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Mascarilla, distancia y ventilación, las claves para un transporte público seguro

A pesar de que la población percibe que el uso del metro y el autobús conlleva un alto riesgo de contagio, las evidencias apuntan a que el peligro es bajo si se mantienen las medidas de higiene y salud. El uso de máscaras protectoras y la calidad del aire son esenciales junto con el distanciamiento físico, lo que plantea un reto: aumentar las frecuencias, sobre todo en horas punta.
Durante los primeros meses de la pandemia, uno de los lugares más temidos fue el transporte público, un servicio esencial, necesario e insustituible que, según los expertos, se ha demonizado y maltratado sin pruebas.
“En el transporte público de ciudades como Madrid o Barcelona hay menos riesgo de contagio de lo que se cree”, adelanta a SINC María Eugenia López Lambas, profesora de Transportes en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y subdirectora del Centro de Investigación del Transporte TRANSyT-UPM.
Precisamente, en la capital, la Consejería de Transportes de la Comunidad de Madrid difundió en nota de prensa que, según el consejero de Transportes Ángel Garrido, “estudios realizados en países como Francia, Reino Unido, Japón o China han demostrado que la probabilidad de contagio en el transporte público es muy reducida, con tasas de entre el 1 % y el 0,005 % según los informes consultados”, aunque no especifica cuáles.
Este dato contrasta con el peligro que se percibe. Según la última encuesta COSMO-ESPAÑA, elaborada por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), un 65,8 % de los encuestados piensa que es probable o muy probable contagiarse en el transporte público. En consecuencia, el 51,6 % afirma haber eludido el transporte público para evitar contagiarse. ¿Por qué la ciudadanía tiene miedo al metro o el autobús?
Así se percibe el peligro
“Aparte de los elementos objetivos, la percepción de cómo es la gestión del servicio influye en la conducta de las personas”, aclara a SINC David Lois, profesor de Psicología Social en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) e investigador en el Centro de Investigación del Transporte TRANSyT-UPM. El experto en comportamientos sociales relacionados con la movilidad explica que “si la gente percibe que el riesgo es elevado, aunque realmente no sea así, la intención de su uso se va a resentir”.
Según Lois, existe un “resquemor o ansiedad a coger el transporte público”. El experto sitúa el origen de este temor en algunas explicaciones institucionales vertidas a las puertas de la desescalada. “Hubo declaraciones en España por parte de representantes políticos de distintas administraciones que lo primero que hicieron fue poner el foco en el transporte público como un lugar principal de contagio, sin aportar ninguna evidencia científica que lo respaldase”, recuerda el profesor de la UNED.
“El mensaje a transmitir debía haber sido tranquilizador y en positivo, basado en la ciencia. Se deberían haber hecho declaraciones como ‘vamos a esforzarnos por garantizar la seguridad en un servicio esencial’ o ‘utilizarlo conlleva un riesgo bajo’, en lugar de recomendar el uso del vehículo privado”, considera Lois.
De forma paralela, podrían haberse llevado a cabo acciones para reducir el riesgo que advierten los usuarios y las “emociones negativas asociadas, como puede ser el miedo”. “La primera acción debería ser actuar sobre las horas punta y sobre la ocupación, controlando los aforos en tiempo real”, estima el experto.
Transporte público vs. transporte privado
En las primeras semanas de expansión del virus, a la comunidad científica no le había dado tiempo a desarrollar estudios que tratasen la probabilidad de contagio de la covid-19 en el transporte público. Según Lois, se rescató una simulación publicada en el año 2011 en la revista Journal of Urban Health, en la que se analizaba cómo podría propagarse una epidemia a través del metro de Nueva York. Su conclusión fue que “la proporción del total de infecciones que ocurren en el metro está entre el 4 % y el 5 %”.

“Si toda la gente sustituyese el transporte público por el coche, tendríamos una situación horrible en términos de salud pública”, considera Pedro Gullón, vocal de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) y especialista en medicina preventiva y salud pública.
Atascos, accidentes de tráfico o estrés son algunos de los posibles efectos que podría producir un trasvase masivo de viajeros que prioricen el coche al transporte público. Sin embargo, su uso podría implicar otros efectos adversos que agravarían la situación de la pandemia, como explica Gullón.
“A corto plazo, el aumento de la contaminación que provocaría el uso masivo del coche podría favorecer el contagio de la covid, como ya han relacionado algunos estudios preliminares”, expone el epidemiólogo. “A largo plazo —contrapone—, agravaría las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas (EPOC) o cardiovasculares, patologías sobre las que la covid es más letal o fatal”, indica. “Estamos tirando piedras contra nuestro propio tejado”.
Según datos del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), actualizados a fecha del 31 de agosto, el tráfico de vehículos en el interior de las ciudades se encuentra solamente a 16 puntos (84 %) por debajo del periodo de referencia escogido (del 14 al 20 de febrero); mientras, el porcentaje de usuarios de transporte público baja hasta el 41 % en Madrid, el 38 % en Barcelona, el 49 % en Valencia, el 58 % en Bilbao o el 37 % en Sevilla —aunque las cifras corresponden a la segunda quincena de agosto—.
