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Nuestro Océano 2015: Manifiesto por la educación para la conservación del Mar Chileno

Desde hace ya una década, dirijo un proyecto de conservación de biodiversidad en Tierra del Fuego: El ParqueKarukinka. Un lugar donde la vida terrestre como la conocemos, casi toca a su fin, y se adentra en el frío océano sub-antártico para dar paso a la maravilla que es la vida marina, en uno de los océanos más diversos, hermosos y productivos del mundo: el mar Patagónico. Allí, en los confines de nuestro continente americano, se entrelazan de manera natural océanos Pacífico y Atlántico, un encuentro de dos mundos tan feroz como permanente.
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Tanto como que existe la ley de gravedad y que la tierra no es el centro del universo, la ciencia ha demostrado que humanos y naturaleza, gente y océanos, confluyen en un mismo sistema. Se manifieste a escala global, o a escala de un pequeño fiordo patagónico… la verdad última es que los humanos no pueden acceder ni mantener bienestar, si no son capaces de mantener ecosistemas sanos y pujantes. La degradación de los ecosistemas marinos por lo tanto, redunda directa y ampliamente en pobreza y miseria.
Dada la naturaleza histórica, compleja, de la vida que bulle en los mares, su protección precisa de un abordaje diverso e integrado, única forma de aspirar a éxito en esta tarea.
Un ejemplo de este océano austral es el Seno del Almirantazgo, un fiordo como tantos otros fiordos patagónicos, que es hábitat de biodiversidad singular y bella, de enorme valor ecológico, económico, cultural, e incluso espiritual. Un pequeño ejemplo que se repite a lo largo de las costas de Patagonia, haciendo de este océano, uno de los más misteriosos y valiosos del planeta, y efectivamente uno de los más demandados y menos protegidos.
Con el deseo de aportar al que constituye el mayor desafío que enfrenta hoy la humanidad: la pérdida de biodiversidad, incluyendo especialmente la marina, hemos promovido el uso del Seno de Almirantazgo como un gran laboratorio natural. Una enorme y verdeazulada placa de Petri que nos permita desarrollar y poner a prueba herramientas que nos ayuden a hacer avanzar las fronteras de lo que es posible, y nos permitan alcanzar la conservación de nuestro mar.
Gran parte de los “experimentos” que hemos desarrollado en estos alejados parajes han sido educativos. Porque aunque cueste creerlo, niños, jóvenes e incluso profesionales de Tierra del Fuego y del resto del país, no conocen la biodiversidad de su tierra. Y cuesta creer que rondan por sus cabezas tigres, leones, elefantes, jirafas, pinos o rosas, sin existir en sus mentes siquiera un atisbo de huemul, o un pingüino magallánico. A pesar de vivir en una de las zonas con menor huella humana, con acceso a las mayores extensiones de biodiversidad de Patagonia, especies como guanacos, zorros, albatros, quedan rezagados en la mente de nuestros australes compatriotas. Para qué decir de biodiversidad marina! Ella simplemente…muchas veces no existe. Y como consecuencia de esta ceguera, agoniza la posibilidad de su conservación.
Y es por ello que desde hace más de una década hemos desarrollado el que quizá es el programa de educación para la conservación más importante de Tierra del Fuego. Lo cual suena rimbombante, pero no lo es tanto, cuando se considera la escasa población humana que habita estos parajes. A los largo de los años hemos realizado numerosos esfuerzos para difundir el conocimiento y valoración de la biodiversidad patagónica, y promover su conservación.
Pero dado que la realidad es lo que consideramos verdadero. Y lo que consideramos verdadero es lo que creemos. Lo que creemos se basa en nuestras percepciones y lo que percibimos es aquello que estamos dispuestos a ver. Desde Patagonia, nos hemos esforzado por hacer de nuestro ejercicio educativo una alternativa para cultivar el ojo, para preguntarse por lo que no se ve. Y el océano está colmado de cosas invisibles. La educación que hacemos nos dispone a ver el mar como nunca antes hemos necesitado ni querido verlo.
No pensamos la educación en el sentido clásico de entrar en un aula, para intentar adoctrinar a niños y jóvenes en materias específicas, sino desde una mirada más esencial: ejecutándola educación como un arte para la transformación.
En este caminar educativo, hemos podido develar a la comunidad fueguina y de sus alrededores, muchas veces por primera vez, la existencia de biodiversidad nativa, endémica, valiosa y bella. Hemos delineado herramientas educativas que nos ayuden a romper con falsas creencias, superar cegueras culturales, empujándonos a visitar el mar, levantar sus rocas y escarbar su arena, curiosear con jaibillas y huiros, dejando que esta vida marina nos colonice de pies a cabeza. Una educación que nos permita reajustar nuestros hábitos mentales, y nos permita reconocer el azul del mar, su movimiento eterno, su bullada y compleja vida acuática.
