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Los desafíos energéticos para 2017

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Nunca antes, en toda nuestra historia, se había registrado el nivel de inversión que tenemos hoy, superior a los US$10.000 millones

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El desarrollo energético es una marcha permanente. Los importantes avances que hemos conseguido en este tiempo, gracias a la ejecución de nuestra Agenda de Energía, han roto muchos paradigmas que todos creíamos que serían muy difíciles de superar. Entre los numerosos y diversos actores que participamos en este sector, partiendo por la ciudadanía, hemos sido capaces de deshacernos del clima de desconfianza que se imponía en diversos ámbitos del sector.
Pero la marcha no se detiene. Este 2017 enfrentaremos enormes desafíos y tenemos claro que en energía no hay espacio para la autocomplacencia. Dentro de las tareas más inmediatas, quisiera destacar la implementación de la nueva Ley de Transmisión Eléctrica, que tendrá múltiples consecuencias. Además de permitir un diseño más armónico y eficiente de los trazados de líneas en el territorio, algo esencial para la expansión de un sistema que muy pronto funcionará desde Arica hasta Chiloé, la nueva normativa nos ayudará a reducir los cortes de suministro que recurrentemente ocurren en algunos puntos del país. Son horas de oscuridad que trastornan la vida de las familias, que ocupan la electricidad para tareas domésticas, así como el impacto por ejemplo en aparatos de funcionamiento médico, en cuyo caso cualquier interrupción implica un riesgo grave. Sabemos que existe un importante déficit en el segmento de subtransmisión o zonal. Hay lugares que, pese a tener una población numerosa, se abastecen con una única línea. Con esta nueva Ley podremos hacer las primeras planificaciones zonales y así ir remediando, en un plazo razonable, este desafío

También en directo beneficio de las familias, este año terminaremos de implementar la Nueva Ley de Equidad Tarifaria, que viene a reparar distorsiones que tenían un importante impacto económico en la cuenta de electricidad de miles de familias que no viven en las grandes urbes.
Hemos recuperado la función social de la energía. Por distintos motivos, la energía se desentendió de ese rol o, al menos, el sector lo desestimó como un motor capaz de empujar y movilizar sus inversiones. Nunca antes, en toda nuestra historia, se había registrado el nivel de inversión que tenemos hoy, superior a los US$10.000 millones. Y tampoco nunca antes se había concebido a la energía como un instrumento clave para avanzar en el desafío que tenemos como país, con una economía que crezca, pero a la vez contribuya a una sociedad más justa.

Esta nueva concepción se ha instalado con propiedad en el sector energético, con la virtud de haber sumado también criterios de sustentabilidad que hoy resultan irrenunciables, atendiendo especialmente el fenómeno del cambio climático. Con el enorme potencial que tenemos en energías renovables, ya sea solar, hídrico o eólico, no podemos despilfarrar esos recursos en proyectos que no se relacionen adecuadamente con su entorno. La ingeniería seguirá cumpliendo su rol indispensable, pero el mercado ya ha incorporado el componente social y ambiental como ejes tan o más decisivos que el cálculo estructural de una planta de generación.

La expansión del gas de red, que se verá ahora facilitada por una nueva ley, que adaptó la normativa a nuestros actuales desafíos, es otro ejemplo de impacto social. Cada invierno vemos cómo desde O`Higgins hasta Aysén se sufre ambientalmente por el uso de la leña húmeda. Por eso, junto con promover programas de acopio y secado de leña, hemos diseñado un modelo y hemos puesto los incentivos necesarios para que el gas llegue a más zonas del país y no cubra solamente a los sectores más acomodados económicamente. El gas de cañería puede adoptar una posición relevante, aunque probablemente en muchos años no desplace aún a la leña.

En definitiva, lo importante es reconocer cómo el mercado, cuando existe un Estado activo, articulador y una regulación de calidad, puede aportar a la solución de un problema económico y social.
Este 2017 seguiremos en esta misma senda de trabajo coordinado con el fin de atender nuestros desafíos de manera abierta con la ciudadanía. Esta es la energía que necesitamos para Chile.

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Fuente:Pulso 
www.chiledesarrollosustentable.cl

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