Conversación
«SER SUSTENTABLE EN CHILE ES LUJO DE UNOS POCOS»

Iván Poduje tiene un duro diagnóstico de Santiago: dice que la ciudad está estancada y le pone, como nota, un 4,6. Asegura que no hay proyecto y que sin una autoridad 100% a cargo de la metrópolis, estamos lejos de ver luz verde.
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A lo menos, nos quedan 20 años, dice. ¿Un buen modelo a imitar? El urbanista se la juega por Madrid. «This is a big mess. You have real trouble here”. La frase viene de un académico norteamericano que, después de transitar por Santiago durante tres horas y caminar por los callejones de poblaciones de comunas desprovistas de turismo, le comentó al arquitecto Iván Poduje, su guía en esta excursión, que estaba impresionado.
El recorrido se hace todos los años. Poduje imparte clases de urbanismo en la UC y es profesor invitado de la sede que la Universidad de Stanford tiene en Chile, por eso acostumbra llevar profesores y alumnos extranjeros a conocer el “Santiago real”.
El viaje, que se hace en bus, parte en Vespucio. Desde esa avenida ingresan a distintas comunas: transitan por Quilicura, Pudahuel, Cerro Navia y Maipú. Se detienen en algunos puntos específicos, como la plaza de Puente Alto, el paradero 14 de La Florida, la zona industrial de San Joaquín y Bajos de Mena. “Ustedes tienen un problema de segregación importante”, remató el gringo ese día.
Poduje coincide con el veredicto del profesor. “Los turistas que describen Santiago como una ciudad maravillosa sólo conocen las cinco mejores comunas. Ellos nunca ven el lado B”, indica.
– ¿Cómo describe usted Santiago?
Es una ciudad a mitad de camino. En 20 años avanzó en aspectos relevantes, como infraestructura y servicios; tenemos buenas autopistas, un buen sistema de agua potable, prácticamente no hay campamentos y, a pesar de las deficiencias del Transantiago, la red de transporte cubre la mayor parte de la ciudad. Pero en materia de equidad e integración, Santiago está al debe y eso me preocupa. Se estancó: hay déficit en innovación y planificación urbana. Nos llenamos de primeras piedras, de cortes de cintas… pero hoy no hay proyecto de ciudad.
– ¿Cuándo nos estancamos?
Hace 8 o 10 años, justo cuando se acortaron los períodos presidenciales. Entonces dejamos de invertir y planificar, no se hizo ninguna reforma sustantiva en gobierno metropolitano.
– ¿Qué propone? ¿Cuál cree usted que son las principales deficiencias de Santiago que hoy la alejan de la sustentabilidad?
Son cuatro grandes deficiencias. La primera es de gobernabilidad: Santiago es administrada por 6 ministros sectoriales y 37 alcaldes que no se coordinan. Se requiere urgente tener una autoridad metropolitana que tome decisiones. En segundo lugar, la inequidad. Hay siete comunas con buenos servicios, áreas verdes, buenos tiempos de viaje y calidad de espacios públicos; 15 municipios que están en la media, y otros 16 con carencias graves donde se han dejado de hacer parques y los espacios públicos no se mantienen. También las viviendas sociales han tenido una mala vejez, se han formado guetos en el poniente de Quilicura, sector Parinacota…hay problemas en La Granja, San Bernardo, sector Los Morros, Puente Alto, Bajos de Mena. Esta ciudad está avanzando de manera muy dispareja.
– ¿El tercero y cuarto?
La contaminación y el transporte. Hoy hay una discusión absurda en torno a buses y metro, ¡pero lo que aquí nos falta es innovación y hacer la pérdida con el Transantiago! Necesitamos una malla de transporte interconectada mucho más diversa, basada en el metro, que tenga 3 o 4 trenes que conecten con la periferia y servicios de buses urbanos hacia Lampa, Colina, Melipilla. Tenemos que construir el tren expreso a Rancagua, con estaciones en Pedro Aguirre Cerda y Lo Espejo, crear al menos 4 líneas adicionales de metro, una red de tranvía que complemente los buses, hacer teleféricos, circuitos peatonales, ciclovías que conecten las estaciones de metro y los centros de empleos. Esto tiene que ir acompañado de infraestructura, para que los buses puedan andar más rápido. Pero estas avenidas especiales deben diseñarse en armonía con el entorno, porque hoy hay 70 km de vías segregadas de buses que han destruido los barrios.
– ¿Se puede ser sustentable con pocos recursos?
No. El ingreso promedio familiar es 1 millón de pesos en Santiago; en 5 comunas es de 3,5 millones y en 20 comunas, es de 600 mil. En ésas no hay posibilidad de ser sustentables. Con el poco presupuesto que manejan esos municipios deben pagar sueldos, gastos en administración, además de educación y salud municipal… Lo que sobra, con suerte puede destinarse a una campaña de reciclaje o áreas verdes. En la vereda contraria está Vitacura que, a mi juicio, es la comuna más sustentable de Santiago. Tiene 22 m2 de áreas verdes por habitante, mientras que el promedio en Santiago es de 4,5 m2; y de 2 m2 en la zona sur… Y eso se logra con buena gestión, pero también con recursos: todos pagan contribuciones, permisos de edificación, de circulación. Y la realidad de la capital es muy distinta: casi el 75% de viviendas no paga contribuciones. En las comunas vulnerables tampoco se recauda por patentes comerciales ni de circulación… Entonces es muy difícil que comunas como Pedro Aguirre Cerda, El Bosque, Lo Espejo, logren dar el salto.
