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La otra oportunidad que abre la Energía Fotovoltaica

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La creciente producción de energía solar en Chile y la disponibilidad de agua, son elementos fundamentales para la generación del denominado “hidrógeno verde” (no contaminante). Mientras el Gobierno espera tener los resultados de una licitación sobre esta materia a fines de febrero, el sector privado ve cada vez con más interés esta tecnología. Especialmente en la industria minera y de transportes.

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Chile tiene suerte respecto a las energías renovables. Posee la mayor radiación del planeta en un amplio desierto para construir plantas fotovoltaicas.

Y aunque posee también un gran potencial en tecnología eólica, los paneles fotovoltaicos tienen un positivo efecto secundario: son ideales para captar la energía que se almacena y, con la inyección de agua, producir hidrógeno (ver infografía), otro de los grandes actores del mundo energético para bajar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

 
Pero a pesar de tener tan buenas condiciones para la producción del denominado “H2 verde” (sin emisiones de CO2) en Chile aún es baja, sino, nula.

Por otro lado, nuestro país tiene una de las industrias mineras más avanzadas del mundo, que actúa de forma directa en casi el 12% al PIB chileno y consume 78.000 TJ (terajulio) de diésel anuales, de los cuales casi el 88% corresponde al transporte en la minas a rajo abierto, los que producen además, una alta cantidad de GEI.

Para hacerse una idea de su potencial en la minería, por ejemplo, se podría reemplazar el diésel en camiones de mineras que necesitan hasta 4.500 litros de diésel diarios, en cifras superiores al 50%.

 
Aunque esta tecnología está aún comenzando en Chile, ya hay algunas iniciativas en curso. Por ejemplo, a fines de mayo de 2017 Enel Green Power comenzó las operaciones de la primera micro-red “plug and play” 100% libre de emisiones de tamaño comercial alimentada con paneles fotovoltaicos y con sistemas de almacenamiento a base de hidrógeno y litio. La instalación satisface parte de las necesidades energéticas del campamento que alberga a más de 600 técnicos que trabajan en la planta geotérmica Cerro Pabellón, ubicada en Ollagüe, región de Antofagasta. “Este proyecto demuestra que es posible construir micro-redes completamente renovables capaces de entregar energía a cero emisiones y eficiente sin interrupciones”, comenta Antonio Cammisecra, director de la División Global de Energías Renovables Enel Green Power.

 
Almacenamiento, la clave

El hidrógeno es una fuente diversa de energía que se puede almacenar fácilmente. Puede servir por ejemplo, como combustible limpio para los automóviles, para la calefacción de gas, así como para la generación de energía en las centrales eléctricas modernas.

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La transición energética hacia renovables, requiere un rápido avance de tecnologías y procesos ecológicos para convertir y almacenar energía. Pero ¿cómo almacenar los excedentes? ¿Cómo compensar la estabilidad del sistema energético? En este escenario, el hidrógeno se muestra como un potente elemento capaz de almacenar estos remanentes energéticos, que hoy en día se pierden y no son posibles de reintegrar a la red.

 
Por ejemplo, Siemens, junto al grupo Linde, la Universidad de Ciencias Aplicadas RheinMain y el gobierno local de Mainz (Alemania), desarrollaron el “Energiepark Mainz”, una instalación donde la electricidad limpia de la energía eólica, es capaz de proveer hidrógeno de origen renovable a 2.000 vehículos. “El gran desafío en Chile es la aplicación del H2, es decir, definir en qué industrias y de qué manera lo podríamos usar”, comenta Philipp Bezler, experto en hidrógeno de Siemens Chile, y agrega: “En cuanto a la producción de H2 verde, la tecnología más prometedora es un electrolizador tipo PEM (Pronton Exchange Membrane), cuya tecnología permite el encendido en menos de 10 segundos”.

Para Fernando Hentzschel, director de desarrollo tecnológico de Corfo, el hidrógeno es muy versátil, ya que permite almacenar energía, transportarla y llevarla a cualquier lugar. “En el norte de Chile tenemos energía solar barata, la cual podemos transportarla y utilizarla no sólo en minería, sino también en los hogares, para calefaccionar, así como en la electromovilidad en el mundo del transporte”, comenta el especialista, y agrega: “El desafío está en desarrollar la infraestructura para desarrollar este tipo de combustible o bien, generar primero la demanda en transporte u otras aplicaciones. Es el típico y viejo problema de si es primero el huevo o la gallina”.

Hentzschel se refiere de alguna forma a los aspectos regulatorios, ya que el hidrógeno aún no es considerado un “combustible” en Chile, algo que debería cambiar, en parte, motivado por un mayor interés del sector privado en incorporar esta tecnología en diversos ámbitos.

Al respecto, Bezler afirma que sí existe interés privado, “sobre todo en la minería y la industria de los buses, las cuales están buscando una alternativa de un combustible competitivo, seguro y sustentable”.

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Fuente/Pulso
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