Gullón, al igual que Lois, también cree que “desde el punto de vista epidemiológico estricto, se ha demonizado el transporte público porque nos hemos fijado solo en uno de los aspectos de la transmisión que hay, que es la distancia de seguridad. Hay que ver que no es el único elemento importante”.
Hacia un transporte seguro
Para explicarlo mejor, el especialista en medicina preventiva resalta un reciente estudio publicado en la revista BMJ, en el que se analizan la combinación de múltiples factores que inciden en el riesgo, como pueden ser el distanciamiento y la ocupación, el uso de mascarillas, la interacción con otras personas, el tiempo de exposición o la ventilación.
Mediante esta tabla, expuesta en el estudio mencionado y traducida por el periodista Eduardo Suárez, puede observarse cómo la utilización de la mascarilla reduce el riesgo a “bajo” en casi todos los escenarios, salvo que el tiempo de exposición sea prolongado. De forma opuesta, si no se cubre nariz y boca, el riesgo pasa a ser alto al margen del resto de variables.
“En el fondo, hay que entender cómo se propaga el virus. El virus no se propaga solo respirando. Se propaga cuando estornudas, hablas muy alto… es decir, cuando lanzas las partículas lo más lejos posible”, explica Gullón.
Obedeciendo a este estudio, otros factores, como el tiempo que se permanezca en el vehículo, la ventilación, o el tipo de interacción que se produzca entre viajeros, entrarían en la ecuación de la probabilidad de contagio por covid-19. Por supuesto, el nivel de ocupación, también.
“En el transporte público no interactúas con el resto. Además, son trayectos cortos, por lo general. La cuestión es mantener la distancia en la medida de lo posible, protegerse, lavarse bien las manos con gel hidroalcohólico —porque se tocan asientos, barras, manillas de apertura se puertas—, y ser responsables”, añade la experta en movilidad de la UPM, López Lambas.
Cómo detectar brotes en buses, metros y trenes
Algunos países han centrado sus esfuerzos en analizar la procedencia de brotes o rebrotes que se han producido en determinados periodos de tiempo.
En Japón no se identificó ni un brote en los trenes urbanos, según declaró el virólogo de la Universidad de Tohoku, Hitoshi Oshitani, en una noticia publicada en Science. Tampoco han detectado ningún brote en Ottawa (Canadá), hasta el pasado 26 de agosto —tal y como informó a los medios de comunicación el Servicio de Salud Pública de Ottawa—.
En Alemania, a través del Instituto Robert Koch, se han publicado los registros sobre lugares en los que se tuvo constancia de brotes por covid-19. Semana a semana, el número de brotes encontrados en los transportes se indica en la siguiente gráfica en color rosa.
De los 55.141 casos analizados (hasta el pasado 11 de agosto se habían contabilizado 202.225 casos en el país germano), se cree que 66 han procedido del autobús, ocho del transporte aéreo, dos de ferris y cero de trenes. Sobre el transporte ferroviario, el informe advierte que “los brotes en el ferrocarril pueden ser difíciles de detectar, ya que no siempre se puede rastrear la identidad de un contacto”.

Precisamente esa es una duda frecuente al hablar de contagios y brotes en medios de transporte: ¿se detectan pocos porque apenas se producen o porque detectarlos es complicado? “Es bastante difícil encontrarlos. Por un lado, porque seguramente no estén ocurriendo; por otro lado, porque también es verdad que son muy difíciles de localizar”, considera el epidemiólogo Pedro Gullón. “Los brotes se detectan cuando una persona tiene un caso, le preguntas que con quién ha estado o en qué lugares ha estado y, a partir de ahí, investigas a los contactos”, explica el experto.
“Pero claro, hacer eso en el transporte público es muy difícil. Una persona te puede decir: ‘He ido por esta línea’. ¿Qué forma tienes de contactar con las personas con las que has ido en el metro? De momento, es complicado, ya que no sueles ir con personas conocidas con las que poder contactar fácilmente”, aclara. “A lo mejor, cuando tengamos la aplicación RadarCovid más implantada, será más sencillo detectarlos”, comenta.
Casos reales de contagios sin mascarillas ni distancia
Otra manera de analizar el riesgo que existe de contagiarse por covid-19 en el transporte público es observar casos reales, mediante el seguimiento de los viajeros a lo largo del tiempo. Un estudio publicado recientemente en la revista JAMA Internal Medicine analiza un trayecto en dos autobuses el 19 de enero de camino a un templo de Ningbo, en la provincia china de Zhejiang. No se utilizaron mascarillas y los sistemas de aire acondicionado funcionaban en modo de recirculación en interiores. En el bus 2 viajaba un paciente de covid-19. Del bus 1 nadie se contagió, mientras que 23 de las 68 personas que viajaban en el bus 2 acabaron infectadas tras permanecer en él durante 100 minutos entre la ida y la vuelta, en un evento que duró en total 150 minutos y que incluyó una comida en una sala interior sin aire recirculante.
