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Exposición al tráfico urbano:SE RELACIONA CON UN ENVEJECIMIENTO MÁS RÁPIDO Y MENOS SALUDABLE
Estar expuesto a una mayor densidad de tráfico en las inmediaciones del domicilio se asocia a “trayectorias aceleradas de envejecimiento no saludable”, según un estudio del Instituto de Salud Carlos III.
La contaminación acústica, un fenómeno cada vez más prevalente en nuestras vidas urbanas, no solo interrumpe el silencio necesario para el descanso y la reflexión, también puede tener efectos significativos en nuestra capacidad de concentración y desempeño en el trabajo. A medida que las ciudades crecen y se desarrollan, el ruido se ha convertido en un problema ambiental grave que afecta tanto la calidad de vida como la productividad de las personas. Una solución para paliar con esta situación, es el ruido blanco.
La exposición constante a niveles elevados de ruido en el entorno laboral puede generar distracciones, estrés y fatiga mental, lo que repercute directamente en la capacidad de mantener la concentración y la eficiencia en las tareas diarias. Desde el zumbido constante de equipos industriales hasta el bullicio de la actividad urbana, el ruido puede convertirse en una barrera significativa para el rendimiento laboral y el bienestar general de los trabajadores.
Sin embargo, es fundamental comprender que la reducción del ruido no solo conlleva beneficios individuales, sino que también tiene un impacto positivo en el medio ambiente en su conjunto. Adoptar medidas para mitigar la contaminación acústica no solo mejora la calidad de vida de las personas, sino que también contribuye a la preservación de los ecosistemas y la biodiversidad.
Desde el punto de vista medioambiental, la reducción del ruido implica la implementación de políticas y prácticas que promuevan un diseño urbano más consciente y la adopción de tecnologías más silenciosas en los procesos industriales. Al reducir la emisión de ruido, no sólo estamos protegiendo la salud y el bienestar de las personas, sino también minimizando el impacto negativo en la fauna y flora circundantes, pero mientras estas soluciones de diseño urbano se van implementando en nuestras ciudades y entornos urbanos tu puedes protegerte y minimizar su impacto.
¿Has oído hablar del ruido blanco?: Te explicamos qué es y cómo funciona
El ruido blanco es un sonido constante, que se caracteriza por ser monótono y uniforme. Consiste en una señal sonora que integra todas las frecuencias del espectro audible por el ser humano, combinándolas en igual medida de intensidad. Es comparable al sonido de un televisor sin señal o al murmullo continuo del viento entre las hojas.
Cuando se escucha el ruido blanco, las ondas sonoras se distribuyen de manera uniforme a lo largo de diferentes frecuencias, creando un efecto de enmascaramiento acústico. Este fenómeno ocurre porque el ruido blanco puede ayudar a enmascarar o mitigar otros sonidos que usualmente distraen nuestra atención o interrumpen la concentración.
El funcionamiento del ruido blanco en el cerebro humano es fascinante y complejo.
Al estar expuestos a este tipo de sonido:
- El sistema auditivo recibe una señal constante, lo que puede reducir la capacidad del cerebro de reaccionar ante estímulos auditivos intermitentes.
- Se promueve la habituación, es decir, el cerebro eventualmente ignora el ruido blanco, permitiendo que la persona se concentre en tareas específicas sin ser alterada por sonidos variables del entorno.
- Se puede crear un ambiente acústico equilibrado que mejora la capacidad para enfocarse en otras actividades cognitivas, al evitar distracciones sonoras.
Por eso, se ha convertido en una herramienta popular para mejorar la atención y el enfoque en diversos entornos, desde el ámbito laboral hasta el académico, o simplemente para favorecer la relajación y el sueño. El ruido blanco funciona como un bloqueador de sonidos inesperados, proporcionando una especie de capa de protección acústica que facilita la concentración y la productividad.
El ruido blanco, con todas las frecuencias sonoras constantes, beneficia al cerebro al enmascarar distracciones, mejorar la concentración, inducir el sueño, reducir el estrés y tener potencial terapéutico, promoviendo así bienestar y productividad.
El entendimiento científico del ruido blanco y su efecto en el cerebro sigue en evolución, pero los datos actuales apuntan hacia una herramienta útil para mejorar la concentración, la productividad y el bienestar general.
Ruido blanco vs. sonidos de la naturaleza: ¿cuál es más efectivo para la concentración?
La elección entre el ruido blanco y los sonidos de la naturaleza para mejorar la concentración puede depender de varias variables, incluyendo la preferencia personal y la naturaleza del trabajo a realizar.
El ruido blanco es una señal constante que combina todas las frecuencias de sonido que el oído humano puede percibir, a un mismo nivel de potencia. Su característica principal es que puede enmascarar otros sonidos del ambiente, lo que puede resultar beneficioso para bloquear distracciones externas.
Ventajas del ruido blanco
- Uniformidad: Proporciona un sonido constante que puede ayudar a mantener el enfoque.
- Enmascaramiento: Puede bloquear variaciones sonoras que podrían interrumpir la concentración.
- Adaptabilidad: Es generalmente aceptado por una amplia gama de usuarios.