Un auto desafío crítico ha sido la creación de material educativo local, con especies y ecosistemas locales…materiales todavía inexistentes en Chile. No quiero detenerme en el hecho que hemos ejecutado más de 17 proyectos de educación, canalizado fondos de todas partes del mundo para financiarlos, convocado y alineado a más de 30 socios locales, nacionales y globales en esta empresa, convocado a más de 40 escuelas y más de 7000 estudiantes de la región, quienes han participado de manera directa en nuestra actividades educativas.
No quiero detenerme tampoco en mencionar que este esfuerzo educativo no ha pretendido nunca estar confinado a las aulas, sino a tocar a la comunidad fueguina toda. Es así que en este proceso hemos trabajado con pescadores artesanales, con profesores de toda la región, guardaparques, incluyendo uno de los sitios más aislados nacionales, como es Puerto Edén, último refugio de la población Kaweshkar.
Hemos producido materiales con identidad local, en formatos variopintos incluyendo libros, videos, juegos, trivias, guías de campo, coloreables, los que hemos distribuido en números que sobrepasan los 30 mil ejemplares, haciendo esfuerzos por incluir a discapacitados, entre muchos otros. Hemos promovido y participado en decenas de ferias científicas escolares, creado clubes, cafés y chocolates científicos, niños y niñas ganadores! que desde este alejado confín de nuestro país, han logrado vencer en sus categorías a nivel local, regional e incluso nacional. Nuestro esfuerzo ha sido reconocido por nuestros queridos socios del Liceo Fueguino, y del Ministerio de Medio Ambiente, líder natural del tema de conservación en Chile.
…Nada malo para un pequeño programa, que crece a contratrapelo, capeando el viento patagónico y otros azotes no tan naturales. Como muchos de los programas de educación para la conservación del mar que flotan, a veces a la deriva, a lo largo de nuestra costa.
Las experiencias educativas marinas existentes en Chile son extraordinarias. Construidas a pulso, lejos de la urbe metropolitana, con recursos financieros menos que escuálidos. Muchas de ellas no sólo han sido capaces de mantenerse, sino de crecer en el tiempo. De ellas han surgido los clásicos productos tangibles: como libros, folletos, videos educativos, los cuales sirven de ladrillos que se utilizan una y otra vez para construir esta nueva cultura. Pero la mayor parte de este esfuerzo son productos tan valiosos como intangibles. Contingentes cada vez crecientes de personas con una nueva y común visión, dispuestas a trabajar para llevar este océano de hoy al próximo siglo. El dorado de nuestra América finalmente aflorando.
Sabemos que nuestro esfuerzo vale la pena, pues el mar de Patagonia es una porción valiosa del océano de nuestro planeta. En sus costas casi infinitas, alberga biodiversidad de singular valor ecológico, que ha moldeado culturas, a la vez que hoy sostiene diversas industrias de envergadura local y global.
Es en efecto la costa de Patagonia una muy buena metáfora del valor y los desafíos que enfrentamos día a día, aquellos que desde diferentes trincheras, intentamos educar sobre la importancia de nuestro océano, promoviendo su conocimiento y conservación. Estas costas son enormes. Vastas como todo el mar de personas que necesitamos impactar con nuestro mensaje de conocimiento y cambio cultural. Es un mensaje que nace una y mil veces, en cada recoveco de mar, en cada isla aislada. Pero también es un mensaje que el viento fresco tumba una y otra vez, y que corrientes y remolinos marinos alejan de las costas, impidiendo su buen arribo a puerto.
Ya lo vimos en el video: iniciativas como las impulsadas en Karukinka hay muchas en Chile. Todas diferentes. Todas similares. Programas de educación más o menos grandes, que permanecen más o menos en el tiempo. Esfuerzos locales por generar acciones de educación variadas, relacionadas con turismo, uso sustentable, oceanografía y tantos otros temas. Existen a lo largo de nuestras costas cual islas de este archipiélago.
Son escasas las oportunidades que existen para reunir cada uno de esos mundos, menos para trabajar cooperativamente en torno a una visión integrada de educación para la conservación, y menos aún para sostener un trabajo de largo aliento, que permita construir entre estas islas, puentes variados y efectivos. Parte de estos problemas ya han sido comentados por Pablo, Miriam y Alexa. Y lamentablemente reflejan la base de lo que quizá son los desafíos más grandes que tenemos para abordar el tema del cambio cultural para la conservación.
Por ello, en un automandato ineludible, ha sido la de reunir nuestra pequeña pero significativa experiencia de educación, a otras. Más o menos Pequeñas, mas o menos elocuentes. Y hemos junto a ellos intentado delinear una visión común, y forjar herramientas variadas. Y hemos constatado que la única forma de escalar estas pequeñas experiencias es reunir esos esfuerzos.