La revista médica Clinical Infectious Diseases, perteneciente a la Oxford University Press, publicó el pasado mes de julio un gran análisis, cuyo objeto de estudio fueron los miles de pasajeros que viajaron en trenes de alta velocidad en China entre mediados de diciembre y finales de febrero de 2020.
La principal conclusión que obtuvieron es que la distancia de seguridad desempeñaba un papel primordial entre las 2.334 personas que fueron rastreadas y los 72.093 contactos que viajaron junto a ellos, permaneciendo en un asiento cercano hasta un máximo de ocho horas. La tasa de contagio estaba entre cerca del 0 % y el 10 %, con un promedio del 0,32 %. También detectaron que el tiempo de exposición podía aumentar hasta en un 0,15 % la tasa de contagio por cada hora que se viajase con un pasajero infectado. Y si el trayecto se realizaba sentado al lado de un contagiado, la tasa por hora crecía hasta el 1,3 %.
Como limitaciones, el estudio indica que solo se han analizado las siete filas involucradas en cada caso de contagio. Es decir, la fila en la que se sentó el individuo con caso confirmado, las tres delanteras y las tres traseras. “Podría haberse producido una mayor transmisión”, expresan los autores. También, destacan que los contagios entre conocidos pudieron producirse en otros ámbitos, imposibles de discernir para este estudio, o que incluso pudieron tener lugar en diferentes desplazamientos dentro del tren, al ir al baño o a la cafetería.
Por último, tampoco se han tenido en cuenta las medidas de higiene y seguridad que cada usuario pudo adoptar de forma individual. “Todo esto también podría afectar la tasa de transmisión y debería ser examinado en futuras investigaciones”, subrayan.
Limpieza y ventilación
“No es igual utilizar el transporte público ahora, en septiembre, que en marzo, cuando no sabíamos nada. Ahora, por lo que sabemos, ninguno de todos estos brotes que está apareciendo se ha producido en el transporte público”, certifica a SINC Jesús Herrero, secretario general de la Asociación de Transportes públicos Urbanos y metropolitanos (ATUC). “Si fuera una fuente de contagio, permitir su uso sería una temeridad e, incluso, delito”, sentencia.

Fuentes de ATUC explican a SINC que, de las cerca de 100 empresas asociadas a las que representan, ninguna les ha informado de que se haya producido ningún contagio en sus transportes.
Al consultar los datos que las comunidades autónomas han reportado a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE), no aparece ningún caso asociado al ámbito del transporte público. Sin embargo, 62.804 casos detectados (desde el 10 de mayo hasta el pasado 9 de septiembre) pertenecen al ámbito ‘desconocido’. O lo que es lo mismo, no se sabe dónde se han contagiado el 39 % de los casos. Por lo tanto, no hay indicios de que procedan de trenes, metros y autobuses, pero tampoco existen certezas absolutas.
Para el responsable de ATUC, hay varios elementos que garantizan un riesgo muy bajo de contagio. “Uno: en el transporte público es obligatorio el uso de la mascarilla. Quien no la lleva, no monta, ya que sin ella sí que habría contagios. Dos: la gente no interacciona con quien tiene al lado. Y tres: hay unos sistemas de limpieza y de ventilación brutales”, expone Herrero.
¿Qué pasa con las horas punta?
Sobre las aglomeraciones, el secretario general señala que “excepto en las horas puntas, que es imposible evitarlo, hay mucho servicio durante todas las horas del día como para que la gente pueda mantenerse a distancia”, opina Herrero.
Consciente de la controversia que suscitan las horas punta en el debate social, Herrero señala que “ahora mismo, en algunos sitios se está circulando a un 50–60 % del pasaje, según los datos que manejamos. La previsión que tenemos es que aumente hasta el 75–80 %”.
“Lo más probable es que no haya un gran trasvase al coche por parte del porcentaje que resta”, opina el secretario general de ATUC.
“Desafortunadamente, hay mucha gente que se ha quedado desempleada, otro gran porcentaje que teletrabaja, universitarios que se quedarán estudiando en casa, y también es probable que un pequeño porcentaje prefiera usar el transporte público lo mínimo posible”, razona.
Como posibles soluciones para transmitir una imagen más segura del transporte público a la ciudadanía, el experto arroja posibles medidas a tomar. “Por ejemplo, en los autobuses será más sencillo aumentar las frecuencias porque habrá menos coches y circularán más rápido. En cuanto a los trenes, se pueden reforzar ciertas líneas en momentos puntuales. También hay una gran recomendación por que las empresas eviten que entremos todos a trabajar a la vez, para evitar esas aglomeraciones”, expone.

Sin embargo, cree que el aumento generalizado de frecuencias, la solución más aclamada, es improbable, al menos, a corto plazo. “Si Metro de Madrid, por poner un ejemplo, dispusiese de 300 vagones aparcados en la cochera, algo estarían haciendo mal”, ejemplifica. “Las empresas no tienen un colchón de vagones y conductores para ponerlos en un mes en marcha y duplicar la cantidad del servicio. Tampoco se pueden fabricar de la noche a la mañana”, declara.
Siguiendo con el ejemplo del subterráneo de la capital, Marta Serrano, experta en movilidad y fundadora de Mujeres en Movimiento, tiene claro dónde se encuentra el principal problema.
