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«SER SUSTENTABLE EN CHILE ES LUJO DE UNOS POCOS»

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Iván Poduje tiene un duro diagnóstico de Santiago: dice que la ciudad está estancada y le pone, como nota, un 4,6. Asegura que no hay proyecto y que sin una autoridad 100% a cargo de la metrópolis, estamos lejos de ver luz verde.

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A lo menos, nos quedan 20 años, dice. ¿Un buen modelo a imitar? El urbanista se la juega por Madrid. «This is a big mess. You have real trouble here”. La frase viene de un académico norteamericano que, después de transitar por Santiago durante tres horas y caminar por los callejones de poblaciones de comunas desprovistas de turismo, le comentó al arquitecto Iván Poduje, su guía en esta excursión, que estaba impresionado.

El recorrido se hace todos los años. Poduje imparte clases de urbanismo en la UC y es profesor invitado de la sede que la Universidad de Stanford tiene en Chile, por eso acostumbra llevar profesores y alumnos extranjeros a conocer el “Santiago real”.

El viaje, que se hace en bus, parte en Vespucio. Desde esa avenida ingresan a distintas comunas: transitan por Quilicura, Pudahuel, Cerro Navia y Maipú. Se detienen en algunos puntos específicos, como la plaza de Puente Alto, el paradero 14 de La Florida, la zona industrial de San Joaquín y Bajos de Mena. “Ustedes tienen un problema de segregación importante”, remató el gringo ese día.

Poduje coincide con el veredicto del profesor. “Los turistas que describen Santiago como una ciudad maravillosa sólo conocen las cinco mejores comunas. Ellos nunca ven el lado B”, indica.

– ¿Cómo describe usted Santiago?
Es una ciudad a mitad de camino. En 20 años avanzó en aspectos relevantes, como infraestructura y servicios; tenemos buenas autopistas, un buen sistema de agua potable, prácticamente no hay campamentos y, a pesar de las deficiencias del Transantiago, la red de transporte cubre la mayor parte de la ciudad. Pero en materia de equidad e integración, Santiago está al debe y eso me preocupa. Se estancó: hay déficit en innovación y planificación urbana. Nos llenamos de primeras piedras, de cortes de cintas… pero hoy no hay proyecto de ciudad.

– ¿Cuándo nos estancamos?
Hace 8 o 10 años, justo cuando se acortaron los períodos presidenciales. Entonces dejamos de invertir y planificar, no se hizo ninguna reforma sustantiva en gobierno metropolitano.

– ¿Qué propone? ¿Cuál cree usted que son las principales deficiencias de Santiago que hoy la alejan de la sustentabilidad?
Son cuatro grandes deficiencias. La primera es de gobernabilidad: Santiago es administrada por 6 ministros sectoriales y 37 alcaldes que no se coordinan. Se requiere urgente tener una autoridad metropolitana que tome decisiones. En segundo lugar, la inequidad. Hay siete comunas con buenos servicios, áreas verdes, buenos tiempos de viaje y calidad de espacios públicos; 15 municipios que están en la media, y otros 16 con carencias graves donde se han dejado de hacer parques y los espacios públicos no se mantienen. También las viviendas sociales han tenido una mala vejez, se han formado guetos en el poniente de Quilicura, sector Parinacota…hay problemas en La Granja, San Bernardo, sector Los Morros, Puente Alto, Bajos de Mena. Esta ciudad está avanzando de manera muy dispareja.

– ¿El tercero y cuarto?
La contaminación y el transporte. Hoy hay una discusión absurda en torno a buses y metro, ¡pero lo que aquí nos falta es innovación y hacer la pérdida con el Transantiago! Necesitamos una malla de transporte interconectada mucho más diversa, basada en el metro, que tenga 3 o 4 trenes que conecten con la periferia y servicios de buses urbanos hacia Lampa, Colina, Melipilla. Tenemos que construir el tren expreso a Rancagua, con estaciones en Pedro Aguirre Cerda y Lo Espejo, crear al menos 4 líneas adicionales de metro, una red de tranvía que complemente los buses, hacer teleféricos, circuitos peatonales, ciclovías que conecten las estaciones de metro y los centros de empleos. Esto tiene que ir acompañado de infraestructura, para que los buses puedan andar más rápido. Pero estas avenidas especiales deben diseñarse en armonía con el entorno, porque hoy hay 70 km de vías segregadas de buses que han destruido los barrios.