Por otro lado, los sonidos de la naturaleza, como el murmullo de un arroyo, el canto de pájaros o el rumor de las hojas, ofrecen una experiencia auditiva que es percibida por muchos como más orgánica y relajante.
Ventajas de los sonidos de la naturaleza
- Naturalidad: Proporcionan una experiencia más placentera y menos artificial.
- Reducción del estrés: Pueden inducir a un estado de tranquilidad, lo cual es propicio para tareas que requieren paciencia y reflexión.
- Variedad: Ofrecen una gama más amplia de selecciones que pueden ajustarse a las preferencias individuales.
Estudios han mostrado que tanto el ruido blanco como los sonidos de la naturaleza pueden mejorar la concentración, pero la efectividad de uno sobre el otro puede variar de persona a persona. Mientras que algunas personas pueden encontrar el ruido blanco demasiado monótono o incluso perturbador, otras pueden sentirse más vigorizadas y enfocadas. Del mismo modo, algunos pueden encontrar que los sonidos de la naturaleza son demasiado impredecibles o que evocan un estado de relajación incompatible con el trabajo que deben realizar. Por lo tanto, es recomendable experimentar con ambos tipos de sonido para determinar cuál es el más efectivo para cada individuo y circunstancia específica.
Cómo el ruido blanco puede reducir el estrés y la ansiedad en el espacio de trabajo
En el mundo laboral actual, el estrés y la ansiedad son desafíos significativos que afectan no solo la salud mental de los empleados sino también su productividad. La implementación de ruido blanco en el espacio de trabajo es una técnica cada vez más popular para crear un entorno laboral más sereno y propicio para la concentración. El ruido blanco es un sonido constante y sin variaciones que puede enmascarar otras distracciones auditivas.
Algunas maneras en que el ruido blanco puede ayudar a reducir el estrés y la ansiedad en el lugar de trabajo:
- Enmascaramiento de sonidos disruptivos: En espacios abiertos o oficinas concurridas, las conversaciones y ruidos intermitentes pueden interrumpir la concentración. El ruido blanco ayuda a enmascarar estos sonidos, proporcionando una barrera auditiva que permite a los empleados mantenerse enfocados en sus tareas.
- Creación de un ambiente acústico uniforme: La uniformidad acústica que ofrece el ruido blanco crea un ambiente que puede ser percibido como más tranquilo y menos estresante, al no tener altibajos de sonidos que pueden causar sobresaltos o interrupciones.
- Mejoramiento del descanso: El uso de ruido blanco también puede favorecer los períodos de descanso y relajación. Durante los recesos, puede ayudar a los empleados a desconectarse más rápidamente del trabajo y a reducir su nivel de estrés.
- Incremento en la privacidad: En espacios abiertos, la falta de privacidad puede ser ansiedad-inductora. Al difuminar las conversaciones, el ruido blanco puede ayudar a los trabajadores a sentirse más ‘aislados’ y seguros.
Implementar ruido blanco a través de máquinas de sonido especializadas o aplicaciones puede ser una herramienta valiosa para los gerentes que buscan mejorar el bienestar de sus equipos. No obstante, es importante que cada empleado tenga la posibilidad de elegir si desean o no utilizar ruido blanco y en qué volumen, dado que la percepción de este puede variar de una persona a otra.
Apps y herramientas tecnológicas para generarlo
Existen múltiples aplicaciones y herramientas diseñadas específicamente para crear un ambiente sonoro ideal mediante la generación de ruido blanco. Estas plataformas ofrecen una variedad de sonidos y personalizaciones para ayudar a los usuarios a concentrarse y aumentar su productividad.
Algunas de las aplicaciones y herramientas más destacadas son:
- Noisli: Esta aplicación ofrece una amplia gama de sonidos ambientales, incluidos ruidos blancos, rosas y marrones. Los usuarios pueden mezclar y combinar sonidos para crear el ambiente sonoro perfecto para su espacio de trabajo.
- MyNoise: Permite a los usuarios personalizar el ruido blanco a través de un generador de sonido en línea. Cuenta con ecualizadores que se ajustan a diferentes frecuencias, adaptándose a las necesidades auditivas individuales.
- White Noise Lite: Disponible tanto para iOS como para Android, esta app proporciona sonidos de ruido blanco clásicos, así como otros ruidos de la naturaleza y ambientes urbanos para bloquear distracciones.
- RAIN RAIN: Perfecta para quien encuentra el sonido de la lluvia relajante, RAIN RAIN ofrece una colección de sonidos de lluvia de alta calidad que ayudan a concentrarse y a calmarse.
- Sleep Pillow: Aunque está orientada a mejorar el sueño, Sleep Pillow también es útil para la concentración gracias a su biblioteca de sonidos ambientales y de ruido blanco.
- A Soft Murmur: Para aquellos que prefieren una experiencia web, A Soft Murmur brinda la posibilidad de combinar múltiples sonidos ambientales a gusto del usuario.
Cabe destacar que estas aplicaciones no solo son útiles para individuos que buscan mejorar su concentración, sino también para aquellos que buscan un ambiente de trabajo más tranquilo y que necesitan bloquear el ruido de fondo. Además, muchas de estas herramientas tienen versiones gratuitas que ofrecen una variedad de opciones y funcionalidades sin costo alguno, con la posibilidad de acceder a más características a través de versiones de pago.
