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Productividad debería aumentar hasta en 1,5% para cumplir meta de reducción de emisiones

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Economista calculó que la brecha entre la productividad promedio y la necesaria es 1,1 puntos.

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La productividad es lo que se obtiene al restarle a la producción, los medios usados para obtenerla, como el capital y el trabajo. Mientras más eficiente una empresa o un país es al producir, mejores resultados.

En mayo, un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde) señaló que entre 2004 y 2014, Chile fue la segunda economía desarrollada con mayor crecimiento en productividad (cerca del 2%), siendo superada sólo por Corea del Sur (cerca de 3%). Pero ¿cuánto más tendrá que hacer para crecer y cumplir con la meta de reducción de emisiones que comprometió a la ONU?

El economista Luis Edwin Gonzales, investigador del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales (Clapes) de la U. Católica, analizó la productividad de 163 países que presentaron propuestas para reducir emisiones para el Acuerdo de París, tomando en cuenta el PIB, capital, empleo y consumo de energía de cada uno, obteniendo qué tan productivos deben ser para cumplir con sus metas autoimpuestas.

El trabajo, presentado esta semana en la 4ta Conferencia Internacional de Desarrollo Sostenible (ICSD), en Nueva York, señala que si Chile quiere cumplir sus expectativas de crecimiento anual de 3,5% y reducir sus emisiones, su productividad debe aumentar de 1% a 1,5%, dependiendo de la meta (30% a 2030 sin ayuda internacional o 45% con colaboración).

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Las propuestas presentadas ante la ONU, llamadas INDC (sigla en inglés de Contribución Nacionalmente Determinada) implican desafíos económicos significativos para los países, especialmente de ingresos medios, dice Gonzales. “La medición de la productividad es una herramienta clave para diseñar políticas económicas y públicas futuras para lograr ambos objetivos: la reducción de emisiones y el desarrollo económico y social para el bienestar de sus ciudadanos”, agrega.

Qué tan exigente es ese 1% se calcula tomando en cuenta el promedio de la tasa de productividad en los últimos 15 años. “La diferencia entre lo que hemos crecido y queremos crecer es 1,1 puntos porcentuales. Eso es mucho. En promedio Chile ha alcanzado el 1% (1960-2015), con crecimientos negativos y altos, como en los 90”, dice el economista, agregando que Chile ha demostrado capacidad para alcanzar la tasa de productividad necesaria, lo que cambia ahora es que hay que hacerlo sustentablemente.

En eso las ERNC podrían ayudar, pero también la hidroelectricidad, que ha demostrado eficiencia, dice. “Ejecutada de buena manera es viable”, asegura.

Andrea Rudnick, asesora en temas de cambio climático y parte del grupo MAPS (que analizó los mecanismos de mitigación de emisiones para Chile), dice que es posible cumplir con la meta -sin afectar el crecimiento- mezclando varias medidas, además de las ERNC. “Lo importante es avanzar a una eficiencia en el consumo de combustibles en todos los sectores económicos del país y a una des-carbonización gradual y transversal en la economía”, sostiene.

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Gonzales dice que la meta de Chile es ambiciosa, que requiere un gran esfuerzo en productividad. “Eso no es malo, lo malo sería si queremos lograr la misma meta tirándonos balas en los pies y desincentivando a la inversión e innovación”.

Desde las empresas

Marina Hermosilla, directora del Centro de líderes empresariales Contra el Cambio Climático (CLG) -entidad liderada por la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile-, dice que hoy todas las empresas consideran criterios de sostenibilidad en sus proyecciones de crecimiento. “Incorporan, por ejemplo, el precio del carbono en sus inversiones. Hoy todos los criterios de sustentabilidad de algún modo se están incorporando en la gestión corporativa empresarial”. La proyección de una compañía debe incluir esos factores, agrega. “Si miras el desarrollo futuro de los mercados y los países, estas variables están siendo incorporadas, con mercados de emisión transables, estándares mínimos de sostenibilidad, responsabilidad social, impuestos, formas que te obligan o invitan a hacerlo”.

Cristian Mosella, subgerente de Innovación de la generadora eléctrica Colbún -parte de CLG-, señala que ya lo hacen, incluyendo criterios e indicadores de sostenibilidad en su operaciones y en la planificación de sus inversiones. “Considerando especialmente las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero, el precio del carbono, los riesgos y oportunidades asociadas al cambio climático, así como una serie de indicadores de desempeño socioambiental”.

El gran desafío es desacoplar el crecimiento de las emisiones, señala Gonzales, “y para lograrlo el camino es por ganancias en productividad o, en otras palabras, inspirarnos en vez de transpirar para producir”.

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Fuente:La Tercera 
www.chiledesarrollosustentable.cl

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