No cabe en este proceso nada más ni nada menos que un liderazgo inclusivo, que carente de ego, permita promover el bien común, el que llega irremediablemente cuando se conserva el océano todo.
Como todo cuando nace, cosas y procesos, se nace pequeño. Micro-cambios culturales hoy son empujados por iniciativas de educación a lo largo de Chile, Estos cambios culturales sin embargo, si son sostenidos por largo tiempo, pueden llegar a cristalizar en obras monumentales. Por lo que si aspiramos a responder a la velocidad requerida para revertir la pérdida del océano, es un deber de nuestra sociedad instalar activa y rápidamente todo un Sistema educativo para el cambio. Basado en experiencia acumulada, este sistema debe estimular la exploración activa del mar, la integración efectiva de ese conocimiento, y el deseo desenfrenado de cruzar la frontera de lo inalcanzable, para diseñar soluciones tangibles a los problemas de conservación del océano.
La responsabilidad para con nuestro océano, requiere no sucumbir ante soluciones simples y someras. Simplemente porque ni la biodiversidad marina, ni la educación que requerimos para su conservación son simples. Debemos aceptar que no existe una varita mágica capaz de resolver todo este azul problema. Aún con todas las áreas protegidas delineadas y creadas en un mapa, aún con todos los compromisos globales firmados en un acta, aún con todas las leyes que controlen el uso y mejoramiento del mar proclamadas, si esas declamaciones no se materializan e instalan en nuestra cultura, estos esfuerzos no serán más que gotas en un mar infinito.
Según ha indicado nuestro Canciller en más de una ocasión, el gran objetivo de esta Conferencia global es lograr que Estados y Organizaciones se comprometan con la conservación del océano.
Hemos traído acá, por el contrario, un compromiso ya adquirido hace tiempo. Demostrado en acciones concretas desplegadas a lo largo de Chile, implementando herramientas clave para gatillar el cambio cultural que nos permita avanzar en la conservación de este océano que hoy nos convoca.
También sabemos que este encuentro global es un acto político, y venimos acá con nuestro demostrado y viejo compromiso bajo el brazo, para justamente eso: clamar por un nuevo pacto con la educación para la conservación de nuestro mar. Levantamos hoy acá nuestra mano, junto a las manos de decenas de niños y profesores de todo Chile, pidiendo apoyo para construir sobre la visión y experiencia acumulada una educación para la conservación efectiva del mar, y catalizar con ello los procesos de cambio que tan urgentemente reclama nuestro océano.
Si nuestro océano pudiese tomarse las calles, enarbolar pancartas, votar en las próximas elecciones, su demanda educativa estaría a la cabeza de sus protestas. Y su exigencia realista y sin renuncia, sería la de fortalecer, promover, integrar y amplificar, las iniciativas de educación que huérfana pero poderosamente han nacido a lo largo de nuestro país.
El compromiso que necesitamos hoy día del mundo político global y especialmente local, reunido en esta vitrina que mira el futuro del océano de nuestro planeta, es el apoyo para poder fortalecer y extender estas experiencias educativas a escalas que sean proporcionales al tamaño de los desafíos con que nos baña nuestro mar.
Desde este foro fundamentalmente político, la educación para la conservación del mar envía un mensaje: consigna sin sustancia no salva océanos. No protege ni permite restaurar ecosistemas degradados. No restituye servicios ecosistémicos disturbados. Esa sustancia y contenidos son generados por hombres y mujeres de ciencia. Hombres y mujeres de conservación. Los que con esfuerzo, a lo largo de Chile han reunido estos mundos en una educación con misión: la de cambiar el rumbo de nuestro mar, aspirando con ello a llevarlo al siguiente siglo.
La realización humana llega a su cima cuando el individuo es capaz de desplegar su potencial al máximo. Un país que no conoce su océano, no puede ofrecer más que una vida colectiva truncada. Imposibilitada de desplegarse en todo su esplendor, ni mucho menos de producir todo el bienestar posible de ser alcanzado. Nuestro país debe iniciar un viaje de auto-descubrimiento, entrando en la porción más profunda de su alma, que es nuestro océano. Basado en nuestras experiencias, auguramos que este viaje no solo será uno de los más grandes, sino de los más fértiles para nuestra nación.
Los esfuerzos que hemos desplegado a lo largo de los años en estas iniciativas educativas han requerido coraje y creatividad. La proeza de develar el mar, el que naturalmente oculta sus maravillas bajo tules de variado azul, se duplica al considerar los prejuicios que derivan de la ignorancia sobre su operar, y sobre su rol en generar beneficios a la humanidad en el largo plazo. Y es exactamente ese el secreto de todo cambio cultural verdadero: la liberación de ataduras, la creación de la diáspora, y la remoción de los escombros que deja la ignorancia, ahuyentando pestes tan pestilentes como la desvaloración del mar.