– Ser sustentable es un lujo entonces…
Hoy día sí, ser sustentable en Chile es lujo de unos pocos por el sistema de financiamiento que tenemos, incluso con el Fondo Común Municipal, cuyo fin es la redistribución de los ingresos para apoyar a las comunas de menores recursos. Pero la distribución es tan insignificante, que es muy difícil que Santiago rompa este patrón de inequidad.
– Has comunas ricas que tampoco pasan la prueba en algunas materias: me refiero a reciclaje, iluminación, transporte, por ejemplo.
Pero para ese grupo objetivo las campañas funcionan: hace un par de años se hizo una campaña muy exitosa de cambio de ampolletas. Pero se acaba la propaganda y retrocedemos… Falta cultura y mentalidad. Es muy difícil implementar estrategias grandes sin apoyo del Estado. Para cambiar la cultura y tener conciencia de los puntos limpios, guías de tratamiento de residuos, no basta con poner un aviso en la tele. Y hasta que no haya una autoridad metropolitana que ponga en agenda los temas de ciudad, Santiago nunca va a dar el salto. Los ministros de Estado hoy velan por la nación y los alcaldes ponen en carpeta los asuntos de sus propios municipios, pero ¿quién pone sobre la mesa los temas que involucran a todos los municipios? Casi nadie.
– ¿La Intendencia de Santiago?
No tiene las atribuciones ni los recursos para hacerlo. Aunque Claudio Orrego está tratando de plasmar un proyecto estratégico para Santiago, juntando iniciativas de alcaldes y ministerios, lo cierto es que tiene un presupuesto que es igual al de la municipalidad de Las Condes. Se necesitan más recursos, más atribuciones que se las tienen que quitar a los ministros y a los municipios. Él está encabezando un proyecto que pretende recuperar 4 cerros islas y convertirlos en parques, tipo San Cristóbal: ahí hay estrategia. Eso nos hace bien. Es lo que dice Alejandro Aravena: que la ciudad necesita proyectos que motiven a las personas, que entreguen una visión de futuro. Coincido cuando el ex Presidente Ricardo Lagos dice que nos falta voluntad política para hacer las cosas que hay que hacer y tomar decisiones difíciles. Porque todos los proyectos van a tener conflictos, y no te puedes paralizar por ellos y por dejar contentos a unos. Hay que asumir los problemas, saber encauzarlos y así avanzar.
– ¿Las exigencias de las comunidades juegan a favor del desarrollo?
Los proyectos mejoran cuando participan las comunidades. El riesgo es que los proyectos se bloquean cuando los perjudicados son una minoría y no consideran el bienestar de otros, que no tienen la capacidad ni tiempo para patear la mesa. Cuando las autoridades toman decisiones en respuesta a los que patean la mesa más fuerte, estamos en problemas. Providencia llegó a ese extremo.
– ¿A qué se refiere?
Teniendo cuatro líneas de metro y siendo la segunda comuna más rica de la capital, los vecinos pidieron al Estado que les financie una nueva estación, en Eliodoro Yáñez, a pesar de que aquello signifique dejar de hacerlo en otra comuna más pobre. La alcaldesa (Josefa Errázuriz) se hizo parte de la movilización, con pancartas en mano y eso me parece incomprensible. Entonces, quién resuelve esas controversias. Nadie. ¿Cómo alega el alcalde de Quilicura que no tiene metro? ¿Paraliza la carretera? ¿Levanta pancartas que digan: “nosotros nos oponemos a una nueva estación en Eliodoro Yáñez porque queremos tener conexión a metro?” ¿Es necesario que los vecinos de Quilicura salgan a las calles a recordar: “vivimos en una comuna que tiene 3 autopistas, 200 mil habitantes que nos demoramos una hora en cada viaje, y no tenemos Metro”?
– Hace un mes, Providencia congeló permisos de construcción para edificios en altura…
Más de la mitad de la gente quiere vivir en departamentos y 2/3 quiere estar en comunas centrales. Y como no es deseable que todo el crecimiento se vaya hacia la periferia, hay que equilibrarlo. Pero los municipios están impidiéndolo. Entonces, se está produciendo un fenómeno peligroso: se están congelando comunas que tienen muchos atributos para la ciudad. Es lo que se llama Frozen City. Y un ejemplo, nuevamente es Providencia, pero también ocurre en Ñuñoa y Santiago sur. Como las inmobiliarias no han hecho esfuerzos por hacer mejores proyectos, los alcaldes han modificado los planos reguladores y se impide la construcción en altura y que llegue más gente a vivir ahí.
Los barrios rojos
– ¿Qué pasa con los barrios donde sí se acepta el desarrollo de proyectos? ¿Quedan postergados?
Hay inversiones que la ciudad necesita hacer y que son menos agradables. Ésas caen en las comunas donde los alcaldes y vecinos tienen menor influencia. Por ejemplo, en Til Til. Ahí hay dos vertederos, plantas faenadoras de cerdos, relaves mineros… Y a nadie le importa un carajo. No llegan los rostros de los matinales a atender ese problema. Entonces se generan zonas rojas con todo lo que nadie quiere tener cerca. Me refiero a Renca con la termoeléctrica que funciona ahí a toda máquina, Quintero, las zonas industriales molestas de Quilicura, Cerrillos, las autopistas invasivas y sin parques de Lo Espejo, La Granja… Incluso el metro pasa por un viaducto en las comunas con menos ingresos y se hunde en las con altos ingresos. Debiera ser prioritario hundir el tren en Lo Espejo y levantar un parque ahí, como se hará en Vitacura y Las Condes por Vespucio Oriente. Pero en Chile operamos al revés. Donde más se necesita mejorar, ponemos las autopistas sin parques, las industrias, los trenes que segregan y los corredores de buses que destruyen barrios como Santa Rosa, Departamental, Pedro Aguirre Cerda. Otras comunas jamás lo hubieran permitido.