– ¿Se puede ser sustentable con pocos recursos?
No. El ingreso promedio familiar es 1 millón de pesos en Santiago; en 5 comunas es de 3,5 millones y en 20 comunas, es de 600 mil. En ésas no hay posibilidad de ser sustentables. Con el poco presupuesto que manejan esos municipios deben pagar sueldos, gastos en administración, además de educación y salud municipal… Lo que sobra, con suerte puede destinarse a una campaña de reciclaje o áreas verdes. En la vereda contraria está Vitacura que, a mi juicio, es la comuna más sustentable de Santiago. Tiene 22 m2 de áreas verdes por habitante, mientras que el promedio en Santiago es de 4,5 m2; y de 2 m2 en la zona sur… Y eso se logra con buena gestión, pero también con recursos: todos pagan contribuciones, permisos de edificación, de circulación. Y la realidad de la capital es muy distinta: casi el 75% de viviendas no paga contribuciones. En las comunas vulnerables tampoco se recauda por patentes comerciales ni de circulación… Entonces es muy difícil que comunas como Pedro Aguirre Cerda, El Bosque, Lo Espejo, logren dar el salto.

– Ser sustentable es un lujo entonces…
Hoy día sí, ser sustentable en Chile es lujo de unos pocos por el sistema de financiamiento que tenemos, incluso con el Fondo Común Municipal, cuyo fin es la redistribución de los ingresos para apoyar a las comunas de menores recursos. Pero la distribución es tan insignificante, que es muy difícil que Santiago rompa este patrón de inequidad.

– Has comunas ricas que tampoco pasan la prueba en algunas materias: me refiero a reciclaje, iluminación, transporte, por ejemplo.
Pero para ese grupo objetivo las campañas funcionan: hace un par de años se hizo una campaña muy exitosa de cambio de ampolletas. Pero se acaba la propaganda y retrocedemos… Falta cultura y mentalidad. Es muy difícil implementar estrategias grandes sin apoyo del Estado. Para cambiar la cultura y tener conciencia de los puntos limpios, guías de tratamiento de residuos, no basta con poner un aviso en la tele. Y hasta que no haya una autoridad metropolitana que ponga en agenda los temas de ciudad, Santiago nunca va a dar el salto. Los ministros de Estado hoy velan por la nación y los alcaldes ponen en carpeta los asuntos de sus propios municipios, pero ¿quién pone sobre la mesa los temas que involucran a todos los municipios? Casi nadie.

– ¿La Intendencia de Santiago?
No tiene las atribuciones ni los recursos para hacerlo. Aunque Claudio Orrego está tratando de plasmar un proyecto estratégico para Santiago, juntando iniciativas de alcaldes y ministerios, lo cierto es que tiene un presupuesto que es igual al de la municipalidad de Las Condes. Se necesitan más recursos, más atribuciones que se las tienen que quitar a los ministros y a los municipios. Él está encabezando un proyecto que pretende recuperar 4 cerros islas y convertirlos en parques, tipo San Cristóbal: ahí hay estrategia. Eso nos hace bien. Es lo que dice Alejandro Aravena: que la ciudad necesita proyectos que motiven a las personas, que entreguen una visión de futuro. Coincido cuando el ex Presidente Ricardo Lagos dice que nos falta voluntad política para hacer las cosas que hay que hacer y tomar decisiones difíciles. Porque todos los proyectos van a tener conflictos, y no te puedes paralizar por ellos y por dejar contentos a unos. Hay que asumir los problemas, saber encauzarlos y así avanzar.

– ¿Las exigencias de las comunidades juegan a favor del desarrollo?
Los proyectos mejoran cuando participan las comunidades. El riesgo es que los proyectos se bloquean cuando los perjudicados son una minoría y no consideran el bienestar de otros, que no tienen la capacidad ni tiempo para patear la mesa. Cuando las autoridades toman decisiones en respuesta a los que patean la mesa más fuerte, estamos en problemas. Providencia llegó a ese extremo.

– ¿A qué se refiere?
Teniendo cuatro líneas de metro y siendo la segunda comuna más rica de la capital, los vecinos pidieron al Estado que les financie una nueva estación, en Eliodoro Yáñez, a pesar de que aquello signifique dejar de hacerlo en otra comuna más pobre. La alcaldesa (Josefa Errázuriz) se hizo parte de la movilización, con pancartas en mano y eso me parece incomprensible. Entonces, quién resuelve esas controversias. Nadie. ¿Cómo alega el alcalde de Quilicura que no tiene metro? ¿Paraliza la carretera? ¿Levanta pancartas que digan: “nosotros nos oponemos a una nueva estación en Eliodoro Yáñez porque queremos tener conexión a metro?” ¿Es necesario que los vecinos de Quilicura salgan a las calles a recordar: “vivimos en una comuna que tiene 3 autopistas, 200 mil habitantes que nos demoramos una hora en cada viaje, y no tenemos Metro”?