Hoy invitamos a los líderes acá reunidos, a permitirse un lujo necesario, inspirado e inspirador: a permitir cambiar sus mentes. A dejar atrás ataduras culturales variadas, y abrazar la evidencia acumulada por años de experiencias educativas en torno al océano. A tomar estas nuevos y sabios lineamientos para cultivar la nueva y necesaria mirada. Y a dejarse guiar por las experiencias educativas ya florecidas, que cual estrellas de una nueva constelación, pueden servir de guía en la navegación hacia el porvenir.
Este no es un manifiesto vacío, sino que está sostenido en la experiencia acumulada por aquellos que estamos con las manos en la masa del cambio. Ustedes lo pueden constatar en este mismo Congreso, donde este mismo momento estamos desarrollando un campamento científico marino, con niños de todo Chile: desde cálido norte hasta la fresca Tierra del Fuego, cuya organización ha requerido la confluencia de grandes cantidades de voluntades, las cuales hemos sabido no sólo convocar, sino articular de manera cooperativa, sinérgica y finalmente hermosa, para poder demostrar con hechos, la proclama que hoy enviamos desde esta sala.
Venimos a decirles quiénes somos. Venimos a compartir nuestra experiencia. En retorno pedimos vuestro complementario y simétrico compromiso…
¡Y esperamos estén dispuestos a entregarlo!
*Presentado en el Panel Pensando nuestro Océano, en la cumbre Nuestro Océano, Valparaíso, Octubre, 2015.
Por Bárbara Saavedra, doctora en ecología y biología evolutiva, Directora para Chile de Wildlife Conservation Society. Actualmente, es VicePresidenta de la Sociedad de Ecología de Chile y coordina el Proyecto Karukinka, en Tierra del Fuego.
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Desarrollo Sostenible
Los microplásticos que no llegan al océano se acumulan en el suelo
Todavía recuerdo cuando iba a la playa, la arena era blanquecina y solo las partículas que procedían de rocas más calcáreas brillaban con la luz. Hoy, las playas se han convertido en un mosaico cromático, donde las partículas de plástico de distintos tonos resaltan sobre el color de la arena.
Pero el plástico que acaba en las playas procede de algún lado. Se ha estimado que aproximadamente el 80 % del que se encuentra en los océanos proviene de fuentes terrestres, y los ríos son su principal vía de transporte. Al final, la mayoría de los plásticos se producen, consumen y desechan en tierra firme.
De hecho, algunos modelos han determinado que, además de las emisiones anuales de plástico al océano, la mayor parte de los residuos plásticos (98,5 %) permanecen atrapados en entornos terrestres, donde se acumulan y contaminan progresivamente los ecosistemas continentales acuáticos.
Por tanto, las soluciones para abordar la contaminación global por plásticos residen en comprender mejor las fuentes y los procesos que conducen a la liberación y al transporte de plásticos en el medio ambiente terrestre.
¿De dónde viene el plástico que acaba en el océano?
Los plásticos alcanzan los ríos a través de múltiples vías. Algunas fuentes, como las actividades agrícolas y domésticas, aportan residuos al terreno que se mueven con el agua que circula procedente de las precipitaciones.
En entornos urbanos, los plásticos llegan a los sistemas fluviales principalmente por descargas de plantas de tratamiento de aguas residuales, por desbordamientos del sistema de drenaje durante episodios de lluvia intensa y el transporte por el viento.
Únase y apueste por información basada en la evidencia.
Entre las fuentes puntuales, las aguas residuales se han identificado como una de las principales, a pesar de la acción de las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR).
Las EDAR que disponen de un tratamiento primario –eliminación física de sólidos grandes y sedimentables– y secundario –eliminación de materia orgánica– son capaces de limpiar del agua el 75-95 % de los microplásticos identificados a la entrada. La mayor parte queda retenida en los lodos de depuradora, formados por una mezcla de agua y materia orgánica, principalmente.
Del agua al suelo
Los lodos de depuradora se reutilizan comúnmente como fertilizante en el suelo agrícola. Teniendo en cuenta que las aguas residuales contienen gran cantidad de microplásticos y que la mayor parte queda retenida en ese lodo que posteriormente se aplica al terreno, es probable que se introduzca un mayor volumen de microplásticos en el suelo que en el agua.
Concretamente, se estima que esta práctica conlleva un aporte anual total de entre 63 000 y 430 000 toneladas de microplásticos a los suelos agrícolas europeos.
Pero no solo los lodos de depuradora introducen estos contaminantes en el suelo. El compost, un abono procedente de la descomposición de materia orgánica, también es una fuente importante durante la fertilización del suelo.