“El problema que tiene Metro de Madrid, que ya lo tenía de antes, es que se ha dejado caer el servicio. No hay suficientes trenes y no hay suficientes conductores. Es un problema de calidad del servicio que ahora se ve acentuado por la pandemia, porque la gente tiene miedo y se percibe un riesgo mayor”, manifiesta a SINC.
“Es posible que en Cercanías comience a ocurrir lo mismo por un problema similar de falta de inversión en los últimos años. Esto pasa mucho menos en los autobuses, donde viajan muchos menos pasajeros, se ventila mejor y el riesgo de contagio que se percibe es menor”, explica la experta en movilidad.
El secretario general de ATUC también coincide en la imposibilidad de aumentar el número coches, al menos, a corto plazo. “Efectivamente, no se puede aumentar muchísimo la oferta porque no hay material móvil. Encargar la fabricación de trenes es un proceso que puede durar meses o años. Lo que se podría hacer es explotar la red de manera distinta, más optimizada”, concluye.
Medidas adicionales para el nuevo curso
El pasado 31 de agosto, desde el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) se quiso lanzar un mensaje de seguridad sobre los servicios de transporte público de los que es responsable. Así se anunció que Adif y Renfe instalarán cámaras termográficas, máquinas de hidrogel, marcas de huellas y más cartelería informativa para minimizar el riesgo de contagio y garantizar la seguridad en el transporte de personas y mercancías.
También, se avanzó se incrementará la oferta de Cercanías, AVE y larga distancia “a medida que se vayan recuperando los índices de ocupación en los trenes”.
A comienzos de este mes, en Madrid han anunciado un incremento de entre un 20 % y un 28 % en el caso de Metro, de entre un 21,6 % y un 25,4 % en los autobuses interurbanos, y hasta un 35,5 % en los de la EMT. Además, según los responsables de la movilidad madrileña, se limitará el aforo en momentos de gran afluencia de viajeros.
Una campaña similar se ha realizado en Zaragoza. Con el lema “Vuelve al bus y al tranvía. Cuidamos de ti”, desde el Ayuntamiento inciden en las medidas de seguridad que han instaurado en el transporte público, como “la desinfección diaria, la instalación de dispensadores de gel hidroalcohólico en todos los vehículos y el uso obligatorio de mascarilla”.
La gestora Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) ha recordado que, desde el pasado 31 de agosto, han reforzado el servicio de metro en las horas punta. La oferta de buses, añaden, continúa ofreciéndose al 100 % de lo habitual durante los laborables no festivos.
En Valencia, la Empresa Municipal de Transportes (EMT) ha anunciado su pretensión de incrementar el servicio de buses en un 30 % desde el pasado lunes 7 de septiembre. De forma adicional, “reforzará las líneas hacia los centros escolares y universitarios de cara al inicio del curso”.
Fuente/Sinc Chile Desarrollo Sustentable www.chiledesarrollosustentable.cl www.facebook.com/pg/ChiledesarrollosustentableCDS twitter.com/CDSustentable #CDSustentable,#Sostenible #DesarrolloSostenible #MedioAmbiente,#ECOXXI
Desarrollo Sostenible
Los microplásticos que no llegan al océano se acumulan en el suelo
Todavía recuerdo cuando iba a la playa, la arena era blanquecina y solo las partículas que procedían de rocas más calcáreas brillaban con la luz. Hoy, las playas se han convertido en un mosaico cromático, donde las partículas de plástico de distintos tonos resaltan sobre el color de la arena.
Pero el plástico que acaba en las playas procede de algún lado. Se ha estimado que aproximadamente el 80 % del que se encuentra en los océanos proviene de fuentes terrestres, y los ríos son su principal vía de transporte. Al final, la mayoría de los plásticos se producen, consumen y desechan en tierra firme.
De hecho, algunos modelos han determinado que, además de las emisiones anuales de plástico al océano, la mayor parte de los residuos plásticos (98,5 %) permanecen atrapados en entornos terrestres, donde se acumulan y contaminan progresivamente los ecosistemas continentales acuáticos.
Por tanto, las soluciones para abordar la contaminación global por plásticos residen en comprender mejor las fuentes y los procesos que conducen a la liberación y al transporte de plásticos en el medio ambiente terrestre.
¿De dónde viene el plástico que acaba en el océano?
Los plásticos alcanzan los ríos a través de múltiples vías. Algunas fuentes, como las actividades agrícolas y domésticas, aportan residuos al terreno que se mueven con el agua que circula procedente de las precipitaciones.
En entornos urbanos, los plásticos llegan a los sistemas fluviales principalmente por descargas de plantas de tratamiento de aguas residuales, por desbordamientos del sistema de drenaje durante episodios de lluvia intensa y el transporte por el viento.
Únase y apueste por información basada en la evidencia.
Entre las fuentes puntuales, las aguas residuales se han identificado como una de las principales, a pesar de la acción de las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR).