Precauciones y consideraciones de su uso
Al implementar el ruido blanco para mejorar la concentración y productividad, es esencial tener en cuenta ciertas precauciones y consideraciones:
- Nivel de Volumen: El volumen del ruido blanco no debe ser excesivamente alto, ya que podría causar daño auditivo a largo plazo. Se recomienda mantenerlo a un nivel moderado, similar al de una conversación normal.
- Dependencia: Es posible desarrollar una dependencia del ruido blanco para concentrarse, lo que podría dificultar la capacidad de trabajar en entornos más silenciosos o con ruidos naturales.
- Diversidad de Sonidos: Algunas personas pueden encontrar el ruido blanco monótono o incluso perturbador. En esos casos, podrían considerarse alternativas tales como el ruido rosa, ruido marrón o grabaciones de sonidos de la naturaleza.
- Interferencias Electrónicas: Es fundamental asegurarse de que el dispositivo de reproducción del ruido blanco no cause interferencias con otros equipos electrónicos que sean esenciales para el trabajo o estudio.
- Descanso Auditivo: Es crucial tomar descansos periódicos para evitar la fatiga auditiva. No se debe utilizar el ruido blanco durante períodos prolongados sin interrupción.
- Efectividad Individual: No todas las personas responden de la misma manera al ruido blanco. Lo que puede ser beneficioso para uno, puede ser ineficaz o contraproducente para otro. Es importante ajustar el uso del ruido blanco según las respuestas individuales.
- Hora de dormir: Aunque el ruido blanco puede ayudar a algunas personas a dormir, su uso nocturno debe ser cuidadoso. Debe evitarse que perturbe el sueño de otras personas o que se convierta en una muleta sin la cual no se pueda conciliar el sueño.
Tomando en cuenta estas precauciones, el ruido blanco puede ser una herramienta útil para mejorar la concentración y la productividad de manera controlada y consciente.
Sácale provecho para mejorar la concentración y la productividad
El ruido blanco, caracterizado por su uniformidad y falta de variaciones, posee una capacidad única para mejorar la concentración y la productividad. Su uso como herramienta para potenciar el enfoque y el desempeño cognitivo se ha comprobado en diversos estudios y contextos laborales y académicos.
- En primer lugar, el ruido blanco enmascara los sonidos disruptivos del ambiente, lo que disminuye las distracciones y permite que la mente se centre en las tareas que se están realizando.
- En segundo término, genera una especie de efecto de «aislamiento auditivo», facilitando un espacio mental más tranquilo y propicio para el trabajo y el estudio.
- Además, el ruido blanco también puede contribuir a una mejor calidad del sueño, lo cual es fundamental para una mente descansada y por ende, más atenta y productiva durante el día.
Es esencial, no obstante, que cada individuo entienda cómo su cerebro responde a este tipo de estímulo y ajuste la intensidad y duración del ruido blanco según su nivel de confort y efectividad. Algunas personas pueden preferir variantes como el ruido rosa o marrón, que tienen propiedades acústicas ligeramente diferentes.
Consejos para integrar el ruido blanco en la rutina diaria
- Empezar con sesiones cortas para evaluar su impacto y ajustar en consecuencia.
- Utilizar aplicaciones o dispositivos específicos diseñados para generar ruido blanco.
- Mantener un volumen moderado para proteger la audición y garantizar la comodidad.
En definitiva, el ruido blanco puede ser un recurso valioso para quienes buscan optimizar su concentración y productividad. Al reconocer y ajustar su uso a las necesidades personales, los individuos pueden crear un entorno auditivo que sirva de catalizador para el rendimiento intelectual y profesional.
Fuente/Ambientum
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El objetivo marcado por la UE para evitar el declive de los polinizadores no es suficiente, advierte estudio.
Un nuevo estudio internacional muestra que los objetivos marcados por la Unión Europea (UE) para evitar la desaparición de los polinizadores no bastan para detener la pérdida de estos insectos, que son claves, no solo en mantener la biodiversidad, sino también en sostener la producción agrícola.
El trabajo, que aparece publicado en la revista Science y que ha contado con la participación de grupos de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y el Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC), insta a aumentar la extensión de los hábitats naturales dentro de la superficie agraria, así como garantizar su calidad y permanencia a largo plazo.
La Estrategia de la Biodiversidad de la UE indica que, para proporcionar espacio a los animales y plantas silvestres, a los polinizadores y a los reguladores naturales de plagas, “urge que al menos el 10 % de la superficie agraria vuelva a estar ocupada antes de 2030 por elementos paisajísticos de gran diversidad”.
Aquí se incluyen, entre otros, las franjas de protección, las tierras retiradas de la producción sobre la base o no de la rotación, los setos, los árboles no productivos, los muros de terraza y los estanques.
Este compromiso del 10 %, según el equipo investigador, no es suficiente para garantizar la supervivencia de los polinizadores. Para llegar a estas conclusiones, el equipo científico examinó cómo el área y la calidad de los hábitats naturales influyen en las poblaciones de distintos polinizadores.