– ¿Qué propone?
Distribuir las actividades de manera más equitativa y que se haga inversión por mitigación y compensación de los impactos. El tren expreso que va a Rancagua debiera ir hundido y tener un parque. Cuesta 200 millones de dólares más, pero mejora la calidad de vida. Se debe hacer un sistema de ordenamiento territorial para prever dónde se van a emplazar las centrales de energía para que no sólo se protejan los lugares con paisajes bonitos. Los barrios rojos concentran todo lo malo porque sus vecinos tienen micrófonos más chicos y son menos influyentes.
– ¿Debieran llegar a Vitacura? ¿O lo correcto es que esas zonas se mantengan pseudo intocables?
No debieran haber proyectos invasivos en zonas altamente pobladas. Pero sí debiera haber corredores de buses ahí, tal como ocurre en las zonas más populares. No está bien que en zonas rurales se instalen todas las industrias contaminantes y ninguna medida de compensación para que puedan salir adelante.
– Vecinos de Vitacura ahora rechazan la extensión de Costanera Sur. ¿Cuál es su diagnóstico frente a este asunto? Usted asesora al alcalde.
Efectivamente, participamos en un plan maestro que propone consolidar un parque fluvial de 8 km que suma 12 hectáreas de áreas verdes nuevas para Vitacura, entre los puentes San Francisco y Américo Vespucio. El parque contempla un ciclo paseo, miradores, 2.000 árboles nuevos y la calzada pendiente de la Costanera Sur planificada hace 54 años. En ese punto se produce la controversia, ya que vecinos de 40 edificios del sector Lo Gallo no quieren que se haga esta calzada pendiente.
Madrid, el referente
– ¿Cuál es la ciudad que más admira?
No existen ciudades perfectas. Salvo para los turistas. Cuando viajas, todas son perfectas. Lo mismo pasa con los que viajan a Santiago.
– ¿Qué ciudad debiéramos mirar como referente?
Dejando de lado el contexto y su historia, la región metropolitana de Madrid es similar a Santiago por tamaño (tenemos 7 millones de habitantes) y forma. Santiago es como era Madrid en los ‘80. Debiéramos mirar en particular su sistema de transporte, que tiene 12 líneas de metro, 10 de trenes, 3 metros ligeros, muchos parques, inversión en barrios marginales y una alcaldía con atribuciones. A nivel latinoamericano, pienso que Medellín se ha transformado en un ícono porque invirtieron en sectores segregados: hicieron 3 líneas de teleférico, 2 líneas de metro, tranvías, corredores de buses… un sistema bastante más diversificado, a pesar de que es mucho más pobre y con menos población que nosotros. Pero en Chile no hay decisión política de invertir para integrar los barrios marginales. Además, hoy el foco está en educación.
– ¿Eso es malo para el desarrollo de la ciudad?
El debate en Chile se ha puesto monotemático. Si se ponen los huevos en la misma canasta, vamos a seguir con 30 municipios ultra segregados y con unos liceos de lujo, pero no sé quién va a querer vivir ahí. Tiene que haber un trabajo en conjunto. Pero muchos políticos son unidimensionales: les cuesta caminar y mascar chicle a la vez. Sobre todo a los más jóvenes. Piden universidad gratuita para todos, incluyendo a los más ricos…pero vamos a seguir con los guetos en San Bernardo. ¿Tiene lógica que eso ocurra?
– La prioridad es invertir en educación, porque es la “ficha” que garantiza el desarrollo…
El urbanismo no es un tema de belleza ni estética. Los parlamentarios creen que es así. La verdad es que la segregación urbana tiene una fuerte incidencia en la movilidad social. La autoridad tiene que entenderlo. Me parece preocupante esta simplificación del debate, como decía Carlos Peña. Mi tesis es que estos parlamentarios no conocen estas zonas periféricas, porque nadie que conozca los contrastres sociales de nuestra ciudad podría sugerir dar educación gratis a los alumnos de Las Condes sin arreglar este problema primero. Y la segregación es un tema político. Nos sobran políticos y alcaldes que se dejen llevar por el populismo, que no quiebran huevos…
– ¿Se le ocurre un nombre de alcalde para las comunas más complicadas?
Muchos de nosotros, los urbanistas, podríamos ser alcaldes.
– ¿Le interesaría?
Sí… (Se detiene) Nunca me había dado cuenta de que, efectivamente, me interesaría trabajar en política.
– ¿Postularía a Lo Espejo, por ejemplo?
No, porque es difícil hacer algo ahí hoy desde el municipio. Se requieren comunas que tengan algún tipo de potencial, como lo hizo Undurraga en Maipú, o Johnny Carrasco en Pudahuel. No postularía a una comuna en el barrio alto tampoco. Me gustaría hacerlo en regiones.
– ¿Hay alguna autoridad que se destaque por su cuidado con la ciudad?
Es muy difícil que vuelva un presidente como Lagos y que considere que las ciudades son uno de los cinco temas del futuro. No recuerdo uno de ese nivel.
– ¿Piñera hizo una buena gestión?
No, fue normal. Salvo el parque Renato Poblete, no hay un legado de su gobierno que pudiera admirar. Lo que hizo Lagos en el Barrio Cívico en La Moneda, es un proyecto de verdad. De Bachelet destaco el GAM; de Frei las infraestructuras, aunque ahí nuevamente tuvo mucho que ver Lagos. De Aylwin destaco los parques en comunas populares.