Las EDAR que disponen de un tratamiento primario –eliminación física de sólidos grandes y sedimentables– y secundario –eliminación de materia orgánica– son capaces de limpiar del agua el 75-95 % de los microplásticos identificados a la entrada. La mayor parte queda retenida en los lodos de depuradora, formados por una mezcla de agua y materia orgánica, principalmente.
Del agua al suelo
Los lodos de depuradora se reutilizan comúnmente como fertilizante en el suelo agrícola. Teniendo en cuenta que las aguas residuales contienen gran cantidad de microplásticos y que la mayor parte queda retenida en ese lodo que posteriormente se aplica al terreno, es probable que se introduzca un mayor volumen de microplásticos en el suelo que en el agua.
Concretamente, se estima que esta práctica conlleva un aporte anual total de entre 63 000 y 430 000 toneladas de microplásticos a los suelos agrícolas europeos.
Pero no solo los lodos de depuradora introducen estos contaminantes en el suelo. El compost, un abono procedente de la descomposición de materia orgánica, también es una fuente importante durante la fertilización del suelo.
Los plásticos empleados en agricultura
Además, el plástico es un material muy útil en el entorno agrícola, por lo que también hay una entrada directa a través de su fragmentación. Un ejemplo claro son los acolchados, que cubren el suelo con el fin de protegerlo de las condiciones atmosféricas, conservar la humedad, etc. Su utilización ha conllevado una mejora en la producción (minimizando la pérdida por evaporación del agua) y una reducción del uso de herbicidas químicos (evitando la entrada de luz y el crecimiento de especies competidoras).
Sin embargo, debido a la dificultad que entraña retirarlo, entre cultivo y cultivo en el suelo se acumulan restos del material empleado. De hecho, algunos estudios demuestran que aumenta el número de microplásticos en el suelo con las sucesivas aplicaciones.
El plástico también se utiliza en los invernaderos, en el material de tuberías, en los envases de productos químicos, en los fertilizantes encapsulados y en otras piezas de uso habitual. Se estima que cada año se emplean aproximadamente 15 600 000 toneladas de plásticos agrícolas en el suelo europeo.
Por último, hay que tener en cuenta también la entrada de microplásticos por deposición atmosférica en el terreno, sobre todo en el caso de suelos desnudos. La presencia de vegetación que intercepta esas partículas puede ser la razón por la que esta fuente no se ha identificado como la más dominante.
¿Cuántos microplásticos hay en el suelo?
A día de hoy, se estima que a nivel global la contaminación del suelo agrícola por plásticos oscila entre uno y 4,3 millones de toneladas para los aportes procedentes de aguas residuales y entre 5 y 2,3 millones de toneladas para los relacionados con el acolchado plástico. Esto supone la presencia de una media de 3,6 millones de toneladas.
Diversos aspectos ambientales condicionan la movilidad de los plásticos presentes en el suelo, como la cantidad e intensidad de las precipitaciones, la pendiente del terreno, el uso y propiedades del suelo y la distancia al cauce de los ríos. Esto dificulta que se haga una estimación precisa de la cantidad de microplasticos que llega al sistema fluvial y posteriormente al océano.
Sin embargo, recientemente se están llevando a cabo estudios que tratan de estimar cuál es el rol de los suelos en la movilidad de estas partículas. Los resultados parecen indicar que, una vez llegan al suelo, la mayor parte permanece. A esto se suma la baja capacidad de biodegradación de los polímeros más comunes y su entrada constante.
Lo anterior implica que los microplásticos se acumulen en el suelo año tras año aumentando su concentración, a pesar de que una pequeña parte se movilice. Esta es la principal razón por la cual se están desarrollando materiales alternativos al plástico que sean biodegradables y que reduzcan su presencia en suelos en el corto-medio plazo.
Las implicaciones
Uno de los principales problemas de que los microplásticos permanezcan en el suelo es su impacto ambiental. Se ha demostrado que la presencia de estas partículas en el suelo tiene efectos negativos en su estructura, cambia la actividad y funcionalidad de los microorganismos, tiene una influencia en los organismos del suelo y afecta al crecimiento y desarrollo de las plantas. Además, el consumo de alimentos cultivados eleva el grado de preocupación por sus efectos en la salud humana.
Y ya no es solo que los microplásticos puedan dañar nuestra salud y la de los ecosistemas. Cuanto más pequeñas son las partículas, mayor superficie tienen conjuntamente y, por tanto, mayor capacidad de atrapar contaminantes ambientales y de liberar aditivos.
Los aditivos del plástico son las moléculas que le confieren ciertas propiedades adecuadas para su uso. Cuando el plástico se convierte en desecho y está expuesto a condiciones ambientales, se fragmenta, y estos aditivos se liberan a través de su superficie.
Los aditivos del plástico engloban numerosas categorías de compuestos químicos, algunos de ellos identificados como potencialmente tóxicos, persistentes y móviles, que acentúan las consecuencias de su presencia masiva en los suelos.
A pesar de que hay avances en entender los potenciales efectos de los microplásticos, los aditivos y otros contaminantes para la salud humana, todavía existe un enorme vacío de información al respecto.