Los plásticos empleados en agricultura
Además, el plástico es un material muy útil en el entorno agrícola, por lo que también hay una entrada directa a través de su fragmentación. Un ejemplo claro son los acolchados, que cubren el suelo con el fin de protegerlo de las condiciones atmosféricas, conservar la humedad, etc. Su utilización ha conllevado una mejora en la producción (minimizando la pérdida por evaporación del agua) y una reducción del uso de herbicidas químicos (evitando la entrada de luz y el crecimiento de especies competidoras).
Sin embargo, debido a la dificultad que entraña retirarlo, entre cultivo y cultivo en el suelo se acumulan restos del material empleado. De hecho, algunos estudios demuestran que aumenta el número de microplásticos en el suelo con las sucesivas aplicaciones.
El plástico también se utiliza en los invernaderos, en el material de tuberías, en los envases de productos químicos, en los fertilizantes encapsulados y en otras piezas de uso habitual. Se estima que cada año se emplean aproximadamente 15 600 000 toneladas de plásticos agrícolas en el suelo europeo.
Por último, hay que tener en cuenta también la entrada de microplásticos por deposición atmosférica en el terreno, sobre todo en el caso de suelos desnudos. La presencia de vegetación que intercepta esas partículas puede ser la razón por la que esta fuente no se ha identificado como la más dominante.
¿Cuántos microplásticos hay en el suelo?
A día de hoy, se estima que a nivel global la contaminación del suelo agrícola por plásticos oscila entre uno y 4,3 millones de toneladas para los aportes procedentes de aguas residuales y entre 5 y 2,3 millones de toneladas para los relacionados con el acolchado plástico. Esto supone la presencia de una media de 3,6 millones de toneladas.
Diversos aspectos ambientales condicionan la movilidad de los plásticos presentes en el suelo, como la cantidad e intensidad de las precipitaciones, la pendiente del terreno, el uso y propiedades del suelo y la distancia al cauce de los ríos. Esto dificulta que se haga una estimación precisa de la cantidad de microplasticos que llega al sistema fluvial y posteriormente al océano.
Sin embargo, recientemente se están llevando a cabo estudios que tratan de estimar cuál es el rol de los suelos en la movilidad de estas partículas. Los resultados parecen indicar que, una vez llegan al suelo, la mayor parte permanece. A esto se suma la baja capacidad de biodegradación de los polímeros más comunes y su entrada constante.
Lo anterior implica que los microplásticos se acumulen en el suelo año tras año aumentando su concentración, a pesar de que una pequeña parte se movilice. Esta es la principal razón por la cual se están desarrollando materiales alternativos al plástico que sean biodegradables y que reduzcan su presencia en suelos en el corto-medio plazo.
Las implicaciones
Uno de los principales problemas de que los microplásticos permanezcan en el suelo es su impacto ambiental. Se ha demostrado que la presencia de estas partículas en el suelo tiene efectos negativos en su estructura, cambia la actividad y funcionalidad de los microorganismos, tiene una influencia en los organismos del suelo y afecta al crecimiento y desarrollo de las plantas. Además, el consumo de alimentos cultivados eleva el grado de preocupación por sus efectos en la salud humana.
Y ya no es solo que los microplásticos puedan dañar nuestra salud y la de los ecosistemas. Cuanto más pequeñas son las partículas, mayor superficie tienen conjuntamente y, por tanto, mayor capacidad de atrapar contaminantes ambientales y de liberar aditivos.
Los aditivos del plástico son las moléculas que le confieren ciertas propiedades adecuadas para su uso. Cuando el plástico se convierte en desecho y está expuesto a condiciones ambientales, se fragmenta, y estos aditivos se liberan a través de su superficie.
Los aditivos del plástico engloban numerosas categorías de compuestos químicos, algunos de ellos identificados como potencialmente tóxicos, persistentes y móviles, que acentúan las consecuencias de su presencia masiva en los suelos.
A pesar de que hay avances en entender los potenciales efectos de los microplásticos, los aditivos y otros contaminantes para la salud humana, todavía existe un enorme vacío de información al respecto.
Fuente/The Conversation
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Desarrollo Sostenible
Fundación Rewilding Chile abre el primer Centro de Rescate y Rehabilitación exclusivo para huemules
Concebido como un verdadero “hospital de huemules” y diseñado con los más altos estándares internacionales, esta iniciativa es la primera de su tipo en una zona estratégica para este ciervo austral.
Se ubica en un predio aledaño al Parque Nacional Cerro Castillo, hogar de aproximadamente el 10% de los últimos huemules que sobreviven entre Chile y Argentina.
El centro viene a complementar todas las acciones que se realizan en el marco del Corredor del Huemul, iniciativa público-privada que busca restablecer los corredores biológicos para esta especie en peligro de extinción.
En el sector de Las Horquetas, junto al Parque Nacional Cerro Castillo, se inauguró el primer Centro de Rescate y Rehabilitación del Huemul, una iniciativa única en el país por su enfoque colaborativo y multisectorial. El centro está dedicado exclusivamente a la recuperación del ciervo más austral del mundo, especie en peligro de extinción de la que quedan apenas unos 1.500 individuos, distribuidos en poblaciones fragmentadas entre Chile y Argentina, lo que representa aproximadamente el 1% de su población original.