El estudio, basado en 59 investigaciones en 19 países, muestra que las abejas solitarias necesitan un 16 % de hábitat natural en zonas agrícolas, los abejorros un 18 % y las mariposas un 37 % para lograr una protección efectiva.
El estudio confirma una regla sencilla: cuanto más hábitat natural hay en zonas agrícolas, mayor es la presencia de polinizadores. Los resultados revelaron también que los hábitats con mayor abundancia de plantas con flores también albergan más polinizadores de todos los grupos.
Sin embargo, la calidad del hábitat no siempre compensa la falta de espacio disponible. “Hemos visto que, aunque la calidad de estas áreas sea alta, si no se alcanza el mínimo de hábitat natural resulta imposible mantener poblaciones de polinizadores sanas”, explica Ignasi Bartomeus, investigador del CSIC en la EBD-CSIC.
En este sentido, el equipo científico insiste en que lo esencial es ampliar primero la extensión de los hábitats naturales. “Es mejor concentrarse primero en aumentar el área de los hábitats naturales, en lugar de gestionar pequeños hábitats, incluso cuando tienen muchas flores”, afirma Gabriella Bishop, primera autora del estudio e investigadora de la Universidad de Wageningen.
Calidad y permanencia de los hábitats
El trabajo también advierte de que aumentar significativamente la extensión de los hábitats naturales no basta si no se asegura la calidad y permanencia de los nuevos hábitats a largo plazo.
La conservación de polinizadores en Europa se centra en gran medida en medidas temporales en pequeñas áreas de tierras productivas, como la creación de franjas de flores silvestres junto a los cultivos. Investigaciones anteriores han demostrado que esto sí genera un aumento temporal de insectos y polinizadores, pero no ofrecen una solución duradera.
“Hay cultivos, como muchos frutales, en los que conservar la biodiversidad dentro de las fincas es compatible con una alta producción agrícola, pero en otros cultivos más intensivos, como el girasol, se necesitan compensaciones económicas por destinar tierras cultivables a mantener la biodiversidad”, explica Bartomeus.
De ahí que el equipo científico insista en la necesidad de mecanismos de apoyo estables para el sector agrícola. José Luis González Andújar, del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC) y también firmante del artículo, señala que “para que se produzca una transformación real, es necesario reconocer económicamente a los agricultores que destinen parte de sus tierras a generar y conservar espacios naturales. Este esfuerzo debe mantenerse durante, al menos, dos décadas; de lo contrario, la falta de estabilidad generaría inseguridad en el sector agrícola y los polinizadores apenas obtendrían ventajas”.
“Hacer una transición a una agricultura más sostenible requiere pensar qué paisajes queremos tener, y eso involucra tener en cuenta tanto la parte ecológica, económica y social del paisaje”, concluye el investigador de la EBD-CSIC Ignasi Bartomeus.
La investigación se ha realizado en el marco del proyecto europeo SHOWCASE, financiado por el programa Horizonte 2020 de la Unión Europea, que busca crear sinergias para integrar la conservación de la biodiversidad en las prácticas agrícolas.
Referencia:
Gabriella A. Bishop, David Kleijn, Matthias Albrecht, Ignasi Bartomeus et al. «Critical habitat thresholds for effective pollinator conservation in agricultural landscapes». Science.
Fuente/CSIC/ SINC/Derechos: Creative Commons.
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¿Hemos superado realmente el umbral de 1,5 °C de calentamiento marcado por el Acuerdo de París?
El informe sobre el estado del clima de 2024 de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó que la temperatura media anual global en 2024 fue 1,55 °C superior al promedio del periodo 1850-1900, que se toma como referencia para medir el calentamiento del planeta.
La temperatura media global superó los 1,5 °C brevemente durante un mes o más en 2016, 2017, 2019, 2020 y 2023. Sin embargo, el año pasado fue el más cálido en los 175 de los que se tienen registro. ¿Pero significa todo esto que ya hemos sobrepasado los 1,5 ºC que establece como umbral el Acuerdo de París?
Las ambigüedades del Acuerdo de París
El Acuerdo de París, aprobado en la conferencia sobre cambio climático de la ONU de 2015 (la COP21), hace ya más de diez años, determina que se debe “mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C, reconociendo que ello reduciría considerablemente los riesgos y los efectos del cambio climático”.
Se trata de un acuerdo político-diplomático entre los países que han ratificado la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
No obstante, su redacción contiene ambigüedades y genera dos preguntas fundamentales:
- ¿Qué significa “respecto a los niveles preindustriales”? Pues este período define la temperatura base de referencia para poder delimitar sus incrementos, sus variaciones, sin ambigüedad.
- ¿Cuándo se considerará que la temperatura ha superado los 1,5 ºC de aumento? Es decir, ¿durante cuánto tiempo debe sobrepasarse ese umbral?

¿Qué se considera “periodo preindustrial”?
El nivel preindustrial se refiere a la temperatura media global antes de la Revolución Industrial, que se utiliza como referencia para los efectos del calentamiento global. El CMNUCC encargó al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) que definiera qué se consideraría como niveles preindustriales: la respuesta fue el Informe Especial sobre Calentamiento Global de 1,5 °C.