– ¿Cuándo será sustentable Santiago?
Nos faltan unos 20 años, será tarea de cuatro gobiernos. Lo importante es que empecemos ya. Pero si seguimos en esta modorra de la primera piedra, esta inercia de sólo pintar fachadas, de plantar arbolitos…el plazo se aleja. El gobierno anterior pensaba que los parques se levantaban plantando un arbolito por chileno… Así no se hacen los parques. Así no salimos de la inequidad.
– ¿Qué nota le pone a Santiago en materia sustentable?
Depende mucho del sector. En las siete comunas del centro oriente la nota sería un 6,5 y ahí viven 1,2 millones. A las 12 comunas que están en la media, le pondría un 5, y viven 2,6 millones, mientras que en las 16 comunas vulnerables la evaluación cae a 3,4 con 2,7 millones de habitantes. El promedio ponderado por población, te da un 4,6. Como ves, a mitad de camino. •••
Por María José López
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El objetivo marcado por la UE para evitar el declive de los polinizadores no es suficiente, advierte estudio.
														Un nuevo estudio internacional muestra que los objetivos marcados por la Unión Europea (UE) para evitar la desaparición de los polinizadores no bastan para detener la pérdida de estos insectos, que son claves, no solo en mantener la biodiversidad, sino también en sostener la producción agrícola.
El trabajo, que aparece publicado en la revista Science y que ha contado con la participación de grupos de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y el Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC), insta a aumentar la extensión de los hábitats naturales dentro de la superficie agraria, así como garantizar su calidad y permanencia a largo plazo.
La Estrategia de la Biodiversidad de la UE indica que, para proporcionar espacio a los animales y plantas silvestres, a los polinizadores y a los reguladores naturales de plagas, “urge que al menos el 10 % de la superficie agraria vuelva a estar ocupada antes de 2030 por elementos paisajísticos de gran diversidad”.
Aquí se incluyen, entre otros, las franjas de protección, las tierras retiradas de la producción sobre la base o no de la rotación, los setos, los árboles no productivos, los muros de terraza y los estanques.
Este compromiso del 10 %, según el equipo investigador, no es suficiente para garantizar la supervivencia de los polinizadores. Para llegar a estas conclusiones, el equipo científico examinó cómo el área y la calidad de los hábitats naturales influyen en las poblaciones de distintos polinizadores.
El estudio, basado en 59 investigaciones en 19 países, muestra que las abejas solitarias necesitan un 16 % de hábitat natural en zonas agrícolas, los abejorros un 18 % y las mariposas un 37 % para lograr una protección efectiva.
El estudio confirma una regla sencilla: cuanto más hábitat natural hay en zonas agrícolas, mayor es la presencia de polinizadores. Los resultados revelaron también que los hábitats con mayor abundancia de plantas con flores también albergan más polinizadores de todos los grupos.
Sin embargo, la calidad del hábitat no siempre compensa la falta de espacio disponible. “Hemos visto que, aunque la calidad de estas áreas sea alta, si no se alcanza el mínimo de hábitat natural resulta imposible mantener poblaciones de polinizadores sanas”, explica Ignasi Bartomeus, investigador del CSIC en la EBD-CSIC.
En este sentido, el equipo científico insiste en que lo esencial es ampliar primero la extensión de los hábitats naturales. “Es mejor concentrarse primero en aumentar el área de los hábitats naturales, en lugar de gestionar pequeños hábitats, incluso cuando tienen muchas flores”, afirma Gabriella Bishop, primera autora del estudio e investigadora de la Universidad de Wageningen.
Calidad y permanencia de los hábitats
El trabajo también advierte de que aumentar significativamente la extensión de los hábitats naturales no basta si no se asegura la calidad y permanencia de los nuevos hábitats a largo plazo.
La conservación de polinizadores en Europa se centra en gran medida en medidas temporales en pequeñas áreas de tierras productivas, como la creación de franjas de flores silvestres junto a los cultivos. Investigaciones anteriores han demostrado que esto sí genera un aumento temporal de insectos y polinizadores, pero no ofrecen una solución duradera.
“Hay cultivos, como muchos frutales, en los que conservar la biodiversidad dentro de las fincas es compatible con una alta producción agrícola, pero en otros cultivos más intensivos, como el girasol, se necesitan compensaciones económicas por destinar tierras cultivables a mantener la biodiversidad”, explica Bartomeus.
De ahí que el equipo científico insista en la necesidad de mecanismos de apoyo estables para el sector agrícola. José Luis González Andújar, del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC) y también firmante del artículo, señala que “para que se produzca una transformación real, es necesario reconocer económicamente a los agricultores que destinen parte de sus tierras a generar y conservar espacios naturales. Este esfuerzo debe mantenerse durante, al menos, dos décadas; de lo contrario, la falta de estabilidad generaría inseguridad en el sector agrícola y los polinizadores apenas obtendrían ventajas”.
“Hacer una transición a una agricultura más sostenible requiere pensar qué paisajes queremos tener, y eso involucra tener en cuenta tanto la parte ecológica, económica y social del paisaje”, concluye el investigador de la EBD-CSIC Ignasi Bartomeus.
La investigación se ha realizado en el marco del proyecto europeo SHOWCASE, financiado por el programa Horizonte 2020 de la Unión Europea, que busca crear sinergias para integrar la conservación de la biodiversidad en las prácticas agrícolas.
Referencia:
Gabriella A. Bishop, David Kleijn, Matthias Albrecht, Ignasi Bartomeus et al. «Critical habitat thresholds for effective pollinator conservation in agricultural landscapes». Science.