– Hace un mes, Providencia congeló permisos de construcción para edificios en altura…
Más de la mitad de la gente quiere vivir en departamentos y 2/3 quiere estar en comunas centrales. Y como no es deseable que todo el crecimiento se vaya hacia la periferia, hay que equilibrarlo. Pero los municipios están impidiéndolo. Entonces, se está produciendo un fenómeno peligroso: se están congelando comunas que tienen muchos atributos para la ciudad. Es lo que se llama Frozen City. Y un ejemplo, nuevamente es Providencia, pero también ocurre en Ñuñoa y Santiago sur. Como las inmobiliarias no han hecho esfuerzos por hacer mejores proyectos, los alcaldes han modificado los planos reguladores y se impide la construcción en altura y que llegue más gente a vivir ahí.

Los barrios rojos

– ¿Qué pasa con los barrios donde sí se acepta el desarrollo de proyectos? ¿Quedan postergados?
Hay inversiones que la ciudad necesita hacer y que son menos agradables. Ésas caen en las comunas donde los alcaldes y vecinos tienen menor influencia. Por ejemplo, en Til Til. Ahí hay dos vertederos, plantas faenadoras de cerdos, relaves mineros… Y a nadie le importa un carajo. No llegan los rostros de los matinales a atender ese problema. Entonces se generan zonas rojas con todo lo que nadie quiere tener cerca. Me refiero a Renca con la termoeléctrica que funciona ahí a toda máquina, Quintero, las zonas industriales molestas de Quilicura, Cerrillos, las autopistas invasivas y sin parques de Lo Espejo, La Granja… Incluso el metro pasa por un viaducto en las comunas con menos ingresos y se hunde en las con altos ingresos. Debiera ser prioritario hundir el tren en Lo Espejo y levantar un parque ahí, como se hará en Vitacura y Las Condes por Vespucio Oriente. Pero en Chile operamos al revés. Donde más se necesita mejorar, ponemos las autopistas sin parques, las industrias, los trenes que segregan y los corredores de buses que destruyen barrios como Santa Rosa, Departamental, Pedro Aguirre Cerda. Otras comunas jamás lo hubieran permitido.

– ¿Qué propone?
Distribuir las actividades de manera más equitativa y que se haga inversión por mitigación y compensación de los impactos. El tren expreso que va a Rancagua debiera ir hundido y tener un parque. Cuesta 200 millones de dólares más, pero mejora la calidad de vida. Se debe hacer un sistema de ordenamiento territorial para prever dónde se van a emplazar las centrales de energía para que no sólo se protejan los lugares con paisajes bonitos. Los barrios rojos concentran todo lo malo porque sus vecinos tienen micrófonos más chicos y son menos influyentes.

– ¿Debieran llegar a Vitacura? ¿O lo correcto es que esas zonas se mantengan pseudo intocables?
No debieran haber proyectos invasivos en zonas altamente pobladas. Pero sí debiera haber corredores de buses ahí, tal como ocurre en las zonas más populares. No está bien que en zonas rurales se instalen todas las industrias contaminantes y ninguna medida de compensación para que puedan salir adelante.

– Vecinos de Vitacura ahora rechazan la extensión de Costanera Sur. ¿Cuál es su diagnóstico frente a este asunto? Usted asesora al alcalde.
Efectivamente, participamos en un plan maestro que propone consolidar un parque fluvial de 8 km que suma 12 hectáreas de áreas verdes nuevas para Vitacura, entre los puentes San Francisco y Américo Vespucio. El parque contempla un ciclo paseo, miradores, 2.000 árboles nuevos y la calzada pendiente de la Costanera Sur planificada hace 54 años. En ese punto se produce la controversia, ya que vecinos de 40 edificios del sector Lo Gallo no quieren que se haga esta calzada pendiente.

Madrid, el referente

– ¿Cuál es la ciudad que más admira?
No existen ciudades perfectas. Salvo para los turistas. Cuando viajas, todas son perfectas. Lo mismo pasa con los que viajan a Santiago.