Este centro de rescate y rehabilitación forma parte del “Corredor del Huemul”, una estrategia de conservación a gran escala que busca conectar poblaciones y reforzar la recuperación de esta especie a lo largo de los Andes, y que Fundación Rewilding Chile junto al Ministerio de Agricultura, CONAF y el SAG impulsan desde 2023.
El recinto está emplazado en un predio donde por varias décadas y hasta el año 2019 se desarrolló la ganadería extensiva, y que luego fue adquirido por Rewilding Chile, para poder resguardar el hábitat del huemul, y brindar conectividad para los grupos de la especie. En un acotado sector de 4,9 hectáreas, este verdadero “hospital del huemules” cuenta con instalaciones para la mantención y manejo de este ciervo. Incluye un módulo con espacio para el equipo de guardafaunas y un área para intervenciones médico veterinarias. Además, cuenta con distintos recintos para el abordaje de las diferentes afecciones o patologías que podrían presentar los huemules.
Todo el perímetro de casi 1 kilómetro está protegido por un cerco electrificado en 2 niveles, uno en la parte baja y otro que alcanza los casi 5 metros de altura, diseñado para evitar el ingreso de predadores y garantizar un entorno seguro para los huemules que se encuentren en rehabilitación. El funcionamiento estará a cargo de personal técnico y profesional especializado de Fundación Rewilding Chile junto a asesores y colaboradores, asegurando así una gestión conjunta que combina experiencia técnica, conocimiento científico y resguardo de la fauna silvestre.
“Estamos contentos y orgullosos de inaugurar este centro, la primera infraestructura dedicada íntegramente a la salud del huemul y que viene a fortalecer y complementar las diferentes acciones colaborativas entre nuestra Fundación, el SAG y CONAF para la protección de esta especie y la consolidación del Corredor del Huemul. Además, se emplaza en un área clave, donde existen condiciones ideales para la recuperación de huemules”, explica Cristián Saucedo, director de Vida Silvestre de Rewilding Chile.
Los huemules en el Parque Nacional Cerro Castillo y en otras áreas donde aún se mantienen poblaciones, se ven frecuentemente afectados por cuatro amenazas principales: perros de libre deambular y asilvestrados que los persiguen y atacan, ganado doméstico que les transmite enfermedades, vehículos que los atropellan y especies invasoras (jabalí y ciervo rojo) que compiten por el mismo hábitat e incluso predan sobre él. Algunas de las afecciones y enfermedades provocadas por estas amenazas podrán ser atendidas hoy en este centro.
Región de Aysén y Parque Nacional Cerro Castillo, un área clave
El centro de rehabilitación emplazado en Las Horquetas en la región de Aysén surge como respuesta a una necesidad histórica: contar con un lugar especializado para recibir y tratar a huemules enfermos o heridos, brindándoles atención médico-veterinaria, tratamientos para avanzar en su rehabilitación y devolverlos a su hábitat natural. Incluso podrán ser derivados a este centro huemules que sean rescatados de otras regiones del país.
Está emplazado en un área donde por más de 100 años se desarrolló actividad ganadera, con el pastoreo de miles de cabezas de ganado ovino y bovino, sumado a la fragmentación del hábitat a través de la instalación de cercos y caminos, generaron una fuerte presión sobre la fauna silvestre, propiciando también la transmisión de agentes infecciosos desde el ganado al huemul, como el Corynebacterium pseudotuberculosis, agente causal de la Linfoadenitis Caseosa (LAC).
Trabajo colaborativo e interinstitucional
Esta iniciativa está emplazada en un lugar y región estratégica, la zona de Cerro Castillo en la región de Aysén. Es preciso señalar que el Parque Nacional Cerro Castillo alberga a casi el 10% de la población total de esta especie, un núcleo importante con un mínimo estimado de 118 huemules de distintas edades. Pero, a pesar de ser un punto clave para la conservación, los huemules de Cerro Castillo enfrentan graves amenazas, como atropellos en la Carretera Austral, que cruza 25 km. del parque nacional, pérdida de hábitat, ataques de perros, enfermedades como la LAC y la competencia y desplazamiento por animales exóticos como el ciervo rojo y el jabalí.
De hecho las estadísticas indican que más de la mitad de las atenciones que han recibido los huemules de este parque nacional, son atribuibles a las principales amenazas que enfrenta la especie.
De acuerdo a información compartida por el SAG al interior de la Comisión Intersectorial del Huemul referente a 143 capturas y/o atenciones realizadas a huemules entre los años 2011 y 2022, en un 52,5% de los casos se abordaron cuadros clínicos, ataques o mordeduras por perros, lesiones o la presentación de abscesos. Es interesante notar que el 44% del esfuerzo de capturas y atenciones estuvo orientado a generar información sanitaria y de línea base sobre la especie por parte del SAG.