Fuente/CSIC/ SINC/Derechos: Creative Commons.
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¿Hemos superado realmente el umbral de 1,5 °C de calentamiento marcado por el Acuerdo de París?
														El informe sobre el estado del clima de 2024 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que la temperatura media anual global en 2024 fue 1,55 °C superior al promedio del periodo 1850-1900, que se toma como referencia para medir el calentamiento del planeta.
La temperatura media global superó los 1,5 °C brevemente durante un mes o más en 2016, 2017, 2019, 2020 y 2023. Sin embargo, el año pasado fue el más cálido en los 175 de los que se tienen registro. ¿Pero significa todo esto que ya hemos sobrepasado los 1,5 ºC que establece como umbral el Acuerdo de París?
Las ambigüedades del Acuerdo de París
El Acuerdo de París, aprobado en la conferencia sobre cambio climático de la ONU de 2015 (la COP21), hace ya más de diez años, determina que se debe “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático”.
Se trata de un acuerdo político-diplomático entre los países que han ratificado la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
No obstante, su redacción contiene ambigüedades y genera dos preguntas fundamentales:
- ¿Qué significa “respecto a los niveles preindustriales”? Pues este período define la temperatura base de referencia para poder delimitar sus incrementos, sus variaciones, sin ambigüedad.
 - ¿Cuándo se considerará que la temperatura ha superado los 1,5 ºC de aumento? Es decir, ¿durante cuánto tiempo debe sobrepasarse ese umbral?
 

¿Qué se considera “periodo preindustrial”?
El nivel preindustrial se refiere a la temperatura media global antes de la Revolución Industrial, que se utiliza como referencia para los efectos del calentamiento global. El CMNUCC encargó al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) que definiera qué se consideraría como niveles preindustriales: la respuesta fue el Informe Especial sobre Calentamiento Global de 1,5 °C.
El periodo escogido fue del año 1850 al 1900, cincuenta años. Su selección se debe a que representa el tiempo durante el que se dispone de observaciones con suficiente calidad de las temperaturas superficiales de la tierra y el océano, lo que permite una comparación precisa. Además, la temperatura del aire global fue relativamente estable, con una media aproximada de 13.84 °C.
Con una influencia humana en el clima todavía relativamente pequeña antes del uso progresivo e intensivo de los combustibles fósiles, se consideró como una buena referencia para poder valorar el efecto de las actividades humanas.
Este período aumenta en 20 años el período clásico de 30 años definido por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que resulta de los datos promediados y denominados normales climatológicas estándar de la OMM, que habían sido definidos ya en el año 1872.
Un aumento de la temperatura sostenido durante 20 años
Lo cierto es que todavía no podemos afirmar que hemos superado el umbral de los 1,5 °C tal y como establece el Acuerdo de París.
Las temperaturas globales no aumentan de forma gradual. Debemos considerar la diferencia entre la variabilidad natural del clima –por los fenómenos de El Niño y por la actividad volcánica– y la variabilidad que define su tendencia en el tiempo –el actual proceso de calentamiento–. El sistema climático oscila en diferentes escalas de tiempo con frecuencias temporales a corto y largo plazo.
Por tanto, la cifra de 1,5 °C se refiere a un calentamiento planetario promedio sostenido, no solo al valor de un solo año, que por sí solo podría ser anómalamente más cálido o más frío que el promedio a largo plazo. Pero ¿por cuánto tiempo debe mantenerse ese aumento de la temperatura para considerarlo una tendencia?
La Segunda Revisión Periódica del objetivo global a largo plazo de la Convención aclaró que “el objetivo se evalúa a lo largo de décadas” (COP22 de Sharm el-Sheikh, Egipto, en 2022). El IPCC, en su informe sobre las bases físicas del cambio climático, define el momento de superación como “el punto medio del primer período de 20 años en el que la temperatura global del aire en superficie promedia más que la temperatura umbral”. El uso de este promedio ayuda a garantizar que las tendencias del calentamiento se deban a la intervención humana y no a variaciones naturales.
Así, habrá que esperar 20 años para confirmar si superar el umbral de 1,5 °C se mantiene como una tendencia. La humanidad solo sabrá con certeza si hemos alcanzado el límite del Acuerdo de París en retrospectiva. Lo que implica el riesgo de retrasar su reconocimiento y la correspondiente reacción.
Hace falta consenso.
El calentamiento se está acelerando. En el informe de 2021 del IPCC se indicaba, en casi todos los escenarios de emisiones, un alcance de los 1,5 °C “a principios de la década de 2030”. Y, el reciente informe de la OMM Actualización Climática Anual Decenal Global 2025-2029 indica que es probable (con un 70 % de probabilidad) que la media quinquenal de 2025-2029 supere los 1,5 °C.
Abordar la cuestión de cuándo entraremos en un período de 20 años con un calentamiento promedio de 1,5 °C no es, por lo tanto, solo un ejercicio de seguimiento del registro de temperatura global. Tiene una relevancia fundamental para la gestión de riesgos climáticos y la planificación de la adaptación.
Evaluar el aumento de la temperatura media global utilizando el calentamiento promedio de las últimas décadas retrasará el reconocimiento formal de cuándo la Tierra supera el límite de 1,5 °C. Esto probablemente genere distracciones y retrasos justo cuando la acción climática es más urgente.
Se necesita definir y acordar una métrica única y consensuada que describa claramente la superación del umbral de 1,5 °C –ya existen algunas alternativas– y anticipar los acontecimientos que lo precederán. Los impactos asociados serán graves. Tal aumento podría parecer una realidad lejana, pero podríamos estar alcanzándolo antes de lo que imaginamos de acuerdo a las observaciones ya disponibles.