– ¿Qué ciudad debiéramos mirar como referente?
Dejando de lado el contexto y su historia, la región metropolitana de Madrid es similar a Santiago por tamaño (tenemos 7 millones de habitantes) y forma. Santiago es como era Madrid en los ‘80. Debiéramos mirar en particular su sistema de transporte, que tiene 12 líneas de metro, 10 de trenes, 3 metros ligeros, muchos parques, inversión en barrios marginales y una alcaldía con atribuciones. A nivel latinoamericano, pienso que Medellín se ha transformado en un ícono porque invirtieron en sectores segregados: hicieron 3 líneas de teleférico, 2 líneas de metro, tranvías, corredores de buses… un sistema bastante más diversificado, a pesar de que es mucho más pobre y con menos población que nosotros. Pero en Chile no hay decisión política de invertir para integrar los barrios marginales. Además, hoy el foco está en educación.

– ¿Eso es malo para el desarrollo de la ciudad?
El debate en Chile se ha puesto monotemático. Si se ponen los huevos en la misma canasta, vamos a seguir con 30 municipios ultra segregados y con unos liceos de lujo, pero no sé quién va a querer vivir ahí. Tiene que haber un trabajo en conjunto. Pero muchos políticos son unidimensionales: les cuesta caminar y mascar chicle a la vez. Sobre todo a los más jóvenes. Piden universidad gratuita para todos, incluyendo a los más ricos…pero vamos a seguir con los guetos en San Bernardo. ¿Tiene lógica que eso ocurra?

– La prioridad es invertir en educación, porque es la “ficha” que garantiza el desarrollo…
El urbanismo no es un tema de belleza ni estética. Los parlamentarios creen que es así. La verdad es que la segregación urbana tiene una fuerte incidencia en la movilidad social. La autoridad tiene que entenderlo. Me parece preocupante esta simplificación del debate, como decía Carlos Peña. Mi tesis es que estos parlamentarios no conocen estas zonas periféricas, porque nadie que conozca los contrastres sociales de nuestra ciudad podría sugerir dar educación gratis a los alumnos de Las Condes sin arreglar este problema primero. Y la segregación es un tema político. Nos sobran políticos y alcaldes que se dejen llevar por el populismo, que no quiebran huevos…

– ¿Se le ocurre un nombre de alcalde para las comunas más complicadas?
Muchos de nosotros, los urbanistas, podríamos ser alcaldes.

– ¿Le interesaría?
Sí… (Se detiene) Nunca me había dado cuenta de que, efectivamente, me interesaría trabajar en política.

– ¿Postularía a Lo Espejo, por ejemplo?
No, porque es difícil hacer algo ahí hoy desde el municipio. Se requieren comunas que tengan algún tipo de potencial, como lo hizo Undurraga en Maipú, o Johnny Carrasco en Pudahuel. No postularía a una comuna en el barrio alto tampoco. Me gustaría hacerlo en regiones.

– ¿Hay alguna autoridad que se destaque por su cuidado con la ciudad?
Es muy difícil que vuelva un presidente como Lagos y que considere que las ciudades son uno de los cinco temas del futuro. No recuerdo uno de ese nivel.

– ¿Piñera hizo una buena gestión?
No, fue normal. Salvo el parque Renato Poblete, no hay un legado de su gobierno que pudiera admirar. Lo que hizo Lagos en el Barrio Cívico en La Moneda, es un proyecto de verdad. De Bachelet destaco el GAM; de Frei las infraestructuras, aunque ahí nuevamente tuvo mucho que ver Lagos. De Aylwin destaco los parques en comunas populares.

– ¿Cuándo será sustentable Santiago?
Nos faltan unos 20 años, será tarea de cuatro gobiernos. Lo importante es que empecemos ya. Pero si seguimos en esta modorra de la primera piedra, esta inercia de sólo pintar fachadas, de plantar arbolitos…el plazo se aleja. El gobierno anterior pensaba que los parques se levantaban plantando un arbolito por chileno… Así no se hacen los parques. Así no salimos de la inequidad.

– ¿Qué nota le pone a Santiago en materia sustentable?
Depende mucho del sector. En las siete comunas del centro oriente la nota sería un 6,5 y ahí viven 1,2 millones. A las 12 comunas que están en la media, le pondría un 5, y viven 2,6 millones, mientras que en las 16 comunas vulnerables la evaluación cae a 3,4 con 2,7 millones de habitantes. El promedio ponderado por población, te da un 4,6. Como ves, a mitad de camino. •••
Por María José López

 Fuente/capital
www.facebook.com/ChiledesarrollosustentableCDS

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