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Desarrollo Sostenible
La escalada inédita del CO2 atmosférico: Alarma global antes de la COP30
El planeta ha cruzado un nuevo umbral climático, según revela el último Boletín de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El informe, publicado recientemente, subraya que la concentración media mundial de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera registró un aumento de 3,5 partes por millón (ppm) entre 2023 y 2024. Este incremento no es solo un dato más; se trata del mayor salto anual desde que comenzaron las mediciones modernas en 1957.
La OMM advierte con severidad las consecuencias de este récord, indicando que «las temperaturas del planeta proseguirán con su escalada durante más tiempo». Esta nueva edición del boletín tiene como objetivo principal proporcionar información científica irrefutable a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), que se celebrará el próximo noviembre en Belém, Brasil.
El organismo internacional explica que, históricamente, cerca de la mitad del volumen total de CO2 emitido anualmente es absorbido por los ecosistemas terrestres y los océanos. Sin embargo, esta capacidad natural de mitigación está comprometida. A medida que la temperatura global aumenta, la capacidad de los océanos para capturar el CO2 se reduce, dado que una mayor temperatura disminuye la solubilidad de este gas. A esto se suman otros factores que debilitan los sumideros terrestres, como la creciente frecuencia de sequías prolongadas. La OMM detalla que las tasas de incremento de CO2 se han triplicado desde la década de 1960, pasando de un ritmo de 0,8 ppm al año a 2,4 ppm anuales entre 2011 y 2020.
La Influencia del año más cálido
El récord de 2024 se explica por una confluencia de factores. La organización apunta a una combinación de cuantiosas emisiones derivadas de los incendios forestales y una menor absorción de CO2 por parte de la tierra y los océanos. Este dramático aumento coincidió, además, con el año más cálido jamás registrado en un contexto marcado por un intenso episodio del fenómeno de El Niño. Durante estos periodos, las concentraciones de CO2 tienden a dispararse debido a que los sumideros terrestres pierden eficiencia, exacerbado por la mayor sequedad de la vegetación y la proliferación de incendios.
La OMM insiste en que las repercusiones de las emisiones actuales de CO2 irán mucho más allá del clima que se experimenta hoy en el planeta. La prolongada persistencia de este gas en la atmósfera asegura que sus efectos se dejarán sentir durante siglos. Ko Barrett, secretaria general adjunta de la OMM, subrayó que el calor retenido por el CO2 y otros gases de efecto invernadero actúa como un «sobrealimentador» del clima, multiplicando la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos. «En consecuencia, reducir las emisiones es esencial, no solo para nuestro clima, sino también para la seguridad de las economías y el bienestar de las comunidades», urgió.
Metano y óxido nitroso: un desafío múltiple
El informe no se limita al dióxido de carbono. También destaca que la concentración media mundial de metano (CH4) en 2024 alcanzó las 1.942 ppm, lo que supone un alarmante aumento del 166% respecto al nivel preindustrial (anterior a 1750). En cuanto al óxido nitroso (N2O), su concentración llegó a 338 ppm el año pasado, un incremento del 25% respecto a los niveles preindustriales.
Oksana Tarasova, funcionaria científica principal de la OMM, transmitió su profunda inquietud ante el hecho de que los sumideros naturales de carbono, tanto terrestres como oceánicos, están mostrando una eficacia decreciente. Esta pérdida de capacidad de absorción implicará inevitablemente que una mayor cantidad de CO2 permanezca en la atmósfera, acelerando el calentamiento global. «El monitoreo sistemático y reforzado de los gases de efecto invernadero es fundamental para comprender estas retroalimentaciones», concluyó la experta, señalando el camino para una respuesta científica urgente.
Fuente/Ambientum
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Desarrollo Sostenible
Hito ambiental para Chile: Publican la primera norma de calidad del aire para arsénico
La regulación establece una concentración máxima de arsénico de 23 nanogramos por metro cúbico como concentración anual. Esto beneficiará a las ciudades donde operan las fundiciones de cobre, ya que estas instalaciones -de acuerdo al inventario de emisiones de fuentes puntuales- representan el 99% de las emisiones de arsénico en el país.
El 10 de octubre el Ministerio del Medio Ambiente publicó la nueva norma primaria de calidad del aire para arsénico, que fijará un máximo de presencia de este elemento como concentración anual, beneficiando a varias ciudades del país. Este compuesto químico puede tener graves impactos en la salud y, hasta ahora, no estaba regulado en Chile.