La ocurrencia del primer año con un calentamiento de 1,5 °C implicaría que el período de 20 años que alcanza el objetivo inferior del Acuerdo de París ya ha comenzado y que los impactos esperados con este nivel de calentamiento ya se están manifestando.
Fuente/The Conversation (Creative Commons)
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Nuevas reglas para fomentar la captura de carbono y alcanzar el objetivo de cero emisiones
														El reto de combatir el cambio climático ha evidenciado la necesidad de promover diversas medidas para alcanzar la neutralidad climática, es decir, que las emisiones netas de gases de efecto invernadero sean cero.
En los últimos meses, tanto en España como en Europa se han aprobado distintas normativas encaminadas a fomentar la certificación de absorciones obtenidas a través de proyectos de captura de carbono en una amplia diversidad de ecosistemas. Esto ha abierto un arcoíris de colores para el carbono en función del lugar donde es capturado: verde en ecosistemas terrestres; azul en ecosistemas marinos; verdeazulado en humedales de agua dulce; púrpura a través de captura directa del aire o en industrias; y blanco y rosa según si es capturado en salinas o en ecosistemas de algas calcáreas.
Sin embargo, ¿qué requisitos deberían cumplir esos estándares de certificación que fomentan la venta de absorciones en el llamado mercado voluntario de carbono para ser realmente útiles y evitar el “ecopostureo? Este mercado voluntario permite a promotores privados y públicos compensar sus emisiones de dióxido de carbono (su huella de carbono) con la compra de créditos de carbono generados a través de proyectos de absorción certificados.
¿Cómo afrontamos el cambio climático?
La reducción drástica a nivel global en las emisiones de gases de efecto invernadero debe ser la principal medida si queremos mantener el incremento en la temperatura por debajo de los niveles fijados desde el Acuerdo de París. Aunque aún estamos lejos de dicho objetivo, Europa ha liderado en los últimos años el camino a través de diversas normativas dirigidas a lograr la neutralidad climática para el año 2050.
Sin embargo, como advierten desde la Unión Europea y desde el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), para poder obtener cero emisiones netas de CO₂ será necesario incrementar de forma significativa las absorciones de CO₂ de la atmósfera en reservorios a largo plazo. El objetivo es contrarrestar tanto las emisiones difusas –aquellas liberadas a la atmósfera desde fuentes que no están concentradas en un solo punto, como chimeneas, sino que se dispersan en un área más amplia– como las residuales, que persisten incluso después de implementar las mejores tecnologías y prácticas disponibles para reducir la contaminación.
¿Cómo lograr la neutralidad climática?
Para lograrlo, cualquier empresa o administración pública debería poder medir su huella de carbono a través de protocolos estandarizados. Posteriormente, debería diseñar planes de reducción de dichas emisiones tanto a corto como a medio plazo.
Una vez reducidas al mínimo, el siguiente paso es compensar las mismas a través del fomento de actividades que conlleven una captura de gases de efecto invernadero a largo plazo. Estas suelen expresarse en forma de capturas en toneladas de CO₂-equivalente, tras la conversión del poder calorífico en la atmósfera de los distintos gases de efecto invernadero a unidades de CO₂.
A nivel europeo, la tipología de proyectos y actividades que se podían incluir dependía de la normativa de cada país, ya que, hasta la reciente aprobación del Reglamento (UE) 2024/3012, no existía un marco regulatorio común. Este documento recoge proyectos y actividades que mejoran el almacenamiento de CO₂ a largo plazo en depósitos geológicos, terrestres y marinos.
Integra, además, aquellas actividades que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, como las derivadas del cambio en el uso del suelo, gestión de turberas o mejoras en las prácticas agrícolas. También incluye actividades que fomenten la captura de CO₂ en productos con una vida larga.
Marco o estándar de certificación de absorciones de carbono
Para que cualquiera de estas actividades sea considerada, debe someterse a un marco de certificación o a un estándar que defina de forma clara su tipología. También debe determinar los actores que intervienen en el proceso, los plazos y documentación requeridos en los distintos procedimientos, las metodologías utilizadas para estimar y verificar las capturas obtenidas, dónde quedarán registradas esas absorciones y cómo pueden utilizarse, etcétera.
Al fin y al cabo, un estándar no es más que un conjunto de reglas que pretende dar una garantía y seguridad jurídica tanto a quien promueve la actividad, como a quien adquiere esas absorciones para compensar sus emisiones. Además, también debe generar seguridad y confianza a los ciudadanos que toman decisiones en función de las políticas de responsabilidad ambiental de las empresas.
Entre los puntos más importantes que deben incorporar estos estándares destacan el establecimiento de los criterios que aseguren la adicionalidad de la actividad. Es decir, deben asegurar que el proyecto genera un incremento neto en capturas de carbono, que no se desarrolla por una obligación legal y que sin la financiación proveniente de los créditos de carbono generados no se llevaría a cabo el mismo.
También es importante que definan claramente el periodo durante el cual las absorciones de CO₂ atmosférico son atribuibles al proyecto (periodo de crédito) y el tiempo en el que el promotor del proyecto se compromete a velar por la integridad de las absorciones de carbono capturadas (periodo de permanencia). Además, deben incluir las metodologías necesarias para llevar a cabo la verificación y certificación de las absorciones conseguidas, así como su seguimiento, y evitar la doble contabilidad de las absorciones certificadas.