Fuente/The Conversation
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Desarrollo Sostenible
Fundación Rewilding Chile abre el primer Centro de Rescate y Rehabilitación exclusivo para huemules
Concebido como un verdadero “hospital de huemules” y diseñado con los más altos estándares internacionales, esta iniciativa es la primera de su tipo en una zona estratégica para este ciervo austral.
Se ubica en un predio aledaño al Parque Nacional Cerro Castillo, hogar de aproximadamente el 10% de los últimos huemules que sobreviven entre Chile y Argentina.
El centro viene a complementar todas las acciones que se realizan en el marco del Corredor del Huemul, iniciativa público-privada que busca restablecer los corredores biológicos para esta especie en peligro de extinción.
En el sector de Las Horquetas, junto al Parque Nacional Cerro Castillo, se inauguró el primer Centro de Rescate y Rehabilitación del Huemul, una iniciativa única en el país por su enfoque colaborativo y multisectorial. El centro está dedicado exclusivamente a la recuperación del ciervo más austral del mundo, especie en peligro de extinción de la que quedan apenas unos 1.500 individuos, distribuidos en poblaciones fragmentadas entre Chile y Argentina, lo que representa aproximadamente el 1% de su población original.
Este centro de rescate y rehabilitación forma parte del “Corredor del Huemul”, una estrategia de conservación a gran escala que busca conectar poblaciones y reforzar la recuperación de esta especie a lo largo de los Andes, y que Fundación Rewilding Chile junto al Ministerio de Agricultura, CONAF y el SAG impulsan desde 2023.
El recinto está emplazado en un predio donde por varias décadas y hasta el año 2019 se desarrolló la ganadería extensiva, y que luego fue adquirido por Rewilding Chile, para poder resguardar el hábitat del huemul, y brindar conectividad para los grupos de la especie. En un acotado sector de 4,9 hectáreas, este verdadero “hospital del huemules” cuenta con instalaciones para la mantención y manejo de este ciervo. Incluye un módulo con espacio para el equipo de guardafaunas y un área para intervenciones médico veterinarias. Además, cuenta con distintos recintos para el abordaje de las diferentes afecciones o patologías que podrían presentar los huemules.
Todo el perímetro de casi 1 kilómetro está protegido por un cerco electrificado en 2 niveles, uno en la parte baja y otro que alcanza los casi 5 metros de altura, diseñado para evitar el ingreso de predadores y garantizar un entorno seguro para los huemules que se encuentren en rehabilitación. El funcionamiento estará a cargo de personal técnico y profesional especializado de Fundación Rewilding Chile junto a asesores y colaboradores, asegurando así una gestión conjunta que combina experiencia técnica, conocimiento científico y resguardo de la fauna silvestre.
“Estamos contentos y orgullosos de inaugurar este centro, la primera infraestructura dedicada íntegramente a la salud del huemul y que viene a fortalecer y complementar las diferentes acciones colaborativas entre nuestra Fundación, el SAG y CONAF para la protección de esta especie y la consolidación del Corredor del Huemul. Además, se emplaza en un área clave, donde existen condiciones ideales para la recuperación de huemules”, explica Cristián Saucedo, director de Vida Silvestre de Rewilding Chile.
Los huemules en el Parque Nacional Cerro Castillo y en otras áreas donde aún se mantienen poblaciones, se ven frecuentemente afectados por cuatro amenazas principales: perros de libre deambular y asilvestrados que los persiguen y atacan, ganado doméstico que les transmite enfermedades, vehículos que los atropellan y especies invasoras (jabalí y ciervo rojo) que compiten por el mismo hábitat e incluso predan sobre él. Algunas de las afecciones y enfermedades provocadas por estas amenazas podrán ser atendidas hoy en este centro.
Región de Aysén y Parque Nacional Cerro Castillo, un área clave
El centro de rehabilitación emplazado en Las Horquetas en la región de Aysén surge como respuesta a una necesidad histórica: contar con un lugar especializado para recibir y tratar a huemules enfermos o heridos, brindándoles atención médico-veterinaria, tratamientos para avanzar en su rehabilitación y devolverlos a su hábitat natural. Incluso podrán ser derivados a este centro huemules que sean rescatados de otras regiones del país.
Está emplazado en un área donde por más de 100 años se desarrolló actividad ganadera, con el pastoreo de miles de cabezas de ganado ovino y bovino, sumado a la fragmentación del hábitat a través de la instalación de cercos y caminos, generaron una fuerte presión sobre la fauna silvestre, propiciando también la transmisión de agentes infecciosos desde el ganado al huemul, como el Corynebacterium pseudotuberculosis, agente causal de la Linfoadenitis Caseosa (LAC).
Trabajo colaborativo e interinstitucional
Esta iniciativa está emplazada en un lugar y región estratégica, la zona de Cerro Castillo en la región de Aysén. Es preciso señalar que el Parque Nacional Cerro Castillo alberga a casi el 10% de la población total de esta especie, un núcleo importante con un mínimo estimado de 118 huemules de distintas edades. Pero, a pesar de ser un punto clave para la conservación, los huemules de Cerro Castillo enfrentan graves amenazas, como atropellos en la Carretera Austral, que cruza 25 km. del parque nacional, pérdida de hábitat, ataques de perros, enfermedades como la LAC y la competencia y desplazamiento por animales exóticos como el ciervo rojo y el jabalí.