El periodo escogido fue del año 1850 al 1900, cincuenta años. Su selección se debe a que representa el tiempo durante el que se dispone de observaciones con suficiente calidad de las temperaturas superficiales de la tierra y el océano, lo que permite una comparación precisa. Además, la temperatura del aire global fue relativamente estable, con una media aproximada de 13.84 °C.
Con una influencia humana en el clima todavía relativamente pequeña antes del uso progresivo e intensivo de los combustibles fósiles, se consideró como una buena referencia para poder valorar el efecto de las actividades humanas.
Este período aumenta en 20 años el período clásico de 30 años definido por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), que resulta de los datos promediados y denominados normales climatológicas estándar de la OMM, que habían sido definidos ya en el año 1872.
Un aumento de la temperatura sostenido durante 20 años
Lo cierto es que todavía no podemos afirmar que hemos superado el umbral de los 1,5 °C tal y como establece el Acuerdo de París.
Las temperaturas globales no aumentan de forma gradual. Debemos considerar la diferencia entre la variabilidad natural del clima –por los fenómenos de El Niño y por la actividad volcánica– y la variabilidad que define su tendencia en el tiempo –el actual proceso de calentamiento–. El sistema climático oscila en diferentes escalas de tiempo con frecuencias temporales a corto y largo plazo.
Por tanto, la cifra de 1,5 °C se refiere a un calentamiento planetario promedio sostenido, no solo al valor de un solo año, que por sí solo podría ser anómalamente más cálido o más frío que el promedio a largo plazo. Pero ¿por cuánto tiempo debe mantenerse ese aumento de la temperatura para considerarlo una tendencia?
La Segunda Revisión Periódica del objetivo global a largo plazo de la Convención aclaró que “el objetivo se evalúa a lo largo de décadas” (COP22 de Sharm el-Sheikh, Egipto, en 2022). El IPCC, en su informe sobre las bases físicas del cambio climático, define el momento de superación como “el punto medio del primer período de 20 años en el que la temperatura global del aire en superficie promedia más que la temperatura umbral”. El uso de este promedio ayuda a garantizar que las tendencias del calentamiento se deban a la intervención humana y no a variaciones naturales.
Así, habrá que esperar 20 años para confirmar si superar el umbral de 1,5 °C se mantiene como una tendencia. La humanidad solo sabrá con certeza si hemos alcanzado el límite del Acuerdo de París en retrospectiva. Lo que implica el riesgo de retrasar su reconocimiento y la correspondiente reacción.
Hace falta consenso.
El calentamiento se está acelerando. En el informe de 2021 del IPCC se indicaba, en casi todos los escenarios de emisiones, un alcance de los 1,5 °C “a principios de la década de 2030”. Y, el reciente informe de la OMM Actualización Climática Anual Decenal Global 2025-2029 indica que es probable (con un 70 % de probabilidad) que la media quinquenal de 2025-2029 supere los 1,5 °C.
Abordar la cuestión de cuándo entraremos en un período de 20 años con un calentamiento promedio de 1,5 °C no es, por lo tanto, solo un ejercicio de seguimiento del registro de temperatura global. Tiene una relevancia fundamental para la gestión de riesgos climáticos y la planificación de la adaptación.
Evaluar el aumento de la temperatura media global utilizando el calentamiento promedio de las últimas décadas retrasará el reconocimiento formal de cuándo la Tierra supera el límite de 1,5 °C. Esto probablemente genere distracciones y retrasos justo cuando la acción climática es más urgente.
Se necesita definir y acordar una métrica única y consensuada que describa claramente la superación del umbral de 1,5 °C –ya existen algunas alternativas– y anticipar los acontecimientos que lo precederán. Los impactos asociados serán graves. Tal aumento podría parecer una realidad lejana, pero podríamos estar alcanzándolo antes de lo que imaginamos de acuerdo a las observaciones ya disponibles.
La ocurrencia del primer año con un calentamiento de 1,5 °C implicaría que el período de 20 años que alcanza el objetivo inferior del Acuerdo de París ya ha comenzado y que los impactos esperados con este nivel de calentamiento ya se están manifestando.
Fuente/The Conversation (Creative Commons)
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Nuevas reglas para fomentar la captura de carbono y alcanzar el objetivo de cero emisiones
El reto de combatir el cambio climático ha evidenciado la necesidad de promover diversas medidas para alcanzar la neutralidad climática, es decir, que las emisiones netas de gases de efecto invernadero sean cero.
En los últimos meses, tanto en España como en Europa se han aprobado distintas normativas encaminadas a fomentar la certificación de absorciones obtenidas a través de proyectos de captura de carbono en una amplia diversidad de ecosistemas. Esto ha abierto un arcoíris de colores para el carbono en función del lugar donde es capturado: verde en ecosistemas terrestres; azul en ecosistemas marinos; verdeazulado en humedales de agua dulce; púrpura a través de captura directa del aire o en industrias; y blanco y rosa según si es capturado en salinas o en ecosistemas de algas calcáreas.