Sin un establecimiento claro de estos aspectos podrían desarrollarse actividades que generaran absorciones fantasmas o con nula utilidad climática. Es decir, proyectos de absorción donde no existe adicionalidad, y por lo tanto, no se logra una reducción neta de las emisiones y/o se certifican absorciones inexistentes.
Las novedades del reglamento europeo
La mayoría de estos aspectos son tratados en el nuevo Reglamento (UE) 2024/3012 del Parlamento Europeo. No obstante, existen muchas incertidumbres sobre distintos aspectos que deberán irse solventando en próximas fechas. A pesar de ello, esta nueva normativa tiene aspectos novedosos al incluir por primera vez a nivel europeo las capturas producidas en ecosistemas marinos y costeros, responsables de más del 50 % del enterramiento de carbono a nivel global. Algo que, replicado recientemente a nivel nacional a través del Real Decreto 214/2025, ya fue abordado de un modo pionero por la Junta de Andalucía hace algo más de dos años, con la publicación del Estándar andaluz de carbono para la certificación de créditos de carbono azul. Esta iniciativa ha permitido poner en marcha el primer proyecto de absorción de carbono azul en Europa certificado por una administración pública.
Sin perder de vista un objetivo: la sostenibilidad
El reglamento europeo incluye, además, una salvaguarda para evitar el ecoposturero y fomenta la obtención de beneficios secundarios en la ejecución de este tipo de actividades en relación con los objetivos de sostenibilidad. Por ejemplo, se fomenta que los proyectos incrementen los beneficios directos e indirectos que recibe el ser humano de los ecosistemas (las funciones y servicios ecosistémicos), así como la obtención de mejoras tangibles en las comunidades locales donde se desarrolle el proyecto.
Tengamos en cuenta que el foco de atención está actualmente en el carbono, y debe utilizarse como paraguas para mejorar la gestión y conservación de nuestros ecosistemas, permitiendo una entrada de financiación privada para desarrollar conservación pública. Sin embargo, hay que evitar que se convierta en una herramienta vacía o especulativa porque, como ya decía el refrán, «no es carbono todo lo que reluce”.
Fuente/The Conversation
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COP15 Ramsar: Chile postula red de ecosistemas costeros de la Región de Atacama como humedales de importancia internacional
														La ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas se encuentra participando de la 15° Conferencia de las partes de Ramsar, en Zimbabue, donde lidera una agenda que incluye la presentación de los avances de nuestro país en la protección de ecosistemas acuáticos y el trabajo realizado en el marco de la red de salares protegidos impulsada por el Gobierno del Presidente Gabriel Boric.
En el marco de su intervención en el plenario de la 15° Conferencia de las Partes Ramsar que se celebra en Victoria Falls, Zimbabue, la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, anunció este jueves la postulación de una red de 4 humedales costeros de la Región de Atacama para que sean reconocidos como humedales de importancia internacional (sitios Ramsar).
Se trata de Desembocadura del Río Copiapó, el Humedal Costero Totoral, la Desembocadura Río Huasco y el Humedal Carrizal Bajo que en total suman al menos 127 hectáreas. Estos se ubican en una zona semiárida al sur del Desierto de Atacama, que destaca por estar dentro de las 25 zonas hot spots con mayor diversidad biológica del mundo por su gran gama de especies de flora y fauna y su alto endemismo.
«Nuestro planeta enfrenta una triple crisis de cambio climático, de pérdida de biodiversidad y de contaminación que afecta a todos nuestros ecosistemas, entre ellos, a los humedales costeros, urbanos y turberas. Estos ecosistemas cumplen múltiples funciones como reservas estratégicas de carbono, barreras naturales ante inundaciones y fuentes de agua limpia para nuestras comunidades, pero se encuentran gravemente amenazados”, expresó la autoridad en el plenario de este evento internacional.
La ministra explicó que “el reconocimiento de esta red de humedales como sitios Ramsar permitirá a nuestro país preservar estos frágiles ecosistemas a través de nuevas y eficaces herramientas que mantengan sus características ecológicas, promoviendo el cuidado de la biodiversidad biológica y las fuentes de agua, lo que es clave en la mitigación al cambio climático y el futuro de la humanidad”.
En concreto, esta red de humedales costeros de la Región de Atacama propuesto por Chile “aportará a la ruta de aves migratorias, humedales, flora y fauna endémica de Atacama, especies en problemas de conservación, la recarga de aguas subterráneas, servicios ecosistémicos como turismo, y la conservación de valiosos sitios paleontológicos”, dijo la autoridad.
La Seremi del Medio Ambiente de Atacama, Natalia Penroz, indicó que “esta es una muy buena noticia para la región, poder contar con un segundo Sitio Ramsar, reconociendo el valioso patrimonio natural que tenemos, los humedales costeros, donde en los últimos años hemos hecho un esfuerzo para poder dar algún grado de protección a todos ellos y este anuncio viene a respaldar y potenciar este trabajo”.

COP15 Convención Ramsar
La ministra Rojas también destacó el carácter diverso y representativo de la delegación chilena que participa en esta COP15, la que “refleja el compromiso de nuestro país con la protección de los humedales”. Esta incluye al senador Alfonso de Urresti, a la alcaldesa de Valdivia Carla Antmann, a representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Ministerio del Medio Ambiente, como también de la organización Comunidad Humedal, de la Fundación Kennedy, del Centro de Humedales Río Cruces de la Universidad Austral y del Centro de Desarrollo Sostenible de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Cabe recordar que la Convención Ramsar es un acuerdo internacional de carácter multilateral que promueve la conservación y el uso racional de los humedales. Actualmente, se erige como el único tratado a nivel mundial que se centra en un “único ecosistema” y constituye una instancia en la que los países se comprometen a avanzar en ciertos objetivos generales como la designación de sitios para incluirlos en la Lista Ramsar de “humedales de importancia internacional”. Esto último coincide con el anuncio dado a conocer esta jornada por la ministra Rojas.