De hecho las estadísticas indican que más de la mitad de las atenciones que han recibido los huemules de este parque nacional, son atribuibles a las principales amenazas que enfrenta la especie.
De acuerdo a información compartida por el SAG al interior de la Comisión Intersectorial del Huemul referente a 143 capturas y/o atenciones realizadas a huemules entre los años 2011 y 2022, en un 52,5% de los casos se abordaron cuadros clínicos, ataques o mordeduras por perros, lesiones o la presentación de abscesos. Es interesante notar que el 44% del esfuerzo de capturas y atenciones estuvo orientado a generar información sanitaria y de línea base sobre la especie por parte del SAG.
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Desarrollo Sostenible
La escalada inédita del CO2 atmosférico: Alarma global antes de la COP30
El planeta ha cruzado un nuevo umbral climático, según revela el último Boletín de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El informe, publicado recientemente, subraya que la concentración media mundial de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera registró un aumento de 3,5 partes por millón (ppm) entre 2023 y 2024. Este incremento no es solo un dato más; se trata del mayor salto anual desde que comenzaron las mediciones modernas en 1957.
La OMM advierte con severidad las consecuencias de este récord, indicando que «las temperaturas del planeta proseguirán con su escalada durante más tiempo». Esta nueva edición del boletín tiene como objetivo principal proporcionar información científica irrefutable a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que se celebrará el próximo noviembre en Belém, Brasil.
El organismo internacional explica que, históricamente, cerca de la mitad del volumen total de CO2 emitido anualmente es absorbido por los ecosistemas terrestres y los océanos. Sin embargo, esta capacidad natural de mitigación está comprometida. A medida que la temperatura global aumenta, la capacidad de los océanos para capturar el CO2 se reduce, dado que una mayor temperatura disminuye la solubilidad de este gas. A esto se suman otros factores que debilitan los sumideros terrestres, como la creciente frecuencia de sequías prolongadas. La OMM detalla que las tasas de incremento de CO2 se han triplicado desde la década de 1960, pasando de un ritmo de 0,8 ppm al año a 2,4 ppm anuales entre 2011 y 2020.
La Influencia del año más cálido
El récord de 2024 se explica por una confluencia de factores. La organización apunta a una combinación de cuantiosas emisiones derivadas de los incendios forestales y una menor absorción de CO2 por parte de la tierra y los océanos. Este dramático aumento coincidió, además, con el año más cálido jamás registrado en un contexto marcado por un intenso episodio del fenómeno de El Niño. Durante estos periodos, las concentraciones de CO2 tienden a dispararse debido a que los sumideros terrestres pierden eficiencia, exacerbado por la mayor sequedad de la vegetación y la proliferación de incendios.
La OMM insiste en que las repercusiones de las emisiones actuales de CO2 irán mucho más allá del clima que se experimenta hoy en el planeta. La prolongada persistencia de este gas en la atmósfera asegura que sus efectos se dejarán sentir durante siglos. Ko Barrett, secretaria general adjunta de la OMM, subrayó que el calor retenido por el CO2 y otros gases de efecto invernadero actúa como un «sobrealimentador» del clima, multiplicando la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. «En consecuencia, reducir las emisiones es esencial, no solo para nuestro clima, sino también para la seguridad de las economías y el bienestar de las comunidades», urgió.
Metano y óxido nitroso: un desafío múltiple
El informe no se limita al dióxido de carbono. También destaca que la concentración media mundial de metano (CH4) en 2024 alcanzó las 1.942 ppm, lo que supone un alarmante aumento del 166% respecto al nivel preindustrial (anterior a 1750). En cuanto al óxido nitroso (N2O), su concentración llegó a 338 ppm el año pasado, un incremento del 25% respecto a los niveles preindustriales.
Oksana Tarasova, funcionaria científica principal de la OMM, transmitió su profunda inquietud ante el hecho de que los sumideros naturales de carbono, tanto terrestres como oceánicos, están mostrando una eficacia decreciente. Esta pérdida de capacidad de absorción implicará inevitablemente que una mayor cantidad de CO2 permanezca en la atmósfera, acelerando el calentamiento global. «El monitoreo sistemático y reforzado de los gases de efecto invernadero es fundamental para comprender estas retroalimentaciones», concluyó la experta, señalando el camino para una respuesta científica urgente.
Fuente/Ambientum
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Desarrollo Sostenible
Hito ambiental para Chile: Publican la primera norma de calidad del aire para arsénico
La regulación establece una concentración máxima de arsénico de 23 nanogramos por metro cúbico como concentración anual. Esto beneficiará a las ciudades donde operan las fundiciones de cobre, ya que estas instalaciones -de acuerdo al inventario de emisiones de fuentes puntuales- representan el 99% de las emisiones de arsénico en el país.
El 10 de octubre el Ministerio del Medio Ambiente publicó la nueva norma primaria de calidad del aire para arsénico, que fijará un máximo de presencia de este elemento como concentración anual, beneficiando a varias ciudades del país. Este compuesto químico puede tener graves impactos en la salud y, hasta ahora, no estaba regulado en Chile.