La normativa establece un límite de concentración de arsénico en el aire de 23 nanogramos por metro cúbico (ng/m3), en línea con las recomendaciones de la agencia medioambiental de Estados Unidos (EPA), que es más exigente que la establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para calcular la superación de la norma se considerará un promedio de la concentración anual de tres años sucesivos. De todas maneras, si el valor promedio de un año supera el valor de 46 ng/m3, se entiende de inmediato por superada.
En caso de estar cerca de superar la norma o al constatar que fue sobrepasada, se debe declarar la zona como latente o saturada, con lo que se da inicio a la elaboración de un Plan de Prevención y/o Descontaminación Atmosférica específico para arsénico. Estos planes incluirían medidas para reducir la contaminación por arsénico, las que sumarían acciones que impactarían en las fundiciones como fuentes puntuales y otras fuentes presentes en la zona.
La ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, comentó que «la publicación de esta norma, la primera específica para el arsénico, protegerá la salud de las personas. La regulación permitirá el desarrollo de planes de prevención o descontaminación en los territorios donde se acerque o supere el umbral establecido. Los planes incluirán medidas concretas para reducir el arsénico presente en el aire”. Además, destacó que esta normativa responde a un proceso participativo con comunidades, el sector regulado y expertos, reforzando la transparencia y legitimidad del proceso regulatorio, en línea con los principios del Acuerdo de Escazú.
En Chile el 99% de las emisiones de arsénico generadas por fuentes puntuales corresponde a las fundiciones de cobre, por lo que la futura aplicación de la norma tendría impacto en las comunas en las que se ubican estas instalaciones. Con esta medida, el país avanza hacia una mayor protección de la salud pública y la justicia ambiental en territorios históricamente expuestos a este contaminante.
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Desarrollo Sostenible
¡15 humedales urbanos en la RM!: Ministerio del Medio Ambiente protege Estero del Arrayán y sus afluentes
Con el reconocimiento de este ecosistema acuático ubicado en la comuna de Lo Barnechea, la Región Metropolitana suma la mayor superficie protegida de esta categoría en el país llegando a las 6.000 hectáreas.
Tras su publicación en el Diario Oficial, Estero del Arrayán y sus afluentes se convirtió en el décimo quinto Humedal Urbano declarado en la Región Metropolitana, en el marco de la Ley 21.202.
Así lo dio a conocer este miércoles el subsecretario del Medio Ambiente, Maximiliano Proaño, quien valoró la protección de las 254 hectáreas de este ecosistema acuático ubicado en la comuna de Lo Barnechea. “Nuestro Gobierno sigue trabajando decididamente en resguardar nuestro patrimonio natural. Con este reconocimiento, la Región Metropolitana se convierte en la región de Chile con mayor superficie protegida-bajo esta categoría- en el país, sumando 6.000 hectáreas. Quiero destacar que este es un Humedal Urbano clave para la protección de nuestra biodiversidad al ser hogar de importantes especies como el puma (Puma concolor), el zorro culpeo (Lycalopex culpaeus) o el cóndor andino (Vultur gryphus)”, sostuvo la autoridad ambiental.
La seremi del Medio Ambiente de la Región Metropolitana, Sonia Reyes, en tanto valoró que “con la declaratoria del Estero del Arrayán, la Región Metropolitana suma a la fecha 15 Humedales Urbanos reconocidos, lo que nos llena de orgullo porque muestra lo mucho que hemos avanzado en la protección de estos valiosos ecosistemas. En esta tarea hemos estado acompañados por los municipios y la comunidad. Destacamos el trabajo y compromiso de la Municipalidad de Lo Barnechea, que nos permite brindar un nuevo espacio recreativo y de esparcimiento para las y los vecinos de la comuna y también de la región”.
En tanto, el alcalde de Lo Barnechea, Felipe Alessandri, expresó que “en la comuna hemos avanzado hacia un modelo de gestión que pone en el centro el cuidado de nuestro patrimonio natural hídrico y la gran biodiversidad que caracteriza a la comuna. Nuestro propósito es que los vecinos lo sientan parte de su vida en comunidad: que las familias los visiten, los valoren y se comprometan con su preservación. El desafío es que estos ecosistemas sigan siendo verdaderas aulas al aire libre para las próximas generaciones”.
Sobre Estero del Arrayán y sus afluentes
Con el reconocimiento de Estero del Arrayán y sus afluentes, Chile suma 136 humedales urbanos protegidos a nivel nacional; 15 de ellos en la Región Metropolitana; de los cuales 8 se ubican en Lo Barnechea.
Cabe precisar que este ecosistema acuático alberga también especies como el arrayán (Luma apiculata) y el espino (Vachellia caven). Además, contribuye al bienestar de la comunidad al proveer servicios ecosistémicos como agua potable a vecinos de la comuna, regulación del ciclo hidrológico; control de inundaciones y brindar un espacio para la educación formal y profesional que permita la recreación y esparcimiento de los habitantes de la Región Metropolitana.
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