Chile es parte de este instrumento internacional desde 1981 y hasta ahora tiene 16 sitios Ramsar designados a nivel nacional, que suman 363.927 ha.
Fotos (créditos: Francisco Morey)
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Sistema frontal aliviará los menores niveles de los embalses para generación eléctrica acumulados a mayo
														El último estudio realizado por el Coordinador Eléctrico Nacional sobre la seguridad del abastecimiento para los próximos 12 meses, descartó riesgos para el suministro de energía en el país. Sin embargo, sólo tres de los nueve embalses destinados a generación se encuentran en niveles sobre el 50% de sus cotas mínimas.
El sistema frontal que está afectando a la zona central permitirá elevar no sólo la disponibilidad de agua, sino que también mejorar la capacidad de generación hidroeléctrica en el país. Y es que si bien los embalses destinados a la producción de energía hidráulica no enfrentan una situación crítica, ni tampoco existen riesgos para el suministro de energía de acuerdo a los modelos del Coordinador Eléctrico Nacional (CEN), lo cierto es que la cantidad de energía embalsada exhibe un descenso en comparación al registro de hace un año.
De esta forma, el nivel de la energía gestionable que consideran los embalses destinados a la generación eléctrica acumulaba un total de 1.130,1 GWh hasta este martes. A la misma fecha de 2024 ese valor alcanzaba los 1.372,8 GWh, lo que constituye un 18% menos entre un año y otro. Sin embargo, ello no implica que existan riesgos para el suministro de energía eléctrica, ya que según el último Estudio de Seguridad de Abastecimiento -un informe mensual que elabora el mismo Coordinador-, para el período entre mayo 2025 y abril 2026 no existen déficits de energía en el horizonte de proyección.
El informe, que modela ocho escenarios distintos -entre ellos condiciones hidrológicas desfavorables, indisponibilidades en unidades generadoras de mayor tamaño en ubicaciones relevantes y la indisponibilidad de un tramo del sistema de transmisión importante para el Sistema Eléctrico Nacional-, sostiene que “para las condiciones y escenarios considerados en el presente estudio, no se obtiene déficit de energía durante el horizonte analizado”.
Eso sí, el nivel de energía embalsada que se consideró para la confección de dicho informe era mayor al existente previo al sistema frontal. El documento detalla que sus supuestos se realizaron considerando los 1.616,6 GWh de energía acumulada en embalses al 22 de mayo. Ello reflejaba una diferencia negativa de sólo 2% frente a los 1.650,2 GWh registrados en 2024 a igual fecha.
Con todo, según las últimas estadísticas del Coordinador sobre las cotas de los embalses, sólo tres de los nueve destinados a generación se encuentran en niveles sobre el 50% de sus cotas mínimas.
En concreto, hasta las 08:OO horas de este miércoles, la situación de los embalses y sus centrales hidroeléctricas era la siguiente: Lago Chapo (Canutillar), se encuentra con un nivel del 48% respecto a su cota mínima; Embalse Rapel (Rapel), con el 1%; Laguna La Invernada (Cipreses), con 57%; Embalse Melado (Pehuenche), con 9%, Embalse Colbún (Colbún), con 41%; Laguna Laja (El Toro), con 41%; Embalse Ralco (Ralco), con 0%; Embalse Pangue (Pangue), con 62%, y Laguna del Maule, con 53%.
Todo lo anterior arroja que, previo a la llegada del sistema frontal, los embalses registraban un nivel de excedencia del 82%. Ello quiere decir que, del total de la estadística desde el año 1960 a la fecha, el 82% fue igual o más húmedo -o lluvioso- que lo registrado al presente año.
Gabriel Olmedo, coordinador de Riesgo de Evol Services, refrenda esto señalando que “durante el año hidrológico 2023-2024 tuvimos un repunte importante en los niveles de embalse por una mayor presencia del fenómeno del niño. Hoy esa situación ha cambiado”.
“Pese a que la energía embalsada este año no tiene muchas diferencias respecto al 2024, nos encontramos en un punto de inflexión de cara al segundo semestre de este año”, enfatiza.
En el análisis de Olmedo, el promedio de las precipitaciones anotó una disminución de un 32,16% en lo que va del año. Ello, detalla, repercute en los costos del SEN.
“La disponibilidad del recurso hídrico repercute principalmente en el costo del agua en los embalses que asigna el Coordinador Eléctrico Nacional en sus programas de operación del sistema eléctrico. Si es que la expectativa de un año seco aumenta, entonces el precio del agua también lo hará, y viceversa”, afirma.
No obstante, Olmedo remarca que si bien los costos marginales de la energía se encuentran más altos en comparación al año anterior, ello se debe “principalmente por razones operacionales relativas a los sistemas de transmisión”.
“Si bien febrero y marzo estuvieron marcados por una mayor generación térmica, el apagón del 25 de febrero llevó al Coordinador a imponer restricciones operacionales por motivos de seguridad que redujeron las inyecciones de fuentes renovables, lo que encareció la operación del sistema. Con todo, el costo marginal de la energía ha aumentado cerca de un 34% si uno mira los meses que han marcado mayores diferencias, como febrero, marzo y abril”, agrega.
Otro factor que incide, según el experto, es la evolución de precios de los combustibles, marcada por la volatilidad asociada a la guerra arancelaria entre China y Estados Unidos, especialmente en el gas natural.
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