La normativa establece un límite de concentración de arsénico en el aire de 23 nanogramos por metro cúbico (ng/m3), en línea con las recomendaciones de la agencia medioambiental de Estados Unidos (EPA), que es más exigente que la establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para calcular la superación de la norma se considerará un promedio de la concentración anual de tres años sucesivos. De todas maneras, si el valor promedio de un año supera el valor de 46 ng/m3, se entiende de inmediato por superada.
En caso de estar cerca de superar la norma o al constatar que fue sobrepasada, se debe declarar la zona como latente o saturada, con lo que se da inicio a la elaboración de un Plan de Prevención y/o Descontaminación Atmosférica específico para arsénico. Estos planes incluirían medidas para reducir la contaminación por arsénico, las que sumarían acciones que impactarían en las fundiciones como fuentes puntuales y otras fuentes presentes en la zona.
La ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, comentó que «la publicación de esta norma, la primera específica para el arsénico, protegerá la salud de las personas. La regulación permitirá el desarrollo de planes de prevención o descontaminación en los territorios donde se acerque o supere el umbral establecido. Los planes incluirán medidas concretas para reducir el arsénico presente en el aire”. Además, destacó que esta normativa responde a un proceso participativo con comunidades, el sector regulado y expertos, reforzando la transparencia y legitimidad del proceso regulatorio, en línea con los principios del Acuerdo de Escazú.
En Chile el 99% de las emisiones de arsénico generadas por fuentes puntuales corresponde a las fundiciones de cobre, por lo que la futura aplicación de la norma tendría impacto en las comunas en las que se ubican estas instalaciones. Con esta medida, el país avanza hacia una mayor protección de la salud pública y la justicia ambiental en territorios históricamente expuestos a este contaminante.
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Desarrollo Sostenible
¡15 humedales urbanos en la RM!: Ministerio del Medio Ambiente protege Estero del Arrayán y sus afluentes
Con el reconocimiento de este ecosistema acuático ubicado en la comuna de Lo Barnechea, la Región Metropolitana suma la mayor superficie protegida de esta categoría en el país llegando a las 6.000 hectáreas.
Tras su publicación en el Diario Oficial, Estero del Arrayán y sus afluentes se convirtió en el décimo quinto Humedal Urbano declarado en la Región Metropolitana, en el marco de la Ley 21.202.
Así lo dio a conocer este miércoles el subsecretario del Medio Ambiente, Maximiliano Proaño, quien valoró la protección de las 254 hectáreas de este ecosistema acuático ubicado en la comuna de Lo Barnechea. “Nuestro Gobierno sigue trabajando decididamente en resguardar nuestro patrimonio natural. Con este reconocimiento, la Región Metropolitana se convierte en la región de Chile con mayor superficie protegida-bajo esta categoría- en el país, sumando 6.000 hectáreas. Quiero destacar que este es un Humedal Urbano clave para la protección de nuestra biodiversidad al ser hogar de importantes especies como el puma (Puma concolor), el zorro culpeo (Lycalopex culpaeus) o el cóndor andino (Vultur gryphus)”, sostuvo la autoridad ambiental.
La seremi del Medio Ambiente de la Región Metropolitana, Sonia Reyes, en tanto valoró que “con la declaratoria del Estero del Arrayán, la Región Metropolitana suma a la fecha 15 Humedales Urbanos reconocidos, lo que nos llena de orgullo porque muestra lo mucho que hemos avanzado en la protección de estos valiosos ecosistemas. En esta tarea hemos estado acompañados por los municipios y la comunidad. Destacamos el trabajo y compromiso de la Municipalidad de Lo Barnechea, que nos permite brindar un nuevo espacio recreativo y de esparcimiento para las y los vecinos de la comuna y también de la región”.
En tanto, el alcalde de Lo Barnechea, Felipe Alessandri, expresó que “en la comuna hemos avanzado hacia un modelo de gestión que pone en el centro el cuidado de nuestro patrimonio natural hídrico y la gran biodiversidad que caracteriza a la comuna. Nuestro propósito es que los vecinos lo sientan parte de su vida en comunidad: que las familias los visiten, los valoren y se comprometan con su preservación. El desafío es que estos ecosistemas sigan siendo verdaderas aulas al aire libre para las próximas generaciones”.
Sobre Estero del Arrayán y sus afluentes
Con el reconocimiento de Estero del Arrayán y sus afluentes, Chile suma 136 humedales urbanos protegidos a nivel nacional; 15 de ellos en la Región Metropolitana; de los cuales 8 se ubican en Lo Barnechea.
Cabe precisar que este ecosistema acuático alberga también especies como el arrayán (Luma apiculata) y el espino (Vachellia caven). Además, contribuye al bienestar de la comunidad al proveer servicios ecosistémicos como agua potable a vecinos de la comuna, regulación del ciclo hidrológico; control de inundaciones y brindar un espacio para la educación formal y profesional que permita la recreación y esparcimiento de los habitantes de la Región Metropolitana.
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