Sin embargo, ¿qué requisitos deberían cumplir esos estándares de certificación que fomentan la venta de absorciones en el llamado mercado voluntario de carbono para ser realmente útiles y evitar el “ecopostureo? Este mercado voluntario permite a promotores privados y públicos compensar sus emisiones de dióxido de carbono (su huella de carbono) con la compra de créditos de carbono generados a través de proyectos de absorción certificados.
¿Cómo afrontamos el cambio climático?
La reducción drástica a nivel global en las emisiones de gases de efecto invernadero debe ser la principal medida si queremos mantener el incremento en la temperatura por debajo de los niveles fijados desde el Acuerdo de París. Aunque aún estamos lejos de dicho objetivo, Europa ha liderado en los últimos años el camino a través de diversas normativas dirigidas a lograr la neutralidad climática para el año 2050.
Sin embargo, como advierten desde la Unión Europea y desde el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), para poder obtener cero emisiones netas de CO₂ será necesario incrementar de forma significativa las absorciones de CO₂ de la atmósfera en reservorios a largo plazo. El objetivo es contrarrestar tanto las emisiones difusas –aquellas liberadas a la atmósfera desde fuentes que no están concentradas en un solo punto, como chimeneas, sino que se dispersan en un área más amplia– como las residuales, que persisten incluso después de implementar las mejores tecnologías y prácticas disponibles para reducir la contaminación.
¿Cómo lograr la neutralidad climática?
Para lograrlo, cualquier empresa o administración pública debería poder medir su huella de carbono a través de protocolos estandarizados. Posteriormente, debería diseñar planes de reducción de dichas emisiones tanto a corto como a medio plazo.
Una vez reducidas al mínimo, el siguiente paso es compensar las mismas a través del fomento de actividades que conlleven una captura de gases de efecto invernadero a largo plazo. Estas suelen expresarse en forma de capturas en toneladas de CO₂-equivalente, tras la conversión del poder calorífico en la atmósfera de los distintos gases de efecto invernadero a unidades de CO₂.
A nivel europeo, la tipología de proyectos y actividades que se podían incluir dependía de la normativa de cada país, ya que, hasta la reciente aprobación del Reglamento (UE) 2024/3012, no existía un marco regulatorio común. Este documento recoge proyectos y actividades que mejoran el almacenamiento de CO₂ a largo plazo en depósitos geológicos, terrestres y marinos.
Integra, además, aquellas actividades que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero, como las derivadas del cambio en el uso del suelo, gestión de turberas o mejoras en las prácticas agrícolas. También incluye actividades que fomenten la captura de CO₂ en productos con una vida larga.
Marco o estándar de certificación de absorciones de carbono
Para que cualquiera de estas actividades sea considerada, debe someterse a un marco de certificación o a un estándar que defina de forma clara su tipología. También debe determinar los actores que intervienen en el proceso, los plazos y documentación requeridos en los distintos procedimientos, las metodologías utilizadas para estimar y verificar las capturas obtenidas, dónde quedarán registradas esas absorciones y cómo pueden utilizarse, etcétera.
Al fin y al cabo, un estándar no es más que un conjunto de reglas que pretende dar una garantía y seguridad jurídica tanto a quien promueve la actividad, como a quien adquiere esas absorciones para compensar sus emisiones. Además, también debe generar seguridad y confianza a los ciudadanos que toman decisiones en función de las políticas de responsabilidad ambiental de las empresas.
Entre los puntos más importantes que deben incorporar estos estándares destacan el establecimiento de los criterios que aseguren la adicionalidad de la actividad. Es decir, deben asegurar que el proyecto genera un incremento neto en capturas de carbono, que no se desarrolla por una obligación legal y que sin la financiación proveniente de los créditos de carbono generados no se llevaría a cabo el mismo.
También es importante que definan claramente el periodo durante el cual las absorciones de CO₂ atmosférico son atribuibles al proyecto (periodo de crédito) y el tiempo en el que el promotor del proyecto se compromete a velar por la integridad de las absorciones de carbono capturadas (periodo de permanencia). Además, deben incluir las metodologías necesarias para llevar a cabo la verificación y certificación de las absorciones conseguidas, así como su seguimiento, y evitar la doble contabilidad de las absorciones certificadas.
Sin un establecimiento claro de estos aspectos podrían desarrollarse actividades que generaran absorciones fantasmas o con nula utilidad climática. Es decir, proyectos de absorción donde no existe adicionalidad, y por lo tanto, no se logra una reducción neta de las emisiones y/o se certifican absorciones inexistentes.
Las novedades del reglamento europeo
La mayoría de estos aspectos son tratados en el nuevo Reglamento (UE) 2024/3012 del Parlamento Europeo. No obstante, existen muchas incertidumbres sobre distintos aspectos que deberán irse solventando en próximas fechas. A pesar de ello, esta nueva normativa tiene aspectos novedosos al incluir por primera vez a nivel europeo las capturas producidas en ecosistemas marinos y costeros, responsables de más del 50 % del enterramiento de carbono a nivel global. Algo que, replicado recientemente a nivel nacional a través del Real Decreto 214/2025, ya fue abordado de un modo pionero por la Junta de Andalucía hace algo más de dos años, con la publicación del Estándar andaluz de carbono para la certificación de créditos de carbono azul. Esta iniciativa ha permitido poner en marcha el primer proyecto de absorción de carbono azul en Europa certificado por una administración pública.
