Unidos en energía verde

Al-Zeyoudi no ha aportado demasiados datos sobre los planes que contempla el gobierno del país para liderar los avances en materia sostenible.

Sí ha adelantado que tienen en marcha un proyecto solar que supondrá la instalación de más de tres millones de paneles. También que seguirán adelante con el impulso de la energía nuclear, un plan que arrancó en 2009 con la creación de la corporación dubaití de energía nuclear.

«Una vez esté operativa esta planta será la primera del mundo árabe que abastezca al 25% de las necesidades eléctricas de la región», explicó el ministro de Emiratos Árabes.

En el país hay ya dos centrales nucleares. La tercera, según adelantó Al-Zeyoudi, «está al 90% y la cuarta al 60%». «Estamos trabajando para acelerar los recursos humanos, contratar personas y comenzar las operaciones pronto», afirmó.

Expo en Dubai 2020

El 20 de octubre de 2020 se inaugurará la Expo Internacional Dubai 2020. La que se espera sea «el evento más grande jamás realizado en el mundo árabe» abrirá sus puertas hasta el 10 de abril de 2021 y contará con 190 países participantes y millones de visitantes de todo el mundo.

El ministro para el Cambio Climático y Medio Ambiente dubaití, será también la muestra internacional será también un escaparate de lo que son capaces en materia de sostenibilidad.

Al-Zeyoudi adelantó durante el encuentro de Nueva Economía Fórum que todos los vehículos que se utilicen en la muestra serán híbridos y que muchos de los proyectos que se presenten serán sostenibles.

«La Expo Dubái en los Emiratos Árabes será un escaparate para el país y para aprovechar que sirva como piloto para utilizar muchas energías pioneras, y poder transmitir las experiencias recabadas», afirmó el ministro.


Fuente/Ambientum
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