Sin perder de vista un objetivo: la sostenibilidad
El reglamento europeo incluye, además, una salvaguarda para evitar el ecoposturero y fomenta la obtención de beneficios secundarios en la ejecución de este tipo de actividades en relación con los objetivos de sostenibilidad. Por ejemplo, se fomenta que los proyectos incrementen los beneficios directos e indirectos que recibe el ser humano de los ecosistemas (las funciones y servicios ecosistémicos), así como la obtención de mejoras tangibles en las comunidades locales donde se desarrolle el proyecto.
Tengamos en cuenta que el foco de atención está actualmente en el carbono, y debe utilizarse como paraguas para mejorar la gestión y conservación de nuestros ecosistemas, permitiendo una entrada de financiación privada para desarrollar conservación pública. Sin embargo, hay que evitar que se convierta en una herramienta vacía o especulativa porque, como ya decía el refrán, «no es carbono todo lo que reluce”.
Fuente/The Conversation
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COP15 Ramsar: Chile postula red de ecosistemas costeros de la Región de Atacama como humedales de importancia internacional
La ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas se encuentra participando de la 15° Conferencia de las partes de Ramsar, en Zimbabue, donde lidera una agenda que incluye la presentación de los avances de nuestro país en la protección de ecosistemas acuáticos y el trabajo realizado en el marco de la red de salares protegidos impulsada por el Gobierno del Presidente Gabriel Boric.
En el marco de su intervención en el plenario de la 15° Conferencia de las Partes Ramsar que se celebra en Victoria Falls, Zimbabue, la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, anunció este jueves la postulación de una red de 4 humedales costeros de la Región de Atacama para que sean reconocidos como humedales de importancia internacional (sitios Ramsar).
Se trata de Desembocadura del Río Copiapó, el Humedal Costero Totoral, la Desembocadura Río Huasco y el Humedal Carrizal Bajo que en total suman al menos 127 hectáreas. Estos se ubican en una zona semiárida al sur del Desierto de Atacama, que destaca por estar dentro de las 25 zonas hot spots con mayor diversidad biológica del mundo por su gran gama de especies de flora y fauna y su alto endemismo.
«Nuestro planeta enfrenta una triple crisis de cambio climático, de pérdida de biodiversidad y de contaminación que afecta a todos nuestros ecosistemas, entre ellos, a los humedales costeros, urbanos y turberas. Estos ecosistemas cumplen múltiples funciones como reservas estratégicas de carbono, barreras naturales ante inundaciones y fuentes de agua limpia para nuestras comunidades, pero se encuentran gravemente amenazados”, expresó la autoridad en el plenario de este evento internacional.
La ministra explicó que “el reconocimiento de esta red de humedales como sitios Ramsar permitirá a nuestro país preservar estos frágiles ecosistemas a través de nuevas y eficaces herramientas que mantengan sus características ecológicas, promoviendo el cuidado de la biodiversidad biológica y las fuentes de agua, lo que es clave en la mitigación al cambio climático y el futuro de la humanidad”.
En concreto, esta red de humedales costeros de la Región de Atacama propuesto por Chile “aportará a la ruta de aves migratorias, humedales, flora y fauna endémica de Atacama, especies en problemas de conservación, la recarga de aguas subterráneas, servicios ecosistémicos como turismo, y la conservación de valiosos sitios paleontológicos”, dijo la autoridad.
La Seremi del Medio Ambiente de Atacama, Natalia Penroz, indicó que “esta es una muy buena noticia para la región, poder contar con un segundo Sitio Ramsar, reconociendo el valioso patrimonio natural que tenemos, los humedales costeros, donde en los últimos años hemos hecho un esfuerzo para poder dar algún grado de protección a todos ellos y este anuncio viene a respaldar y potenciar este trabajo”.

COP15 Convención Ramsar
La ministra Rojas también destacó el carácter diverso y representativo de la delegación chilena que participa en esta COP15, la que “refleja el compromiso de nuestro país con la protección de los humedales”. Esta incluye al senador Alfonso de Urresti, a la alcaldesa de Valdivia Carla Antmann, a representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores y del Ministerio del Medio Ambiente, como también de la organización Comunidad Humedal, de la Fundación Kennedy, del Centro de Humedales Río Cruces de la Universidad Austral y del Centro de Desarrollo Sostenible de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Cabe recordar que la Convención Ramsar es un acuerdo internacional de carácter multilateral que promueve la conservación y el uso racional de los humedales. Actualmente, se erige como el único tratado a nivel mundial que se centra en un “único ecosistema” y constituye una instancia en la que los países se comprometen a avanzar en ciertos objetivos generales como la designación de sitios para incluirlos en la Lista Ramsar de “humedales de importancia internacional”. Esto último coincide con el anuncio dado a conocer esta jornada por la ministra Rojas.
Chile es parte de este instrumento internacional desde 1981 y hasta ahora tiene 16 sitios Ramsar designados a nivel nacional, que suman 363.927 ha.
Fotos (créditos: Francisco Morey)
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Conversación
Sistema frontal aliviará los menores niveles de los embalses para generación eléctrica acumulados a mayo
El último estudio realizado por el Coordinador Eléctrico Nacional sobre la seguridad del abastecimiento para los próximos 12 meses, descartó riesgos para el suministro de energía en el país. Sin embargo, sólo tres de los nueve embalses destinados a generación se encuentran en niveles sobre el 50% de sus cotas mínimas.
El sistema frontal que está afectando a la zona central permitirá elevar no sólo la disponibilidad de agua, sino que también mejorar la capacidad de generación hidroeléctrica en el país. Y es que si bien los embalses destinados a la producción de energía hidráulica no enfrentan una situación crítica, ni tampoco existen riesgos para el suministro de energía de acuerdo a los modelos del Coordinador Eléctrico Nacional (CEN), lo cierto es que la cantidad de energía embalsada exhibe un descenso en comparación al registro de hace un año.
De esta forma, el nivel de la energía gestionable que consideran los embalses destinados a la generación eléctrica acumulaba un total de 1.130,1 GWh hasta este martes. A la misma fecha de 2024 ese valor alcanzaba los 1.372,8 GWh, lo que constituye un 18% menos entre un año y otro. Sin embargo, ello no implica que existan riesgos para el suministro de energía eléctrica, ya que según el último Estudio de Seguridad de Abastecimiento -un informe mensual que elabora el mismo Coordinador-, para el período entre mayo 2025 y abril 2026 no existen déficits de energía en el horizonte de proyección.
El informe, que modela ocho escenarios distintos -entre ellos condiciones hidrológicas desfavorables, indisponibilidades en unidades generadoras de mayor tamaño en ubicaciones relevantes y la indisponibilidad de un tramo del sistema de transmisión importante para el Sistema Eléctrico Nacional-, sostiene que “para las condiciones y escenarios considerados en el presente estudio, no se obtiene déficit de energía durante el horizonte analizado”.
Eso sí, el nivel de energía embalsada que se consideró para la confección de dicho informe era mayor al existente previo al sistema frontal. El documento detalla que sus supuestos se realizaron considerando los 1.616,6 GWh de energía acumulada en embalses al 22 de mayo. Ello reflejaba una diferencia negativa de sólo 2% frente a los 1.650,2 GWh registrados en 2024 a igual fecha.
Con todo, según las últimas estadísticas del Coordinador sobre las cotas de los embalses, sólo tres de los nueve destinados a generación se encuentran en niveles sobre el 50% de sus cotas mínimas.
En concreto, hasta las 08:OO horas de este miércoles, la situación de los embalses y sus centrales hidroeléctricas era la siguiente: Lago Chapo (Canutillar), se encuentra con un nivel del 48% respecto a su cota mínima; Embalse Rapel (Rapel), con el 1%; Laguna La Invernada (Cipreses), con 57%; Embalse Melado (Pehuenche), con 9%, Embalse Colbún (Colbún), con 41%; Laguna Laja (El Toro), con 41%; Embalse Ralco (Ralco), con 0%; Embalse Pangue (Pangue), con 62%, y Laguna del Maule, con 53%.
Todo lo anterior arroja que, previo a la llegada del sistema frontal, los embalses registraban un nivel de excedencia del 82%. Ello quiere decir que, del total de la estadística desde el año 1960 a la fecha, el 82% fue igual o más húmedo -o lluvioso- que lo registrado al presente año.
Gabriel Olmedo, coordinador de Riesgo de Evol Services, refrenda esto señalando que “durante el año hidrológico 2023-2024 tuvimos un repunte importante en los niveles de embalse por una mayor presencia del fenómeno del niño. Hoy esa situación ha cambiado”.
“Pese a que la energía embalsada este año no tiene muchas diferencias respecto al 2024, nos encontramos en un punto de inflexión de cara al segundo semestre de este año”, enfatiza.
En el análisis de Olmedo, el promedio de las precipitaciones anotó una disminución de un 32,16% en lo que va del año. Ello, detalla, repercute en los costos del SEN.
“La disponibilidad del recurso hídrico repercute principalmente en el costo del agua en los embalses que asigna el Coordinador Eléctrico Nacional en sus programas de operación del sistema eléctrico. Si es que la expectativa de un año seco aumenta, entonces el precio del agua también lo hará, y viceversa”, afirma.
No obstante, Olmedo remarca que si bien los costos marginales de la energía se encuentran más altos en comparación al año anterior, ello se debe “principalmente por razones operacionales relativas a los sistemas de transmisión”.
“Si bien febrero y marzo estuvieron marcados por una mayor generación térmica, el apagón del 25 de febrero llevó al Coordinador a imponer restricciones operacionales por motivos de seguridad que redujeron las inyecciones de fuentes renovables, lo que encareció la operación del sistema. Con todo, el costo marginal de la energía ha aumentado cerca de un 34% si uno mira los meses que han marcado mayores diferencias, como febrero, marzo y abril”, agrega.
Otro factor que incide, según el experto, es la evolución de precios de los combustibles, marcada por la volatilidad asociada a la guerra arancelaria entre China y Estados Unidos, especialmente en el gas natural.
Fuente/Pulso
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